Construyendo memoria   Antonia Ávalos 21/09/2022 26:02

Es una mujer que habla suave con una voz cálida que a veces parece que estuviera susurrando. Es mejicana y llegó a España hace ya unos 16 años con su hija escapando de la violencia de género. En su país denunció e intentó rehacer su vida en diferentes ciudades pero el peligro les seguía acechando y Antonia decidió inscribirse en la universidad en Sevilla para poder viajar con papeles con su hija. En México era una profesora de universidad crítica combativa con la justicia social, algo que ha retomado en este país. Pero no ha sido nada fácil. Durmió en casas ocupadas con su hija, limpió casas y cuidó a personas mayores para poder sacar adelante a su pequeña. Se sentía sola. No contaba con ninguna mano amiga al principio hasta que junto con otras mujeres víctimas también de violencia de género hicieron piña y se ayudaban las unas a las otras. De ahí surgió una unión que , con muchas mujeres, se ha mantenido. Antonia decidió organizarse con ellas para dar apoyo amor a otras mujeres con niños como ellas. Montaron un comedor social para poder comer y allí se reúnen todavía. Ahora ya comparten almuerzo con las personas del barrio que también necesitan ir para comer un plato caliente. Ellas con Antonia al frente son mujeres que lideran este proyecto en el barrio ,  abierto a todos, hombres incluidos. Con ellos hacen talleres sobre nuevas masculinidades y aprenden a tratar con respeto a las mujeres desde ‘el compartir junto a los fogones’, comenta Antonia.

Son mujeres supervivientes, una referencia en el barrio. Llevan comida a los hogares de personas mayores que no pueden ir a comprar gracias al banco de alimentos y cuentan con apoyo a nivel europeo, pero, no de Sevilla ni de la Junta de Andalucía que, ahora, no les avala proyectos que anteriormente ya funcionaron con subvenciones. Sin embargo, desde el Instituto de la Mujer sí que les derivan a mujeres para que hagan el acompañamiento y las cuiden. Una contradicción en sí misma porque esta asociación de Mujeres Supervivientes no tiene financiación para ello, más allá de los recursos propios, donativos y alguna ayuda europea.

Antonia se queja de esta doble vara de medir que sufren pero todas estas mujeres se mantienen firmes y siguen ayudando a mujeres como ellas con el apoyo de una red importante de solidaridad en el barrio. Les preocupa la situación tan precaria en la que viven con miedo a no poder pagar la luz o el alquiler porque incluso siendo Antonia una mujer con el doctorado terminado el hecho de ser inmigrante, se queja, le discrimina para poder trabajar en la universidad.

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