Brasil y Australia son dos de los países que han conseguido retrasar la adopción de medidas sobre una mayor regulación del mercado de carbono y emisiones de CO2. También han dificultado el acuerdo Japón, que ha construido doce nuevas plantas de carbón, e India. Por su parte, China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero, solo se compromete a reducir sus emisiones a partir de 2023. Tampoco Arabia Saudí quiere oir hablar de emergencia climática. En Europa, Polonia, Hungría y República Checa se han opuesto a llegar a emisiones netas nulas en 2050. Estados Unidos, que ha acudido a Madrid con una delegación de perfil bajo, ya ha dicho que abandona los acuerdos de París.
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