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Una Argentina inevitablemente 'K'

  • Argentina celebra este domingo 23 de septiembre elecciones presidenciales
  • Los sondeos dan como ganadora a la actual presidenta, Cristina Fernández
  • Ningún candidato de la oposición convence a la población como para destacar

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Argentina celebra este domingo elecciones presidenciales

Es un hecho, en Argentina, no hay oposición al “Modelo K” que instauró Néstor Kirchner en el 2003, que continuó su esposa Cristina Fernández en el 2007 y que, este domingo 23 de octubre del 2011, la presidenta parece que va a volver a revalidar, como apuntan todos los indicadores.

Oposición, hay, pero excesivamente fragmentada. Y, de ese lado, ningún candidato convence a la población como para destacar. 

Néstor, que dio nombre al hoy invencible Kirchnerismo, se propuso en su día atraer a los jóvenes hastiados de aquellos políticos que llevaron al país a la debacle del 2001. Consiguió devolverle cierta credibilidad a la política. Y de aquel “Que se vayan todos” que se clamaba en las calles parece que se ha pasado a un “Que se vayan todos aquellos que no sean K”.

No es como en otros países del continente latinoamericano en los que los votantes están totalmente polarizados. En Argentina, Cristina Fernández de Kirchner se queda con más de la mitad y la otra mitad vota porque es obligatorio, pero se divide entre muchas otras opciones.

El oficialista “Frente para la Victoria” –que es una formación de centro-izquierda, autónoma dentro del peronista Partido Justicialista- obtuvo el 50% de los votos en las primarias que se celebraron en el país el pasado mes de agosto. Entonces, Cristina se distanció de sus competidores casi 40 puntos.

Cristina Fernández gana las primarias argentinas,según los primeros resultados

Si se mantuvieran esos registros, la presidenta no necesitaría de segunda vuelta para mantenerse en la Casa Rosada.

Y las últimas encuestas de opinión le dan, incluso, una mayor proyección. Apuntan su triunfo con hasta un 54%.

Por tanto, aparte de indagar en el secreto de su éxito, sólo basta pensar en el escenario global. Y, ahí, queda por saber si el “Frente para la Victoria” recuperará la mayoría en el Congreso (en estos comicios, se renueva la mitad de los asientos de los diputados y un tercio de los del Senado).

La oposición, muy distanciada

El ex presidente Eduardo Duhalde, uno de los candidatos a la presidencia como representante del peronismo tradicional –aunque enarbola la bandera del peronismo “disidente” como otro de los contrincantes, Alberto Rodríguez Saá-, se ha empeñado en los últimos días en advertir del peligro de esa mayoría legislativa.  Con todas las cartas en su mano, Cristina Fernández de Kirchner podría proponer la reelección indefinida, lo que resolvería la continuación en 2015 del proyecto kirchnerista.

Los sondeos colocan como segundo en la disputa –aunque a 30 puntos de distancia de la presidenta- a Hermes Binner, gobernador de la central provincia de Santa Fe. Es el máximo referente socialista en Argentina y quien –con su “Frente Amplio Progresista”, una coalición de izquierdas- se presenta como el representante del progresismo real. Obtener el 16% que le han pronosticado sería un auténtico triunfo.

“Déjeme decirle algo, Cristina, no me creo nada”. Así se manifestaba Ricardo Alfonsín, líder de la “Alianza Unión para el Desarrollo Social”, en uno de sus spots electorales. De poco le ha servido ese estilo directo o imitar las formas y hasta el físico de su padre, Raúl, el primer presidente de la democracia.

Quien ha tirado la toalla totalmente es Elisa Carrió, por “Coalición Cívica”. Fue la contrincante última de Cristina Fernández en 2007, pero en las primarias de agosto apenas logró sobrevivir con un mínimo 3% de las papeletas. Desde entonces y hasta hoy, ha pedido que no le voten a ella, pero sí a sus legisladores.

Aciertos y errores de Cristina Fernández

Del camino recorrido por la presidenta argentina -y que, actualmente, le está dando tantos frutos-, se podrían escribir numerosos artículos, porque aciertos ha habido, pero también errores. En resumen, ha logrado mantener las buenas expectativas económicas que inició su marido. El país crece, este año, un 9%, aunque la inflación está disparada.

Su política social es clave. Por la llamada “Asignación Universal por Hijo” –una ayuda de hasta 45 euros mensuales por hijo en las familias de renta más baja- ha recibido muchos agradecimientos, al igual que su interés –entre otros- en seguir llevando ante la Justicia a los represores de la dictadura militar.

Ni siquiera le han hecho sombra –o, al menos, poco- escándalos como el de la presunta malversación de fondos públicos de la “Fundación Madres de la Plaza de Mayo”.

Una campaña mediática inteligente y de alcance, su riguroso luto del último año, su excelente oratoria y un discurso y una puesta en escena que, para algunos, roza el populismo, han hecho el resto.