La frontera entre Kenia y Somalia está oficialmente cerrada, pero nada puede impedir que continúe el flujo de refugiados que huyen de la guerra civil y el hambre en el país del Cuerno de África. Cientos siguen llegando a Kenia para dirigirse, a pie, al campo de refugiados de Dadaab. Las agencias humanitarias de la ONU no tienen presencia aquí, porque aseguran que no se dan las condiciones de seguridad mínimas.
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