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Cumbre del Clima

Las diferencias y el estancamiento de las negociaciones amenazan con prolongar la cumbre hasta el sábado

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La ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, atiende a los medios en la COP25.
La ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, atiende a los medios en la COP25.

El tramo final la Cumbre del Clima, el denominado de Alto Nivel, avanza con más obstáculos de los deseados, y estas diferencias amenazan incluso con prolongar la cumbre un día más, hasta el sábado, para tratar de cerrar un acuerdo que satisfaga a todas las partes.

La ministra en funciones de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha admitido "tensión" en las negociaciones que se llevan a cabo entre aquellos países que quieren "avanzar más deprisa" y tienen "más ambición" y otros que pretenden quedarse en la "letra pequeña" del ir paso a paso, ciñéndose a lo que se dijo en el Acuerdo de París de 2015, cuando después de cuatro años ha quedado patente que es necesario aumentar el calado de estas propuestas iniciales.

​Las negociaciones se han complicado en algunos de los asuntos que se consideran clave, como los mercados de carbono, las medidas que se deben impulsar para ayudar a los países a diversificar sus economías -en aquellos casos en los ésta depende casi exclusivamente de los combustibles fósiles- o los compromisos concretos que los países tienen que adoptar el próximo año para aumentar la ambición y cumplir el Acuerdo de París.

Actitud pasiva de algunos países

Según Ribera, muchos grupos de negociación siguen adoptando aún una actitud pasiva, a pesar de que no queda apenas tiempo por delante, aunque podría tratarse de una estrategia propia de los últimos días de discusiones en este tipo de cumbres.

"Hay incluso quienes cuestionan el papel de la ciencia a la hora de ilustrar las decisiones de los políticos en cuanto a reducir las emisiones de efecto invernadero", ha manifestado la ministra en funciones, pese a que "la llamada de la ciencia es clara".

"Necesitamos incidir ya de forma adelantada en la necesidad de respuesta al cambio climático", ha añadido, y ha recordado que en 2020 entra en vigor el Acuerdo de París y se tienen que revisar al alza sus compromisos, un proceso que debe hacerse "de acuerdo a la ciencia".

"Lo ideal serían reducciones acumuladas de las emisiones en torno al 7% anual en la próxima década", ha apuntado. Pero este objetivo, previsto en el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), es algo que ni siquiera cumple el futuro Plan Nacional Integrado de Energía y Clima del Gobierno español, y que obligaría a multiplicar la acción en reducción de emisiones y la inversión ante los efectos del cambio climático.

Artículo 6 del Acuerdo de París

A los obstáculos relacionados con el artículo 6 del Acuerdo de París, el que regula los mercados de carbono, se han sumado las medidas que se deberían implementar en el futuro para ayudar a algunos países a diversificar sus economías cuando éstas dependen casi en exclusiva de recursos como el petróleo. El debate de las partes está incidiendo en cómo ayudar a esos países que tienen una alta dependencia de combustibles fósiles a diversificar sus economías.

El Acuerdo de París compromete a los países a adoptar medidas para que la temperatura del planeta no aumente por encima de 1,5 grados a final de siglo, y las Contribuciones Nacionales Determinadas (los compromisos específicos de cada país) deberían ser revisadas al alza cada cinco años para cumplirlo. Pero los países tampoco se han puesto de acuerdo sobre si esa revisión al alza debe completarse en 2020 o si hay plazo hasta 2023 para hacerlo, han explicado las mismas fuentes, y las reticencias de algunos países a agilizar esa revisión dificultan el acuerdo.

Entre las naciones que más reticencias están mostrando a la hora de agilizar esas Contribuciones Nacionales figuran algunos, como la India, que son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático y que están padeciendo con severidad sus impactos.

Regulación de los mercados de carbono

La futura regulación de los mercados de carbono sigue ralentizando también algunas mesas de negociación, y los países debaten sobre la transición del Protocolo de Kioto al Acuerdo de París o sobre cómo evitar la "doble contabilidad" en los complejos sistemas de mercado.

Algunos países están defendiendo la necesidad de que una parte de esos mercados se vincule directamente a los fondos de adaptación para financiar programas que contribuyan a aumentar la resiliencia frente al cambio climático.

Tampoco hay un acuerdo todavía en los asuntos relacionados con los mecanismos internacionales de "pérdidas y daños" para aumentar las ayudas a los países más vulnerables frente a la emergencia climática y con escasa capacidad de actuación para afrontarla, como pueden ser algunos pequeños estados insulares, muchas islas caribeñas, Bangladesh o numerosos lugares de África.

Las mismas fuentes conocedoras de esas negociaciones han subrayado la importancia de que la comunidad internacional se implique en sistemas y mecanismos para aumentar esa protección, y la necesidad de contar con una mayor financiación y recursos y una agenda de trabajo más amplia y ambiciosa.

Papel de los océanos y del suelo

Esas negociaciones sí han avanzado para corroborar el papel que los océanos desempeñan en el clima mundial y la importancia de reforzar su protección como uno de los elementos determinantes para combatir el cambio climático.

En esa línea, algunos países, en su mayoría del continente africano, están tratando de dejar también patente en esta cumbre la importancia del suelo y del adecuado uso que se hace de él para luchar contra la emergencia climática.