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'Cruz Negra', un cómic que mezcla historia y elementos fantásticos

  • Gol y Pedro Camello narran las aventuras de un monje caballero
  • “Es una historia de acción y aventura, un western medieval”, aseguran 

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Tráiler del cómic 'Cruz Negra: La Frontera'

Mientras en países como Francia el cómic histórico de aventuras sigue siendo de gran calidad aquí prácticamente ha desaparecido, pese a que los mayores éxitos del cómic español han sido tebeos como El Capitán Trueno o El Guerrero del Antifaz. Ahora el guionista "Gol" (Miguel Gómez Andrea) y el dibujante Pedro Camello recuperan el género con una aventura ambientada en el inicio de la reconquista: Cruz Negra: La frontera (aleta-Aljaba)

Cruz Negra –nos cuenta Gol- es el apodo que recibe Frey Juan de Santihervás, monje caballero de la Orden de Alcántara, en la frontera leonesa con el imperio almohade (actual Extremadura) debido a que la cruz verde de su hábito se ve negra por estar manchada constantemente con la sangre de sus enemigos

“Frey Juan de Santihervás –añade Pedro- es un personaje complejo, a simple vista resulta algo simple e incluso desagradable a los ojos del lector actual, y así nos lo han hecho saber algunos, por su visión integrista e inflexible de la vida. De algún modo creo que de esta forma conseguimos transmitir en parte cómo sería un caballero medieval de una orden militar del siglo XIII, que, reconozcámoslo, no debían ser una compañía muy grata para conversar, pero una vez que empezamos a entrever retazos de su pasado comprendemos que hay algo más, que bajo esa inflexibilidad tal vez se esconde alguien asustado por sus demonios interiores y que se agarra a una doctrina, a un rito, como quien lo hace a una tabla salvavidas. Estoy seguro que desde este punto de vista mucha gente se puede sentir más identificado con él. Desde luego no es el clásico héroe con quien compartir aventuras divertidas”.

“Un western medieval”

“La Frontera, publicado en dos álbumes, es una historia de acción y aventura, a la manera de un clásico western medieval –comenta Gol-. A finales del verano, un matrimonio de colonos, Livoria e Hipólito, venidos del norte de la península a habitar esa peligrosa tierra con sus hijos, discuten acaloradamente. Ella quiere irse pues la frontera es un lugar inhabitable, expuesto a toda clase de calamidades. Él quiere quedarse. En esas llegan a la granja los hermanos de Alcántara, frey Juan, su compañero frey Alonso y sus dos escuderos. Con la llegada de los monjes guerreros los acontecimientos se precipitan al aparecer también una partida de sarracenos”.

“Frey Juan, impetuoso,  cae derribado por un extraño guerrero al que llaman “el sirio”. Frey Alonso es hecho preso y Livoria pide amparo a los musulmanes prometiendo convertirse al Islam para de este modo salvar su vida y las de sus hijos. Los sarracenos se van con la mujer, los niños, frey Alonso y su escudero, el ganado y la cosecha, dejando sólo a Hipólito que lo ha perdido todo. Frey Juan yace en el suelo aparentemente muerto”.

“Julián, el escudero mudo de frey Juan, que se había escondido al ver caer a su amo, reaparece y recoge al caballero caído. Gracias a la intervención de fuerzas mágicas y maternales, frey Juan no llega al mundo de los muertos y una vez repuesto decide ir al rescate de su compañero. El clímax se alcanza con la trepidante secuencia de acción del rescate donde también se resuelve el destino de los personajes”

Los cinco reinos cristianos

La Frontera –nos cuenta Gol- está ambientada en el año 1230 cuando en la península había cinco reinos cristianos: Portugal, León, Castilla, Navarra y Aragón. En el sur gobernaban los almohades cuyo imperio se extendía por el Magreb y tenían su capital en Marrakech. Es pues una época de gran actividad política, militar y social”.

“En lo político eran constantes las alianzas y enfrentamientos entre los diferentes reinos, independientemente de su religión. El amigo de hoy podía ser el enemigo de mañana. Téngase en cuenta que en ese mismo año se unieron las coronas de Castilla y León para no separarse más”.

“En lo social –continúa el guionista -va aumentado el papel de las ciudades y se asienta el arte gótico con sus estilizadas catedrales dejando atrás al románico. Y las órdenes militares, como la de nuestros protagonistas, jugaron un papel esencial en el avance cristiano hacia el Sur. Época turbulenta, de grandes cambios que no sé si fue fundamental pero, indiscutiblemente, sí fue de gran trascendencia para los acontecimientos venideros que no dejaron de tener miga”.

La orden de Alcántara

El protagonista pertenece a La Orden de Alcántara que, según nos explica Gol: “Es una orden militar surgida en el reino de León en el año 1154. Las órdenes militares fueron una institución esencialmente medieval. La primera de todas ellas fue la Orden del Temple surgida en Tierra Santa en el marco de las cruzadas. Sus miembros debían tomar los tres votos monacales: pobreza, castidad y obediencia, como cualquier otra orden monástica al uso. Pero ellos añadían la obligación de combatir con las armas al infiel”.

“En España –continúa el guionista- teníamos nuestra propia cruzada por lo que fue natural que surgieran órdenes en la estela de los templarios.En aquella época no existían los ejércitos regulares. Los nobles reclutaban a sus vasallos para determinadas campañas, a llamado del rey, y una vez concluidas todos volvían a sus casas. Sólo los monjes guerreros se mantenían permanentemente en activo, dispuestos a entrar en combate con la mayor rapidez.  Era el tiempo de la caballería, reina de los campos de batalla. Y no había formación más mortífera que los escuadrones de caballería pesada constituidos por los hermanos guerreros”.

“El cómic –nos comenta Gol- se complementa con un cuento escrito: El Juramento, en el que se relata la juventud de Frey Juan, cuando se llamaba Guillermo de Montemayor. Con este texto se profundiza en la relación entre el caballero y su madre, doña Urraca, señora de Montemayor y bruja poderosísima. No sólo son madre e hijo sino también, maestra y alumno, violando de este modo la tradición del linaje brujo de doña Urraca. Jamás un maestro ha enseñado a alguien de su sangre. Esta violación de la tradición acarreará terribles y trágicas consecuencias”.

Conexiones con ‘El quijote’

Cruz Negra se inicia con una cita de El Quijote. “El punto en común entre ambas obras –asegura Gol- es la institución medieval de la caballería, no sólo como un arma militar, sino como una opción de vida, regida por unos valores de nobleza, servicio, honradez, respeto y defensa de los débiles. La actual visión cínica de nuestra sociedad tiende a olvidar que esa declaración de principios del hidalgo manchego: “Es mi intención hacer el bien a todos y mal a ninguno” fue suscrita por muchos caballeros a lo largo de la historia. De hecho, los caballeros abusadores y asesinos indiscriminados, aunque existieron, no fueron la norma”.

“Desconocemos nuestra propia historia”

Pedro Camello se lamenta de que no haya más cómics de este tipo: “Los habitantes de este país somos gente terriblemente acomplejada a consecuencia de un enorme desconocimiento de nuestra propia historia. En este país la Historia se ha venido utilizando sistemáticamente por unos y otros como arma arrojadiza y elemento de manipulación, tergiversando, exagerando, omitiendo o simplemente inventando aspectos de la misma para avalar las consignas del grupo de interés de turno”.

“Eso aquí lo ha hecho todo el mundo en mayor o menor medida, con la Historia y con la educación en general y aún hoy se hace con entusiasmo, lo vemos todos los días. Es por los complejos que esta situación ha generado  que en la mayoría de la población existe una cierta desconfianza para con la Historia y preferimos dedicar nuestro tiempo a contar, en muchos medios no sólo en el cómic, sobre nuestra intrascendencia del día a día que da menos problemas, otorga cierto aire intelectual y no se molesta a nadie, aunque es mucho más aburrido”.

“En la sociedad española, en general, no hay un aprecio excesivo por nuestra historia –añade Gol-. Probablemente somos la única sociedad de la historia que ha hecho suya la versión de nuestro pasado acuñada por nuestros tradicionales enemigos. La famosa “Leyenda Negra” perpetrada por ingleses y franceses en tiempos del imperio español. En la actualidad esta falta de interés se ve alimentada por el bombardeo abrumador de la cultura global imperante. Las novelas, películas y demás productos narrativos atrapan nuestra atención con temas más globales o de otras culturas, principalmente la anglosajona y en menor medida la franco europea. Un ejemplo llamativo fue la abundancia de películas “históricas” sobre la Conquista del Oeste americano, el dólar yanqui al servicio del adoctrinamiento del imperio. Los “westerns” ya han pasado de moda,  pero han sido sustituidos por los thrillers, la zombimanía o el género fantástico en general. ¿Qué hueco queda para la Historia?”

“Luego es innegable la escasa pericia de nuestros cineastas para recrear nuestro pasado histórico –puntualiza Gol-. Y aquí hablo como espectador. La mayoría de las películas históricas españolas son infames, con honrosas excepciones, y dejan pocas ganas de seguir interesándose por el período histórico representado”.

“En el ámbito específico de los cómics –continúa el guionista-, está la tradicional carencia de guionistas en nuestro país. Así como tenemos una cantera de dibujantes excepcionales y muy dotados, capaces de publicar con éxito por todo el mundo, no puede decirse lo mismo de los guionistas. En España están El capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz y poco más.  Tebeos de dibujo eficaz y de guión poco más que mediocre. Un gran autor de tebeos históricos, el maestro Antonio Hernández Palacios, era un dibujante detallista y solvente pero un pésimo guionista, sus tebeos se leen por el gusto por el dibujo pero las tramas son endebles. Y sin buenas historias no se ganan lectores”.

“Los historietistas son ciudadanos comunes –asegura Gol- y a la hora de buscar temas para sus cómics buscan en lo que tienen delante, en la realidad o fantasía de sus vidas que, como he explicado antes, no suele ser nuestra historia. A esto se puede sumar una frecuente pereza para dibujar cómics que exijan documentación. Lo triste es evidenciar que cuando surge un buen producto narrativo histórico: película, novela o cómic,  suele ser bien recibido por el público en general”.

Espada y brujería

A pesar de esa precisión histórica han introducido elementos fantásticos en la trama: “Esta fue una decisión que consensuamos largamente Pedro y yo –asegura Gol-. Aunque ambos somos enamorados de la historia y disfrutamos enormemente con la documentación, no queríamos hacer un tebeo didáctico y farragoso. Queríamos acción y un entretenimiento ilustrado. Queríamos que los lectores disfrutaran leyendo nuestra historia pero que al acabarla les quedase un poso de conocimiento y de reflexión, por qué no”.

La brujería y la fantasía nos permiten muchas cosas. Ampliamos el campo de la narración hacia territorios más flexibles y misteriosos, por un lado. Por otro nos permitió meterle mano a dos temas difíciles. No queríamos hacer un tebeo dogmático en el que los buenos fuesen los cristianos y los malos los musulmanes. Demasiado simple y maniqueo. Doña Urraca es una bruja que se esconde tras un disfraz de mujer noble, en un castillo, no vive en el bosque o en una cueva, destripando sapos”.

“Ella –prosigue el guionista- es heredera de un conocimiento antiguo, pagano, anterior a la llegada de las religiones monoteístas a la península. Si hay fanáticos e integristas son los cristianos y los musulmanes, servidores de un solo Dios, único y verdadero. La brujería de doña Urraca representa la libertad de culto y de vida. Anterior a la apisonadora ideológica que constituyen las religiones bíblicas.

Y esa libertad supone la libertad de la mujer, segundo tema difícil. Como guionista quiero personajes femeninos sólidos en mis historias. Pero me niego a describir personajes femeninos masculinizados, guerreras que manejan la espada mejor que los hombres. Me resulta ridículo. En nuestra historia las mujeres son poderosas recurriendo a su feminidad, que tiene mucho de mágico y poco o nada de testosterona”.

Un estupendo dibujo

En tebeos históricos de aventuras el dibujo es fundamental y Pedro Camello cumple con creces con un dibujo dinámico y eficaz en el que no faltan toques caricaturescos. Y en el que destaca la excelente puesta en escena: “La parte de la documentación es tal vez de las más interesantes a la hora de hacer un cómic histórico –comenta el dibujante- porque aprendes mucho y al mismo tiempo puedes aprovechas el vehículo que te ofrece el cómic para divulgar muchos aspectos de la Historia, si lo que pretendes es hacer uno lo más riguroso posible claro. Es importante tener una buena biblioteca sobre la época en cuestión o hacerse con la mayor bibliografía posible sobre ella, hablar con todo el que te pueda aportar algo y, en este sentido, Internet, las redes sociales y los foros temáticos son de una ayuda inestimable. Además de esto el hecho de ser practicante habitual de esgrima medieval, así como haber podido vestir las cotas de malla propias de la época, portar las armas, los yelmos, las ropas, etc, sentir su peso, ver cómo se usaban y para qué también ha ayudado mucho”.  

“Dibujar caballos es difícil –continúa Pedro-, conseguir reflejar la armonía, la nobleza y la fuerza de estos animales es algo que no se consigue así como así, estoy muy, muy lejos de verdaderos maestros del dibujo de caballos como Jean Giraud o José Luis Salinas, pero tirando de buena documentación creo que he podido salvar el escollo. Por otra parte sí que he disfrutado dibujando las armas, las armaduras (aunque las cotas de malla son verdaderamente puñeteras) y en general todos los detalles históricos porque soy un enamorado de la Historia y siempre he considerado que hacer un cómic de este género es una forma maravillosa de recrear una época y divulgar conocimientos”.

“Cuando tu guionista también es dibujante –puntualiza Pedro- tienes la completa seguridad de que no te va a pedir que dibujes cosas imposibles y, además, puedes contar con una opinión con conocimiento de causa a la hora de tomar decisiones sobre la narración o la representación de determinadas situaciones,  de esta forma la comunicación es más fluida, si además coincides en gustos y aficiones la cosa funciona mejor. Supongo que así hay una mayor conexión”.

“La forma en que nos organizábamos es una muy, digamos, orgánica: primero proponíamos ambos una serie de ideas acerca de lo que queríamos contar, con todo ese maremagnum en la cabeza Gol trabajaba en la historia completa, yo la leía, hablábamos y yo aportaba algo si lo creía necesario, después me encargaba de hacer el viñetaje, que es la narración en sí, la distribución de viñetas y demás, Gol la veía y aportaba lo que creía necesario y luego, cuando todo estaba decidido, ya me dedicaba a la fase del dibujo a lápiz y al entintado, una vez terminado esto las páginas pasaban a las manos de Lola Aragón, la colorista, y ya teníamos el cómic hecho, ya sólo quedaban las tareas de maquetar y diseñar, editar, distribuir y vender. Fácil ¿no?”.

Sus proyectos

“Nosotros queremos que haya continuación de Cruz Negra –afirma Gol-. Por mi parte tengo ya escrito el esquema de la siguiente historia: La Hija del caíd, ambientada cronológicamente unos meses antes de los acontecimientos narrados en La Frontera. Esta historia tiene como marco la conquista de la ciudad de Cáceres por parte del rey Alfonso IX de León y las órdenes militares, entre las que se encuentran nuestros protagonistas”.

“Además –asegura el guionista- Acabo de terminar mi adaptación al cómic del poema épico indio el Mahabhárata que está publicando en tres tomos en España Olañeta editor. Y estoy ilustrando unos cuentos de leyendas extremeñas pero en cuanto acabe voy a empezar a dibujar un guión que ya tengo escrito sobre la vida de Cervantes y que lleva por título: La Ensoñación del Genio.

Pedro Camello también tiene la agenda llena: “Acabo de terminar una serie de ilustraciones para un libro de cuentos populares y ahora estoy trabajando en un cómic histórico de encargo sobre Martín Álvarez, un infante de marina analfabeto que se ganó el respeto y la admiración del mismísimo Lord Nelson en la batalla del Cabo de San Vicente. Como verás la cuestión histórica sigue presente en mi trabajo, y por mí que siga así siempre”.

Un cómic que recupera una parte fundamental de nuestra historia en una aventura trepidante y llena de acción.