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  • Pedro Pardo Romero
    Hostelero. 26 diciembre 1984 Bermeo Vizcaya (España)

    El 26 de diciembre de 1984, ETA asesinó a un hombre llamado Miguel Castellanos Escamilla, propietario del Bar Gudea Da en Bermeo. La banda terrorista creyó que había matado al dueño del establecimiento, pero no se trataba de Miguel Castellanos, sino que la verdadera víctima fue Pedro Pardo Romero, un quinqui apodado de “El Peleas”, miembro de una familia de quincalleros conocida como “los Patusos”, que se había visto involucrado en una pelea entre clanes ocurrida en 1966 en una localidad salmantina. Tras la trifulca, Pedro Pardo fue trasladado por la Guardia Civil a un hospital de Ciudad Rodrigo. Aún convaleciente y cubierto de vendajes se escapó del hospital. Diez años después fue detenido en Barcelona acusado de varios delitos, entre ellos atraco a mano armada, por lo que fue condenado a una pena mínima de cárcel. Tras quedar en libertad, se perdió su pista durante varios años, hasta que reapareció en Bermeo con la identidad falsa de Miguel Castellanos, con la que fue asesinado por ETA.

    La identidad de Miguel Castellanos Escamilla correspondía a la de un vecino de Barcelona que en 1975 había denunciado la sustracción de su Documento Nacional de Identidad. La verdadera identidad de la víctima no se conoció hasta que un subteniente de la Guardia Civil, José Luis Cervero Carrillo, publicó la auténtica historia en la revista Guardia Civil de noviembre de 1997.

    El atentado se produjo el 26 de diciembre, a las 19:30 horas, cuando dos personas entraron en el bar Gudea Da. Ambos individuos pidieron primero una consumición y posteriormente le dispararon dos tiros al dueño del bar. Resultó herido por dos disparos en el maxilar inferior y en el pómulo y trasladado urgentemente a un centro sanitario, pero murió antes de llegar. ETA le acusó de tráfico de drogas y de ser confidente de la Guardia Civil.

    El etarra y policía municipal de Bermeo, Fernando Uriarte Elorduy, fue condenado a 17 años, 4 meses y 1 día de reclusión por complicidad en el asesinato.