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Arte + tecnología, la explosión de la cultura inmersiva

  • Se multiplican las "experiencias sensoriales" en toda España, una tendencia que reina en Europa
  • Klimt y Van Gogh son algunos de los autores más demandados que se muestran vía digital

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Proyecciones en el Madrid Artes Digitales (MAD)
Proyecciones en el Madrid Artes Digitales (MAD)

Andy Warhol afirmaba que “el arte es lo que puede salirse con la suya”. Como ejemplo basta echar un vistazo a la oferta cultural en Madrid para confirmar el auge de las exposiciones inmersivas: Velázquez, la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, Frida Kahlo, por duplicado, y hasta la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano coinciden en el tiempo como propuestas que suman arte más tecnología avanzada. Y la foto fija se extiende al resto de España.

Estas “experiencias sensoriales” recurren a técnicas como la realidad aumentada, la holografía o el video mapping para literalmente “envolver” a un público masivo en su confrontación con las “obras”.

Por lo general, son visitas en 360 grados que combinan espectáculo audiovisual, concierto, cine y muestra al uso. Se han multiplicado en la pandemia con los museos a medio gas pero también explotando en el mundo virtual.

'Vida y obra' de Frida Khalo en Madrid

En Europa la tendencia inmersiva se abre paso desde hace años y el referente es el Atelier de Lumiéres de París, una fundición del siglo XIX reconvertida en espacio de arte digital con un catálogo estable de pintores, desde Klimt a Van Gogh, Monet, Renoir o Chagall.

La antigua fábrica gestionada por el gigante cultural francés Culturespaces acoge exposiciones desde 2018 en un imponente entorno industrial. El pasado año recibió un millón de visitantes. El invento se ha replicado en otros lugares del mundo como Burdeos (en una base de submarinos de la IIGM, para más señas), Dubai o Nueva York.

De Van Gogh a Goya

En nuestro país, uno de los numerosos ejemplos del enganche es #InGoya. Una de las primeras muestras inmersivas creada por completo por una empresa española y enfocada en el genio de Fuendetodos “por su calidad, tradición y modernidad”, frente al reinado perenne de los impresionistas.

Tras una investigación de varios años con expertos en historia del arte, se aproximaron a Goya de forma “muy respetuosa”. El resultado suma casi 200 “pinturas” en una selección itinerante que ya se ha mostrado con éxito en Granada y Madrid. Viajará próximamente a Valencia antes de saltar a Europa.

“Te muestra el cuadro con un nivel de detalle y con una transgresión de escala tremenda. Puedes ver, por ejemplo, La pradera de San Isidro, que es una tabla que tiene 90 x 40 cms en el Museo del Prado y la contemplas en una pared de 20 metros”, explica Alfonso Mardones, productor de #InGoya.

“Hemos escaneado en alta resolución obras de El Prado, de colecciones privadas y de 20 museos diferentes. Si se quisiera hacer una exposición así con obra física, sería costosísima y llevaría muchísimo tiempo trasladar las pinturas a un sitio concreto”, añade sobre las entrañas de esta orquesta pautada por la inteligencia informática.

#InGoya reúne casi 200 "pinturas" a gran escala

La música es otra de las patas en las que se asienta este “arte”. En la muestra Vida y obra de Frida Kahlo, el compositor nominado a un goya Arturo Cardellús ha creado la banda sonora. En el caso de #InGoya partituras de contemporáneos como Falla, Albéniz o Beethoven crean ambiente.

“En muchísimas sesiones, el público aplaudía e incluso querían repetir. Es una experiencia emocionante”, ahonda Mardones sobre esta vía “diferente” de acercarse a la historia.

La convivencia está abierta entre la visita tradicional a un museo, en un contacto directo con la obra, frente al bombardeo de estímulos tecnológicos similares a un videojuego, aunque centros de arte de EE.UU. ya se están planteando crear espacios mixtos en sus salas, confirma el productor de #InGoya.

Experiencias sensoriales en arte y ciencia

La moda parece haber aterrizado para quedarse. Este mes de marzo abre en la nave 16 del centro municipal Matadero, Madrid Artes Digitales (MAD), el primer espacio estable de exposiciones inmersivas en la capital.

Un campo de pruebas pionero con cifras mareantes: más de 900 metros cuadrados consagrados a realidad virtual y experimentación en I+D.

En ningún caso puede sustituir la maravilla de contemplar un cuadro en El Prado

Sigue la estela del Atelier de Lumiéres o del antiguo Cine Ideal del barrio barcelonés de Poblenou, que data de 1917, y se ha transformado en incubadora de cultura tecnológica. La idea base es situar la “inmersión” en lugares carismáticos de las ciudades.

En Matadero arrancan con un clásico: una exploración sobre vida, obra y contexto histórico de Klimt, que junto con Van Gogh es uno de los pintores fetiche de este tipo de experiencia por sus posibilidades visuales (como ejemplo del fervor, este mes coinciden recorriendo EE.UU. cinco exposiciones del autor de Los girasoles)

“En el caso de Klimt es un viaje en el tiempo al modernismo, ves elementos museísticos de aquella época, desde cómo cambia la vestimenta o la sociedad civil con la liberación de la mujer”, señala Marcos Cámara, experto en artes escénicas y consejero delegado de SOM Produce una de las empresas que participa en la gestión del espacio.

“Hay una zona que se llama 'las estaciones de realidad virtual' que es el espacio más grande de esta índole de Europa. Son 60 y funcionan cada una de manera independiente. Cada espectador se sienta con gafas de realidad virtual y navega dentro de las pinturas de Klimt que se van descomponiendo a través de diferentes capas”, apunta.

Desde el MAV afirman que crearán 10 proyectos con personalidad propia que empujan las fronteras del arte, la historia, la ciencia o la arqueología.

Imagen de un concierto inmersivo MAD

“Esto es totalmente complementario. En ningún caso puede sustituir lo que es la maravilla de contemplar un cuadro en El Prado porque es una experiencia que quién no la ha tenido no sabe lo que se ha perdido en su vida, pero esto es una visita para disfrutar en familia y para que las personas que no están acostumbradas a acercarse a un museo empiecen a mirar el arte total desde otra perspectiva y le pierdan ese miedo”, argumenta Cámara.

“Ayuda a una parte de la sociedad que está buscando algo más visual, en un mundo mucho más tecnológico. Esto les aproxima en cierta medida también a ese contenido, con lo que suma una pieza más para que la gente esté más cercana a la cultura”, anticipa sobre la revolución digital de las exposiciones. Un destello que posiblemente Warhol como apóstol del pop art y de la cultura de masas habría celebrado.