Un crimen que marcó un antes y un después en la historia de ETA y de la respuesta ciudadana al terrorismo. En esos dos días, la mayoría de la sociedad se volcó con la familia del concejal de Ermua. Cuarenta y ocho horas, ese fue el plazo que la banda terrorista ETA dio al Gobierno para acercar a sus presos a las cárceles del País Vasco. Si no, matarían al joven concejal del PP de Ermua. La cuenta atrás avanzaba, y en casa de los Blanco, solo podían mirar el reloj. Pendientes de la cuenta atrás, estaban también la mayoría de los españoles.
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