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Por qué España es el país de la OCDE con más repetidores en secundaria

  • El 8,7% de los estudiantes españoles de la primera etapa de secundaria son repetidores, mientras que la media es del 1,9%
  • Cuatro expertos en educación explican qué factores incrementan esa tasa y valoran lo que supone repetir para un alumno

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Varios estudiantes de secundaria en un aula de un centro de la Comunidad de Madrid. 
Varios estudiantes de secundaria asisten a clase en un instituto de la Comunidad de Madrid, en junio de 2020.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) volvió a señalar a España la semana pasada por su elevada tasa de repetición escolar, lo que, a priori, se traduce como un nuevo revés para el sistema educativo de un país que tampoco saca buena nota en las cifras relativas al fracaso escolar. Una vez conocidos los datos, falta llegar hasta la raíz de los mismos y conocer si esa cifras son tan relevantes como parece.

En caso de que lo sean, ¿habría que atribuirlas a un mayor número de estudiantes españoles con carencias en el aprendizaje, a un fallo del modelo de enseñanza o a un sistema que fomenta las repeticiones?

La mayoría de expertos consultados por RTVE.es ve muy preocupantes las estadísticas y considera que éstas deben relacionarse principalmente con una "cultura de la repetición" tan extendida como mal enfocada. En su análisis recuerdan, en primer lugar, que la advertencia de la OCDE no es para nada novedosa.

“Llevamos decenios siendo uno de los países con mayor nivel de repetición y con una persistencia tremenda. Ese dato se conoce todos los años, con PISA y sin PISA. Lo chocante, si acaso, es que otros países han ido rectificando su política —Francia ha corregido eso mucho, Portugal también— y sin embargo España persiste. De hecho, aquí todavía tenemos esos debates sobre si los alumnos deben pasar con tres, con dos, con cuatro o con una de curso”, señala Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y autor de numerosos libros y publicaciones sobre educación.

Respecto a las últimas cifras conocidas, este experto las define como "disparatadas". La tasa de repetición de los alumnos españoles en la ESO llega incluso a cuadruplicar la media de la OCDE: El 8,7% de los estudiantes de la primera etapa y el 7,9% de la segunda no pasaron de curso en 2019, cuando las medias en la organización eran del 1.9 y el 3%.

¿Qué refleja esta tasa tan elevada?

Elena Martín Ortega, catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad Autónoma de Madrid​, descarta que los niños y adolescentes españoles tengan más dificultades que los del resto de Europa a la hora de adquirir las competencias. De hecho, los últimos informes de PISA revelan que España no está tan alejada de la media de la OCDE en los resultados globales, lo que hace pensar que, con niveles similares de competencias, en este país se repite en mayor medida.

En línea con esta apreciación, el secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, señaló el pasado mes de julio que, a pesar de que el porcentaje de repetidores es "mucho más alto" en nuestro país, los alumnos españoles tienen unos niveles de rendimiento bajo similares a la media de la Unión Europea y afirmó: "Hay alumnos que en otro sistema educativo no estarían repitiendo y en España sí".

"Estos datos tan negativos para España tienen, al menos, una doble causa, y una de ellas tiene que ver con que aquí existe una cultura por la que se considera que no repetir está asociado a que lo haces todo demasiado fácil, en el sentido de que rebajas el nivel. Si no sabe algo, ¿cómo no va a repetir?", explica Martín Ortega.

Ella coincide con Fernández Enguita en que esa "mentalidad" sobre la repetición tan "arraigada" es el factor estructural que hay detrás de la tasa de repetición, aunque también considera que existe un hecho "coyuntural" que ha podido incidir en el aumento numérico: "Este problema se acrecentó cuando la LOMCE permitió tomar la decisión de si un alumno promocionaba o no curso por curso. Antes, con la LOE, se hacía por ciclos, pero con la LOMCE se podía repetir en los seis años de la primaria y en los cuatro de la Secundaria. Aumentaron muchísimo las repeticiones".

Pilu Dopico —maestra, formadora de formadores y CEO de El pupitre de Pilu— también que las cifras son "preocupantes" porque indican que se ha empeorado: "Cuando yo estudiaba lo raro era repetir y ahora esto es algo habitual. Creo que estamos en la era de la ‘diagnostiquitis’ y también en un momento en el que se les dice a los niños que todo vale y que se puede conseguir sin esfuerzo. (...) pero por supuesto que también se está abusando de la repetición. Familias y docentes hablan de repetir de una manera muy gratuita sin pensar en lo que supone", señala.

Familias y docentes hablan de repetir de una manera muy gratuita sin pensar en lo que supone

Esta misma docente considera que también habría que relacionar los porcentajes con otros fallos del sistema de enseñanza. En este sentido, incide en que para muchos alumnos el cambio de primaria a secundaria resulta muy brusco, lo que tiene que ver, en parte, con que la ESO adelantara la entrada de alumnos a los institutos.

"Se nota mucho que los niños ya pasan al instituto a los 12 años, que es una edad muy temprana, desde mi punto de vista. Son muy niños para estar en un instituto con profesores de secundaria, que no son maestros. Muchos de esos profesores son periodistas o economistas para los que la salida profesional ha sido sacarse unas oposiciones, pero que igual tienen la vocación en la punta del pie. Hay que ver cómo está el sistema educativo (...) A partir de ahí, si ya de por sí la metodología en primaria hay que cambiarla, en secundaria todavía más",

Otro problema del sistema, en palabras de Martín Ortega, es que no se atiende a la diversidad: "Se considera que hay un alumno medio del curso que corresponda, pero la realidad es que todos somos diversos y esto no quiere decir que tengamos una necesidad especifica. Un ejemplo: 'si tienes tres hijos y haces lo mismo con los tres, con alguno te estrellas seguro, porque los tres no son iguales'. Esto lo entendemos en las familias y parece que la escuela se niega a aceptarlo. Los seres humanos no somos todos iguales", afirma la profesora. A su juicio, "nunca un fracaso ni un exito escolar se puede atribuir exclusivanete al alumno" porque los procesos son bidireccionales, de enseñanza y de aprendizaje.

Nunca un fracaso ni un exito escolar se puede atribuir exclusivamente al alumno

El análisis de Julio Carabaña, catedrático de Sociología en la UCM y exdirector del Centro Nacional de Investigación y Documentación Educativa, es el que más choca con el que hacen los otros tres profesionales consultados. Él considera que son dos las razones principales que están detrás de esa tasa de repetición. Por un lado, dice, en España, a diferencia de lo que ocurre en otros países, la enseñanza está organizada "de cara a la titulación", lo que requiere que se sigan fielmente unos programas para obtenerla; por otro, los alumnos españoles empiezan la primaria con seis años, mientras que en otros estados europeos la edad de inicio se decide "dependiendo del nivel de madurez del alumno", lo que hace que en las siguientes etapas tengan menos repeticiones, "porque ya repitieron el curso cero, es decir, el último curso de infantil".

"Desde mi punto de vista, (la elevada tasa de repetición) significa solo eso, que aquí la enseñanza la organizamos de tal modo que los profesores hacen repetir a alumnos y en otros lugares la enseñanza está organizada de otra manera. Es solo un dato estadistico sin valor pedagógico", sostiene Carabaña, quien incluso define como "falacias" la advertencias de la OCDE respecto a estas cifras.

"PISA tiene un gran problema, los países se gastan un montón de dinero en hacer los estudios y la utilidad de los estudios es enorme desde el punto de vista académico. Es decir, para los analistas es maravilloso completamente, pero para las políticas no, porque prácticamete no se desprende ninguna norma, regla, lección o enseñanza de estos datos. Eso los coloca en una situación difícil y hace que se recurra a cosas obvias y en este caso, en el de la repetición, perfectamente falsas, como decir que los repetidores rinden mal porque son repetidores, en lugar de decir que son repetidores porque rinden mal", argumenta Carabaña.

¿Resultan beneficiosas para los alumnos las repeticiones?

Este catedrático considera que la repetición "puede ser beneficiosa" para alumnos que no hayan adquirido todas las competencias ligadas a su etapa educativa y confía en que los profesores estén decidiendo con acierto lo que consideran mejor para el alumno.

"Nadie puede demostrar que seria mejor que no repitieran y nadie ha demostrado que los países donde no se repite tengan mejor resultado. Si la repetición fuera mala, los países donde no se repite tendrían mejores resultados, pero no los tienen (...) En ocasiones los refuerzos no pueden ser tan poderosos como repetir el curso, que sí es un gran refuerzo. También tiene una gran ventaja para la organización de la docencia porque dar clase a un grupo homogéneo es más fácil y eficaz que dar clase a grupos heterogéneos", sostiene Carabaña, que admite, no obstante, que esta medida tiene algunos perjuicios para el alumno, como el que puede suponer separarlo de sus compañeros.

Su visión es muy distinta a la que tienen Fernández Enguita, Martín Ortega y Dopico, quienes creen que repetir debe ser una opción absolutamente "excepcional" y se detienen en los perjuicios que la medida conlleva para los adolescentes, en muchos casos.

“La pregunta que cualquiera que piense en la repetición tiene que hacerse es: ¿repetiria un año de mi vida porque una parte de las cosas las he hecho mal? Y la respuesta sería: ¡pero qué estupidez! Lo que uno tiene que hacer es complementar lo que no ha terminado, hacer lo que no ha hecho, pero no repetir un año. Eso es un castigo y una forma de clasificación y de estigmatización en un sistema en el que la normalidad se define como que a tal edad todos los alumnos deberán haber hecho tal cosa”, recalca Fernández Enguita.

Él ve necesario bajar la tasa a una cifra que esté por debajo del 5% y fijar la repetición como una opción inusual que pueda servir en casos como el de alumnos que hayan sufrido un accidente, requerido hospitalización o vivido alguna experiencia familiar que les impidiera seguir el curso.

“La cuestión consiste, si lo miras de lejos, en que un curso es un paquete de asignaturas que no tienen mucho que ver entre sí. Lo que hacemos constantemente es obligar al alumno a repetir todo el paquete solo porque falta una parte del mismo”, incide Fernández Enguita.

La última reforma educativa, la 'ley Celaá' o LOMLOE, aprobada en diciembre de 2020, prevé que la repetición sea así, algo excepcional, pero el real decreto que regulará la evaluación, promoción y titulación todavía no está cerrado. Su último borrador establece que los suspensos no sean el único criterio a la hora de permitir si un estudiante pasa de curso y señala que los alumnos de secundaria y de bachillerato con hasta dos asignaturas suspensas podrán promocionar de curso, aunque ello dependerá en última instancia de la decisión que tome el equipo docente de forma colegiada y de determinadas condiciones.

"Lo que dice la ley actual es que, antes de que repita, al estudiante hay que darle todos los apoyos necesarios, cosa que no se hace, y luego, si esto no funciona, repetimos (...) Cuando un chico lleva un desfase importante, repetir no serviría de nada porque no se cambian las metodologías. Hay algún motivo por el que no está avanzando y es el sistema el que tiene que adaptarse a él, y no él al sistema", subraya Dopico, convencida de que esta posibilidad que ofrece el sistema educativo está "mal planteada".

Es el sistema el que tiene que adaptarse al estudiante, y no el estudiante al sistema

Algunos perjuicios: desinterés, estigma y abandono escolar

Para Fernández Enguita, en balanza de las repeticiones tienen más peso los perjuicios que los beneficios. Un estudiante que no pasa de curso, dice, "no solo va a perder tiempo con cosas que ya se sabe o que ya ha hecho” sino que además decaerá su interés global en la formación, arrastrará “un estigma” y quizá cambiará su actitud para defenderse porque dirá “ya que no soy el más listo, voy a ser el más maduro, el más macho, el más rompedor o lo que sea, que es algo típico”.

En muchos casos, apunta Dopico, también los docentes contribuyen a perpetuar ese "estigma": "En los claustros escuchas 'tengo dos repetidores o tengo tres'. No siempre se les trata como al resto de alumnos".

Martín Ortega y Fernández Enguita también creen que existe un vínculo entre la repetición y el abandono escolar. Ese último experto afirma: “Lo que sabemos colectivamente sobre la repetición es que no funciona, y, en el caso español particularmente, cuando un alumno repite un año le estás empujando a que se marche a los 16 años sin terminar la ESO o a que aguante hasta los 18, si lo hace, que es cuando la enseñanza es gratuita o prácticamente gratuita, sin terminar el primer ciclo postobligatorio. Por lo tanto, ya estás provocando un caso de fracaso, si abandona sin título, y estás provocando un caso de abandono si se va sin Formación Profesional o Bachillerato”.

Además, como ya advirtió Save The Children en un informe, algunos docentes consideran que la repetición de curso puede ser una medida “socialmente injusta”, ya que el alumnado con menos recursos repite en mayor proporción que el que cuenta con mayor nivel socioeconómico.

Por otra parte, aunque lo consideran un factor secundario, algunos expertos también apuntan que la repetición de curso conlleva un gran gasto para las arcas públicas que, según una información publicada por Efe, sería de unos 1.500 millones de euros al año.

"Si todo ese dinero lo metieran en bajar ratios y poner dos profesores en las aulas, no tendriamos que hacer repetir a la gente", opina Martín Ortega, mientras que Carabaña cree que el argumento del gasto público es otra de las "falacias" relacionadas con la repetición escolar:

Los docentes que sí son partidarios de reducir las tasas de repetidores consideran que lo más importante para mejorar es cambiar el enfoque. Decidir que un alumno pase de curso, aunque tenga algunas carencias, no supone, dicen, "desentenderse" de él sino ayudarle a avanzar de otra manera más eficaz.

"Lo que otros paises han hecho es responder al titulo de un articulo publicado por una asesora de la OCDE hace muchísimos años que dice ‘repetir o adaptar el currículo’. Esa es la lógica; claro que me doy cuenta de que necesitas aprender otra vez porque no has aprendido, pero lo único que hago no es decirte ‘venga, vuélvelo a hacer’, sino que modifico la ayuda que te estoy dando y la adapto a tus características", agrega Martín Ortega, quien forma parte del Instituto de Evaluación y Asesoramiento de centros Docentes (IDEA), que lleva a cabo evaluaciones de programas y de centros escolares.

¿Qué ocurre en el resto de Europa?

El informe de la OCDE revela que en la primera etapa de la secundaria ningún otro país tiene tantos repetidores como España, y los que más se acercan están a mucha distancia: Bélgica con un 5,8 % y Portugal con un 5,6 %. En la segunda etapa España se sitúa en segunda posición por detrás de la República Checa (8,2 ) y de nuevo por delante de Bélgica (7,7 %) y Portugal (7,2 %).

Entre los más alejados de la realidad española se encuentran Finlandia, Lituania, Dinamarca o incluso Francia, pese a que durante un tiempo se llamó a las altas tasas de repetición “el mal francés”.

“La primera diferencia entre lo que hacen otros países respecto a España es no considerar la repetición como algo normal. En los demás paises lo que hay es, o bien una creciente diversificación, es decir el alumno va pasando de curso pero va siendo orientado hacia las cosas que se le dan mejor, o bien el alumno es reforzado antes o después", agrega Fernández Enguita.

En el portal de Eurydice, la red financiada por la Comisión Europea cuya tarea es, entre otras, explicar cómo se organizan y cómo funcionan los sistemas educativos en Europa, se puede consultar un documento en el que se señala que, en la mayoría de los países, de acuerdo con la legislación vigente, existe la posibilidad de que un alumno repita curso en educación primaria.

Hay muy pocos estados que no permiten la repetición de curso. En Noruega, en cambio, la normativa establece que todos los alumnos tienen derecho a la promoción automática de curso durante la educación obligatoria, mientras que en Islandia, la Ley de Educación Obligatoria no establece explícitamente que los niños promocionen de curso de forma automática, pero sí indica que “la educación obligatoria normalmente tiene una duración de diez años" y que "en general, todos los niños de entre 6 y 16 años deben asistir a la escuela obligatoria”. Esto se ha interpretado como que ningún niño debería permanecer más de 10 años en la educación obligatoria y, por tanto, la promoción automática se ha convertido en la lo habitual.

“La práctica de la repetición de curso solo parece estar muy asentada en los países en los que existe un consenso general acerca de que repetir un curso es beneficioso para el proceso de aprendizaje de los alumnos (...) Estas creencias sobre los beneficios de la repetición de curso normalmente las comparte la mayoría del profesorado y los padres, lo cual explica por qué todavía se utiliza esta medida a menudo, a pesar de que la normativa impone límites a su utilización”, sostiene dicho informe, en el que se incluyen a España, Bélgica, Países Bajos y Portugal como países donde "esta cultura parece estar especialmente afianzada".