Geólogos británicos han descubierto que bajo la superficie del seco norte de África hay inmensas balsas de agua subterránea de hace cinco mil años. El agua, que se acumuló cuando el Sahara era un vergel en lo que hoy es Argelia, Chad y Libia, podría mejorar la vida de 300 millones de personas que hoy no tienen acceso al agua potable.
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