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Dosier Verifica RTVE

Tras las huellas de la propaganda clásica en la desinformación digital

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  • Analizamos cada jornada los bulos que circulan en redes sociales
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Lo de los bulos no es una cosa tan novedosa como parece y muchos siguen las pautas de la propaganda clásica
Lo de los bulos no es una cosa tan novedosa como parece y muchos siguen las pautas de la propaganda clásica.

¿Por qué nos creemos muchas de las mentiras que circulan por las redes? ¿Por qué funcionan tan bien las llamadas “noticias falsas”? VerificaRTVE y No es Un Día Cualquiera (NEUDC) Edición Verano inician una serie sobre las técnicas más habituales tras el mecano de la desinformación. Con ejemplos que van del pasado al presente para mostrarnos que los patrones de la mentira son muchas veces los mismos.

En el primer programa (8/8/2020) te explicamos algunos 'ABC' de la desinformación:

- Oímos sobre todo la expresión “noticias falsas” (o fake news), pero desde VerificaRTVE te desaconsejamos utilizar esta expresión. No responde a la gran variedad existente de modos de desinformación y además los políticos han abusado de esos términos como arma arrojadiza contra el contrario, desvirtuándolos (un ejemplo de ello es su uso por parte de Donald Trump). Te sugerimos la palabra “bulo”: es más corta y significa “noticia falsa propalada con algún fin”.

- Lo de los bulos no es una cosa tan novedosa como parece y muchos siguen las pautas de la propaganda clásica, sobre todo en su versión más denostada, la propaganda negra. Es la que se basa en ocultar la fuente del contenido que desinforma o intentar que parezca que es otra. Hay muchos ejemplos de ella hoy en día.

- Desacreditar al contrario con mentiras tampoco es nuevo. Te explicamos cómo en la Primera Guerra Mundial la llamada “propaganda de atrocidades” puso el listón muy alto en cuanto a exageraciones, sensacionalismo e invención. Después de ella se llegó a una Segunda Guerra Mundial con la ciudadanía incrédula sobre cualquier cosa que se le contaba, en particular los campos de concentración (que sí eran ciertos).

- A veces quienes desinforman no se molestan ni siquiera en convencerte de algo: les basta con confundir y sembrar la duda. Es lo que buscan los partidarios de teorías de la conspiración y los negacionistas de la COVID-19, cuyos argumentos te hemos desmentido desde VerificaRTVE.

- Un debate actual muy ligado al de la desinformación es el de solventarla legislando contra ella. En la Liga de las Naciones (década de 1930) ya se plantearon reformar las legislaciones nacionales y crear un tribunal internacional para castigar a los periodistas que recurrieran a las “false news”. La idea no salió adelante. En la actualidad muchos gobiernos autoritarios utilizan en realidad las “leyes antifake” para acallar la crítica incómoda, como te explican en Reporteros Sin Fronteras.

- Para combatir la desinformación es importante formarse sobre ella desde la escuela. Aunque surjan nuevos modos de engaño, sabremos reconocer el principio en que se basan. Por ejemplo, la suplantación de identidades se ha dado también en el pasado. En 2003, un programa de radio hizo creer a Fidel Castro que hablaba con Hugo Chávez. Hoy en día tenemos los deepfakes o ultrafalsos, videomontajes muy realistas realizados con inteligencia artificial donde alguien aparece diciendo o haciendo algo que no ha hecho. Si tenemos siempre presente que las suplantaciones son posibles, pondremos entre paréntesis cualquier afirmación incendiaria de un personaje popular hasta que esté doblemente comprobada. Aquí tenemos a Nixon anunciando que varios astronautas de EE.UU. han fallecido en su misión a la luna. Pero eso no pasó, es un deepfake.

- La desinformación puede venir de cualquier parte: servicios de inteligencia foráneos, grupos de chat de la familia y hasta causas justas, como ocurrió con el vídeo “Niño héroe de Siria”, que era un bulo. Por eso hay que efectuar las comprobaciones también cuando el contenido lo envía “uno de los nuestros”. Así evitaremos el “sesgo de confirmación”, que hace que favorezcamos, almacenemos, las informaciones que confirman nuestras creencias, no las que las retan. Y sobre todo, hay que vigilar las emociones: los malos, los fabricantes de bulos, envían mensajes directos a ellas, no a tu cabeza. Así que cuidado con todo lo que encuentre en las redes y te indigne o mueva al odio.