Domingos a las 22.30 horas
Buenas noches "again".
Evidentemente, el atractivo que tiene Holmes
es la deducción y la inteligencia.
Lo que le produce también un cierto toque de frialdad
porque se enfrenta demasiado, analiza demasiado,
los sentimientos sobre todo.
que el contacto con Galdós y "Fortunata y Jacinta",
que le ha dado la primera edición, que es la primera edición de verdad.
Hay que decir que todo lo que sale en cuanto a libros
son primeras ediciones gracias a Luis Alberto de Cuenca,
exdirector de la Biblioteca Nacional, que nos dio primeras ediciones.
Era rodar y devolverlas continuamente.
Pues creo que gracias a Galdós y a ese mundo de las mujeres
de "Fortunata y Jacinta" y a la música de Albéniz,
ese viaje para él iniciático de venir a España le ha cambiado.
Y Holmes, es una presunción por ser yo también español,
va a ser distinto después de haber conocido
a una gente que le ha dejado una gran huella.
No quise remarcarlo mucho,
pero en la pared donde había fotos de boxeadores, de campeones, etc.,
ya hay fotos de él con Galdós en Lhardy
y con sus nuevos amigos.
Es decir, que alguna incidencia sí que ha podido tener.
Se da cuenta de que esa mujer, esa cantante de ópera, Irene Adler,
es algo más... está más cerca de él de lo que él pensaba.
Es decir, que le quiere con una profundidad
que él probablemente no había calculado.
Entonces, al final no es que se nos haga un romántico,
pero sí que hay un cambio que se nota en la conversación
que tiene con su amigo al final cuando le dice:
"Me voy, se me ha hecho tarde,
he quedado para ir a la modista con mi mujer".
Y él le dice...
-A nosotros nunca se nos hace tarde, querido Watson.
Al contrario, siempre se nos hace pronto.
-Cierto, querido Sherlock.
-Lo difícil de escribir la película y que había en los ensayos
que darle ese tono, es que estábamos hablando
de un hombre muy inteligente y nosotros no lo somos.
(RÍE) Entonces, yo dije: "¿Cómo podemos hacer esto?"
(RÍEN) Eso es un problema.
Es como si estamos hablando de rubios altos
y nosotros somos bajitos y morenos. No podemos.
Sí, bueno, es que ya te digo, lo otro es una excusa
para traerlos a Madrid.
Que hay unos crímenes, que se están matando prostitutas
y buscarle un enganche con ese mundo barojiano
de cómo era entonces Madrid, y el mundo de la arquitectura,
y cómo la ampliación de las grandes ciudades
siempre nos ha traído esas historias.
Realmente gracias a "Jack el Destripador"
se tira una parte de Londres,
Whitechapel y todo lo que le rueda y se moderniza,
porque aquello era insalubre.
Acuérdate que las grandes avenidas de París no se aceptan...
Se aceptan bien... para una modernidad,
pero sobre todo porque en los callejones que había
la gente se infiltraba y había revueltas continuas,
mientras que aquí en una avenida ponías tres cañones
y se acabó la historia, las revueltas.
Entonces, Madrid, con retraso, como siempre ha habido en España,
toma contacto, va a tirar dentro de nada la Gran Vía,
va a hacerse un Madrid nuevo en Arturo Soria.
Entonces, buscan también alguien que les pueda ayudar a decir:
"Esto hay que tirarlo, este mundo de crímenes,
esto es insalubre, estas casas, todo esto..."
Pero fundamentalmente a mí lo que me gustaba
eran las relaciones de él con la investigación sobre el amor,
sobre las mujeres.
En ese sentido es una película a lo Ophüls, de amores.
Lo que no he podido es desplazar la cámara como Ophüls,
primero porque no sé, y en segundo porque no contaba con los elementos
que él tenía cuando rodaba esas películas.
Por ejemplo, "Madame de...", que es una verdadera historia
de amor como...
A mí todavía me gusta más que "Carta de una desconocida".
Pero bueno, meterlo en ese mundo a Holmes,
ese mundo romántico de calles empedradas,
de salones donde la gente murmura continuamente,
ese Madrid también de la Restauración.
Y meter a un inglés allí, pues creo que es algo,
no sé, que a mí me apetecía y me seducía sobre todo la idea.
Verles en el Retiro, en lugares que ya existían
como el Palacio de Cristal o en otro tipo de lugares
como restaurantes.
Aquí tengo que decir una vez más que le agradezco mucho
al restaurante Lhardy, que es posiblemente ya
el más antiguo que queda en Europa, que no nos cobrara,
que nos dejara rodar allí durante dos noches enteras
y que eso no es frecuente.
-Si me permite decírselo,
es usted mucho mejor que en los relatos de Johnny.
Más divertido, más simpático, más... Más todo.
(RÍEN)
-Bueno, ¿qué podemos pedir de postre?
-¿Lenguas de gato? (RÍEN)
¿Sabes una cosa?
A mí siempre me han gustado mucho las mujeres.
Hasta hoy mismo creo que he tenido la suerte
de conocer mujeres extraordinarias.
Creo que es muy importante que yo fuera a un colegio
con cuatro años con chicos y chicas.
Desde los cuatro años hasta que salí para ir al Instituto Cervantes
a estudiar Preu, yo tenía compañeras y compañeros.
Yo me sentaba, en esa época como sabes,
se hablaba, yo que sé: "Núñez, Serrano...",
pues eran chicas.
Pero siempre he tenido una gran admiración por ellas.
Y además me contaron cosas que son imposibles de saber
para un director, para un escritor,
porque cuando ellas se enamoraban con 12 años o con 13 años
y te decían: "He conocido a este chico en el veraneo, tal..."
Entonces, tú le decías: "Pues no le llames, ya te llamará él.
Si él te quiere, ya verás como te llama".
Y al revés, cuando yo había conocido a una chica
en Miraflores de la Sierra que me gustaba mucho y tal, decía:
"Fíjate, voy al guateque, o no sé cuántos, y ella baila con otro,
y a mí me consta que...". "No, no, pues esa sí te mira..."
Todo eso ya con 15 años cuando hacíamos el Preu de Letras
y estudiábamos griego y latín, ahí me sirvió para tener
una visión de la mujer probablemente distinta
porque yo creo que ha habido muy poca gente
que ha ido a un colegio mixto en los años 50, muy poca gente.
Entonces, ese contacto me ha hecho ver
que las mujeres son más valientes,
se la juegan mucho más si hay que llegar
a un momento determinado.
Y también más duras que los hombres, son más duras.
Entonces, los personajes de las películas que yo he hecho
he tratado que las mujeres no es que estén a la altura
de los personajes masculinos, sino que les enseñen muchas cosas
a los personajes masculinos, aunque sea el propio Sherlock Holmes.
-Yo también me aferré a ti como a un clavo ardiendo.
Pero por otras razones.
Yo soy una mujer y siempre es algo mucho peor en este país.
Bueno, supongo que si yo hubiera tenido
algo más que mi marido y mis hijas, pues no habría pasado nada.
Pero las mujeres, por lo menos la mayoría,
tenemos tan poco...
Pues hombre, yo tengo buenos recuerdos.
Leticia Dolera, que es como Lillian Gish, ¿no?
Es un poco como esas actrices del cine mudo,
esas estrellas, como Lillian Gish. Tiene algo de esa cara.
Pues ella misma es directora, es una mujer muy inteligente.
Prácticamente no necesitas decirle nada porque ella ve el personaje.
Belén López es una actriz extraordinaria en la línea de...
Podría ser una actriz, ¿cómo te diría yo?
En la línea de Anna Magnani.
Cuando... todavía le quedan, cuando cumpla más películas,
pero es una actriz estupenda.
Manuela Velasco es otra actriz magnífica.
Es decir, como decía Berlanga, no tiene mérito.
Cuando haces bien el casting, ya tienes ganado la dirección
de los intérpretes prácticamente, ¿no?
Todas, ¿quiénes más?
Macarena está estupenda.
Y cuidar muy bien su personaje.
Cuando: "Te voy a presenta al señor Holmes", y hace...
Hace esos gestitos.
Saluda como las actrices, ella que se considera...
Está estupenda, tiene una escena magnífica con Víctor Clavijo.
Yo creo que están muy bien.
Yo elegí unos intérpretes que me parece que eran estupendos.
Yo todas las películas, unas podrán gustar más o menos,
otras no gustar nada, pero es difícil en una película
que yo haya dirigido que estén mal los actores,
es difícil, muy difícil.
Primero porque los he elegido que eran buenos,
y luego muy de acuerdo con los personajes que tenían que hacer.
Y luego porque yo les he tratado, igual que ellos a mí,
con mucho cariño y buscando siempre lo mejor,
siempre su lado bueno del diálogo, su lado bueno de la voz,
su lado bueno de la mirada, su lado bueno de cómo caminan.
Siempre verlo con la mejor forma, ¿no?
porque cuando estábamos viendo la película
estábamos cotilleando de cosas nuestras.
Eso quiere decir que las altas esferas...
Siempre han estado como...
Lo que se dice está a mucha distancia, no a años luz,
pero mucha distancia de lo que realmente conoce la gente.
Eso pasa incluso ahora.
No sabemos exactamente.
Hablas porque alguien ha filtrado una cosa, pero...
Entonces, aquí lo que se supone es que alguien ha hablado
desde Inglaterra, desde el Foreign Office inglés,
desde Scotland Yard,
y están hablando con la Casa Real española y le está diciendo:
"Esto que me habéis dicho y esto que me estáis pidiendo
está complicándose un poco porque no teníamos previsto
tanta historia..."
Y, sobre todo, que ese personaje que no existe,
que es Sherlock Holmes e iba a intervenir
y nos iba de alguna manera a incomodar.
Es lo que hace él, él lo sabe.
Él sabe que esto es más allá, no busquéis un culpable,
no hay culpable, ya no hay eso. El número 1, no hay número 1.
No busquemos, que estamos entrando en otro mundo.
-Es el progreso, el desarrollo, quien encubre a Jack y le camufla.
-Ayudados por el poder.
-Claro, pero para que te lo creas, yo pensaba mejor
alguien que ha estado de embajador de España en Naciones Unidas,
como es mi amigo Inocencio Arias, Chencho Arias para el cine,
pues entonces cuando él habla eso tiene una convicción
porque eso lo ha dicho muchas veces. (RÍEN)
Cuando ha estado en el gobierno del PSOE
y cuando ha estado con el PP.
Cuando ha estado con... Zapatero y cuando ha estado con Aznar.
Porque estaba en Naciones Unidas y ha visto muchas cosas
de las que él, incluso en sus libros más personales,
ha dicho que no va a contar nunca.
Cuando lo dice él, evidentemente lo dice de una manera
que a mí me resulta muy real y muy convincente.
Deduzco que los últimos informes del señor Wilson son buenos
y que estamos sorteando todas las dificultades,
las esperadas y las inesperadas.
-De la misma forma que cuando preguntaban por lo de...
Ha pasado el tiempo, como yo decía.
Gallardón, Gallardón entonces era ministro, ¿no?
Bueno, es el sobrino nieto de Albéniz.
Entonces, me dijo: "He visto en el guión,
¿me lo puedes dejar leer?" Lo leyó y dijo: "Qué bien.
¿Y ese personaje de Albéniz? Yo me parezco incluso un poco".
Y es verdad, bueno, le pusimos evidentemente una barba, la...
Pero tú ves las fotos y tiene ese aire de familia
que tenía Albéniz.
De lo que se habla es como que yo utilizo
a Ruiz-Gallardón.
O sea, yo no utilizo a Ruiz-Gallardón para nada.
Si Ruiz-Gallardón no me va a meter espectadores,
pero aquí de lo que se habló, como pasa siempre
en este país pequeño donde no nos queremos nadie,
como estamos viendo cada día con mayor exactitud.
No nos queremos, no nos aguantamos.
Pues eso pasa, que cuando haces una película,
en vez de decir: "Mira, trabaja Gallardón
porque creo que él es familiar de Albéniz".
No, "mira, este ha puesto Gallardón..."
¿Qué, para que me dé dinero? No lo entiendo.
Pues eso pasa mucho.
Pero bueno, yo estoy contento porque es un momento muy bonito.
A Holmes le gustaba la música, muchísimo.
Le gustaba el piano, le gustaba tocar el violín
y le gustaba, no sé, una serie de músicos estupendos, ¿no?
Pues que aquí en España en esa época Albéniz era un músico
de primerísima línea.
Pues, hombre, le dicen: "Va usted a conocer a Holmes, encantado, tal.
A ver si un día..."
Y que acabe tocando una música española
me parece que es un remate muy bonito,
aunque me digan que soy muy español.
(RÍE) Yo soy de los pocos que van quedando ya.
He nacido en España y me gusta España.
A lo mejor no es el momento, o sí, este es el momento de decir
que me siento muy orgulloso de que yo sea de un país
donde en el siglo XX, para no irnos muy atrás,
ha habido un poeta llamado Federico García Lorca,
que es uno de los genios de la cultura universal.
Me siento orgulloso de los hermanos Machado,
de Juan Ramón Jiménez.
Me siento orgulloso de un arquitecto extraordinario
como fue Alejandro de la Sota, de los mejores,
comparable a Frank Lloyd Wright, o a Gropius o a alguno de estos.
Me siento orgulloso de Luis Buñuel y de Luis Berlanga.
Me siento orgulloso del señor don Pío Baroja.
Es decir, que es un país estupendo el nuestro.
No sé de dónde sale esa cosa de cuando hablamos...
Y de un pensador como Ortega.
Es un tipo que a mí me parece que la España invertebrada
y la España vertebrada lo estamos viendo ahora.
-¿Qué sabe de España, Holmes?
Y no hace falta que se remonte a la pobre Catalina de Aragón.
-Es un enigma.
Para algunos sigue anclada en el siglo XVIII.
Pero para otros, como Richard Ford o Washington Irving
es un lugar único.
Seductor, impredecible, como en Japón, la India.
Bueno, eso es un lujo... especial porque lo que yo tenía con Gil,
no era solo ya que habíamos trabajado...
Fíjate, la primera que hacemos es en el 81, "Volver a empezar".
Es la primera vez que trabajamos Gil y yo juntos.
Lo que compartíamos, el secreto nuestro era Hollywood.
Él era un enamorado de Hollywood como yo, del Hollywood dorado,
y entonces yo le daba una clave y le decía:
"¿Te acuerdas de 'Navidades en julio' de Preston Sturges
cuando están ellos arriba en la azotea
con el skyline de Nueva York,
que está hecho en estudio en Hollywood?
Sí, pues hazte una cosita parecida". Es decir, teníamos...
Como una cultura cinematográfica de los directores artísticos
de Hollywood que era... No teníamos mucho que charlar,
sino que enseguida yo le decía una cosa y tal.
"Oye, ¿qué hacemos aquí?
¿Tú puedes transformar el Teatro Español, este camerino,
en uno del Covent Garden? Que no conocemos ninguno.
Ni lo va a saber nunca a nadie.
Pero nos hacemos una idea de cómo nos gustaría
que fuera el Covent Garden un bonito camerino.
Y fuimos al teatro español, unimos dos salas,
porque ese no existe en el Teatro Español
para que se pudiese mover ahí la grúa
y unimos dos salas y fue un decorado maravilloso,
con biombo, todo, una maravilla ese decorado que hizo Gil.
Lo que pasa que, claro, interiores naturales
era en Lhardy, era un interior natural.
Lo que se supone que es el hotel donde están ellos
eso es el Casino de Madrid, la escalinata que suben ellos.
Porque cuando haces algo de época
siempre es algo que se te ha escapado,
que te hubiera gustado conocer.
Que en ese pasado sabes que hubieras encontrado a lo mejor
la historia de amor de tu vida o el éxito de tu vida.
El pasado siempre es un lugar extraordinario,
y en una nota que tengo yo tomada para una futura película,
si la hubiera, dice uno: "Hombre, vives anclado en el pasado".
Y él dice: "Es que en el pasado se está muy bien
porque nadie habla".
Y es verdad, nadie te da la tabarra.
No habla nadie en el pasado.
Es un país el pasado, es otro país,
otro país donde a veces te sientes reconfortado
y a veces quieres huir de él porque tienes malos rollos,
malos momentos, pero evidentemente es un país.
Y como yo digo, es un país en el que no hay que hablar,
y eso está bien. (RÍEN)
Y porque estaba harto de que quería vivir
en un mundo sin reuniones te dije.
Sí, si yo no tengo nunca nada que ocultar.
Ya me gustaría a mí ocultar cosas,
pero ha ocurrido una cosa personal, de incidencia personal.
Después del fallecimiento de la mujer de Alfredo Landa,
de Maite, de haber hablado con sus hijos...
Y de alguna manera estoy dándole vueltas
a regresar a "El crack" como homenaje,
no solo a un amigo, como fue Alfredo, irreparable,
sino mucha gente...
El operador Manolo Rojas, mucha gente que había allí metida.
Entonces, estoy dándole la vuelta y lo que me frena precisamente
es que no quisiera tener que ir para pedir unos derechos de antena
por unas reuniones que tienen que hablar, que no sé qué,
y que te hablan en las televisiones, y que te hablan en todas partes.
Me gustaría volver a recoger "El crack",
a un "Crack", naturalmente anterior al año 81,
que no lo puede hacer Alfredo Landa, por supuesto,
porque como sabemos no está con nosotros,
que tampoco lo puede hacer Rellán,
porque el personaje acababa falleciendo,
pero sí otros muchos intérpretes, actrices y actores españoles
que podrían coger ese personaje.
Yo lo veo cuando abandona la Policía desengañado y desencantado,
monta una agencia de detective y empezar ahí una película,
una historia, una aventura, que pudiera de alguna forma
cerrar esa especie de trilogía.
Pero, insisto, lo que yo no estoy es por más de eso.
Porque este es el momento de ponerse medallas, que yo ya...
Es que si yo tengo que decir y hablar y discutir con alguien
y que me diga: "Esta escena no es buena.
No te vamos a dar los derechos por esto".
Coño... Aunque ahora ya se habla poco y ha celebrado los 60 años esta casa
y no se ha hablado, el único premio Emmy
que tiene esta casa, el único premio Emmy
que tiene esta casa y toda la televisión de España
se llama "La cabina" y es de Antonio Mercero.
Y yo tengo una parte importante porque escribí el guión.
Y el primer Oscar que ha conseguido este país
también tengo una parte importante porque es de "Volver a empezar".
Creo que lo que merezco yo ahora es que me digan sí o no,
pero que no me estén dando vueltas y eso
porque yo ya no estoy para ir dando vueltas.
Estoy para que me digan me interesa o no me interesa.
Y yo creo que sí puede interesar a mucha gente descubrir
cómo era la España esa de la que hablábamos.
La España del 75, la España de cuando termina la dictadura,
cuando fallece el general de tan alta graduación.
Y como yo nunca he sido cabezón de eso de decir:
"Oye, te vas". Evidentemente, me he ido,
y probablemente no la haga, pero bueno, si se puede hacer,
pues encantado.
-Eso está muy bien.
A mí siempre me ha dado sarpullido eso de tus películas,
tu filmografía, ¿no?
Creo que soy el único cineasta español
que no ha puesto: "Un film de..."
Que nunca ha puesto: "Una película de José Luis Garci".
Como ponía Billy Wilder, "producida y dirigida",
o como John Ford, "dirigida y escrita"
o "escrita y dirigida".
Nunca he puesto: "Un film de..." Porque me parece que no es real,
que no corresponde a la verdad.
Pero cuando yo veo las películas que he escrito o dirigido,
me quedo con una sensación un poco... extraña,
como que no he sido yo, o que...
O que yo entonces, el que hizo esa película, era otro.
Pero no tengo un sentido de autoría.
Por supuesto hay momentos que te gustan más que otros
en una película...
O hay una escena a la que le tienes más cariño,
pero de verdad nunca me he considerado un autor, nunca.
No, no, no creo que lo haya sido... Es decir...
Si tú me dices: "¿El cine español qué ha dado?"
En todo eso que hablaba antes de la cultura del siglo XX,
equiparable a eso, "Plácido" de Berlanga.
Eso. Yo creo que ni por asomo.
Y... salvo Berlanga, yo te diría películas españolas especiales,
puede ser "Arrebato" de Iván Zulueta,
puede ser "Tristana" de Buñuel, y pare usted de contar, ¿eh?
-Tristana...
Tristana...
Sí, sí.
No, hombre, es que me gusta.
¿Qué es lo más importante que tiene un director
para contar una película? El texto y los actores.
No hay nada más.
La luz puede estar mejor o peor, los muebles mejor o peor,
pueden ser muebles de Loscertales o muebles castellanos,
pero no tienes más remedio que sacar a esa figura,
ese cuerpo, esa manera de andar, de mirar, eso...
Si no te lo hacen los intérpretes, ya puedes tener lo que tengas,
pero esto no es mío, esto ya lo decía hace muchos años John Ford,
un buen guión, un buen texto y unos buenos intérpretes.
Y luego que está lloviendo, aprovechas la lluvia,
que viene un nubarrón, lo coges, pero eso es lo que tienes que hacer.
Yo creo que eso es el cine. El cine son...
Pues también el cine es el amor 24 fotogramas por segundo.
Y se transmite continuamente a la gente,
eso es lo que tienes que hacer.
Hombre, y de las más peligrosas. (RÍEN)
No sé si lo dice.
Hombre, fue tremendo, ¿eh?
Encantado.
La próxima venimos aquí para hablar de "El crack".
¿Qué hubiera pasado si el mítico Sherlock Holmes y su inseparable Doctor Watson hubieran visitado Madrid? Esta es la hipótesis que plantea ‘Holmes & Watson. Madrid days’, la película de José Luis Garci que estrena Versión Española.
El cineasta acude al coloquio moderado por Cayetana Guillén Cuervo para hablar de esta película inspirada en las novelas de Arthur Conan Doyle. Un trabajo en el que se encuentran gran parte de las señas de identidad de Garci: su pasión por la literatura, el cine, las mujeres o Madrid. En esta ocasión, un Madrid ambientado a finales del siglo XIX, último trabajo del gran decorador Gil Parrondo.