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La crisis empuja a miles de inmigrantes a salir y congela la natalidad en España

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Baja la población española por primera vez desde 1971
La población española bajó por primera vez en 2012 desde que comenzaron los registros en el Instituto Nacional de Estadística, en 1971.

"Los hijos no se tienen gratis, hay que cuidarlos y hoy se hace mejor de lo que se hizo nunca", por eso, explica el demógrafo del CSIC, Julio Pérez Díaz, los españoles han elegido tener menos hijos para poder darles una mejor calidad de vida. Una tendencia  que sumada a la salida de miles de inmigrantes ha provocado el descenso de 162.000 personas en la población de España en 2012, por primera vez desde que el Instituto Nacional de Estadística (INE) comenzó los registros, en 1971.

“Esto en demografía se sabía desde los años 70, sabíamos que la población iba a aumentar y después se produciría un envejecimiento, si no se han puesto medidas, se trata de errores de planificación en políticas demográficas”, advierte la profesora de la UNED Rosa Gómez Redondo.

Si se añade que los inmigrantes, que habían llegado a España con una cultura de familia numerosa son los que han sufrido con mayor crudeza la crisis, el resultado es que son más los inmigrantes que deciden marcharse, que los que vienen y la inmigración ha dejado así de compensar la baja natalidad de la población española, explica el demógrafo del CSIC, Julio Pérez  Díaz.

Aunque aún es pronto para sacar conclusiones sobre los posibles efectos de la crisis en la estructura de la población, sí  es posible aventurar el futuro si el escenario se prolonga.  “El problema de hacer proyecciones en momentos anormales es que salen resultados absurdos”, explica el sociólogo del CSIC. Por ello, solo cabe esperar que la crisis acabe, porque en caso de no ser así, con las actuales tendencias del mercado laboral, “el resultado es un desastre”, vaticina.

Las mujeres tienen menos hijos, en concreto 1,28, y con menor intensidad, es decir, en un espacio de tiempo más prolongado. Dos factores en la fecundidad de una población, frecuencia e intensidad de los que se nutre la natalidad y que en España la han hecho desplomarse un 12,8% desde el inicio de la crisis en 2008.

“Ninguna alarma” sobre la esperanza de vida

Son precisamente las mujeres las que han visto reducida su esperanza de vida en 0,2 años en 2012, según las últimas estadísticas del INE. La expectativa de vida es de 85 años para las españolas y de 79,3 entre los hombres, según datos de 2012. Pese a todo, la socióloga y demógrafa de la UNED Rosa Gómez Redondo despeja la duda: “No hay ninguna alarma” en este sentido.

El tiempo medio de vida de la población española “es excelente”, coinciden los demógrafos. Las mujeres españolas y las francesas son las más longevas del mundo, solo por detrás de las japonesas. No hay motivo para alarmar a la población, advierten los demógrafos y sociólogos, pese a la ligera caída de la esperanza de vida en 2012, aunque eso sí, señalan la responsabilidad de los políticos para invertir las tendencias.

Desde el INE, explica Sixto Muriel, subdirector adjunto de Estadísticas de Población, coincide con la profesora en interpretar el descenso del tiempo medio de vida como algo coyuntural fruto de un pico de la gripe en los meses de febrero y marzo de 2012,  registrada por el instituto Carlos III, y que pudo agravar la situación de pacientes ya afectados por otras enfermedades.

La profesora interpreta en los últimos datos una tendencia a la estabilización y explica el último descenso en de las “pequeñas oscilaciones” de los indicadores. Son cambios “normales en países con una mortalidad tan baja como la española”. Lo que ocurre es que las oscilaciones “se notan más entre las mujeres porque son ellas las que tienen más esperanza de vida”, añade Gómez Redondo.

Equilibro entre hombres y mujeres

“Los hombres tienen un margen de ganancia más amplio en esperanza de vida, de modo que “en 40 años el tiempo medio de vida se incrementaría en 6 años para los hombres y en 4 para las mujeres”, explica el demógrafo del INE.

Además, las mujeres se incorporan cada vez más a costumbres como el tabaquismo, mientras que las guerras ya no suponen una elevada mortalidad para los hombres, a lo que hay que añadir, señala el experto del CSIC, que “los jóvenes españoles están reduciendo bastante el tabaquismo”, mientras que las mujeres por el contrario se están incorporando a nuevas costumbres.

Si se hace una distinción entre sexos, la naturaleza es la encargada de mantener el equilibrio de la población: aunque las mujeres tienen menos probabilidades de morir desde antes de nacer, hay más nacimientos de hombres que de mujeres, en una proporción de 51% por 49%, explica el demógrafo del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Julio Pérez Díaz.

En cualquier caso, los seres humanos son más vulnerables cuando acaban de nacer y en su vejez y por eso, el hecho más determinante para el aumento de la esperanza de vida de los españoles en las últimas décadas ha sido la mejora en sanidad que ha permitido una reducción de la mortalidad infantil a una tasa de 3 por cada 1.000 nacimientos.

El impacto de la crisis sobre la población española

Después del 'baby boom' de los 60 y 70, la natalidad cayó en los 80 y, por ese motivo, las generaciones de mujeres en edad a reproducirse van a ser menos en los próximos años, vaticina Gómez Redondo.

Está “en nuestras manos que la población sea eficiente   demográficamente”, es decir, que las nuevas generaciones compensen el progresivo envejecimiento de la población, ya sea ayudando a los jóvenes   para que tengan más hijos o atrayendo a la población de otros países,   asegura la demógrafa de la UNED.

La crisis impacta sobre la biografía de las personas.   Retrasa la decisión de casarse o de tener hijos y, al igual que ha   ocurrido en crisis anteriores, obliga a las personas a postergar   decisiones.

“Aunque tenemos cierta flexibilidad”, el problema es que si la   situación se prolonga, habrá generaciones que ya no tengan margen de   maniobra, sobre todo, porque las mujeres tienen un reloj de la   fertilidad y entonces la crisis habrá impactado sobre ellas de una forma   “irreversible”.

Pese a todo, insiste Julio Pérez, en   el absurdo de “pensar en el crecimiento de la población, cuando hay   cinco millones de parados”.  “Nunca ha habido tanta población parada, tantos recursos humanos desaprovechados como en la actualidad”.