La mascota de la escuela, una estatua dorada de un pollo, desaparece y Max parece ser el culpable. La agente de policía Gacela se pone a investigar el caso al estilo Sam Spade y a seguir distintas pistas que la confunden, mientras Max hace todo lo que puede para demostrar su inocencia. 

Cuando Max se queda solo con Goliat y su canguro, Teresa le da tres normas muy sencillas: no dejar que Goliat oiga música de órgano, huela “humo de pollo” ni vea la luna llena a través de la comida. De lo contrario, las consecuencias serán terribles.

Los Kemii finalmente han conseguido recopilar la cantidad que necesitaban de la molécula multiplutonio, que tiene la capacidad de clonación, pero el pollo de Goliat la confunde con un grano de maíz, se la traga toda y echa a correr. Esto complica los planes de Teresa para atraparlo, porque el pollo no para de multiplicarse...

Teresa se da cuenta de que si pudiera contagiar la mala suerte del patoso Lemuel a todo el mundo, los humanos serían seres inútiles y la Tierra sería mucho más fácil de conquistar.

Teresa recibe un arma alienígena de poderes desconocidos de la nave nodriza para probarla. La niña, al sospechar que el dispositivo podría ser peligroso o incluso que podría tratarse de una trampa, hace que los miembros del Equipo Alien se la “roben” y la prueben ellos.

Teresa tiene una idea brillante para luchar contra Simón: quiere traer al presente el chico feliz y popular que era cuando tenía doce años y enseñarle la persona en la que se convertirá si sigue por el camino de obsesionarse con los extraterrestres.

Píxel gana una cita con Teresa en una subasta benéfica y hace lo imposible para conseguir todo el dinero que ha apostado. Teresa, a su vez, hará todo cuanto pueda para impedir que el chico se salga con la suya.

Accidentalmente, un rayo bioenergético Kemii que tenía que reabastecer la tierra de la Villa Calabaza convierte a una ardilla y a un gusano en una Bestia demente decidida a debilitar el subsuelo de la ciudad.

Max cree que el Día de llevar a los hijos al trabajo será aburrido, hasta que ve en directo hechos que demuestran que su padre es un agente secreto con unos poderes y unas herramientas de lo más espectaculares.

Teresa convierte a Max en un zombi vudú que obedece todas sus órdenes, pero se olvida de ordenarle que no cumpla las órdenes de todo aquél que se encuentre por el camino.

Max y sus amigos celebran que la policía haya encontrado el brazo de un robot Kemii. ¡Por fin hay pruebas irrefutables de la presencia de tecnología alienígena en la Tierra! Pero a pesar del desmembramiento, el robot conserva un as en la manga.

Teresa usa un meteorito especial, el Euterpium, para convertir a todos los calabazones en jardineros esclavos cantantes, pero todo le sale al revés y tanto ella como Goliat acaban bajo los potentes efectos musicales del meteorito.

Goliat se enamora de un muñeco ventrílocuo que Simón ha creado para poder escuchar a los extraterrestres. Los del Equipo Alien lo quieren aprovechar para controlar todas sus acciones, pero el muñeco se estropea y empieza a recibir la señal de diferentes emisoras de radio, por lo que Goliat no para de cumplir todo tipo de órdenes.

Cuando Max recibe la custodia de un trofeo muy delicado y valioso, Teresa hace todo lo que puede para que el chico lo rompa y le castiguen de por vida por ello.

Teresa, horrorizada e indignada por los resultados negativos del informe de su primer año en la Tierra, hace un resumen de todo lo que ha conseguido desde que llegó a nuestro planeta, dirigido a sus jefes extraterrestres.

Teresa se convierte en la “reportera más fiable” de la Villa Calabaza y se aprovecha de ello para comunicar una noticia que va a acelerar la invasión.

Teresa crea el rumor de que unos piratas dejaron oro enterrado en la alcantarilla de la ciudad. Empieza la invasión, pero los extraterrestres no pueden conquistar nada porque los vecinos, enloquecidos por la búsqueda de oro, no salen de la alcantarilla.

Los alienígenas ven que a los humanos les gusta comer en abundancia y por poco dinero, por lo que abren un nuevo restaurante para dejar a los vecinos de la Villa Calabaza saciados e incapaces de hacer nada.

Cuando el proyector de sueños de Teresa introduce el sueño de una rendición pacífica en la mente de todos los humanos que están durmiendo en la ciudad, la única opción que le queda al Equipo Alien para vencerla, es entrar en el sueño.

El plan de Teresa de poner el cerebro de Goliat en el cuerpo de Max no sale según lo previsto y Max, Goliat y Piluqui acaban con el cerebro en un cuerpo equivocado.

Cuando los Kemii se enteran de que los humanos cuando están resfriados no pueden hacer frente a ninguna invasión, porque ni siquiera son capaces de levantarse del sofá, construyen una estatua en forma de nariz gigante con el objetivo de hacerla estornudar y esparcir así los gérmenes del resfriado por toda la ciudad en el momento de su inauguración.

Teresa aprovecha que la gente tiene escalofríos solo de oír a hablar de una leyenda local para trabajar de noche en la escuela sin que nadie la moleste, hasta que Víctor se cuela en el edificio para hacer frente a sus temores de infancia sobre Pierre Sin Cabeza... Max, Píxel y otros también entran, y todos piensan que en el edificio no hay nadie más.

El premio para el ganador del concurso de monopatín “Muy Loco” es un casco de oro que Teresa cree que tiene unos poderes increíbles, aunque no es así. La niña inscribe a Goliat al concurso, por lo que Max y Píxel empiezan unos entrenamientos agotadores con el legendario Ji-Hun.

Se acercan las Navidades y Teresa introduce Bestias Klunder, unos seres diabólicos e hipnóticos que tienen una forma parecida a los árboles de Navidad, en todos los hogares de la ciudad.

Tanto los integrantes del Equipo Alien como los Kemii quieren detener un proyecto de construcción local, pero Teresa no quiere rebajarse ayudando a sus enemigos. Per evitarlo, se inventa a una agente escurridiza, la Agente X, y filtra “información interna” muy valiosa a Píxel.

Teresa aprende que la envidia hace que los humanos sean incapaces de llevarse bien entre ellos y urde un plan para que Píxel, inocentemente, gane tres cosas (un concurso de letreo, un campeonato de baloncesto y un cómic del que hay muy pocos ejemplares) para que sus compañeros del Equipo Alien le tengan envidia y no quieran trabajar con él.

El principal fan de Píxel, Toddy Munson, un niño de seis años, insiste en ayudar a los del Equipo Alien en todo lo posible, hecho que acaba siendo una distracción más destructiva de lo que sus enemigos Kemii habrían podido soñar.

El aniversario mutuo de Max y Teresa se está acercando. Para arruinar el día al otro, cada uno de ellos intenta destruir el tesoro más preciado del otro: la corona de dominación de la Tierra de Teresa y el perrito de peluche de Max, el Sr. Guau.

La vida social de Teresa es tan ajetreada que no tiene tiempo para trabajar. Con la intención de quitarse de encima a sus admiradores, convierte a Píxel en un músico extraordinario. A medida que se acerca el día del concierto de Píxel, al chico se le sube la fama a la cabeza y se vuelve insoportable para todo el mundo, humanos y extraterrestres.

Desde la nave nodriza, los Kemii envían un arma muy compleja que como mínimo requiere una semana de montaje. Teresa decide llevarla al concurso de ciencias de la escuela y matar así dos pájaros de un tiro.

Al escuchar la descripción que hace Píxel de una abducción extraterrestre que “recuerda” haber sufrido hace dos años, Teresa pide que la retiren inmediatamente de la Tierra. Los extraterrestres que según Píxel vuelven esa semana son los enemigos mortales de Teresa i Goliat, los Flamulards. En comparación con ellos, los Kemii son unos corderitos inocentes.

Teresa pega un estirón de adolescente tan exagerado que no cabe en la casa. Max y los del Equipo Alien creen que se trata de un plan de la extraterrestre para aplastar la ciudad, a pesar de que Goliat les suplica desesperadamente que lo ayuden a descubrir qué le ocurre a Teresa.

Con la intención de hacer como el niño del cuento al que al final nadie cree, Teresa dice haber visto ovnis sobrevolando Villa Calabaza para que cuando se produzca el ataque real, todo el mundo esté convencido de que es mentira.

Teresa quiere lograr que Max y Violeta caigan en un portal extraterrestre en forma de espejo con el fin de romperlo y dejar así a los humanos encerrados al otro lado. Sin embargo, Teresa acaba cayendo también en el espejo y los tres se quedan atrapados en un mundo invertido sin salida y sin ninguna vía de comunicación con el mundo normal. 

Unas explosiones solares han cortado la comunicación entre los Kemii y la nave nodriza, por lo que Goliat decide irse de vacaciones hasta que todo vuelva a la normalidad. Convencidos de que la inactividad de los extraterrestres es una trampa, Max y los del Equipo Alien se ponen en alerta, hecho que comporta utilizar su arma más poderosa y menos probada.