Tengo una pasión,
una pasión que siempre me acompaña
y con la que he aprendido
a escuchar, a llorar, a sentir,
a reír, a amar, a vivir,
la ópera.
Una pasión sin límites
que me llena día a día;
una pasión en la que siempre
he encontrado una respuesta,
una pasión que me lo ha dado todo
y que necesito y quiero compartir
con todos vosotros,
porque la ópera es la vida,
y compartida...
siempre es mucho mejor.
Para todos los que creéis
en la fuerza del subconsciente,
para los que creéis
que no controlamos
nuestros instintos más básicos,
y para todos
los que como Sigmund Freud,
pensáis que la pulsión sexual
es lo que mueve el mundo,
esta es... vuestra ópera.
"Lulú" es una ópera sobre nuestros
instintos más básicos,
sobre nuestra parte más animal.
Una ópera protagonizada
por una de las mujeres
más enigmáticas
de la historia de la ópera.
Enfrentarse a Lulú
es como enfrentarse a una serpiente;
de hecho, así es
como nos lo presenta Alban Berg...
en el prólogo.
Aquí lo veis. En el prólogo,
un domador de circo
nos enseña sus bestias salvajes,
y la más peligrosa,
la más mortal es la serpiente,
es Lulú.
Ya al principio de la ópera,
Berg nos avisa:
desconfiad de Lulú,
porque si caes bajo sus encantos...
estás acabado.
Lulú es una serpiente,
es la tentación,
es quien empuja a Eva
a comer del árbol prohibido,
a cometer el pecado original,
es quien condena a la humanidad;
pero es mucho más que eso,
es una mujer...
con mil caras.
Hoy vamos a intentar descubrir
quién es Lulú.
Para componer "Lulú", Alban Berg
se basó en dos obras de teatro
escritas por Frank Wedekind:
"El espíritu de la tierra"
y "La caja de Pandora".
¿Os suena?
Según la mitología griega,
Pandora fue la primera mujer
que crearon los dioses.
Zeus la mandó a la Tierra
como venganza a Prometeo,
que había robado el fuego divino.
La hizo bella, irresistible,
y le regaló una caja
que no debía abrir
bajo ninguna circunstancia.
Pero la curiosidad venció.
Pandora, al llegar a la Tierra,
abrió la caja y liberó
todos los males del mundo:
enfermedades, sufrimiento,
locura y dolor.
Lulú es Pandora, la culpable
de todos los males del mundo.
Para hablaros de "Lulú"
hemos venido hasta Viena,
la ciudad donde vivió Alban Berg.
Viena es una ciudad
cargada de historia;
en sus calles todavía se respira
la vieja Europa de los imperios,
majestuosa y señorial,
la que desapareció
con la I Guerra Mundial. Para Viena,
igual que para el resto del mundo,
las cosas cambiarían
con la llegada del siglo XX,
y hubo tres personas
que fueron decisivas
para que el mundo cambiara.
Ok. ¿Qué me diríais
si os escribo esta fórmula?,
¿o si por ejemplo os dibujo...
un punto
y una línea?, o si os escribo
esta palabrita, atención:
e... go.
Pues bien empecemos por aquí.
En 1905, Albert Einstein publica
su teoría de la relatividad
y cambia el mundo
de las Matemáticas y de la Física.
Se convierte en el físico
más importante del siglo XX.
En 1910, el pintor ruso,
Wassily Kandinsky,
pinta su primer cuadro abstracto;
es decir,
se aleja de la manera tradicional
de representar la realidad. A él
le basta simplemente con un punto
y una línea para representar
el mundo que le rodea.
Y aquí, en Viena, en 1905,
Sigmund Freud publica
su primer ensayo
sobre la teoría sexual;
nos desvela el lado oculto
del hombre. Nos habla...
del ego,
nos habla del... súper-ego,
mirad, súper ego,
y nos habla también del ello.
Pues bien,
a partir de aquí...
todo cambia, el mundo entero cambia;
la ciencia no será igual,
el arte no será igual,
la Psicología no será igual,
y "Lulú", de Alban Berg,
estrenada en 1937,
es hija de todos estos cambios,
porque "Lulú" es sobretodo
un reflejo...
de su tiempo.
Quedémonos con Freud,
porque explica en parte
porqué el personaje de Lulú
es como es.
Estamos en el Café Landtmann,
el preferido de Freud en la ciudad
y el lugar donde se organizaban
tertulias y discusiones
sobre las teorías psicoanalíticas
que revolucionaron Europa
en los primeros años del siglo XX.
No sé si se puede decir así,
pero quizás Freud fue el primero
que analizó el sexo
de una manera psicológica ¿no?
Sí, él no fue el primero
pero sí el más importante.
¿Sí? ¿Y fue algo revolucionario?
Sí, fue algo revolucionario.
¿Por qué?
Porque la sociedad de entonces
oprimía y reprimía mucho lo sexual,
y "Lulú" es un buen ejemplo de ello;
la ópera, el libro...
El libro se publicó en 1895,
y el mismo año Freud publicó el libro
“Estudios sobre la histeria”.
Esto no es una coincidencia,
sino que la época
había madurado lo suficiente
como para sacar a la luz el problema
de la sexualidad reprimida.
Porque ¿quién es exactamente Lulú?
Ella... es parte
de esta fantástica ópera
que trata de la representación
de la sexualidad,
pero también de destrucción;
es decir,...
Sí, porque la pregunta es si ella,
perdona que te interrumpa,
si ella es el verdugo o la víctima.
En realidad es ambas cosas,
pero a fin de cuentas...
yo diría que es una víctima
de su personalidad.
Sí, porque ella
va de un hombre a otro...
De alguna manera parece
como si todo le diera igual.
¿Cómo debemos entenderlo?
Es como si estuviera buscando algo
que no encuentra.
¿Y qué busca?
En realidad,
ella busca la felicidad en la unión,
pero no la encuentra
de manera permanente.
Hay un momento de la ópera...
que he traído,
este fragmento de aquí.
Este es el primer marido de Lulú...
El segundo,
el primero ya ha muerto.
Sí, exacto.
Ya se ha muerto, sí.
Y él le pregunta a Lulú...
¿Por qué no sabe absolutamente nada?
Porque se siente a merced
de sus instintos.
Algo que, por así decirlo,
está condensado en la ópera,
y aparece puro...
¿sí?
Esto en parte
también lo experimentamos nosotros
en nuestra vida, pero normalmente
lo integramos...
a digamos en nuestra
aburrida vida cotidiana.
Porque el sexo
¿es lo más importante en la vida?
Naturalmente, hay... gente
que vive la sexualidad
con esta certeza exclusiva,
pero para ello deben pagar
un alto precio.
Es el precio
de la desintegración social,
y esto... lo vemos también en Lulú;
y entonces uno se va a casa y dice:
gracias a Dios,
menos mal que todo esto
no me ha pasado a mí,
o solo me ha pasado en parte.
Que estoy bien integrado.
Sí.
He querido aprovechar
que estamos en Viena
para contaros una curiosidad
que pocos conocen.
Por eso, he venido
hasta este obrador, donde se hacen
los mejores cruasán de la ciudad.
Porque, aunque muchos penséis
que se trata de un invento francés,
el cruasán nació aquí, en Viena.
¡Hola! ¡Muy buenos días, Anna!
¿Cómo estás?
Bien, gracias.
¿Qué estás haciendo?
Estaba haciendo cruasanes.
¿Cruasanes?
Todo el mundo cree que los cruasanes
se inventaron en París.
No, son originarios de Viena.
¿Y cuál es la historia?
Pues se inventaron en 1683,
durante el sitio turco.
Sucedió que los turcos querían atacar
Viena y los panaderos lo vieron;
dieron la alarma, y de ese modo
pudo derrotarse a los turcos.
Y entonces, para celebrarlo,
inventaron la pasta
con forma de media luna.
Pero esos todavía no están...
todavía no tienen la forma final
del cruasán, de media luna ¿verdad?
Es la típica forma de media luna.
¿Puedo?
¿Así, no?
Así de fácil. ¡Qué bien!
Y después al horno...
Exacto. Tengo algunos listos.
¡Claro! O sea, que este es
el típico cruasán de Viena.
Sí, así es.
Pues muchas gracias.
El cruasán no es el único
invento vienés
que se hizo famoso en todo el mundo.
Muchos años después, en esta ciudad
se inventó la música dodecafónica,
la música
con la que se compuso "Lulú",
un nuevo sistema musical
inventado por el maestro
de Berg, Arnold Schönberg.
Recordad que estamos
a principios del siglo XX;
el mundo entero está cambiando,
incluida la música,
y con la música dodecafónica,
Schönberg inició toda una revolución
¿Y cómo es la música dodecafónica?
Pues es para que me entendáis,
un poco como un sudoku. Ya sabéis
que para escribir un sudoku
tenéis que escribir números del uno
al nueve siguiendo un par de reglas.
La primera:
no poder repetir ningún número
dentro de ningún cuadradito
de estos, y la segunda:
no podéis repetir ningún número
en ninguna línea.
Al principio es muy difícil,
nos cuesta mucho, pero al final
siempre conseguimos acabar haciendo
el sudoku. Nos acostumbramos.
Con la música dodecafónica
pasa exactamente lo mismo.
Es... como un sudoku musical.
Schönberg usa 12 notas,
no las siete que conocemos todos,
y para componer música dodecafónica
hay que seguir una regla; atención.
El compositor debe disponer
las 12 notas de tal manera
que ninguna de ellas se repita
hasta que primero
hayan sonado todas.
Ya lo sé, suena muy loco,
de hecho es muy loco, pero...
creedme, es exactamente igual
que un sudoku;
al final te vas acostumbrando.
Pero la cuestión es:
¿Por qué Schönberg tuvo que inventar
o quiso inventar
un nuevo sistema musical?
Con la música que todos conocemos
las notas siguen una jerarquía,
siguen un orden, un manual
de instrucciones como este. Mirad.
Este es el manual de instrucciones
para montar esta silla ¿verdad?
Por ejemplo, si queremos componer
una música que sea muy bonita,
que sea agradable de escuchar,
una música que nos guste,
deberíamos seguir
este libro de instrucciones; pero...
¿qué es lo que hace Schönberg?
Se carga el libro de instrucciones.
Hace exactamente esto, mirad.
Se carga el libro de instrucciones,
es decir, decide no seguir
ninguna de las reglas de la harmonía
establecidas hasta entonces,
y no sólo eso,
también hace...
hace esto, mirad.
Lo mezcla todo,
coge todas las notas y las mezcla.
Así que ¿qué os parece?
Vemos... ¡ui, perdón!,
vemos qué silla
soy capaz de montar...
¿qué silla soy capaz de montar
siguiendo la fórmula Schönberg? ¿Sí?
Pues venga, allá voy.
Bien ¿qué os parece? No me ha salido
una silla muy cómoda que digamos,
de hecho, yo diría que ni siquiera
parece una silla,
pero... os aseguro
que Schönberg estaría
absolutamente encantado con ella,
porque de eso es precisamente
de lo que se trata, de descubrir
algo nuevo, algo diferente,
de explorar lo desconocido,
y la música dodecafónica lo que hace
es...
a ver si me puedo sentar,
lo que hace es explorar,
descubrir nuevos caminos
a los que nunca nadie
había llegado antes.
Para saber más
sobre la música dodecafónica
he quedado con Michael Boder,
director de orquesta
y experto en la música
de Alban Berg.
Con él nos sumergiremos
en el mundo operístico de Berg,
y hablaremos de "Lulú", pero también
de "Wozzeck", su otra ópera.
¿Cómo deberíamos entender
la música de Berg?
Es decir ¿qué tipo de música es?
La música de 12 tonos
o la dodecafonía
no es otra cosa que un método
para componer.
La pregunta es
¿qué se hace con este método? Y...
Alban Berg, creo yo,
consiguió utilizar este método
de un modo formidable,
pero sin convertirse
en esclavo de él,
si no que simplemente, lo incorporó
a aquello que él quería expresar
musicalmente.
Dices que Berg
no era esclavo de esta técnica.
¿Significa entonces
que con esta técnica él logró algo
que los demás no consiguieron?
Yo diría que sí.
¿Y qué es lo que consiguió?
Él, cómo decirlo,
elaboró una síntesis de la historia,
la historia del sonido del siglo XIX
con esta nueva técnica,
y al hacerlo obtuvo algo nuevo.
Es decir,
si Schönberg fue
el gran pensador y teórico,
Berg fue quien abrió las puertas
al futuro.
Para la gente que nunca ha escuchado
este tipo de música...
¿qué le podemos decir?
El acercamiento solo se produce
cuando le dedicas un poco de tiempo.
Es decir, no se puede esperar
que la pieza venga a ti
tú tienes que ir a ella.
O sea, que hay que hacer algo,
estudiar un poco, aportar algo
para entrar en la ópera...
Para entender algo.
Sí, y entonces lo que uno entiende
es inconmensurable.
Entonces aparece un universo
totalmente nuevo porque...
ambas partituras, es decir "Wozzeck"
por una parte, y "Lulú" por la otra,
son las mejores; quizás
las mejores óperas del siglo XX.
Increíble.
En esta época, Richard Strauss,
era el compositor de ópera
por excelencia, por así decirlo,
y sus óperas son fantásticas,
sin lugar a dudas,
y entonces llega Alban Berg
y hace algo totalmente diferente.
Richard Strauss se volvía cada vez
más y más hermoso,
y el mundo era cada vez más y más
terrible; pero quizás era una imagen.
Uno siempre debe, cuando estudia
música, explicarse y comprender
porqué un compositor compone así.
He aquí un pequeño ejemplo.
Si Richard Strauss compusiera
una pieza en la que alguien se ahoga
la orquesta seguramente tocaría
algo así...
...y entonces se habría ahogado
y estaría muerto.
En el caso de Berg, en "Wozzeck",
Wozzeck se ahoga al final,
pero ¿qué hace la orquesta?,
la orquesta hace lo contrario, toca..
Va de abajo hacia arriba.
Pero... ¿qué significa esto?
Yo creo que significa
que yo so Wozzeck,
el oyente es Wozzeck;
si me ahogo el agua me sobrepasa,
va hacia arriba,
no es que yo mire
cómo alguien se ahoga.
Esta no se la idea, y es un cambio
total en la perspectiva.
O sea... El oyente es,
por decirlo de alguna manera,
debe entrar, no mirar,
si no implicarse.
Debe entrar.
Debe entrar,
y debe poder soportarlo; si no
lo aguanta mejor que mire la tele.
Bien, ahora ya sabemos lo que es
la música dodecafónica
y porqué se inventó,
pero hay todavía una cuestión
a la que tenemos que dar respuesta
y es: ¿porqué cuando la escuchamos
no nos acaba de gustar, no nos acaba
de sonar confortable al oído...?
Es decir, es como si pareciera
que alguna cosa no acaba de encajar,
¿verdad? ¿Por qué pasa eso?
Mirad. Voy a tratar de explicarlo
sin usar términos musicales
complicadísimos
de esos que sólo conocen
los músicos; a ver si soy capaz.
Lo primero que quiero que hagáis
es simplemente escuchar...
esta melodía tradicional,
que es muy fácil y que estoy seguro
que todos conocéis.
Venga, allá vamos.
¿Lo veis?
Muy fácil.
Esta melodía es una melodía
confortable de escuchar,
a todos nos gusta,
pero ¿porqué pasa eso?
Pues por que la música tradicional
sigue siempre un esquema
que es dijéramos muy simple.
Para que lo entendáis...
Esta melodía empieza... en Do.
Este Do es como si fuera
nuestra casa. Entonces,
la música sale de nuestra casa...
y se desarrolla la melodía...
y es como si fuéramos a dar
un paseo, por ejemplo en este parque
Y después de dar el paseo
¿qué es lo que sucede?
Pues que volvemos a nuestra casa.
La música tradicional siempre,
siempre, siempre funciona así.
Salimos de casa,
vamos a dar un paseo,
que puede ser muy largo o muy corto,
en este caso es muy cortito
porque esta melodía es muy corta,
pero siempre, siempre, siempre
volvemos a casa, en este caso
nuestra casa es...
el Do. Y ¿por qué?
Porque también la música tradicional
tiene un esquema, es decir,
una jerarquía entre las notas
que hay que respetar.
En este caso la jerarquía es:
Do, Mi, Sol, Mi, Do.
Pero... en la música dodecafónica
no hay jerarquía entre las notas.
Por eso cuando escuchamos
la música dodecafónica
se nos hace un poco difícil,
un poco, dijéramos, como extraño.
Ya veréis. Vamos a tocar
un fragmento de la famosísima
sonata para piano de Alban Berg.
Venga.
Que nadie se asuste, estad atentos,
y a ver. A ver qué pasa.
¿Lo veis? Esta es una música
muy inquietante,
una música muy misteriosa pero,
lo realmente importante de entender
de esta música dodecafónica es,
simplemente, que no hay casa,
no sale de ningún sitio,
y no va a ningún sitio.
Lo realmente importante en este tipo
de música es simplemente el viaje.
Es, para que nos entendamos,
como si fuera una road movie,
pensad en "Thelma y Louise"
o en "Easy rider".
Es verdad que es importante llegar
a algún sitio, pero...
en este tipo de películas,
igual que en este tipo de música,
lo realmente importante es...
el viaje,
es que os dejéis llevar
por este viaje.
Es verdad que sería mucho más fácil
si yo inventara un final,
es decir, inventara una casa.
Por ejemplo, mirad...
...y aquí...
...inventara una casa. Pero no.
En la música dodecafónica
no hay casa.
Por eso cuando la escucháis
lo más importante es que...
os liberéis de todos
los esquemas tradicionales musicales
que tenéis en la cabeza
y, simplemente os dejéis llevar
por la aventura... del viaje.
Muchos pensaréis que no soportaríais
ni cinco minutos seguidos
de música dodecafónica ¿verdad?
Pero en realidad, si lo pensáis,
no sólo lo habéis hecho
sino que, además ¡os ha gustado!
Pensad; esta música es, más o menos,
la que se utiliza
en el cine de terror;
acordaos de "Psicosis",
o de "El resplandor"
o de "Alien" por ejemplo.
La música se utiliza
para retratar a un monstruo,
y Lulú también es, de algún modo,
un monstruo,
y Alban Berg nos la retrata
con este tipo de música.
"Lulú" es una ópera genial
con una estructura única.
Alban Berg compuso una ópera
totalmente simétrica
con dos partes
absolutamente diferenciadas.
Como las dos escalinatas
del recibidor
del Museo de Historia del Arte
de la ciudad.
La primera mitad de la ópera es como
estas escaleras que van ascendiendo.
La primera mitad nos muestra
el ascenso social de Lulú,
y por eso su música de alguna manera
va ascendiendo como estas escaleras.
Cuando llegamos
a la mitad de la ópera,
Lulú se encuentra en el punto
más álgido de su trayectoria social.
Primero hemos visto
su ascenso social;
llegamos a la mitad de la ópera,
estamos aquí, arriba de la escalera,
y después veremos su descenso social
hasta los infiernos.
Bien. ¿Qué es lo que hace Berg
para ilustrar este ascenso primero
y descenso después? Pues lo que hace
es componer un palíndromo musical.
Todos sabéis lo que es un palíndromo
Es esa frase que se puede leer
del derecho y del revés
y dice exactamente lo mismo.
Por ejemplo, en español “Dábale
arroz a la zorra el abad”.
Si lo leéis del derecho
dice naturalmente
“Dábale arroz a la zorra el abad”
pero atención, si lo leéis del revés
también dice:
“Dábale arroz a la zorra el abad”.
Pues bien, lo que hace Alban Berg
es componer
justo en la mitad de la ópera
un palíndromo musical
para ilustrar esto. Mirad.
Este es...
el compás central del palíndromo
y de la ópera.
Esta primera mitad ilustra
el ascenso social de Lulú,
justo aquí,
que es donde yo me encuentro,
en la mitad de la ópera
y del palíndromo,
es el punto más álgido
de su trayectoria social,
y atención aquí, a la segunda mitad,
¿qué es lo que sucede?
Pues que empieza el descenso social
de Lulú,
y lo que hace Berg para ilustrarlo
es componer
la segunda mitad del palíndromo,
que es exactamente la misma música
que la de la primera mitad,
solo que...
exactamente al revés.
Brutal ¿verdad?
Este es el famoso palíndromo
de "Lulú".
Y justo ahora vamos a llegar
al compás central del palíndromo
y de la ópera
que os he enseñado en la partitura.
Ya veréis.
Mucha atención al xilófono.
Atención.
Fijaos... allí ha subido,
y ahora vuelve a bajar.
Y en esta caída, Lulú pagará
su desenfreno sexual
con la total desintegración social.
Pasará por la cárcel,
huirá a París,
sufrirá el Crack del 29,
y luego irá a Londres,
donde acabará de prostituta.
Una mezcla de situaciones
aparentemente absurda
que es, en realidad,
una auténtica radiografía
de los primeros años del siglo XX.
En 1907 un joven Adolf Hitler
solicitó el ingreso
en esta academia, la Academia
de Artes y Oficios de Viena.
Quería ser pintor,
pero le rechazaron;
no superó el examen de ingreso.
Lo curioso es que 30 años más tarde
el mismo Hitler,
que podría haber sido pintor,
condenó a pintores y artistas
de su época.
Vamos dentro y os lo cuento.
Durante el nazismo se inventó
el término "Entartete kunst",
"arte degenerado".
Dentro de esta etiqueta
los nazis pusieron a todos
los artistas, judíos y comunistas,
pero también a cualquiera
que hiciera arte moderno.
Muchos de los mayores artistas
del momento estaban prohibidos.
Pintores como Kandinsky,
Picasso o Monet;
escritores como Kafka o Hemingway;
músicos como Schönberg o Stravinsky.
Naturalmente, uno de los artistas
más odiados por los nazis
era Alban Berg.
Así que ya os podéis imaginar
a donde fue a parar "Lulú":
a la pila del arte prohibido,
del arte degenerado donde los nazis
lo quemaban todo.
Este es uno de los momentos
más importantes de la ópera,
el aria de Lulú. Aquí la veis,
apuntando a su tercer marido,
el doctor Schön, con un revolver.
Lulú se lamenta,
se queja de que si ella
atrae a los hombres,
si todos los hombres hacen locuras
por ella, no es su culpa,
ella... no hace nada.
Acabamos de ver el aria
que tú cantas
en la que Lulú dice
que si los hombres...
se matan por ella no es culpa suya.
No.
¿Tú qué opinas?
Lulú...
es un objeto, es un objeto sexual,
un objeto de deseo.
Lulú, solo con su presencia,
cambia la realidad a su alrededor.
Lulú es la pulsión de vida
y la pulsión de muerte.
¿Y es culpable... o inocente?
Lulú no es
ni culpable ni inocente.
Lulú es... es un tipo de personaje...
una mujer eterna, una mujer que...
que se reinventa a sí misma
cada vez, con cada hombre.
Porque ¿qué clase de relación dirías
que tiene Lulú con los hombres?
La adulan; la adulan precisamente
por ese carisma que tiene.
Lulú es la proporción áurea...
en alguna parte.
Es la que provoca el caos,
y la que provoca el paraíso.
Porque a los hombres...
lo que les interesa es el sexo.
Sí.
Pero... Lulú...
¿qué es lo que quiere?,
¿qué es lo que busca?
Lulú es todas las mujeres.
¿Es una mujer fatal?
Es una niña, es una mujer fatal,
es una mujer...
vengadora;
es una mujer que desea el poder;
es una mujer...
que puede ser abandonada.
Es una mujer caída en desgracia;
es una mujer que se prostituye;
es...
es una mujer anciana;
es una mujer enferma...
Es... de todo.
¡Madre mía!
Sí; por eso tan compleja
y por eso no se sabe,
no se puede saber quién es ella,
ni se sabrá nunca.
Porque en el mundo de la ópera
hay otras mujeres fatales;
Sí.
como Carmen o quizás Salomé también,
o Kundry en "Parsifal"...
¿Entonces Lulú
es más fatal que Carmen?
No, ella es al mismo tiempo Carmen,
es Melisande, es Violeta,
es Gilda...
es... Manon,
es Alcina, de Handel.
Lo es todo.
Lulú es el canto de las sirenas;
es...
es la mujer con la manzana.
El cabaret es un género que nació
en la Alemania de entreguerras,
justo cuando se sitúa la acción
de "Lulú", pero que hoy en día...
sigue muy vivo.
Nos vamos a una fiesta de burlesque,
una fiesta ambientada
en los años 20 y 30
con un estricto código de vestuario.
Un lugar en el que Lulú
se sentiría...
como en casa.
En el segundo acto,
Lulú es una actriz
que actúa en locales nocturnos.
Baila, canta, hace de todo.
Lulú podría ser, mirad,
como esta actriz que tenemos
justo ahora encima del escenario
actuando en este espectáculo
de burlesque. Mirad.
Lulú actuaría, creedme,
exactamente igual
que lo está haciendo ella. Es decir,
seduciendo a todo el mundo.
Hola.
¡Ah, hola!
Así que eres Kalinka Kalashnikov.
Exacto.
Me encanta tu nombre.
Muchas gracias.
Y haces burlesque.
Exacto.
¿Y qué significa eso?
El burlesque...
es un arte de variedades
que también es seductor;
parecido al striptease
tal como lo conocemos hoy en día
pero con un poco más de aptitud,
un poco más de seducción, acompañado
siempre de un pequeño guiño.
¿Sí?
Tiene muchos elementos del cabaret.
También puede ser muy divertido,
pero puede ser muy oscuro,
puede ser salvaje.
Pero cuando estás sobre el escenario
puedes sentir cómo los hombres
te desean ¿verdad?
Pero Lulú, ella atrae a los hombres
casi sin quererlo.
¿Cómo es posible?
Pero yo creo que este es justamente
el tipo de carisma
que toda bailarina de burlesque
debería o debe tener
cuando está en el escenario.
O tienes este carisma o no lo tienes,
y tú desarrollas una aptitud propia
que se ajuste.
Sí.
Pero lo importante...
es que para nosotras
no se trata de seducir a los hombres.
Naturalmente que deja
un buen sabor de boca,
pero no se trata de los hombres,
sino que se trata de nosotras mismas.
Claro que queremos tentarlos,
por decirlo así,
pero no nos interesan;
se trata de juego.
¿Quién lo tiene más fácil
a la hora de seducir,
las mujeres o los hombres?
Es diferente. Los hombres lo hacen
con más humor, creo.
Sí. A mí me da la impresión
de que es más fácil para las mujeres
Sí, claro, porque vosotros sois
más fáciles de conseguir.
Los hombres son más fáciles
de entregar.
La ópera se llama "Lulú",
pero durante las dos horas
y 45 minutos que dura, nadie
se dirige a ella por este nombre;
de hecho, todos los maridos
por los que ella va pasando
le dan un nombre distinto.
Por ejemplo, su segundo marido
la llama... Nelly primero,
y después Eva;
o el doctor Schön la llama:
Miguon,
Miguon. Y la verdad es que...
aunque todo esto parezca muy absurdo
tiene mucho sentido si lo pensáis.
Es como si Lulú no existiera,
es como si Lulú, por sí misma,
no fuera nadie.
Lulú es simplemente,
el reflejo...
del deseo masculino.
En "Lulú" los hombres se comportan
como machos en celo.
Todos son capaces de cualquier cosa
por tener a Lulú al lado,
incluso de morir.
A los hombres de Lulú
les mueve el instinto sexual,
la pulsión sexual más animal.
Visto así parece una exageración,
pero es una exageración muy usada
en el mundo de la publicidad.
Parece... Estamos viendo...
estos animales en celo...
Hasta qué punto,
tú como publicista,
hasta qué punto crees que el sexo
puede...
estimularnos a tomar decisiones.
Yo creo que evidentemente sí.
En la medida que es
uno de los grandes motores
de la humanidad en general,
y en la publicidad tiene una larga
tradición de... de utilización;
en algunos casos negativa.
En los anuncios de colonia...
de algún modo el sexo
o la pulsión sexual
está como siempre detrás.
Justamente, en anuncios de colonias
y en general, de algún tipo
de productos que tienen que ver
con la seducción, que son
unos cuantos, moda, maquillaje...
finalmente, el beneficio
que el producto ofrece es sexo.
O sea, que si te pones la colonia
al final del día...
Claro, ese es el beneficio real...
No se trata de oler bien.
Sí, se trata de oler bien para,...
no se trata de oler bien porque sí.
Toni hay mucha gente que se queja
de la publicidad sexista;
¡ya vale de esto!, ¿por qué siempre
reproducimos estos clichés?
¿Qué les podemos decir a esta gente?
Yo creo que es claramente pernicioso.
Creo que se va evolucionando a mejor,
pero es verdad que de vez en cuando
pues aparecen en vallas como esta
señoras ligeras de ropa
vendiendo impresoras a color
o vendiendo yo qué sé...
máquinas cortacésped que no tiene
el menor sentido. Yo creo que eso...
se irá muriendo porque al final
los consumidores mandamos
y los consumidores cada vez
aceptamos menos este tipo de...
de zafiedades digamos. Me parece.
No sé si estos anuncios que...
"utilizan" que utilizan
el sexo o la sexualidad para vender
sirven o funcionan igual
si van destinados al público
masculino o al público femenino.
Yo creo que son...
versiones distintas
o ángulos distintos de lo mismo.
Yo creo que los hombres somos
muchísimo más primitivos,
más simples, más sencillos en eso,
más fáciles de alcanzar, diríamos,
más fáciles de convencer,
y las mujeres son mucho más complejas
en su aproximación a la realidad
en conjunto, y ya no digamos
a un tema tan... infinito
como es el amor,
y el sexo digamos como parte de...
como parte del amor.
Su aproximación es mucho más compleja
Y no sé cómo podríamos publicitar
un anuncio rápido de...
cómo vendemos Lulú.
Habría que poner un "warning"
como los...
como los paquetes de tabaco:
"Cuidado con Lulú porque puede
provocar efectos secundarios...
tremendos, incluso la muerte".
Lulú seduce a todos los hombres
que la rodean,
pero todos los que se casan con ella
acaban muertos. Ya veréis.
Su primer marido, el médico,
muere de un ataque al corazón
cuando sorprende a Lulú
con otro hombre.
El segundo marido,
el pintor,
acaba suicidándose al enterarse
de que Lulú le es infiel.
El tercer marido,
el doctor Schön,
muere asesinado
por la propia Lulú,
quien le dispara a quemarropa.
Y el último de sus hombres,
Alwa,
muere a manos
de uno de los clientes de Lulú,
convertida en prostituta.
Todos los hombres
que se acercan a Lulú
caen en sus garras y acaban muertos,
pero ninguno de ellos
la ama de verdad. La única persona
que parece realmente quererla
es... otra mujer,
la condesa Geschwitz,
una lesbiana enamorada de Lulú.
La condesa es un homenaje
de Alban Berg a su hermana
Esmeralda, también lesbiana.
Esmeralda sufrió mucho
por su condición sexual;
no olvidemos que estamos
en la primera mitad del siglo XX,
por eso Berg convirtió al personaje
de la condesa en el más digno,
y el único que parece amar a Lulú
de verdad,
sin esperar nada a cambio.
Me gustaría que habláramos un poco
de ese magnífico personaje
que no es otro que la condesa
Geschwitz.
¿Se podría decir que ella es
la única que ha amado de verdad
a Lulú?
La condesa Geschwitz...
es justo una...
Ella es adicta,
Lulú es una droga.
Cuando uno conoce a Lulú
se vuelve adicto.
En el tercer acto,
Lulú es una prostituta
en el barrio de Whitechapel,
en Londres,
y ahí es cuando ella toca fondo ¿no?
Sí, ahí sería la decadencia total,
sí.
Yo creo que Lulú
se dirige hacia su destino,
abraza su destino;
se encamina hacia su final trágico.
Conoce a Jack "el destripador",
por desgracia,
y le ofrece su vida.
¿Cómo te planteaste
empezar a cantar Lulú?
Olivier Py,
un director de escena
con el que me encanta trabajar,
diez años antes de hacer "Lulú"
me dijo: "me encantaría que algún día
hicieras Lulú"; y yo dije:
"Bueno, sí, vale".
Íbamos los dos en bicicleta
por una isla,
en medio del Canal de La Mancha,
con el pelo al viento,
y él dijo:
"sí, quiero que hagas Lulú".
Y yo dije: "¡Ah, sí, vale!"
Pero en esa época
no tenía ni idea en realidad de quién
era Lulú, no me daba cuenta del todo;
y luego, diez años más tarde me dijo:
"quiero que hagas Lulú en serio".
¿Diez años después?
Sí, diez años después.
Y dije que sí, que sí;
escuché Lulú y dije:
sí, sí, voy a hacer Lulú,
es para mí.
Pero cuando empecé a leer el papel,
en la primera página me dije:
"no puede ser"...
Ya en la primera página,
y bueno, seguí leyendo;
la segunda, la tercera, la cuarta...
sin entender nada,
nada de nada.
¿Sin entender nada de la música?
Sí, sin entender nada de la armo...
De la armonía.
Había demasiada cosa,
demasiadas cosas por todas partes,
y eso requiere
una barbaridad de tiempo,
y mucho coraje y pasión, y me dije:
"sí, lo sabré más adelante, sí,
lo conseguiré, claro que sí.
Ahora no sé nada,
pero algún día lo sabré".
Y sigo y sigo y...
y entonces, de golpe,
empecé a distinguir algunos paisajes,
y muy muy progresivamente,
el cerebro empezó a construirse,
porque no se trata solo
de aprenderse una partitura,
se trata de descubrir espacios
en el cuerpo
en los que antes nunca
habías reparado.
Con la conciencia,
con el pensamiento...
Eso quiere decir que el pensamiento
puede descubrir de repente
un espacio en la espalda,
en la barriga, en la pierna...
Lulú es eso; es tomar posesión
de tu propio cuerpo
en el espacio, para proyectar
el carisma y la presencia
de este personaje;
porque cuando se hace Lulú...
no se puede simplemente
representar a Lulú,
no se puede fingir ser Lulú,
hay que ser Lulú,
por eso es un papel
que no hay que cantar muchas veces.
¿Cuántas veces?
Yo he dedicado a Lulú
dos años de mi vida.
Ha sido...
es la aventura más increíble
que he podido realizar,
porque he tenido la sensación
de que era el único momento
en mi vida de artista
en el que he podido...
demostrar de alguna manera
el trabajo...
del carisma,
el trabajo incansable
del intelecto y del cuerpo.
O sea que sí, podría volver a hacer
Lulú una vez más a lo mejor,
pero para qué.
Ya lo he dado todo con Lulú,
así que reinventar a Lulú cada vez
es complicado,
no quiero fingir,
y por eso...
la dejo estar.
Subtitulación realizada por
Yolanda Fernández Gaitán.
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