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Cómic

Cómo Django Reinhardt superó su minusvalía para convertirse en el mejor guitarrista del mundo

  • Salva Rubio y Ricard Efa cuentan los primeros años del músico en Django. Mano de fuego
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Detalle de una ilustración de 'Django. Mano de fuego'
Detalle de una ilustración de 'Django. Mano de fuego'

Muchos le consideran el mejor guitarrista de la historia, pero lo que algunos desconocen es que Django Reinhardt, el creador del jazz manouche, nació en un humilde poblado de caravanas y, cuando apenas era un chaval, sufrió un grave accidente que le hizo perder la movilidad de dos dedos de su mano izquierza. Aún así, logró convertirse en una leyenda de la música. Una historia de superación que el guionista Salva Rubio (El fotógrafo de Mauthausen) y el dibujante Richard Fernández (Efa) (Sola) relatan en uno de los mejores cómics de este 2020: Django. Mano de fuego (Norma Editorial), que ganó el el premio Cognito al Mejor Cómic Histórico del Año en los Premios Atomium de Bruselas.

"Django -nos comenta Salva- no solo es uno de los músicos de jazz más importantes del siglo XX, y su legado no solo es uno de los más reconocibles, y no solo su música nos hace pensar inmediatamente en Francia cuando la escuchamos… sino que su vida es una fuente inagotable de anécdotas, historias y hazañas. Es un personaje de esos que, por pocos años que viviera, lo hizo con tan intensidad, sencillez y alegría que casi cualquier época de su vida es tremendamente rica para historiadores, guionistas y aficionados; por todo lo citado, era un personaje irresistible para escribir sobre él".

"También por eso -continúa el guionista-, una biografía de su vida completa sería, o bien inabarcable, o bien por necesidad demasiado superficial; creo que ni cinco ni seis tomos, quizá ni diez podrían contarla con toda la riqueza que podría darnos. Pero por otro lado, como sabe quien suele leer mis cómics, no me interesa tanto el contar una vida de principio a fin, sino, al igual que Monet o Miles Davis, tener la oportunidad de contar “cómo Django se convierte en Django”. Es decir, relatar ese momento clave en su vida en que tanto el músico como la persona se convierten en la leyenda que conocemos hoy".

Salva vuelve a colaborar en este cómic con Richard Efa, con el que ya trabajó en el cómic Monet: nómada de la luz, que le valió una nominación a los Eisner como mejor pintor/artista multimedia. Efa nos comenta por qué le atraía esta historia: "La atracción a un proyecto de este tipo cuenta con una compleja suma y equilibrio de múltiples factores. Desde tener la oportunidad de trabajar con alguien a quien aprecias como amigo para desarrollar conjuntamente las ideas de uno y otro, al tema de la propia propuesta, o las posibilidades estéticas y gráficas que pueda contener. Considero que escoger solo uno de estos ejes para zambullirse en el desarrollo y realización de un trabajo que puede durar años puede ser un error de cálculo".

"En todo caso -continúa el dibujante- cuando Salva me propuso los temas que se escondían detrás de la idea de hacer un cómic sobre los primeros años de Django, tuve claro que quería hacerlo. Desde el aspecto de cuento familiar que pretendíamos darle, a la relación de Django con su hermano, pasando evidentemente por la propia figura del músico y el poder retratar un momento concreto de la historia del siglo XX, todos ellos motivos más que suficientes para querer zambullirme ahí dentro".

Se crió en un poblado gitano a las afueras de París

Nacido en Bélgica, en 1910, Jean Reinhardt, apodado «Django», creció en un campamento gitano a las afueras de París. "Django se cría en el París de los años 20, y quien con esto identifique los “locos años 20”, las fiestas, el charlestón y las flappers, en nuestro caso estaría equivocado -asegura Salva-. Django crece al el otro lado de ese mundo de riqueza y dinero: en un lugar llamado la Zone, un área chabolista (hoy diríamos, quizá, una favela) fuera de los muros de la ciudad. Allí se juntaban, entre otros, una nutrida comunidad manouche donde podían vivían como ellos querían, a su manera".

Django era un chaval conflictivo hasta que descubrió la música. "Nunca sabremos qué habría sido de él si no llega a describir el banjo -afirma Salva-, pero se me antoja pensar que eso hubiese sido imposible. Los instrumentos musicales eran para esos chavales lo que hoy en día son las videoconsolas: una manera de entretenerse, pasar el tiempo, competir, demostrar a los demás lo buenos que eran. Y si pensamos que la música, tocar entre amigos, transmitir esos conocimientos de boca a oreja, eran y siguen siendo integrales a la cultura gitana, creo que puede verse la imposibilidad de que no hubiese tenido nunca un instrumento en las manos".

"Es posible, eso sí, que se hubiese quedado para siempre con el banjo, y no la guitarra, de no haber sufrido su famoso accidente, pero para conocer esta historia invitamos al lector a acercarse a nuestro libro" .añade Salva-.

Ricard confiesa que su retrato de esa infancia de Django está un tanto ideallizado: "La vida en la Zone debió ser mucho más dura de como la describimos en nuestro cómic. Hemos idealizado mucho todo el contexto, muchas veces justamente por la falta de datos reales. Cuando empezamos a trabajar en el proyecto fuimos conscientes que sería muy difícil hacer un retrato fiel de Django y su entorno. Era como si estuviésemos confrontándonos a un mito, a una leyenda, y aceptamos ese ángulo como el adecuado para la historia que queríamos contar y con el tono que queríamos darle".

"Encontrar documentación de la Zone no es lo más fácil del mundo -añade el dibujante-, hay alguna foto tardía, y descripciones, sobretodo de su localización. Se sabe que era un sitio compartido tanto por gentes de etnia gitana como por parias de la sociedad en general. Me sumergí sobretodo en el mundo de las caravanas de esa época, esa especie de carrozas coloridas que parecen sacadas de un circo de época, y en la construcción de ese coro de personajes variopintos que rodean constantemente a Django. Lo mismo sucede con los clubs o el propio Paris, uno coge aquella documentación que considera pertinente y la extrapola para que encaje al relato. No tenia sentido para nosotros hacerlo de otra manera, en todo caso para este cómic".

Boceto de 'Django. Mano de fuego'

Un niño prodigio

Es increíble que un niño como Django, que no sabía leer ni escribir, tuviera tanto talento para la música. "Sin más testimonios o estudios, solo podemos identificarle como un niño prodigio; alguien que ha nacido para la música y que gracias a sus padres, que indagaron en sus talentos, tiene la suerte de haber identificado y practicado desde su niñez aquello que le hizo genial" -asegura Salva-.

"Creo -continúa el guionista- que era especial en él la capacidad para aprender y absorber todo tipo de música, desde las tonadas del bal-musette hasta las melodías de la ópera que la gente del común cantaba, como hoy se hace con los éxitos del pop. Pero era, sin duda, inédito, que un muchacho tan joven tuviese sus capacidades técnicas; pese a ello, aunque pronto encontró el éxito, nunca pareció darle una especial importancia. Él prefería centrarse en otras cosas: en su familia, su pareja, su gente".

Página de 'Django. Mano de fuego'

El accidente que le pudo costar la vida

El 26 de octubre de 1928, cuando contaba con 18 años, Django regresó a su casa-caravana tras un concierto. Su mujer había hecho un montón de flores de celuloide para venderlas. Flores que eran altamente inflmables y que originaron un terrible incendio del que ambos pudieron escapar, aunque Django sufrió graves quemaduras. Los médicos quisieron amputarle la pierna, pero Django se opuso. Estuvo 18 meses postrado en la cama y al final pudo andar de nuevo, pero quedó incapacitado de dos dedos de la mano izquierda, aunque eso solo le hizo cambiar el banjo por la guitarra.

Casi un milagro que solo logró gracias a su empecinamiento. "Solo podemos especular, pero creo que una persona que ha aprendido a “hablar” mejor con la música que con su propia voz buscaría una manera de seguir haciendo música. Pueden verse en internet muchas personas a las que un accidente o la pérdida de uno de sus miembros no ha impedido seguir tocando; al contrario, como Django, han desarrollado técnicas heterodoxas para seguir haciendo sonar sus instrumentos de manera única. En el caso de Django, creo que además hay pura y simple perseverancia: nunca creyó que su accidente le pudiera limitar y utilizó esa fe en sí mismo para convertirse en el mejor".

Para esa recuperación fue fundamental el apoyo de su novia de la infacia, Naguine, a la que Django abandonó para casarse con otra mujer más atractiva pero que regresó cuando el músico más la necesitaba, pasando juntos el resto de su vida. "Naguine es uno de las coordenadas más importantes de Django. Le mantiene los pies en el suelo a la vez que lo acompaña hacia su sueño. En todo caso así he querido verlo yo. Django no puede ser Django sin Naguine a su lado. Los autores tendemos a trazar relaciones entre los personajes que trabajamos y nuestras propias experiencias, y justamente en este tema entiendo la relación de Django con Naguine como entiendo la mía con mi pareja y así se proyecta en mi trabajo. Django quiere a Naguine y Naguine quiere a Django, no quieren lo que representan, se quieren a ellos".

Boceto de 'Django. Mano de fuego'

"El legado de Django es casi infinito"

Durante los años 50 Django Reinhardt actuó en Europa hasta su muerte, el 16 de mayo de 1953, a la edad de 43 años (causada por una hemorragia cerebral). "¡Quien puede saber hasta dónde podría haber llegado de no haber muerto tan joven! -afirma Salva-. Tantos músicos y artistas nos han dejado demasiado jóvenes; cómo no acordarnos, por ejemplo de Camarón. Quizá, en esta línea, Django hubiese terminado como el gran Paco de Lucía, desarrollando su sonido con nuevas técnicas, influencias y sonidos e inspirando a nuevas y futuras generaciones".

Pero siempre nos quedará su música. "El legado de Django es, como decía antes, casi infinito -afirma Salva-; su carácter, sus melodías y notas se nos han metido dentro y las reconocemos en el cine, en la radio, por la calle.. . Incluso aunque una persona no pueda identificar una canción como tocada por él, sin duda le sonará alegre, bailable y francesa. Ese es un talento creativo que poca gente ha llegado a tener".

"Sobre sus discos, en su época no había LPs como los conoció el siglo XX mucho más tarde, sino que publicaba lo que podríamos llamar “singles”. Cualquier reproducción o playlist sirve de sobra para sentir su legado en apenas unos compases" -añade el guionista".

Página de 'Django. Mano de fuego'

"Dibujar la música es imposible"

Dibujar a Django en su infancia no ha sido fácil, como nos comenta Ricard Efa: "Pues lo mismo que con la Zone. Hay mucha foto, incluso películas, de Django adulto. Pero prácticamente nada de su infancia y adolescencia, a lo sumo un par de ellas. Muy diferente de cuando trabajamos con Monet, que tiene fotos y retratos ( suyos o de sus contemporáneos ) de casi todas sus etapas".

"Aquí -continúa- hubo que recrear a partir de las imágenes que teníamos para rellenar los huecos. Pero al final lo que uno debe hacer es componer un personaje. Era más importante que el diseño de Django respirara ese aire de pillo que le damos al inicio de la historia que darle veracidad a sus rasgos. Luego, poco a poco, vas añadiéndole las características del Django adulto que todos tenemos vistas. No es un proceso mecánico y uno se tiene que dejar llevar por la intuición, por lo que cree que es lo adecuado".

En cuanto a dibujar la música, Ricard confiesa que: "Es imposible. Se puede sugerir el ruido, o el silencio. Incluso se puede llegar a representar el ritmo. Y ese fue el camino que escogimos. Al empezar teníamos claro el desafío de tener que dar con estrategias para mostrar la música a través de las herramientas del cómic, una de ellas era hacer referencia directa a los temas que sonaban en tal escena, poner el titulo por ejemplo, para que el lector pueda escucharla por sus medios".

"Otra era hacer que los instrumentos que toca Django "hablaran" como un personaje más, pero con notas en lugar de palabras -añade-. Procuré encontrar las notas de las canciones que está tocando para ser lo más fiel posible, pero a veces era imposible dar con ellas, porque a veces Django adaptaba a su manera un tema de violín o de trompeta para tocarlo con el banjo".

Página de 'Django. Mano de fuego'

"También había un factor que jugaba a nuestro favor -continúa-, sobretodo después de decidir el aspecto que queríamos darle al tebeo, y las razones que teníamos para ello. Cuando uno escucha las grabaciones de Django, ese sonido, esa forma de tocar, el dibujo de su música en definitiva, te transportan directamente a esa época. Es fácil imaginárselo tocando en un club parisino de los años 30 o 40. Lo mismo debíamos conseguir con el dibujo, el color y la narración, que destilaran ese viaje en el tiempo. Que la calidez de la acuarela, sus texturas en el papel, el punto de caricatura, el decorado parisino, transportaran al lector a ese paisaje, al momento. Y así, quizás, se podría oír la música de Django bailando entre las viñetas".

Y aunque algunos dibujantes prefieren trabajar con música, no es el caso de Ricard: "En cuanto a escucharlo mientras trabajaba era bastante difícil. De primeras porque suelo trabajar en silencio. La música tiene este poder evocativo, de sugestión que quiero evitar en mi proceso de trabajo. Procuro intentar estar lúcido para saber lo que estoy haciendo, para escuchar mis pensamientos, y establecer una conexión y un ritmo propio. Además la música de Django tiene un tempo que tiende a la aceleración, que no era el ideal para el trabajo relativamente pausado que requiere una técnica como la acuarela. Fuera de la mesa si que lo escuchaba, y sigo haciéndolo, tanto para imbuirme de sus ritmos y melodías como para simplemente disfrutarlas".

Página de 'Django. Mano de fuego'

Sus proyectos

En cuanto a sus proyectos, después de este cómic y el también excepcional Miles en París (Norma editorial), Salva Rubio confiesa que: "Tengo, por fortuna, mucho trabajo sobre la mesa, alguno en efecto relacionado con el mundo de la música. Aunque no puedo revelar temáticas o títulos, sí que puedo decir que actualmente tengo siete proyectos por publicar con talentos de la talla de Rubén del Rincón, Edu Ocaña, Sagar, Cesc Fabregas, Danide, Lore Aroca o con mi compañero de Django, Ricard Efa. Aquellos a los que les apetezca saber más de todo lo que está por venir puede seguirme en @sirsalvarubio, o saber más de mi trabajo en www.salvarubio.info".

En cuanto a Ricard Efa: "Ahora mismo estoy en el ultimo tercio de trabajo para otro cómic con Salva, que si todo va bien (¡maldito Covid!) debería salir en Francia el año que viene. Volvemos al mundo de la pintura, de los impresionistas, para mostrar un discurso artístico muy diferente del que contamos en Monet, nómada de la luz. También he empezado a trabajar en una serie de ciencia-ficción juvenil, con guión propio, para la misma editorial que publicó Django en francés. Es un género que me es muy querido y al que no he podido dedicar mucha obra, y ahora todo el cuerpo me pedía ponerme con ello. Tengo una novela acabada, que no sé muy bien que hacer con ella, otra en proceso, y escribo canciones para berrearlas con mi grupo de punk-rock. Quien me siga en mis redes ya irá viendo cosas relacionadas con todo esto de vez en cuando".

Portada de 'Django. Mano de fuego'