Cuando la Vuelta ciclista a España se aplazó hasta otoño, la imaginación nos llevaba a la lluvia, el frío y la niebla. Estuvo presente, sí. Pero menos días de lo previsto. En la otra cara de la moneda, una combinación de colores nunca vista porque era la primera de las 75 ediciones de la carrera que se disputaba entre octubre y noviembre. Como si se tratara del duelo de maillots que vistieron muchos días los dos mejores, Roglic y Carapaz, el rojo luchaba contra el verde. Y cómo no, ganó, el primero.
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