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Trabajar a pleno sol, un riesgo que ya no es exclusivo del verano: "Los días de mucho calor es inhumano"

  • El atípico episodio de calor primaveral pone en riesgo a los más vulnerables, como empleados al aire libre
  • Albañiles, jardineros, agricultores o barrenderos son algunas de las profesiones que están más expuestas

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Las temperaturas extremas aumentan el riesgo laboral

Una masa de aire procedente del norte de África ha disparado los termómetros hasta 15 grados por encima de lo normal en el último tramo del mes de abril, marcando unos valores excepcionalmente altos para esta época del año. Algunos puntos del sur de la Península Ibérica han rondado los 40 grados centígrados, lo que constituye un nuevo episodio de calor extremo que pone un riesgo a las personas más vulnerables, como niños, ancianos o pacientes con patologías crónicas. También, a aquellos trabajadores que desempeñan su labor al aire libre, cuya jornada laboral puede coincidir con las horas de mayor bochorno.

Albañiles, jardineros, agricultores, barrenderos, repartidores... Son algunas de estas profesiones que se ven expuestas a la insolación y al calor, lo que obliga a tomar medidas de protección especiales para aquellos que las desempeñan. El calor extremo puede causar efectos de distinta gravedad, desde erupciones en la piel a calambres, deshidratación o, en el peor de los casos, golpes de calor, que son potencialmente mortales ya que la temperatura corporal supera el nivel crítico de 40 grados centígrados.

El nuevo episodio de calor, especialmente preocupante no tanto por su intensidad como por el hecho de que se produzca en plena primavera, se suma al mes de abril más seco en más de medio siglo, lo que supone una nueva vuelta de tuerca dentro de los episodios de altas temperaturas que se han disparado. Los días de verano en las principales ciudades españolas han pasado de 90 a 145 en los últimos 50 años, según un estudio de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), que constata que las olas de calor diurnas se han multiplicado casi por siete. Solo el año pasado, España registró 42 días en olas de calor, superando holgadamente a los anteriores récords: el de 2015, con 29 días, y el de 2017 con 25.

En este escenario de altas temperaturas cada vez más frecuentes, organizaciones sindicales como Comisiones Obreras (CCOO) han reclamado medidas preventivas urgentes para proteger a los trabajadores, y evitar accidentes como los del año pasado, cuando se produjeron varios fallecimientos por golpes de calor. La secretaria general de este sindicato en Madrid, Paloma López, ha afirmado que "es imprescindible" que empresas y administraciones tengan conciencia de la "situación grave" y adopten las medidas preventivas necesarias, y que cumplan la normativa en materia de salud y prevención de riesgos ante el calor. "No se puede ir a morir al trabajo", ha defendido.

Buscar la sombra, como norma general

Las 'profesiones al sol' reclaman una mayor protección, aunque los especialistas recuerdan que estas precauciones deben empezar por los propios trabajadores, especialmente entre 11:00 y 18:00, que es el tramo horario en el que se produce un mayor incremento de la temperatura. "Lo primero es usar una ropa adecuada, holgada. Lo segundo es protegerse la cabeza, con una gorra o algún elemento similar, y llevar consigo agua, para poder tomar sorbos de agua, hidratarse y, si es necesario, rociarse un poco de agua en la nuca, en las axilas, en los sitios más expuestos…", indica a RTVE.es Carlos Polo, médico jefe del SUMMA 112, quien, como norma general, recomienda "ponerse a la sombra cada vez que se pueda".

Otro aspecto que destaca este experto es el de mantenerse convenientemente hidratado, aunque aclara que, en caso de comenzar a sentir los síntomas de un golpe de calor, como cansancio, mareo, calambres o náuseas, "no hay que beberse de golpe mucha cantidad de líquido, sino tomarlo en forma de sorbos", ya que "si ingieres grandes cantidades, lo que vas a provocar es vómito".

"Si te sientes mal, en ese momento deberías ponerte en un lugar fresco, aflojarte la ropa, ponerte paños fríos para intentar bajar la temperatura corporal y avisar al servicio de urgencia médica", manifiesta Polo, un consejo extensible a cualquier persona que pueda estar sufriendo un golpe de calor.

Sentido común, siempre que sea posible

A la hora de evitar riesgos, el sentido común puede ser el mejor aliado, siempre que sea posible aplicarlo. "Cuando hace mucho calor, intento buscar la sombra. Los lugares más soleados los hago a primera hora de la mañana, y dejo las partes con sombra para las horas de más calor", expresa a RTVE.es Aarón, un jardinero que desempeña su trabajo en parques. Para mantenerse hidratado y poder combatir el exceso de temperatura corporal, este joven tiene un truco infalible: "Siempre me traigo una botella de agua que he dejado en el congelador toda la noche, y según se descongela voy bebiendo".

Francisco, que se dedica al mantenimiento de parques históricos, emplea la misma estrategia que Aarón. "Como siempre tenemos varias tareas, intentamos hacer por la mañana temprano las que sean al sol", declara a RTVE.es. "Los propios encargados son los que nos dicen que vayamos buscando la sombra, y que bebamos agua continuamente. También, que si tenemos que parar 15 minutos, paremos", prosigue, y explica que la situación cambió "sobre todo a raíz de las muertes que se produjeron el año pasado". "Incluso nos dieron una gorra, que antes ni teníamos", expone.

"El año pasado, como murió un compañero, se cambiaron todos los turnos para evitar las peores horas", asegura en este sentido a RTVE.es Mari Cruz, que trabaja como barrendera en las calles de Madrid. Durante los tramos del día en los que el calor aprieta más, ella "se busca un poco las mañas", centrándose en zonas con sombra y "manteniéndose siempre muy hidratada", no solo bebiendo agua, sino "refrescándose constantemente la cabeza y el cuello".

Aunque esta empleada municipal denuncia que, durante los días de calor asfixiante, sus uniformes laborales se convierten en un problema añadido. "Hay otra cosa que es negativa, y es el tejido de nuestra ropa. Es un poliéster muy plástico que nos genera un sudor extra bastante agobiante. De hecho, solemos llevar camisetas interiores de algodón para que no esté en contacto con la piel y transpire un poco mejor", manifiesta.

Belén, que trabaja como repartidora de una empresa de mensajería, echa en falta dos elementos para hacer frente al calor: fuentes y árboles. "Llevo más de 30 años trabajando en este barrio de Madrid y cada vez hay menos fuentes. Antes también había más árboles, pero han quitado muchos", declara a RTVE.es, y cuenta cómo, tras el paso de la tormenta de nieve Filomena, en enero de 2021, "se cargaron un montón de árboles, que los talaron, y no los han vuelto a plantar". "Hay muy poca sombra", se lamenta.

"Los días de mucho calor es inhumano, se trabaja muy mal. Yo nunca había puesto el aire acondicionado en la furgoneta, pero desde tres o cuatro años lo tengo que poner del calor que hace", cuenta.

La construcción es otro de los sectores más expuestos a las inclemencias climáticas, aunque aquí también se está avanzando a la hora de proteger a los trabajadores no solo de golpes de calor, sino también de los efectos nocivos del exceso de radiación solar en la piel. Para ello, muchas veces no hace falta adoptar medidas complicadas. "En las obras ahora han puesto mucho lo de las cremas solares. Igual que el jabón líquido, hay un dispensador con crema solar para que tú te la puedas echar", explica a RTVE.es William, un trabajador de la construcción especializado en estructuras metálicas.

Para evitar golpes de calor, como cuenta, ellos también recurren a la fórmula ya conocida en otras 'profesiones al sol': "Intentamos no quedarnos mucho tiempo expuestos. El día que nos toca fuera, vamos más rápido por la mañana para evitar luego las peores horas".