Bienvenid@s a un bosque habitado hoy por huertos como novelas y huertos que son puro erotismo para la reproducción, un bosque habitado por provechos y relatos en el huerto, por huertas lucha, por huertas fruto, por huertos contra la extinción y huertos muy transitados por visitas que dejan puntos suspensivos. Un bosque engalanado por la gramática de los huertos, donde crecen los pasados, donde las semillas echan raíces en surcos partitura y se alzan pancartas vistas, o no vistas para que todos los terrícolas nos volvamos rurícolas. Así, como nos lo cuenta Gustavo Duch en su última y orgánica publicación, versos como relatos, relatos que son poemas.
En las huertas, dice Gustavo Guch, se sueñan distopías, pero sus versos son como sudores campesinos, que derraman agua, letra a letra sobre nuestra sensibilidad y nuestra inquietud activista, nos liberan nutriéndonos, como hacen las nubes con los huertos. Porque sí, porque en los huertos todo está en juego. Y es que en “Huertos de libertad”, el poemario hortelano del Contador del bosque (publicado por Pol-len Edicions), Duch planta versos para extinguir el capitalismo y alimentar la biodiversidad: huertas para creyentes y para la utopía, huertas para el asombro y huertas revolucionarias. Huertas para la memoria. Huertas como hospitales y para la reconciliación.
Además, a petición de Duch, para regar estos versos de activismo hortelano y soberano, la banda sonora musical de estos “Huertos de libertad”, contamos con El Naán, música étnica ibérica, desde los páramos del Cerrato Palentino. Y es que El Naán explora la raíz étnica de la tradición. Su último disco ''La Danza de las Semillas'', mejor disco Europeo 2018, está sembrado de semillas que son nuestra cultura y nuestro patrimonio heredado de bisabuelos y tatarabuelas. Además, contamos con el Herbario Sonoro de Raúl de Tapia que es Raúl Alcanduerca con la voz de Carolina Alba Castro Estévez, como integrante del Club de la Hojarasca, Arantza Leal Nebot, de SEO/BirdLife en “Volando vengo”. También con José Manuel Latorre de La Almunia en su faceta de hortelano y, modulando armoniosamente los sonidos del bosque, con Andrés Romero ¡que huele tan bien!
Y ahora, hunde las manos y los pies en la tierra de tu huerto, lee sus radículas y florituras, escribe en sus surcos con la huella ancestral de tus antepasados, porque estás entrando en un huerto de libertad, como en una novela, con su planteamiento, nudo y desenlace, sin duda, territorio conmovido ¡Arriba las ramas!
