(Sirena)

(Choques)

(Música)

Hola, "claners",

o como dirían en esperanto, "salutón, claners".

Hoy vamos a aprender un montón, ¿pero dónde está Nacho?

-Hola, James. -Hola, Nacho.

-Soy un caballero medieval y hago el mapache fenomenal.

-Guau, eres un caballero de la Edad Media.

-Sí, soy sir Nacho Mapacho

y vengo justo del medio de la Edad Media.

-Qué bien, porque justo hoy

hablaremos de caballeros y princesas.

Si quieres ser un buen caballero, tienes que ser justo y noble.

Los caballeros andantes tenían grandes valores.

-¿Balones? Yo tengo un montón.

De fútbol, de playa, de basquet...

-Balones no, valores. Principios, cualidades.

Un caballero era siempre fiel a su palabra.

Tú siempre dices la verdad. -Yo nunca miento,

a no ser que lo que diga sea mentira,

pero yo la digo de verdad. -Bueno, vale.

Para un caballero era muy importante ser valiente.

Tú eres valiente. -Mucho.

A mí no me da miedo quedarme sin sandía de postre.

-Muy bien.

-Y tampoco le tengo miedo a los perros, pero los odio.

-Bueno.

-Y tampoco me da miedo quedarme sin agua caliente en la ducha.

-Bueno, vale,

pero para ser un caballero necesitas una espada y un escudo.

-Yo no llevo armas, soy un caballero pacifista.

(SUSPIRA)

Mi espada es la risa y mi escudo la sonrisa.

-Nacho, yo para caballero te veo un poco verde,

pero en el reto de hoy

Mari Carmen nos propone una actividad muy interesante.

Hola. ¿Os gusta mi cota de malla?

Es este traje hecho de malla de metal.

Me estoy preparando para ser caballero medieval.

Dentro de poco pasaré a la sala del trono

y me darán mi título de caballero y podré salir a luchar

por la justicia y defender a los débiles.

Porque ser caballero en la Edad Media, o caballera,

que también había guerreras famosas, como Juana de Arco,

era como ser un superhéroe hoy.

Por eso no dejaban serlo a cualquiera.

Exigía valentía, esfuerzo

y tener un corazón noble como el de un león.

(Rugido)

Qué susto, creo que voy a tener que trabajar eso de la valentía.

¿Tú también quieres ser un caballero?

Porque esto sí que es un verdadero reto.

Prepárate,

que nos vamos a convertir en caballeros medievales.

Antes de convertirte en caballero, tenías que pasar la vela de armas,

que era el paso previo a ser caballero.

Había que reflexionar sobre los valores de la caballería,

elegir a un patrono, buscar un lema

y seleccionar tu escudo y tu espada.

Vamos a repasar qué necesitamos para nuestra vela de armas

y empezamos.

Lo primero son los valores.

Tenemos que comprobar que estás a la altura,

por eso contesta con el corazón las siguientes preguntas.

¿Te gusta luchar frente al mal y contra las injusticias?

¿Eres valiente?

(GRITA)

Muy bien, así me gusta, me gusta que seas valiente.

Además, el coraje se demuestra en muchas situaciones.

Por ejemplo, cuando vemos

que están riéndose de un compañero en el cole

y se lo están haciendo pasar mal.

¡Hay que impedirlo!

Las injusticias pueden aparecer en cualquier parte.

Otra pregunta: ¿Te gusta compartir? ¿Eres generoso?

Muy bien también. Hay que ser generoso.

Un buen caballero tiene que saber compartir.

Valentina, ya sé que a ti no te gusta lo de compartir,

pero tú eres una gata, no importa.

Última pregunta:

¿Dices siempre la verdad y nunca mientes, aunque te cueste?

Muy bien, bravo. Esta era de las difíciles.

Un buen caballero nunca falta a su palabra,

siempre dice la verdad y cumple sus promesas.

(Maullido)

Sí, Valentina, luego juego contigo, que sé que te lo prometí

y, como buen caballero, nunca falto a mi palabra.

Bueno, ya tenemos los valores.

Ahora vamos con el patrón.

Yo, por ejemplo, como me gustan mucho los inventos y la ciencia,

he elegido a Arquímedes,

que era un filósofo y matemático griego

al que le encantaba investigar sobre el mundo

para ayudar a las personas.

Él fue el que dijo: "¡Eureka!".

Tú puedes elegir a una persona a la que admires,

por ejemplo, a Marie Curie, la famosa científica.

Ahora nos toca el lema,

que es una frase corta que va a dirigir tu vida de caballero.

Yo he pensado la siguiente:

"Eureka, del invento a la victoria".

Porque pienso que aprendiendo y desarrollando inventos

podemos conseguir ayudar a la gente y hacer un mundo mejor.

¿Qué nos falta? El escudo. Esperad.

Mirad, este lo he hecho yo en casa, con cartón.

Le he puesto aquí detrás un asa para poder sujetarlo.

Lo he pintado y he dejado el espacio para poner el lema.

Ya solo nos queda la espada, que puede ser prestada

o la puedes hacer tú, reciclando cosas que tengas.

Yo tenía esta en casa. Bueno, ya estamos listos.

Ay, qué nervios, que ya me llaman para nombrarme caballero.

¿Y tú? ¿Te animas?

Vamos a recordar lo que necesitábamos.

Tener unos valores dignos de caballero:

ser valiente, generoso y decir siempre la verdad.

Pensar en un patrono, buscar un lema

y tener un escudo y una espada.

Con esto ya estás listo para convertirte en caballero.

Yo me voy a llamar lady Mamen, defensora de los gatos.

(Maullido)

Ya sabía yo que esto le iba a gustar a Valentina.

Hasta pronto.

¿Dónde está James?

Ya estoy preparado para ser un caballero.

Mi lema será: "Salvo princesas y como basura con mayonesa".

-Saludad al rey. -Eh, has traído la espada.

-Sí, bueno, ¿pero tú no eras pacifista?

-Una espada de gomaespuma no hace pupita.

-Bueno, hace falta una espada para nombrarte caballero

y solo un rey puede nombrar a los caballeros.

-¿No había un examen de caballería? -No.

Ven, yo te nombro caballero de la corte de James I de Clan.

-Espera un momento. ¿Y si no quiero ser de tu corte?

-Nacho, todos los caballeros tienen que servir a un rey.

-Yo no necesito rey. Soy un mapache libre,

pero un escudero que limpie mi armadura sí me vendría bien.

Trae la espada y te nombro "mapachescudero".

Un rey no limpia la armadura de un caballero.

-Sí que puede, ya verás.

Traes un trapito y te quedará como los chorros del oro.

-Las cosas no son así.

En la sociedad feudal todo el mundo obedecía al rey.

-Venga, coronitas, no te hagas el duro conmigo.

Si aceptas ser mi escudero, te regalaré una papelera

para que tengas un casco molón. -No te enteras.

En la Edad Media las cosas eran distintas.

El rey mandaba y los nobles y caballeros obedecían.

-Pues vaya rollo la Edad Media, prefiero la edad entera.

-Mejor que te lo explique Mari Carmen.

A ver. Oh.

Me queda fenomenal esta corona, sería una reina guapísima.

Uy, pero a ver. De caballero no estoy nada mal.

Hola, niños y niñas, ¿cómo estáis? Me está costando un montón

decidirme qué personaje de la época elegir.

El rey, la campesina... ¿Sabéis de qué época os hablo?

Os voy a dar una pista: vivían en castillos,

luchaban en batallas y vestían armaduras.

Eso es, la Edad Media.

La Edad Media fue un período larguísimo de la historia,

duró más de mil años, desde el siglo V hasta el XV.

Empezó con la caída del Imperio Romano, en el 476,

y duró hasta el año 1440,

el año en que Gutenberg inventó la imprenta,

que fue toda una revolución, aunque algunos historiadores

ponen el final de la Edad Media

en 1492, el año del descubrimiento de América.

Lo que está claro es que empezó un nuevo período de la historia.

Europa se dividió en un montón de territorios

gobernados por reyes y reinas, que tenían el poder,

y también por señores feudales que eran los dueños de la tierra.

Soy Mamen, reina de Recreolandia,

y ordeno a todos los niños y niñas de mi reino

que hagan lo que les dé la gana.

(GRITA)

¿Te imaginas? Sería superdivertido, pero estarás conmigo

en que también sería un poco caos, pero es que así era,

el rey mandaba y todas las personas del reino tenían que obedecer,

sin rechistar.

Bueno, rechistar, rechistaban, pero no les servía de nada.

Los siguientes que mandaban era la nobleza,

condes, duques, barones...

Eran las personas leales al rey

que lo ayudaban en cosas de administración

y otros temas del gobierno.

Los caballeros también pertenecían a la nobleza.

Juro por mi honor que protegeré y defenderé a mi rey

por encima de todas las cosas.

Y con mi caballo me voy a la guerra.

Así que tenemos al rey, el que manda,

a la nobleza, los leales al rey.

¿Qué otras personas nos faltan? Os voy a dar una pista.

Eso es, los vasallos y campesinos.

Ellos cuidaban a los animales y cultivaban la tierra.

A cambio recibían la protección de los poderosos.

Esta estructura de la sociedad en forma de triángulo

se conoce con un palabro feo feo.

Feudalismo, eso es.

En esta época había muchas guerras.

Estaban todo el día de batalla en batalla

y para defenderse construían

unas edificaciones que han durado hasta hoy en día.

Os voy a dar unas pistas:

eran de piedra, tenían almenas y se construían en lugares altos.

Eso es, los castillos. Como este.

Para defenderse,

como desde el castillo podían ver todo alrededor,

veían si llegaba el enemigo,

que, como iban a caballo, tardaban unos días en llegar.

Entonces le añadían una muralla de piedra alrededor,

a veces también un foso con agua.

Eso no lo pasaba ni Tarzán.

La vida social se hacía en los mercados,

donde se intercambiaban joyas, armas, vestidos, comida...

Los campesinos vendían sus productos

y los panaderos hacían el pan con los cereales.

Resumiendo diez siglos en pocas palabras.

La Edad Media transcurre entre los siglos V y XV.

Era una sociedad feudal en la que mandaba el rey.

La nobleza vivía en los castillos y los campesinos en el campo.

En los mercados se intercambiaban los productos.

Y hasta aquí un largo período de la historia.

Hasta pronto, mis vasallos.

¿Te ha quedado claro el feudalismo?

-Sí, pero yo quiero ser un caballero moderno.

A partir de ahora me haré llamar sir Mapacho del futuro.

Ahora mismo cojo mi caballo

y me voy a rescatar princesas "mapachas".

-¿Dónde está tu caballo? -Aquí.

¡Arre, Coquitos!

-Si la princesa te ve llegar con dos cocos,

no te tomará en serio.

-¡So, Coquitos!

¿Por qué? ¿Cómo debo galopar para impresionar a mi princesa?

-Por suerte, Álex nos va a hacer una clase de cómo montar a caballo.

-Espérame, Álex. ¡Arre, Coquitos!

(RELINCHA) Eh, so.

Hola a todos y todas.

¿Sabías que en la Edad Media se celebraban combates a caballo,

con lanza, entre dos caballeros, para ver quién era el más fuerte?

Ya hemos dejado el caballo en la cuadra.

Igual te suena haberlo visto en alguna película.

Estos juegos se llamaban justas medievales.

Fueron uno de los espectáculos más populares

durante la Edad Media.

Convertirse en un caballero

requería de un gran entrenamiento físico.

¿Que no me crees? Pues te voy a poner a prueba.

¿Te gustaría convertirte en un auténtico caballero?

Prepara tu casco y tu escudo que empezamos.

Bueno, nos lo vamos a imaginar, porque no es muy práctico

para realizar todos los ejercicios que tengo preparados para ti.

Como sabrás, un buen caballero sabe montar a caballo,

así que te propongo

una serie de ejercicios relacionados con esta disciplina.

Ahora imaginaremos que estamos a lomos de nuestro caballo.

Separa un poco las piernas, ponlas en paralelo

y baja la cadera.

No descuides la parte superior de tu cuerpo.

Recuerda que para montar a caballo

tenemos que tener la espalda recta y el tronco ligeramente inclinado.

Mira al horizonte y concéntrate. Ahora, sube y baja cinco veces.

Una más.

Atención, pregunta:

¿Sabrías decirme cuáles son los diferentes pasos de un caballo?

Muy bien. Veo que te lo sabes.

Un caballo anda, trota y galopa. Venga, vamos a imitarlo.

Si quieres relinchar, eso lo dejo en tus manos.

Empecemos haciendo una marcha suave.

Venga, camina en el sitio, sin moverte.

¿Vas bien? Pues venga. Continúa al menos diez segundos.

Ahora vamos a caminar un poco más rápido.

Hay que levantar ligeramente los pies

y subir un poco las rodillas, eso es.

No sé si te has dado cuenta, pero ahora estás trotando.

Ahora te pido un poco más de esfuerzo.

Tienes que levantar un poco más los pies

y subir las rodillas todo lo que puedas.

¿Lista? ¿Listo? Ahora estás galopando.

Vamos, aguanta un poco más.

Genial, lo has hecho fenomenal.

(RÍEN)

Esquivar espadas y ser rápidos en nuestros movimientos

para despistar al contrincante

es básico para ser un buen caballero.

Ahora te propongo

un entrenamiento con un bastón como este.

Puedes usar el palo de una escoba.

Coloca tu bastón en posición vertical.

Ahora prueba a soltarlo.

Muy bien.

Ahora intenta tocar con una mano en el suelo.

Genial. No dejes que tu bastón toque en el suelo.

¿Complicado?

No, solo es cuestión de práctica.

Tienes que hacer movimientos rápidos

como un auténtico caballero.

¿Sabes? Cuando un chico cumplía los 15 años,

podía convertirse en escudero,

que era el encargado de llevar el escudo y el arma del caballero.

Aunque pueda parecer poca cosa, los escuderos

estaban obligados a dominar un montón de disciplinas

que hoy consideramos deportes, como la natación o la escalada.

Además, con el tiempo

un escudero podía llegar a convertirse en caballero,

así que recuerda, con entrenamiento y esfuerzo

vamos consiguiendo poco a poco nuestros retos.

Te veo pronto.

Parece que vuelve sir Mapacho.

-So, Coquitos.

-¿Qué? ¿Has aprendido a montar a caballo?

-Creo que, si quiero aprender a montar a caballo,

antes tendré que comprar uno.

Esto solo son dos cocos.

-¿Comprar un caballo? ¿Pero tienes ahorros?

-No estoy acostumbrado a pagar. En la basura encuentro todo gratis.

-Tienes que aprender el valor del dinero.

En la Edad Media ya se utilizaban monedas

como los doblones, los ducados o los maravedíes.

-¿Los maracuyás? -No, no, eso es una fruta.

Maravedís.

Eran como el euro, pero una moneda de la Edad Media.

Miguel Ángel nos lo enseña.

Hola, matemaníacas, ¿qué tal?

Hoy vamos a hablar de una cosa

que se puede contar, agrupar y repartir,

la utilizamos todos los días y se cuenta con billetes y monedas.

Sí, vamos a hablar del dinero y su equivalencia.

¿Sabías que no siempre han existido las monedas y los billetes?

Al principio, el ser humano cazaba animales

y cogía frutas de los árboles, no los compraba.

Después, en el Neolítico,

fue cuando empezaron a sembrar los campos

e intercambiaban productos.

Por ejemplo, un vecino le daba a uno zanahorias

y el otro le daba tomates.

A eso se le llama trueque.

Posteriormente, las antiguas civilizaciones

inventaron lo que serían las monedas y los billetes.

Y a eso se le llamó el intercambio monetario.

Con las monedas y los billetes podemos comprar

aquellas cosas materiales que tenemos a nuestro alrededor,

como pueden ser la ropa, los juguetes, la comida...,

pero aquellas cosas materiales.

Hay cosas inmateriales, como los abrazos,

o como un paseo por el parque, que son gratis, por suerte.

A veces son incluso mucho mejores.

Vamos a atender a las monedas y a los billetes,

que es lo que nos interesa.

¿Sabían que no todos los países tienen la misma moneda?

En Estados Unidos utilizan el dólar;

en Japón, el yen; en Inglaterra, la libra;

y en Europa utilizamos el euro.

España, como está en Europa, utiliza el euro.

Nuestra unidad de moneda es el euro,

pero hay cosas que cuestan menos de un euro,

por ejemplo, un sobre.

Cuando queremos comprar cosas que cuestan menos de un euro

pagamos con céntimos.

Tenemos que tener claro

que un euro es igual a cien céntimos.

Imagínense que vamos a comprar

una bola sorpresa que cuesta un euro.

Podemos pagar con una moneda de un euro.

¿Pero si vamos a comprar una goma de borrar

que cuesta 20 céntimos?

Podemos pagar con una moneda de 20 céntimos,

o con una moneda de un euro.

¿Y cuánto nos devuelven?

Si un euro es igual a cien céntimos,

y la goma vale 20 céntimos, nos devuelven 80 céntimos.

Claro que sí.

¿Y si vamos a comprar un chupachup que vale 50 céntimos.

Podemos pagar con una moneda de 50 céntimos.

Hay una moneda que vale 50 céntimos.

O pagamos con una moneda de un euro y, como vale cien céntimos,

¿cuánto nos devolverían?

Nos devolverían 50 céntimos, muy bien.

Ahora otra cosa.

Imagínense que vamos a comprar una barra de pan

y la barra de pan vale 40 céntimos.

Podemos pagar con una moneda de 50 céntimos.

¿Cuánto nos devolverán?

Si pagamos con una moneda de 50 céntimos,

nos pueden devolver una moneda de diez céntimos

o dos monedas de cinco céntimos.

También hay monedas de dos euros con las que podemos comprar

un trozo de una rica tarta o un fluorescente, por ejemplo.

(GRITA)

Como hemos visto, existen múltiples monedas.

No podemos ir con cien céntimos en el bolsillo, que pesan mucho.

Ahora les voy a lanzar unas preguntas,

para que pensemos un poco y ver si lo hemos aprendido.

¿Con qué podemos pagar esta rosa a la vendedora?

Claro, con una moneda de un euro y una de 50.

Y otra pregunta:

¿Podríamos comprar este caramelo con una moneda de diez céntimos?

Sí, y nos sobrarían cinco céntimos.

Como diría mi abuelo: el dinero no crece de los árboles.

Por eso hay que trabajar para ganárselo

y tenemos que tener mucho cuidado con el dinero familiar

y no gastarlo en aquello que no necesitamos.

Les voy a dar un truco. ¿Tienen una hucha?

Aquí podemos ir metiendo las monedas que nos van dando.

Podemos acumular dinero y comprarnos aquello que nos guste,

claro, con el permiso familiar.

Les dejo. Ahorren mucho, ¿vale? Nos vemos. Hasta la próxima.

Bueno, pues ya soy un caballero. -¿Y el caballo?

-No me lo he podido comprar, no tenía maracuyás,

pero me han hecho precio de amigo por este escudo tan molón.

¿Qué te parece, mi fiel James?

-Pues que eso no es un escudo, es la tapa de un cubo de basura.

-Y tú no eres un rey. Solo un profesor disfrazado.

No arruines mi fantasía, "aguafiestás".

-Será aguafiestas. El acento de "aguafiestas"

está en la tercera sílaba, no en la última.

Si no, sería una palabra aguda.

-Ya estás con tus palabras raras para hacerte el interesante.

Me voy a hacer "caballeradas" por ahí y a rescatar princesas.

Hala, adiós. -Nacho, vuelve.

El profe de Lengua te lo explica mejor.

Hola, chicos y chicas.

Hoy os traigo unas protagonistas muy especiales

que son necesarias siempre que hablamos, leemos o escribimos.

¿Se te ocurren quiénes son?

Muy bien, las palabras.

Pero no te voy a contar que están formadas por sílabas.

Eso ya lo sabes.

Lo importante es cómo las decimos y las escribimos.

No es lo mismo decir Ramón que "Ramon".

O Esther que "Ésther".

Vas a ver cuál es la acentuación.

Cuando decimos una palabra siempre hay una sílaba

que decimos más fuerte que las demás.

¿Que no te lo crees? Prueba con la palabra comedor.

Vamos a ver qué sílaba suena más fuerte.

La voy a separar en sílabas. "Cómedor".

Yo creo que esta no.

Vamos a ir con la segunda sílaba.

"Comédor".

Uy, qué raro suena.

Vamos con la última sílaba. Comedor.

Esta sí, esta sí que suena bien.

El golpe de voz es en la última sílaba.

Estas sílabas que tienen toda la fuerza en la pronunciación

tienen un nombre, a ver si lo averiguas.

A: sílaba fuerte.

B: sílaba tónica.

C: sílaba supersónica.

Muy bien, la respuesta era la B, sílaba tónica.

Vamos a practicar.

En la palabra "divertirse", cuál es la sílaba tónica.

Fíjate.

Di, ver, tir, se.

Eso es, ¿has oído?

TIR es la sílaba tónica porque es la que suena más fuerte.

Cuando en una palabra la fuerza está en la última sílaba,

es decir, que la sílaba tónica es la última,

decimos que son palabras agudas.

Fijaos, me he preparado un montón de palabras y dos cajas.

Una para meter las que son agudas y otras para las que no lo son.

(RÍEN)

Por ejemplo, voy a coger

una palabra de las que tengo por aquí.

Uy, aquí tengo una, despertador.

Fíjate, des, per, ta, dor.

El golpe de voz, la sílaba tónica, es DOR, la última sílaba,

por lo tanto, es aguda.

Dentro de la caja de las agudas.

A ver qué más tengo por aquí. Esta me gusta, elefante.

E, le, fan, te.

La fuerza no está en la última sílaba,

así que esta no es aguda, a la caja de las no agudas.

Drácula, drá, cu, la.

Esta tampoco es aguda.

Y ahora viene el más difícil todavía.

¿Cómo diferenciamos la sílaba tónica en la escritura?

Muy fácil, poniendo una rayita en la vocal de esa sílaba.

A ese acento ortográfico se le llama tilde,

como, por ejemplo, la palabra colibrí.

Fijaos que la I tiene tilde.

Ahora presta atención.

Te voy a contar un truco infalible para que sepas

cuándo las palabras agudas llevan tilde.

Si es aguda y tiene más de una sílaba,

lleva tilde cuando acaba en N, S, o vocal.

Vamos a hacer una prueba.

Piensa una palabra, por ejemplo, camión.

¿Es aguda? Sí, porque el golpe de voz es en ON, la última sílaba.

¿Acaba en N, S o vocal? Sí, acaba en N,

así que "camión",

como este, lleva tilde.

¿Todavía no estás seguro?

Lo vas a ver. Camión, con tilde en la O.

¿Qué? ¿Te has quedado con todo lo que te he contado?

Por si acaso, vamos a repasar.

Primero: buscamos la sílaba que suena más fuerte.

Segundo: si es la última, ya sabemos que son agudas.

Tercero: si acaba en N, S, o vocal,

le tenemos que poner la tilde.

Ahora tus dictados estarán perfectos.

Nos vemos pronto.

(SUSPIRA)

Estos cocos suenan menos locos de lo normal.

(SUSPIRA) -Soy un caballero de la triste figura,

mis cocos han sido derrotados.

-A ver, cuéntame.

¿Cómo te ha ido rescatando princesas?

-Pues mal.

Cuando fui a rescatarla me dijo que no necesitaba ningún caballero

que la rescatase, que ella se rescataba solita.

Es que las princesas ya no son lo que eran.

-Tú tampoco eres un caballero muy normal.

-Creo que voy a dejar el "caballerismo"

y me voy a hacer astronauta.

-Venga, no te rindas, sir Mapacho,

y demuestra que eres un caballero de la información.

Vamos juntos a presentar el noticiero "Está mapachando".

(Música)

Bienvenidos a "Está mapachando",

el noticiero mapache que da las noticias "pache lo que pache".

Noticias "mapachionantes". Este increíble documento

prueba que el mayor enemigo de los caballeros

no son los dragones, sino los perretes.

Se trata de un espectacular torneo medieval

celebrado en los alrededores de Camelot.

El combate deja clara la superioridad

de cualquier especie animal sobre la humana.

De hecho, varios estudios científicos demuestran

que, si las mascotas hubieran reinado en la Edad Media,

se hubieran construido un millón más de castillos.

-Sigamos con las noticias.

Uno de los castillos más famosos de caballeros y princesas

de todo el mundo es el de Neuschwanstein,

en Alemania, un lugar de cuento de hadas

que inspiró al mismísimo Walt Disney

para la creación del castillo de la Bella Durmiente.

-Y terminamos con un misterio medieval.

Esta extraña imagen se repite en muchos manuscritos medievales.

Un caballero que lucha contra un caracol gigante.

Unos dicen que es una burla, otros que es un símbolo religioso,

y otros que es una simple broma de un monje copista,

pero nadie sabe por qué los dibujaban.

James, ¿sabes por qué lucha con un caracol?

-No.

-Porque, si luchara con un mapache, perdería.

¡En guardia! ¡Te reto a un duelo! -Ay, para.

Bueno, menos mal que es de gomaespuma.

"Claners", lo dejamos aquí. Hasta mañana.

O como dirían en castellano medieval,

hasta mañana, amigos.

Venga, lucha.