(NARRADOR) Vamos a mezclar,
en una combinación perfecta,
productos de tierra y mar
para conseguir recetas celestiales,
como un pollo con cigalas
para chuparte los dedos.
¿O qué decir de unas albóndigas
caseras con sepia
y setas deshidratadas?
Hoy no tienes elección:
Mar y montaña, dos en uno.
Ya veis, esto sí es mar y montaña.
Hombre, sí, total.
Más que el tuyo.
Bueno, bueno...
Hola, bienvenidos un día más
aquí, a "Torres en la cocina".
Gracias por estar ahí
y hoy mar y montaña.
Pollo con cigalas, Sergio.
Empezamos.
Bueno, dos grandes platos
de mar y montaña
que no solo se hacen...
En muchas regiones de España
se utiliza el mar y montaña,
se mezcla.
Esto es ya bien antiguo.
¿Qué quieres que haga?
Cigalas.
Venga, vale.
Pues mira qué cigalas.
Compramos en el mercado,
estaban bien de precio.
Las hemos encontrado bien.
Preciosa.
Y yo, con las cabezas,
me encargo de hacer un fondo.
Un fondo que ahora veréis,
con el que vamos a mojar
después el pollo.
Entonces, ¿qué necesito?
Necesito solo
las cabezas de cigala.
¿Y esto qué significa?
Pues que hacemos
cocina de aprovechamiento.
Aprovechamos las cabezas,
que tienen muchísimo sabor,
para hacer un caldo, un fondo.
Pero no os imagináis
lo bien que combina
la cigala con el pollo.
Bueno, es una receta
realmente antigua y...
Y es que combina muy bien.
Se dice que era,
entre los pescadores,
que ponían el pescado,
y la gente,
la gente que tenía animales,
aportaba la carne y, de ahí,
nació esta cocina tan rica, ¿no?
De mar y de montaña,
que es de carne y de pescado
o de carne y marisco o viceversa.
Pero superbuena, interesante.
Bueno, yo tengo aquí...
Mirad, yo tengo aquí las cabezas,
que tienen muchísimo sabor
y tienen concentración de...
De todo el coral
que tiene la cabeza.
Entonces, lo que vamos a hacer es,
muy sencillo, fondo fácil,
para no complicarnos la vida.
Algo de verdura que tenía
en la nevera.
Tenía un trozo de zanahoria
de las bresas que vamos haciendo.
Bresa, recordad,
verdura cortada grosso modo.
Y tenía un poco de zanahoria
y cebolla y un trocito de puerro.
Lo he puesto.
Pongo la verdura.
Le voy a poner un poco
de pimienta, eh...
Pimienta de Java,
es una pimienta muy interesante,
y es una pimienta
que tiene unos toques a vainilla...
Uf, muy sutil.
Huele muy bien, ¿eh?
Canela.
Te transporta, te hace viajar.
No tiene por qué ser esta,
podría ser otro tipo de canela...
Otro tipo de pimienta.
Pimienta en grano.
Pimienta en grano.
Pero esta me gusta y se encuentra.
Pimienta de Java,
o pimienta larga, de Indonesia,
que es muy buena.
Este fondo ya veréis
que es superbueno de sabor.
Claro, todo el jugo de las cabezas,
hay que machacarlas muy bien.
Mira, espera, le voy a poner
unos granos de pimienta.
Vale.
También, que esto le va muy bien.
Y un poco de tomillo, laurel...
Yo me voy, mientras tanto,
aquí al lado.
Venga, un poco de pimienta.
Aquí al lado a hacer el pollo,
que voy a dorar el pollo
en una cazuela.
Vale, pollo normal,
salpimentado.
Y vamos a dorar.
Ahí está.
Después le vamos a poner
un poco de patata también,
porque la patata
nos va a ayudar a espesar.
¿Que no queremos patata?
Podríamos enharinarlo un poco,
pero como la patata
nos va a dar ese...
Ese espesor, mucho mejor.
Vale.
Bueno, ya tengo
la verdura en blanco,
que no coge color.
Y cojo estas cabezas
y las pongo dentro.
No van a caber todas.
Lo que hago, con una espátula,
es simplemente romperlas un poco
para que suelten todo el jugo,
mojo con el agua a ras
y dejamos cocer 20 minutitos.
Vale.
Jugo por un lado,
el pollo por otro,
que vamos a dorar y retirar
para hacer la cebolla
y el tomate rehogados.
¿Hierve el agua ya?
Va... Casi.
Bueno, agua a ras.
Lo que decíamos.
Solo cubrir,
y un poquito menos igual está bien,
pero más no, porque así
esto lo teníamos ya
y no nos ha costado nada.
Entonces, vamos a hacer
un buen caldo para este pollo.
Y, luego, la combinación
de este sabor con el del pollo,
es fascinante.
Voy a poner agua con sal
para las colas de cigala.
Vete con las colas.
Cuando son tan frescas,
es verdad que cuestan de pelar
si las queremos hacer así.
Entonces, tenemos agua con sal:
Escaldar, sacar,
y se va a separar la piel
de la cáscara.
Entonces, las podemos pelar mejor.
Y, luego, la técnica de pelarla
que es... ahora os enseño
Hombre, sale muy fácil,
no se rompe,
Y, después, lo vamos a presentar
de una manera muy bonita.
Queda la cigala abierta
y parece como una flor.
Nunca mejor dicho, además.
Vale, doramos un poco.
A mí estos platos me encantan.
A mí me gusta también.
Son combinaciones superbuenas.
Mira que en un arroz
no me gusta tanto, ¿eh?
Oye, pues lo estaba pensando
ahora mismo.
Pues a mí no, tío.
Mira, a mí esos arroces
que llevan de todo, o sea:
Pescado, verdura, marisco, carne...
Me confunden,
me confunden un poco.
Prefiero más limpio.
Pero en este caso sí,
está justificado.
Bueno, cogemos las cigalas
y las vamos a escaldar.
Escaldar, ya sabéis,
sumergir durante un minuto
en agua hirviendo.
Y luego ya está.
Luego cortamos la cocción
en agua con hielo y ya está.
Y ya las pelamos.
Estás superfrescas estas cigalas.
Están preciosas.
Superbonitas.
Vale. Y yo aquí,
en el mismo aceite del pollo...
¿Cómo sabemos si están frescas
las cigalas?
Que eso os lo tenía
que haber enseñado antes,
aunque creo que se ha visto:
Veis el caparazón rosáceo,
la cabeza rosácea,
están los ojos bien enteros,
bien brillantes
y los bigotes bien largos.
Eso es que están bien frescas.
Bueno, las iba a enfriar,
pero, bueno, no hace falta.
Las iba a poner en agua con hielo,
pero no hace falta.
Bueno, yo ya voy pelando
estas cigalas.
Y, ahora, yo voy con el sofrito,
un sofrito muy fácil
que, primero, es ajo.
Tenemos todos los jugos de pollo,
que eso es lo que nos da sabor.
Una cebolla cortada fina también.
Oye, ¿la patata qué?
Tú ahora la vas a romper.
Pero...
O yo.
No, no, yo la rompo si quieres
mientras se enfrían las cigalas
un poco.
También.
¿Pero cómo quieres?
¿Cuadraditos o cómo quieres?
No, rota, escarchada.
Ah, vale.
Porque vamos a hacer
que suelte la fécula
para que nos espese el caldo.
Vale.
Muy bien.
La corto en un momento
y así ya la tienes.
Cebolla
Y le pondremos tomate frito.
Ya teníamos un tomate frito
preparado.
Cuando hacemos una cantidad,
hacemos más cantidad
y siempre tenemos
nuestro pote con tomate frito,
natural en este caso,
que lo hacemos nosotros.
Bueno, romper la patata,
como dice Javier, pues es más...
Lo hacemos así, primero,
clavamos el cuchillo
y, luego, rompemos.
¿Qué conseguimos con esto?
Pues, bueno, que el poro
de la patata se abra y, luego,
que nos suelte bien la fécula.
Normalmente,
se utilizan para guisos, es más...
Me está recordando a uno
de los grandes platos...
Hay muchos platos
de mar y montaña
que me han gustado mucho:
Papada con caviar,
la perdiz con ostras...
Platos de aquellos que dices:
"Ostras, ¿pero cómo puede ser?".
De combinaciones...
Se pueden hacer locuras,
pero siempre bien combinadas,
claro, de mar y montaña.
¿Con cuál te quedas tú, Javier?
¡Buah!
Te digo una cosa,
no hay un mar y montaña
que no me guste,
me quedo con todos.
Con todos, de verdad.
Bueno, aquí tenemos este caldo.
Que huele fenomenal ya.
Esto nos va a dar
un sabor impresionante.
Aquí la cebolla con el ajo.
Que dejamos que rehogue bien
para que suelte los azúcares.
Vale, bajo un pelín.
Y opcional...
Le voy a poner un poquito de coñac.
Si queréis ponerle vino blanco,
vino blanco.
Coñac o nada... sin nada.
Sería igualmente bueno, eh.
Pero a mí, como que le da
un toque de elegancia.
Y es muy poquito
lo que voy a poner.
Venga, toma la patata.
Y sigo con las cigalas.
Vale.
Pongo para que...
Y esto lo voy a guardar.
Esto es el caviar que tiene.
Son las huevas.
Que las voy a guardar.
Las pondremos luego ahí.
Mira. Todas estas huevas
que salen aquí.
Todo esto.
Pues las vamos a guardar.
Las vamos a poner dentro
del guiso después.
¿Veis? Mirad qué caviar más bueno.
Que tenemos aquí.
Algo haremos con esto.
Todavía no lo sé. Vamos a ver.
Vale. Aquí ya ha evaporado
el coñac.
Ponemos tres buenas cucharadas
de tomate.
Y removemos bien.
Vale.
Fijaos que ya esto empieza
a coger...
Magia. Mágico.
¿Veis?
Ha empezado a hervir el caldo.
Lo he bajado un poquito.
Tampoco no tiene que cocinar
mucho tiempo, eh, Sergio.
Porque eso ya tiene la esencia.
Sí. Poco.
Si es nada. Que dé un hervor
y, más bien, retirar.
Mirad qué bien se pelan.
Porque las hemos escaldado.
Si no, te digo yo...
Truco Torres.
Porque si están muy frescas,
se te queda la piel pegada
al caparazón, a la cáscara.
Y de esta manera
se pelan superbién.
Eso está muy bien.
Es una manera muy fácil
de pelar la cigala.
Vale.
Ponemos el pollo bien colocado.
O de abrir el marisco
también a veces.
Si tenéis unas almejas.
Fijaos. Y ahora...
Ahora os diré cómo las pelo yo.
Pero, bueno, esto no tiene truco.
Ponemos las patatas.
Esto es de aquí, primero...
Chafo. Que es donde tiene
la parte más blanda.
Y luego, aquí abrir hacia afuera.
Entonces, ya pues sale sola.
¿Veis?
Que están superfrescas, eh.
Sergio lo que ha hecho,
ha sido romper la patata
para que pueda sacar toda
la fécula y no se espese de caldo.
Entonces, ponemos unas patatas.
Esto sería...
vamos, aparte de que la patata
va a absorber mucho más
el caldo y es buenísima,
nos va a espesar,
nos ayuda a espesar.
Vale. Unas patatas.
Y ahora...
Ponemos este supercaldo.
Ven aquí, Sergio.
Me vas a ayudar un momento.
Voy.
Este supercaldo de cigala.
Que es lo que va a combinar
muy bien.
¿Qué?
Impresionante, eh. Vamos ahí.
Ponemos todo, ¿no?
Sí, sí, sí.
Espera. Aguanta ahí un momento.
Vale.
Perfecto.
Perfecto. Ahí está.
A cuatro manos.
Ahora, le damos aquí fuego.
Lo voy a tapar un poco,
que tenía la tapadera aquí.
Bueno, y las cigalas al final.
Como ya está cocido.
Aquí tiene toda la esencia
de la cigala.
Realmente, va a coger un sabor
a cigala.
Y contrarrestado con el pollo,
es buenísimo.
Hombre, Javier.
Lo tapamos y lo dejamos
40 minutos a fuego suave.
Hola.
El señor de las redes sociales.
Siempre nos está diciendo:
"Decid de las redes".
Sabe mucho. Hay mucha gente.
Mucha.
He venido en representación
de toda esta gente,
todos esos miles de seguidores
que tenemos en las redes.
Están todo el día mandando platos,
corrigiendo recetas,
haciendo aportaciones.
El Twitter, el Facebook.
Vamos a agradecerles un poco.
Muchas gracias.
Son muchísimos. Cada vez, más.
O sea, que nada, por vosotros.
Espérate.
Quédate con nosotros.
40 minutos y volvemos.
Ahí está. Hasta ahora.
Bueno, ya lo tenemos.
¡Oh, buenísimo!
Una pinta brutal, eh.
Espectacular.
Espérate. Cojo una cuchara.
Es un aroma a cigala.
Pero es muy elegante.
Es un equilibrio perfecto,
la cigala y el pollo.
Aunque se podría hacer
con langostino, con bogavante.
Con... bueno...
Con gamba también.
Con gamba sería muy bueno.
Con calamar, que es más barato
y a mí me gusta mucho.
Con sepia.
No, con sepia no; con sepia
viene ahora, es el próximo.
El próximo plato
también es mar y montaña.
Bueno, ¿las cigalas
por qué las ponemos al final?
Veis que tiene una cocción
que es rosada, está poco hechas.
Entonces, lo que vamos a hacer,
es darles un golpe pequeño.
Nada. Un minuto. Tapamos un minuto.
Mientras tú cortas un poco
de cebollino y emplatamos.
Espérate.
Vamos a poner las huevas.
Tengo aquí estas huevas.
Que una tenía.
Un poquito de aceite de oliva.
Solo ponerlo ahí, es un juego.
Es poquito.
Pero espera. Lo ponemos encima.
Ah, vale, vale.
Crujiente ahí.
Ay, Sergio. Ay, Sergio.
Toque Torres. Toque Torres.
Vale. Ya está.
Perfecto.
Vamos a emplatar.
¡Guau!
Esto es... Vamos.
Guiso importante.
Bueno, ponemos el pollo.
Y luego, no es un plato caro.
Claro que no.
Y aquí, la patata está tan buena
como el resto.
O sea, que alguna patata
voy a poner.
Un poco de ala.
Bien cocinado, bien guisado.
Caldo tiene que tener.
Es un caldo...
Es un plato con pan.
Para... Vamos.
Para mojar pan y para comer
con cuchara. Importante.
Voy a poner otro aquí.
Vale, Sergio. Terminas tú.
Toque Torres.
Un pelín de cebollino,
que le va bien.
Un toque de frescor.
Y luego, estas huevas
que teníamos aquí.
Qué bueno.
Las vamos a poner
por aquí repartidas.
Nos van a dar un toque crujiente
y de sabor.
Ahí está.
Pollo con cigalas. Toma ya.
Buen provecho.
Después del pollo con cigalas,
nos vamos a otro mar y montaña.
Bueno, también unas albóndigas
pero con sepias.
Vamos a hacer unas albóndigas
de ternera, con cerdo y con sepia.
Vale.
Ya veréis. Un gran plato también.
Y este es apto
para todos los públicos.
Empiezo yo, ¿vale?
Tú vas poniendo el pan en leche.
Y pon cantidad, porque es bueno.
¿Sí? Venga, vale.
Lo que vamos a hacer,
es cocina de aprovechamiento.
Como siempre. Aquí tenemos
las patas de la sepia y las alitas.
Lo que hemos hecho, bueno,
lo que vamos a hacer,
es ponerlo en la máquina.
Y triturar.
Vale. Tampoco no mucho.
Pan y leche,
que esto yo lo dejo aquí.
Lo ponemos en el bol.
Espera. Voy a buscar una lengua.
Muy bien.
¿Qué quieres, la carne?
Sí.
Bueno, vamos a poner...
Bueno, esto también,
fijaos qué combinación
más arriesgada, potente.
Es todas las...
Toque Torres.
Toque Torres. La patas de la sepia
con carne de cerdo.
Por partes iguales, eh.
Y también de ternera.
De ternera.
Exactamente.
Muy bien. Y hacemos unas albóndigas
normales.
Bueno, normalmente, siempre
se hacen solo de carne.
Normalmente,
sólo se hacen de carne.
Pero nosotros mezclamos ya
de un principio
y es para aprovechar las patas,
la carne.
Y mezclamos bien.
Bueno, ahí le faltan cosas,
eh, Javi.
Sí, sí, sí.
Vale, vale.
Entre otras cosas,
vamos a ponerle un huevo.
Con un huevo, es suficiente.
¿Por qué?
Porque la sepia nos va a ayudar
muchísimo a cuajar el conjunto.
O sea, que la sepia,
la carne de cerdo,
la carne de ternera.
Un huevo, suficiente.
Vale, ¿aquí qué tenemos?
Tenemos el pan en leche
que ha puesto Sergio.
Seamos generosos. ¿Por qué?
Porque esto es
lo que nos va a dar cremosidad,
las va a poner mucho más suaves.
Y nosotros ponemos bastante pan.
Yo la sepia la tengo aquí.
Más esponjosas.
Fijaros, dentro el pan.
Vale, voy a lavarme.
Bueno, Javier va haciendo
las albóndigas.
Yo estoy con la sepia.
Hemos comprado una sepia fresca
que bueno, mirad qué tamaño,
qué sepia más hermosa.
Y está bien de precio
y la verdad es que la sepia
da mucho juego.
Entonces lo que voy a hacer
son unos tacos de sepia.
Sal-pimienta, no tiene secreto.
Bueno, ya se ve la sepia
cuando está fresca
en el mercado que además
incluso tiene esas notas
brillantes, muy brillante,
que acaba de salir del mar.
Bueno, mar y montaña,
¿qué decir de esto?
Son platos que se pueden hacer
en cualquier sitio.
Aquí tenemos la...
Hacemos...
Bueno, prácticamente
es que no hace falta.
Cogemos, ponemos.
Veis que es cremosa ya, ¿eh?
Le damos unas vueltas
y ahora freiremos.
Y vamos haciendo así
con la cuchara.
¿Tú tienes el aceite, Sergio?
Lo tengo súper a punto todo.
Bueno.
Vamos a hacer aquí las albóndigas.
En una vamos a coger
para las albóndigas.
Y otra para hacer la sepia.
Lo podría hacer todo en la misma
sartén pero, bueno,
es por ganar un poco de tiempo.
Luego ya desglasaremos esto
y aprovecharemos todos los jugos.
Como siempre, aprovechamiento.
Eh, perfecto, ¿qué voy a hacer?
Primero la cebolla,
la vamos a poner a pochar.
Muy poco, ¿eh?
Va a ser en blanco.
Y la sepia marcarla
pero muy poquito también.
Menos es más.
Bueno, ahí está pochando.
Perfecto.
Y a mí más que menos.
Venga, un poquito de azafrán,
3 o 4 hebras de azafrán
que le voy a poner aquí
para que vaya dorando un poquito.
Perfecto, ahí está. ¿Le has puesto
hierba como te he dicho?
Sí, sí.
Bueno.
He puesto un poco de romero.
Otra cosa que tenemos aquí
también, pues bueno...
también lo podemos tener
todo el año. ¿Qué son?
Setas deshidratadas.
En este caso tenemos esta seta,
pero podría ser cualquier otra.
Senderuela,
pero estas las tenemos...
Estas normalmente
son las que se utilizan
para los guisos de carne
y vienen secas.
Las ponemos media hora
en remojo con agua fría.
Y ya está, ya tenemos.
Lo único que hay que mirar
es luego quitarles un poquito
el rabillo este que tienen
porque suele quedar un poco duro.
Y le voy a quitar un pelín
y ya está, ya tendremos las setas.
Podría ser trompeta también,
podría ser cualquier tipo
de seta que venga seca.
Bueno, yo la cebolla
la retiro ya de momento.
Esto ya está en blanco, pochada.
Y ahora antes de retirar
la cebolla lo que sí
voy a hacer es un poquito
de vino blanco, seco.
Para cocinar todos estos platos
de pescado mejor...
un vino que no tenga
ningún tipo de aroma ni que sea...
Ni que sea de barricas ni nada.
Con buena acidez, seco y ya está.
Equilicuá, aquí cortamos
la cocción de la cebolla.
Venga, tú ya tienes la sartén
ahí para las albóndigas.
Vale.
Voy limpiando las setas.
Ahora que ya están enharinadas
un poco ligeramente
lo que hacemos es...
Mira, y voy a hacer una cosa
que no iba a hacer.
No iba a marcar la sepia,
pero sí la voy a marcar.
Espera, me voy a poner aquí.
Vale.
Porque tú vas a hacer aquí
primero las albóndigas
y luego voy a hacer la sepia aquí.
Bueno, yo la habría hecho así.
Vale, venga.
Vale, ahora que están
enharinadas...
ahora sí que le podemos dar
una forma
un poquito con la mano,
para que nos queden
bien redonditas y bien chulas.
Voy a poner un poquito más
de aceite. Eso sí, ¿eh?
Hay que poner aceite aquí.
Sí, ahora las albóndigas
es simplemente marcarlas
y ya está.
Sí, es pim pam.
Sacar un poco el exceso
de harina también.
Ya veréis que son cremosas,
son buenísimas estas albóndigas.
Es diferente.
A ver, voy a bajar
un poquito el fuego,
Si no, no voy a llegar.
Vale, ahora las vamos a sellar
y les vamos a dar,
van coger más sabor.
Porque al dorar un poquito
pues cogen más sabor.
Como son delicadas tampoco
podemos hacer...
O sea, hay que ir con cuidado.
Vale, ya lo tenemos.
Voy a darles la vuelta...
Y a lavarme un poco.
Bueno, ya tengo aquí,
ya voy seleccionando
o quitando un poco el tallo
de las setas,
que son las senderuelas.
Es una seta que da mucho sabor
también.
Y además tiene un aroma a bosque,
a humedad...
¡Tremendo esta seta!
Bueno, es la que seguramente
utilicéis todos
para los guisos también,
para ponerle ahí
los guisos de carne.
Bueno, veis, le hemos dado
una cocción supercorta.
Yo creo que ya está.
Un segundo y las voy a poner aquí,
¿vale?
Venga, perfecto.
Porque tú vas a hacer
la sepia aquí.
Quítalas, no lo sé. Ahora veo.
No lo tengo claro.
Venga, esto es cocinar
a cuatro manos.
Mejor que nunca.
Bueno, como siempre, ¿no?
Pues sí.
Vale, Sergio, lo tengo.
Venga, perfecto.
¿Qué hacemos, marcamos la sepia
o no marcamos la sepia?
Márcala, o no.
Bueno, es verdad que es un...
Igual la ponemos ahí,
pam, así suave al final,
que cueza bien.
Yo la marcaría rápidamente.
Venga, va.
Vale, dale caña aquí.
Voy a poner aquí.
Muy poco, ¿eh?
Mientras se marca
la sepia rápidamente
cogemos estas setas.
Toque Torres el de la seta,
que, bueno, ya veis,
esto sí que es mar y montaña.
Hombre, sí, total.
Más que el tuyo, ¿eh?
Bueno, bueno, cuidado, ¿eh?
Que el mío también habéis visto
que es un platazo.
Vale, dentro.
Ya está.
Ya tiene el vino blanco,
que ya se lo hemos puesto antes.
¿Qué ponemos ahora?
Un poco de agua.
No mucha.
Poca, sí.
Ya nos va a soltar el jugo...
Vale, vale.
El jugo la sepia,
las albóndigas.
Unas hebras de azafrán.
Ya, ya se lo he puesto.
¿Ah, sí?
Ya lo tiene.
Ya lo he puesto.
Vale.
Sigue durmiendo.
(RÍE) Tapamos.
20 minutos, fuego suave.
Yo mientras tanto voy a hacer
la picada y ahora venimos.
Vale, ya lo tengo, Sergio.
¡Buah, vaya pinta tiene, eh!
Mirad qué textura
ha cogido la sepia.
Bueno, la sepia,
las albóndigas, la salsa.
Pero falta el toque final.
Falta, falta, falta.
¿Aquí qué he hecho?
Pan tostado.
Tan sencillo como esto,
y unas avellanas tostadas.
Pongo un poquito de agua.
Nada, un poquitín sólo
para diluirlo bien.
Bueno, esto ya nos va a dar
el toque maestro.
Esto ya es el...
Pero mirad qué pinta tienen, ¿eh?
Claro, con la harina que Javier
ha puesto para freírlas.
Vale, muévelo.
Vale, ya está, ya está.
No, lo pongo todo.
Venga, vale.
Vale.
Vale, venga, movemos.
Ya para diluir esta picada
que ya nos va a terminar
de espesar.
¡Fijaos qué pinta tiene esto,
tiene esto, madre mía!
Eso es de lujo.
Cómo nos vamos a poner.
Esto es mar y montaña.
Veis, sin nada se deshace.
Está todo, el aroma también
de la seta.
Bueno, fascinante, ¿eh?
Voy a poner un poco de perejil,
que le va muy bien a ese plato.
Venga, pues vamos a emplatar.
Y esto ya qué os voy a decir...
Vamos a poner un buen plato.
Y esto es con una buena
barra de pan,
porque aquí la salsa...
Pon sin miedo, Sergio.
El toque que le ha dado...
Te veo muy incómodo.
El toque que le ha dado
también el azafrán.
Mirad qué color más bonito.
Un poquito más ahí y ya está.
Espérate,
que vamos a ponerle sepia, ¿eh?
Venga, y una albóndiga más.
Aquí.
Toma ya, es que así da gusto.
Un poquito de salsa.
Ahí.
Vale.
Venga.
Mira, y ahora un poquito
de perejil.
Y esperamos
que lo disfrutéis muchísimo.
Como siempre decimos,
siempre hay un buen motivo
para cocinar.
Mar y montaña.
Hasta el próximo programa.
Adiós.