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El Consejo de la UE apoya el sistema unificado de patentes pese al rechazo de España

  • España e Italia votan en contra del sistema de patentes unificado
  • El régimen lingüístico de la patente solo incluye el francés, el inglés y el alemán
  • El gobierno español recurrirá el sistema ante el Tribunal de Luxemburgo

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El Consejo de Ministros de la Unión Europea, UE, ha respaldado este lunes la puesta en marcha de un sistema de patentes unificado pese a la oposición de España e Italia, del que ambos estados miembros podrían quedar excluidos.

Los países de la UE han aprobado por mayoría cualificada la creación de este sistema común de patentes, a través de un procedimiento que permite dejar fuera a aquellos países que rechazan la iniciativa.

España e Italia han votado en contra del mecanismo común por considerar que discrimina a sus idiomas, ya que el nuevo sistema únicamente prevé tramitar patentes en inglés, francés y alemán, y ahora sólo resta el visto bueno del Parlamento Europeo (PE) para sacarlo adelante.

"Acuerdo discriminatorio"

Los representantes de Italia y España, el secretario de Estado de Educación, Mario Bedera, en la reunión han expresado su rechazo al acuerdo por considerar que va contra el mercado único y es discriminatorio. Pero el resto de ministros han respaldado el lanzamiento de la 'cooperación reforzada', que ya había sido aprobado por los embajadores con la única oposición de Madrid y Roma.

El pleno del Parlamento Europeo tiene previsto también dar su visto bueno a la 'cooperación reforzada' en la patente este martes. El siguiente paso será aprobar su contenido en la reunión de ministros de Industria prevista para marzo.

El Gobierno ya ha anunciado que recurrirá ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo (TUE) si el resto de países aprueban avanzar en la patente europea que margine a España.

Italia criticó con dureza la puesta en marcha de este procedimiento, argumentando que el nuevo sistema "genera distorsión en el mercado único" y ha sido aprobado "de forma inquietante y sorprendente", según dijo el representante italiano en la reunión, Vincenzo Grassi, embajador adjunto de su país ante la UE.

Se trata de discriminaciones contra los estados miembros

"No se trata sólo de patentes, sino de crear discriminaciones contra los estados miembros, su cultura, su identidad, su lengua y sus ciudadanos", afirmó Grassi, cuyas palabras fueron refrendadas por el secretario de Estado español de Educación, Mario Bedera.

Aparte de la negativa de España e Italia, se abstuvieron Portugal, Irlanda y Holanda, mientras que el resto de estados miembros respaldó la aplicación de la "cooperación reforzada", una vía legal que permite que un grupo de países avancen en un ámbito determinado cuando se constata la imposibilidad de alcanzar un acuerdo en un plazo razonable.

Cooperación reforzada

"Si hubiera una cooperación reforzada sobre una patente europea que discriminase al idioma español y que lo pusiese en situación subordinada a otras lenguas, iríamos al Tribunal de Luxemburgo para recurrir esa cooperación", dijo recientemente el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido.

La patente europea se encuentra bloqueada desde hace 10 años porque su aprobación requiere unanimidad y Madrid y Roma la vetan por considerar que discrimina al español y al italiano, ya que su régimen lingüístico sólo incluye al inglés, francés y alemán.

Para sortear este veto, un total de 12 países (Alemania, Dinamarca, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Lituania, Luxemburgo, los Países Bajos, Polonia, Suecia y el Reino Unido) solicitaron esta cooperación reforzada. El resto de países también están a favor.

Oficina Europea de Patentes

En la actualidad, la Oficina Europea de Patentes (OEP), un organismo de la intergubernamental Organización Europea de Patentes, formada por 37 países, examina las solicitudes de patentes y se encarga de conceder una patente europea si se cumplen las condiciones pertinentes.

No obstante, para que la patente concedida surta efecto en un Estado miembro, el inventor debe solicitar su validación nacional en cada país donde desee que su patente quede protegida. Este procedimiento entraña costes administrativos y de traducción añadidos considerables.

Una patente europea validada, por ejemplo, en trece países cuesta hasta 18.000 euros, de los que 10.000 corresponden únicamente a los gastos de traducción, de manera que una patente europea es diez veces más cara que una estadounidense, que cuesta unos 1.850 euros. Debido a los costes que esto supone, la mayoría de los inventores solo patentan su invento en un número muy limitado de Estados miembros.