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Obama refuerza el poder del Estado para atajar las crisis financieras

  • Obama presenta su reforma financiera (las claves)
  • Reglas más estrictas, para todos y con menos agujeros
  • La Reserva Federal supervisará a los gigantes y podrá intervenirlos
  • Crea una agencia de protección financiera al consumidor
  • Más límites al sistema financiero en la sombra

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Obama aprueba la reforma del sistema financiero de Estados Unidos

Obama ha presentado su reforma financiera: "no hemos escogido cómo empezó esta crisis pero sí que podemos elegir el legado que dejará". Nuevas reglas para impedir que se repita el desaguisado. Un proyecto de 85 páginas que aspira a atajar los riesgos "salvajes" que han desestabilizado el sistema financiero y recuperar la confianza.

El proyecto descansa sobre tres pilares. Requisitos de capital, liquidez y apalancamiento más estrictos. Reglas para todos, también para los hedge funds o las aseguradoras y para los productos más exóticos. Y supervisión sin agujeros. que "premie la creatividad y el trabajo duro, no los excesos y la codicia".

Un anillo para dominar a los gigantes

La piedra angular de todo el esquema es la Reserva Federal. El único organismo con capacidad y medios para vigilar a los gigantes del sistema. No sólo los mayores bancos, como JP Morgan y Goldman Sachs, sino también aseguradoras como AIG. Obama quiere corregir el error de la supervisión actual: "capaz de ver los árboles pero no el bosque".

La Fed tendrá nuevos poderes para que pueda supervisar, y en su caso, tomar el control y despiezar las compañías too big to fail. Aquellas cuya caída puede arrastrar a toda la economía. La Fed podrá auditar los libros de esos gigantes y establecer sus requisitos de capital y liquidez para hacer frente a posibles pérdidas. "A mayores riesgos para el sistema, mayores responsabilidades".

Como contrapeso a este poder, se crea un consejo de reguladores, de carácter consultivo, encargado de detectar los agujeros del sistema. El proyecto pasará inmediatamente al Congreso. Mañana jueves, el secretario del Tesoro, Tim Geithner, comparece ante el comité de Finanzas para explicar los detalles. Se espera que la reforma esté aprobada antes de que termine el año.

Juego de equilibrios contra los causantes de la crisis

La reforma aspira a un "cuidadoso equilibrio en el sistema": impone normas y supervisión más severa, pero no tanto como para estrangular el crecimiento o la innovación.

La pieza más novedosa es la agencia de protección del consumidor. Supervisará las hipotecas, las tarjetas de crédito y otros productos financieros, salvo los fondos de inversión. Tras la lección de la subprime, la agencia obligará a que las entidades informen a sus clientes del coste real del préstamo, velará por unos contratos claros, precisos y comprensibles, y vigilará estrechamente los productos más complejos.

La reforma quiere tapar los agujeros del sistema de supervisión. Hay nuevas normas para los productos más exóticos y tóxicos, como los CDO o los CDS. Las entidades tendrán que reservar al menos un 5% de los préstamos que los respaldan, de modo que tengan interés en que se paguen. Los hedge funds -fondos de alto riesgo- que actuaban al margen por considerarse inversores cualificados, estarán obligados a registrarse en la SEC y serán supervisados por autoridades federales.

Sin embargo, el proyecto deja los detalles de esa autoridad a los legisladores y reguladores. Los bancos hipotecarios y de inversión pierden parte de sus privilegios. En cambio, las aseguradoras seguirán bajo la tutela de las reglas estatales y no de una única norma federal. Como contrapartida, el Tesoro se encargará de vigilar al sector.

Coordinación internacional

La última pieza de la reforma traspasa Estados Unidos. De poco sirve una legislación nacional más estricta para las compañías multinacionales. De ahí los esfuerzos de coordinación dentro del G-20. Se trata de evitar que las entidades que operan en varios países migren a dónde las normas sean más laxas.

De hecho, este mismo jueves, el Consejo Europeo analizará los detalles de la supervisión financiera internacional, el endurecimiento de las normas sobre derivados exóticos, hedge funds, paraísos fiscales y otros agujeros del sistema.