El papa Francisco ha oficiado la misa del Jueves Santo en un reformatorio de menores. Él es el primer pontífice que lo hace en un centro penitenciario porque tradicionalmente se celebraba en la basílica de San Juan de Letrán. A Francisco ya se le conoce como el "papa de los gestos" y no ha defraudado. De rodillas, en señal de humildad, ha lavado, secado y besado los pies a doce reclusos como hizo cristo con los apóstoles. Entre ellos dos mujeres, una, de religión musulmana.