Lunes a viernes a las 17.15 horas
Lunes a viernes a las 17.15 horas
Me estabas diciendo que estabas interesado en un curso. ¿En cuál?
-El de defensa personal.
-Recuerdo que me había llamado por un caso
de unos alumnos en su instituto que se estaban peleando, ¿verdad?
¿Sabemos quién es el agresor? -Son peleas organizadas.
-Dime dónde demonios está Vlado Khan.
-¡No lo sé, si lo supiera ya te lo habría dicho!
-Acabo de leer el informe de la Científica.
No han encontrado nada ni en el cadáver de Éric
ni en el de su matón.
-Bueno ¿y de cuánto dinero hablamos? Dímelo para que me haga una idea.
-Vamos a ver tu participación. Con un 50% más.
-Imposible.
-Imposible no hay nada, pero hay que arriesgar.
-Has cambiado de número.
-¿Te lo sabes de memoria o qué? -Es complicado olvidarse
de un número con tantos unos y ceros. No te lo tengas tan creído.
-¿Por qué demonios no te pides la jubilación?
Da la sensación de que piensas más en tu jubilación
que en lo que le ha pasado a Alicia.
Tú nunca vas a convertirte
en una persona mala.
(Música emocionante)
¿Cuándo quedamos a cenar entonces con Amalia y con Íñigo?
Tengo que decírselo hoy.
¡Amalia! Tu amiga de Gijón y su marido, Íñigo.
Lo hablamos ayer. ¿Tengo que empezar a preocuparme?
(Notificación mensaje)
Anda, mira, me ha saltado el calendario. Es su cumpleaños.
Qué casualidad.
Voy a poner un mensaje al grupo para que a nadie más se le olvide.
(Mensaje)
(Mensaje)
Ya lo silencio. Es el grupo,
quieren hacer una cena con la excusa del cumpleaños.
Aprovechando el cumpleaños de Amalia.
Así matamos dos pájaros de un tiro. La cena que teníamos comprometida
y cenamos los amigos todos juntos.
¿Cuánto hace que no cenamos los amigos?
(RÍE)
Fran dice que desde que tenía 40 años.
Ha mandado una foto, yo todavía tenía pelo.
Han quedado en la terraza de Gabi.
Ay, ¿dónde tienes la cabeza?
No hay nada que disculpar.
¿Por qué no compartes lo que te preocupa conmigo?
Pues nada, si van a ser así las cosas a partir de ahora...
Por tu actitud. Por tus silencios.
Tengo que sacarte las cosas con sacacorchos.
Perdona, pero ¿qué tiene que ver Alicia con todo esto?
¿Qué tipo de vinculación?
¿Me estás diciendo que está matando a la gente por ahí Quintero?
¿Está buscando venganza?
(Notificación mensaje)
Esto es Marta y Rodri, que van a ir a la cena.
No podemos faltar, ¿qué me dices?
No se te olvide felicitar a Amalia.
A ver.
Ya veo por qué querías hablar conmigo.
Por ese lado tenemos poco que rascar.
A no ser que aparezca un testigo y lo dudo.
Daré el aviso, pero dudo que los tiros vayan por ahí.
No tenemos indicios de que Éric tuviera competencia
en el campo de la metanfetamina.
Estamos en ello, Bremón, vamos a tratar de pillar
a un par de camellos, pero están por debajo de la escala.
Mira, igual por ahí te puedo dar una alegría.
La lactosa y el ácido acetilsalicílico
son prácticamente imposibles de rastrear.
Pero la ketamina ya es otra cosa.
Es probable, pero nosotros hemos detectado
un par de clínicas veterinarias
que han comprado cantidades inusuales de ese fármaco.
Guevara y Alonso están haciendo averiguaciones.
Mira qué bien. Es muy buen policía y muy buena gente.
Hicimos las oposiciones juntos a inspector.
Luego hizo méritos para entrar a la CGI
y se ha especializado en armas.
Muy bien, avísame cuando llegue.
Bremón.
No puedo quitármelo de la cabeza, Claudia.
No puedo olvidar sus ojos y su mirada
mientras se estaba muriendo entre mis brazos.
Sí, Alicia tenía mucha luz, ¿verdad?
Por eso nada ni nadie va a poder cubrir ese hueco.
Me sorprende que hables así de ella cuando no haces nada
para encontrar a su asesino.
Ni yo, ni yo tampoco quiero volver a discutir, Claudia,
es solo que...
Me resulta incoherente escucharte hablar así de ella.
Te quería.
Para Alicia tú eras mucho más que su jefa.
Eras su mentora.
Su maestra.
Alicia dio su vida por sus compañeros y murió ahí.
En la misma puerta de tu comisaría, delante de tus propias narices,
mientras tú dejabas escapar a su asesino.
¿Seguro?
¿Entonces por qué no haces nada para encontrar al asesino?
¿Cómo que lo estás buscando?
¿Del caso no se encargaba la Europol?
No, no, no. No voy a olvidarlo, Claudia. ¿Lo estás buscando o no?
¿Quién las pone?
¿En serio piensas que cualquiera de esos dos
os podrían haber dado una pista?
No son más que excusas. Porque no eres capaz de reconocer
que no vas a poder encontrar a ese asesino nunca.
No, tú no tienes ni idea de lo que es perder un hijo.
Tú aún tienes a Olga.
No sabes el dolor que se puede llegar a sentir
cuando pierdes a un hijo o una hija.
Y yo.
Yo también lo temo. También temo que nunca pueda llegar a superarlo.
-¿Lo ve? Esta es la marca característica del ácido.
El proceso de recuperación con la bentonita
no funciona en estos casos.
Porque hace falta dominar la técnica del borrado al ácido.
Y no es tan fácil, de hecho es muy sofisticada.
También hemos encontrado armas cortas. Eso indica que estamos
ante un traficante que se come el mercado nacional.
(Puerta)
¡Curro! (RÍE) -¡Hombre, cuánto tiempo sin verte!
(RÍE)
-Oye, perdonad el retraso, ¿eh? Pero es que andaba liado.
-Para variar.
Hemos encontrado armas con su sello por toda la península.
Desde Galicia hasta la Costa del Sol. Narcos, atracadores,
bandas latinas... Son ventas al por menor,
pero la clientela es muy variada.
Nada útil. Y el rastro se pierde en la "deep web".
-Espera... ¿has visitado a Jorge Vinuesa en la cárcel?
-Vengo de allí y no ha dicho ni mu.
Que su hermano se encargaba de las armas
y que él no tiene ni idea.
Ese es de la vieja escuela. Antes reventar que delatar a nadie.
-En todo caso, las armas al asalto a la Red Star apuntan aquí,
así que voy a estar unos días por aquí investigando el terreno.
Espera, pero ¿los Vinuesa no pudieron sacar o entrar las armas de fuera?
-No, ellos sí entraron al país por Barajas,
pero no pudieron volar con los subfusiles.
Voy a reconstruir los movimientos previos
a los días del asalto para averiguar dónde pudieron sacarlos.
Gracias, Bremón. -Gracias, comisario.
-Estás como siempre, mamón. (RÍE)
(RÍE)
-Hay que cuidarse. Tú sigues saliendo a correr, ¿no?
-Siempre que puedo.
¿Cómo está la familia?
¿Y mi ahijada favorita?
-Pues enfadada contigo, porque aún está esperando
el reloj que le ibas a regalar por su comunión.
-Pero si se lo compré, tarde, pero se lo compré.
Se lo envié por correo.
-Que sí, hombre. Que sí. Que fue la primera de su clase
en llevar el reloj inteligente.
-Ya te vale, ya te vale. Bueno y ¿cómo le va?
¿Ha salido tan lista como el padre?
-Pues no me quejo porque ha sacado mi memoria fotográfica
y se saca las asignaturas con la gorra.
-Ya, como tú las oposiciones. Bueno, vamos a mi despacho
y te pongo al día sobre el caso de la Red Star.
-Me tienes que contar cómo has acabado aquí.
-Bien.
-Que sí. Tráetela, pero olvídate de llevarme a ningún lado.
Bueno, pues porque te conozco, Ainhoa.
Que no, que no voy a ir de paquete ni muerto.
Venga, vale. Avísame cuando estés que no se puede aparcar
delante de la comisaría. Venga, hasta ahora. Chao.
Buenas. -¿Qué tal?
Parece que hoy estás de buen humor, no te duele la pierna, ¿no?
-Para nada, no me duele nada. Bueno, ¿qué?
¿Has visto mi despacho nuevo?
-Sí, bastante amplio, la verdad.
-Ahora no... no vais a tropezar con la silla.
Pero bueno, lo realmente... el cambio importante
está aquí detrás.
Los ordenadores, el procesador y eso,
pero que no te voy a aburrir con mis cosas.
-No, está muy bien, pero vamos. ¿Solo me llamas para esto?
Estaba redactando un informe y tengo que hacer cosas.
-No, tranquila que tu viaje no es en balde.
Mira lo que he encontrado.
Es un vídeo en el que hay unas peleas, pero vamos,
yo creo que son todo menores.
-A ver.
¿Son chicos y chicas?
-Sí, el vídeo lleva circulando 24 horas en la red.
Pero vamos, están subiendo las visualizaciones como...
como la espuma. -Ya.
Y ¿sabes si son alumnos de Distrito Sur?
-Bueno, pues es posible, lo único que mira...
Esta torre, ¿te suena de algo?
-Me quiere sonar, pero no sé dónde está ahora mismo.
-He hecho una búsqueda por imagen, ¿vale?
Y esta torre está en los alrededores del descampado de Barlovento.
Muy cerquita del instituto.
-En esa zona hay más centros, ¿no? -Sí, por eso he llamado a Ainhoa,
para ver si puede venir a ver los vídeos y así
nos dice si reconoce a algún alumno.
-Y de paso te enseña su moto, ¿no?
-¿Qué pasa que te parece mal?
-No, mal no. Pero también podías haberle enviado
un "link" o un pantallazo, ¿no?
-Ya, es que quiere ponerme los dientes largos
porque tiene un pedazo de moto y bueno, dice que es mejor
que la que tenía cuando nos conocimos incluso.
-Oye, ¿y qué pasó con tu anterior moto?
¿Qué hiciste con ella?
-Pues la vendí. La vendí porque bueno...
me parecía un crimen el tenerla tanto tiempo parada.
La operación, la convalecencia, la rehabilitación,
al final le iban a salir telarañas.
-Pero ahora ya puedes conducir, ¿no?
-Sí, supongo que sí, pero bueno, en ese momento lo veía
todo muy oscuro, Lara.
Fue todo de un día para otro.
-Oye, ¿te puedo hacer una pregunta?
-Claro, dime.
-¿Por qué lo dejaste con Ainhoa?
-Pues supongo que por lo mismo.
No quería ser una carga para ella y estaba triste, superamargado.
¿Vas a querer ver el final del vídeo?
Tampoco queda mucho más.
-No, no. Ya con todo esto tengo suficiente.
Vaya plan que llevan los chavales.
-Sí. Lo bueno es que no se pegan fuerte.
-¿Perdona? -Bueno, quiero decir que...
Bueno, que parece que tienen normas y que no es una...
No es la típica pelea al uso de toda la vida.
-A ver, para que me quede claro. A ti este caso te parece
una pérdida de tiempo. -No he dicho eso, Lara.
No hay ningún herido grave y son cosas de chavales.
-Déjame adivinar.
Cuando tú te pegabas de tortas en el instituto,
tú eras de los que daban, ¿no?
-¿Estás insinuando que... yo era un abusón?
-Es que, si no, no me lo explico porque vamos,
si hubieses recibido palizas estoy segura de que este tema
te lo tomarías con un poquito más de rigor, ¿sabes?
-Mira, Lara. Yo no sé lo que te pasa hoy,
pero prefiero que dejemos el tema porque esto
me está escamando un poco.
-Pues sí que tienes la piel fina tú, ¿no?
¿Quién lo diría siendo un motorista aficionado
al rugby y a las peleas?
-O sea, que también piensas que soy un machirulo, ¿no?
-Tú lo dices todo.
Bueno, envíame el vídeo, por favor, así puedo redactar el informe
para la fiscalía de menores.
Y cuando te enteres si estos chavales
son alumnos de Ainhoa me avisas también, ¿eh?
-Hasta luego.
-Pues me alegro de que hayas disfrutado del masaje.
-No lo sabes tú bien.
Una maravilla la chiquita esta.
Puedes recomendárselo a los clientes VIP, ¿eh?
-Bueno, la verdad es que la reservo para mis amigos.
-Pues todo un detallazo.
¿Sabes qué? Estaba pensando una cosa.
¿Tú te ves como director de un hotel de lujo?
-¿De un cinco estrellas? -Superior.
Es el próximo proyecto en Almería.
En primera línea. ¿Qué me dices?
-Hombre, a ver. Verme me veo, pero...
no sé, ya voy teniendo una edad.
Lo que verdaderamente me gustaría es retirarme
y vivir de las rentas, de nuestra inversión en la promoción
de chalés. ¿Cuándo empiezan las obras?
-Eso un día de estos. Ya sabes cómo es la burocracia,
pero en serio, piénsatelo porque vivir ocioso sale muy caro.
-Vivir, a secas, sale muy caro.
Siéntate, por favor.
Mira, Lucio, te quería pedir un favor.
-Lo que necesites.
-A ver, mira, me ha surgido un imprevisto, bueno,
previsto estaba lo que pasa es que, a lo mejor,
no medí yo bien las consecuencias.
Eh... Quizá me precipité al entregarte el dinero ayer
y necesitaría recuperarlo.
-¿Pretendes desinvertir?
Ese verbo no existe en mi empresa.
-Pero no todo. A lo mejor una parte, lo más posible.
-A ver, Joaquín, por favor.
Esto no es serio, hombre. -Ya, si se me cae la cara
de vergüenza de planteártelo, pero mi ex se está impacientando
con el tema de que le pase la pensión
a mi hijo y... -Ya, ya. ¿Qué me vas contar?
Mi hermano está igual, todo el día con el agua al cuello
para pagarle los caprichos a mi excuñada.
Menudo víbora.
-Entonces sabrás cómo funcionan estas cosas.
Juana tiene la custodia del niño,
tampoco te quiero aburrir con mis temas domésticos.
-No, no. Por favor.
¿Por qué te crees que sigo yo soltero?
Mira que se lo dije a mi hermano: "Ricardo, no pases por el aro".
Pues nada, de cabeza a la iglesia y ¿ahora qué?
-Lo mío fue peor. Me casé dos veces, tuve un hijo con cada una de mis ex
y claro, ahora tengo que pasar la pensión al pequeño,
la universidad de la mayor...
Y es por eso por lo que te pido, por favor,
que me devuelvas el dinero. -Joaquín, Joaquín.
De verdad, me gustaría ayudarte, pero no... no va a poder ser.
-Tampoco creo que sea complicado, te di el dinero ayer.
-Ya, pero ¿tú por quién me has tomado?
Esto es un negocio serio. Tú cuando me diste el dinero ayer,
yo lo ingresé en la cuenta de la sociedad
y el contable ya lo ha reflejado como una inversión.
-¿Puedes retirarlo y que el contable lo refleje
en otro movimiento? No sé.
-Estás de broma.
Las cosas no funcionan así, Joaquín.
Yo necesitaría la firma de todos los socios
para hacer una gestión de ese calibre.
Como comprenderás, tus problemas matrimoniales
ni les van ni les vienen. -Ya.
Pero yo tengo que solucionar esto de alguna manera.
No sé, se me ocurre...
¿No puedes darme un anticipo y yo te lo devuelvo cuando pueda?
-No, no sigas por ahí.
No sé qué tipo de relación te piensas que tenemos,
pero esto son solo negocios. Nada más.
Si no podías invertir, pues haberlo pensado antes.
Estoy empezando a pensar que a ti todo esto
te viene un poquito grande.
-Mira quién habla.
-Yo no tengo por qué aguantar esto.
-Si sales por esa puerta sin la promesa firme
de devolverme mi dinero... -¿Qué?
-Te denuncio por estafa.
-¿Un tío que organiza citas con prostitutas y timbas en su hotel
amenazando con denunciarme a mí?
Tú eres un cachondo, tío. Tú eres un cachondo.
-¿Qué pasa, Guille? -Hola.
-¿Te importa que me siente, tío? -No.
-Oye, ¿fuiste al final a la clase esta?
-Sí, mi madre me protestó un poco por el precio del material,
pero vamos, ya me lo ha comprado.
-Vale, genial. Oye, si tenéis algún problema
con el tema del dinero y demás, nosotros en el centro cívico
os podemos ayudar. -No, si es que no es por eso.
A mi madre le sorprende que vaya a hacer una actividad así.
No cree que vaya a durar mucho, la verdad.
Yo nunca he sido mucho de deportes.
Por eso le daba palo gastarse dinero.
-Ya, bueno. Siempre hay un primer día, ¿no?
Creo que es una buena actividad. No solo porque te vaya a ayudar
en el plano físico, que te va a ayudar muchísimo,
te va a cambiar el físico, sino porque también
a nivel de coco, a una mayor concentración
y te puede venir bien para los estudios.
-Yo es que en eso no necesito ayuda. -Ah. Bueno pues genial.
-Por cierto, un chico de clase me ha dicho que eres
un experto en artes marciales,
que hiciste una exhibición flipante con el profesor.
-No sé si flipante, pero todos los años hacemos
una exhibición al principio de curso.
-¿Tú podrías darme un consejo para enfrentarme así
a alguien según se acerque?
-Muchas horas de entrenamiento.
-No pero, yo no sabía que tú controlabas de esto.
Imagínate que viene alguien a pegarme así de frente. ¿Yo qué hago?
-Pues si viene a pegarte alguien así de frente lo que haces
es hablar con él e intentar convencerle.
Si no te hace caso, media vuelta y te vas;
si te persigue, llamas a la policía.
-En serio. Imagínate que no puedo hacer nada
de lo que me estás diciendo.
¿Yo qué tendría que hacer?
-Bueno, en ese supuesto caso, Guille, en el que no puedes hacer nada
de lo que te he dicho, pues lo que tienes que hacer
es anticiparte a los movimientos del oponente,
y necesitas entrenar durante muchísimo tiempo
para que tu cuerpo memorice los movimientos
y puedas actuar sin pensar.
-Pues anda que me ayudas mucho.
-Oye, Guille, ¿tú estás teniendo algún problema de verdad?
¿Alguien te está intentando pegar? -Ya estamos.
-Guille, espera, déjame ayudarte.
-¿Vas a decirme cómo tumbar a alguien de un golpe?
-No te lo voy a decir. -Entonces no quieres ayudarme.
Déjame en paz.
-Sí, dile que pase.
-¿Qué tal, Eva? ¿Cómo estás?
-Hola, Quintero.
¿Qué tal? ¿Tienes lo que habíamos acordado?
-Sí.
Sí que lo tengo, sí.
Te traigo...
un nuevo contacto,
muy bueno, por cierto. Está esperando a que lo llames,
tiene una pequeña flota de camiones, pero se mueve por toda Europa.
-¿De fiar? -100% de fiar.
Recurrí a él muchas veces cuando mi negocio iba bien
y no daba abasto. Nunca me falló.
-Qué tiempos aquellos, ¿eh?
Cuando el negocio iba bien, digo.
¿Qué?
¿Qué pasa?
-Verás, Eva, pasa que cada vez que yo te doy un contacto,
los llamo previamente y los pongo en antecedentes para allanarte
el camino, pero tú lo único que me das es un nombre
y un número en un papelito. Ya está.
-No, perdona. Yo te he dado dos nombres.
Te los he puesto en bandeja. Si luego no resisten
tus interrogatorios no es cosa mía. -No, Eva, no.
Tú a mí no me has puesto nada en bandeja.
Tú no tienes ni idea de lo que yo he tenido que hacer
para poder entrevistarme con Éric.
-Cierto, no lo sé.
Pero sí sé cómo ha acabado, porque ha salido en prensa.
¿El otro cadáver quién era? -Eso no es lo que importa.
Lo que importa ahora es que yo te estoy dando mucho
a cambio de nada.
-No. A cambio de nada no.
Lo que pasa es que tus métodos a lo mejor son poco eficaces, ¿no?
Porque la idea es que hablen, no que callen para siempre.
-Mis métodos no tienen problema,
me han sido muy útiles durante muchos años
y he conseguido mucho, créeme.
El problema aquí es que los nombres que tú me estás dando
o no tienen ni idea de dónde está Vlado Khan
o no saben cómo poder llegar hasta él.
-Pues ya lo siento.
Yo te doy a alguien y tú eres el que tiene que sacar
algo de él.
-Pues en ese caso igual me voy a tener
que replantear nuestro trato, ¿no?
Y solo pagarte en función de las respuestas que reciba.
-No, eso no lo vas a hacer.
-¿Tú crees que yo te voy a dar la Ruta del Sur, así como así
a cambio de nada? -¿Así como así?
Quintero, mira. Yo te he dado dos nombres
que la policía estaría deseosa de tener, pero no,
te los he dado a ti. Lo que pasa es que tus métodos
son un poquito ruidosos.
-Eva, ¿sabes cuál es el problema de lo que está sucediendo?
Que yo me estoy empezando a manchar las manos de sangre para encontrar
a ese rumano y matarlo.
Y cada vez creo que estoy más lejos de encontrarlo.
En vez de acercarme, me estoy alejando.
¿Me lo puedes explicar?
-Claro, mira, yo lo que te diría es que probases
algo más discreto, más elegante. ¿Qué tal un seguimiento,
un rastreo de comunicaciones? No sé.
-Bueno, podría ser un buen consejo si no fuese porque viene
de parte de alguien que apenas lleva unos meses
al frente de un negocio como este.
-No te equivoques,
tú no sabes quién soy yo, ¿eh?
-Sé quién eres, Eva.
Lo que no sé es hasta dónde quieres llegar.
¿Ser la mayor traficante de armas de España, de Europa, del mundo?
Puedes llegar hasta donde te dé la gana.
Pero te voy a decir una cosa,
cuando tú todavía eras una mocosa,
yo ya era el mayor narcotraficante del sur de Europa,
así que no me vengas ahora con lecciones.
¿Estamos?
Toma tu contacto porque soy un hombre de palabra,
pero ten en cuenta esto:
si quieres seguir creciendo y ser una gran traficante de armas
gracias a la Ruta del Sur y a los contactos
que yo te pueda estar dando,
será mejor que el próximo nombre que me des me lleve directamente
hasta Vlado Khan porque se me agota la paciencia.
No lo olvides.
-Menos mal que lo tenías todo controlado, ¿eh?
No, aquí no pones las últimas noticias, mamón.
-Jefe, perdón las molestias, ¿le puedo presentar a mi hermana?
-Sí, claro. Pasad.
-¿Qué tal? Mucho gusto, don Joaquín. -Hola. Encantado de conocerte.
Daniela, ¿no? -Sí, eso es.
Veo que mi hermano le habló de mí. -Me ha hablado mucho, muchísimo.
-Bueno, pues yo nada más quería darle las gracias personalmente
por ayudar a mi hermano y darle esto.
-Es un tequilita, del bueno, es caro.
-Espero que le guste. -Sí, gracias. No tenías
que haberte molestado. -No, pero si no es ninguna molestia,
además, es que usted fue muy generoso en ayudar a mi hermano
con ese adelanto.
La verdad estábamos con el agua hasta el cuello.
-No hay de qué, aquí está uno para ayudar en lo que se pueda.
Es un placer para mí.
-Pues muchas gracias, ojalá más gente pensara como usted,
don Joaquín. -No, si con jefes así,
la verdad es que es muy fácil todo.
-Imagínese. Hace unos meses mi hermano no podía ni pensar
en un contrato, y mucho menos, un contrato fijo.
Y ahora mírelo. Así que espero poder devolverle el favor algún día.
-No tienes que devolverme ningún favor.
Tu hermano si acaso alguno tiene, ¿eh?
-Ya te digo que se lo va a cobrar.
Escúchame, Dani. Es que todavía me tengo que cambiar y todo eso.
Ya mejor dejamos así al jefe. -Sí, yo también me tengo que ir
a trabajar. Bueno, pues encantada, don Joaquín.
-Encantado y gracias de nuevo. -No hay de qué.
Pase por La Parra, que va a ser un placer atenderlo.
-Y le hacemos un descuento.
-Hasta luego. -Adiós, adiós.
-Nos vemos en la casa. -Sí.
-Jefe, disculpe, ¿eh? Si es por mi hermana,
yo no sabía que quería venir. -No, no tiene nada que ver con eso.
El cerdo ese de Sabater.
-¿Cuál? ¿El señor con el que estaba haciendo negocios aquí?
-Sí, un hombre de negocios, no. Un estafador.
Ya me puedo ir despidiendo de mi dinero.
-¿Estafador? Si parecía bien fino. -Sí, esos son los peores.
Los mangantes de traje son los que se llevan
la tajada más grande.
-¿Qué pasó? -Que me pasé de listo, Ángel.
Este tío me propuso una promoción inmobiliaria
que parecía un chollo. Unos chalés en Punta Umbría.
Tú invertías sobre plano y luego sacabas el 30, el 40%
de rentabilidad. Ahora resulta que los ecologistas
dicen que es zona protegida y lo han parado.
A saber cuándo se vuelve a retomar, si se retoma.
Y yo invitándole a masajes a este.
-¿Y el dinero? -Eso me gustaría saber a mí.
-Es que ya no se puede fiar de nadie uno, ¿eh?
Lo siento, jefe.
(Notificación mensaje)
(Puerta)
Claudia, yo me retiro por hoy.
¿Qué pasa?
¿Estás bien?
Tranquila, llora todo lo que necesites.
¿Te han dado una mala noticia?
Ya.
La impotencia.
en tres asesinatos. Precisamente de los tipos
que podrían habernos llevado hasta Khan.
Estás haciendo todo lo que está en tu mano
para encontrar al culpable. Te estás jugando tu carrera.
¿Puedo?
Yo tardé varios meses en borrar el de mi hermano.
No sé.
Tuve miedo de que se me fuera yendo la cabeza.
Solía llamarle después del accidente.
Sabía que estaba muerto, pero...
no era capaz de procesarlo.
Le llamaba esperando que, por una de esas,
me contestase.
Yo también me hubiera cambiado por él.
Eres la primera persona a la que le cuento
lo de las llamadas de mi hermano.
Lo hice durante mucho tiempo,
incluso cuando pensaban que ya lo había superado.
Tenemos que seguir adelante. Por los que aún nos quedan.
Es solo un contacto, no vas a borrar su memoria.
Ya está.
Bien hecho.
Lamento lo que dije en ese informe.
Ahora entiendo el dolor que debí causarte.
Ojalá te hubiera conocido antes como te conozco ahora.
Todo.
-A ver, chicos.
Aquí tenéis lo vuestro. ¿De verdad que no queréis otra cosa?
-Yo venía por la tortilla, pero si se ha acabado...
-¡Qué zalamero es!
Mira, te voy a cuajar una tortilla solo por traerte a ti un pincho,
mira lo que te digo. -¿Ves? ¿Ves por qué venimos aquí?
-Bueno, tampoco es que tenga mucha elección, porque... la verdad,
o te quedas aquí o en el zulo ese que tienes de despacho...
-Eh, cuidado, cuidado, que estoy estrenando despacho nuevo.
-¿Qué me cuentas? Con razón se te ve tan contento.
-Eso será. Ahora ya no me doy con el bastón por todos lados.
(RÍEN)
-Bueno, voy a cuajarte esa tortilla. -¡Gracias!
Qué maja.
-Me he dado cuenta de algo. -¿De qué?
-Siempre bromeas cuando hablas de tu cojera.
-Mejor bromear que vivir amargado, ¿no?
-Si tú lo dices. -¿Qué?
-Que algo amargado sí te quedaste después.
-Bueno ¿y quién no?
Pero... intento vivir con dignidad.
¿No tienes hambre? Yo sí, no sé si aguanto hasta la cena.
-¿Por qué no contestaste al móvil?
-Tú no has cambiado nada.
Sigues igual de directa. Solo das rodeos cuando coges la moto.
-Si no quieres, no me lo cuentes. Pero a mí me haría bien saberlo.
Pasaste de mí de la noche a la mañana.
-No, no, no pasé de ti.
Bueno, sí, pero no fue por ti, fue por el accidente.
No quería que te amargaras conmigo.
-¿Muy duro?
-Pues imagínate.
Es una historia muy larga de contar. -Puedes hacerme un resumen, ¿no?
-Sí, sí.
Puedo hacer un resumen.
Bueno, pues estuve...
estuve meses en el hospital.
Operación tras operación, luego vino la rehabilitación y...
Y, como puedes ver, tampoco sirvió de mucho. ¿Qué ibas a hacer tú?
¿Estar meses yendo al hospital a verme?
-No lo sé, pero me hubiera gustado decidirlo por mí misma.
-Sí. Tienes razón. Pero no quería que te sintieses obligada,
además llevábamos un par de meses saliendo
y no quería que te comieras ese marrón.
-Todavía tendré que darte las gracias y todo.
-Pero ¿y qué querías? No sé. Tampoco teníamos una relación seria.
No estábamos en ese punto, Ainhoa. -No, pero podría haberlo sido.
-Bueno, eso... eso ya nunca lo vamos a saber.
¿Nos centramos en lo que sí tiene remedio?
-Venga, enséñame esos vídeos.
-Mira.
¿Reconoces a alguien?
-Solo a esta chica de las que anima. -¿No son alumnos del instituto?
-Bueno, ella es exalumna.
Se fue a final de curso. Bárbara se llamaba.
-Lo de las peleas está más extendido de lo que creíamos.
¿Tú puedes contactar con ella?
-Lo intentaré, pero todo resultaba demasiado complicado con ella.
Sus padres montaron un pollo a unos profesores
para que la aprobaran sin hacer nada.
A ver cómo reaccionan cuando lo vean. -Pero con el vídeo
no pueden decir que no sea ella. -Intentaré que la hagan colaborar,
pero no te prometo nada.
-Bueno, me sirve, porque tú nunca te das por vencida.
-¿Y tú qué sabes? Tampoco nos conocíamos de tanto, ¿no?
Solo un par de meses. (RÍE)
-¿Lo ves? -¿Qué?
-Has vuelto a sacar el tema, nadie puede contigo.
-Soy inasequible al desánimo, eso decía mi padre.
-¿Y me tengo que asustar? -Bueno, me he propuesto
que vuelvas a coger la moto. Así que, ya sabes.
-¿La moto?
Qué decepción. (RÍE) -Por algo hay que empezar, ¿no?
-Al final me veo conduciendo una escúter, con el asco que me dan.
-No te pega nada, ¿no? -Menos mal, menos mal.
-Menos mal, estaba a punto de llamar a los hospitales.
¿Se te ha olvidado?
Tendríamos que estar cenando con nuestros amigos, ¿qué ha pasado?
¿El trabajo?
Hace un par de horas que saliste de comisaría. No cogías el móvil.
Llamé a centralita.
Claro, te llamé, estaba preocupado.
¿Dónde estabas?
Anda, venga, vámonos.
A la terraza de Gabi, más vale tarde que nunca, ¿no?
¿Qué pasa? Es el cumpleaños de tu amiga.
Me ha llamado hace dos minutos preguntándome si habías llegado ya.
Que vaya el tonto de Antonio a dar la cara.
¡No! Tienes que dar una explicación.
No te entiendo, de verdad, no te entiendo.
¿Qué ha pasado?
Sabes que no es verdad.
Fernando está perdiendo la cabeza,
¿desde cuándo te importa lo que piense?
Ah, ¿sí? Pues mira, ya somos dos.
Estoy hasta las narices. Solo estás pensando en el trabajo,
en investigaciones, en pistas...
Solo te mueve el sentido del deber.
Alicia falleció hace ya un par de meses, estoy esperando
a que vuelvas a ser tú misma.
¿Cuánto hace que no hacemos algo especial tú y yo juntos?
Vale, déjalo, venga, ese no es el problema, hombre.
El problema es que estás encerrada en ti misma.
Antes me bastaba con mirarte a los ojos para saber
qué te pasaba y ahora no tengo ni puñetera idea.
¿Qué te pasa? Cuéntamelo. ¡Déjame que te ayude!
Hale.
A llamar a Amalia para decirle que yo tampoco voy a cenar.
Bueno, vale, espero que te sirva de algo.
-El que estaba reunido con tu tío y Salgado ¿quién era?
-El inspector Francisco Moya, me lo presentó mi tío así rápido.
Al parecer es un experto en el tráfico de armas.
-¿Te podemos ayudar en algo? -Quería hablar con el inspector.
Verá, hay una mujer que podría estar involucrada
en la venta de armas a los atracadores de la Red Star.
No debiera. Así de claro,
porque Ainhoa y yo no tenemos nada, somos amigos.
-No, esos dos no han pasado página. Que están a punto de liarse, fijo.
-Te duele, ¿no? -Solo un poco.
-¿De cuándo son las imágenes?
-En las redes pone que son de ayer, pero lo han colgado hoy.
-Tomás te pone por las nubes.
Para nada, solo he dicho la verdad, que eres una excelente profesional
y mejor compañera.
-¿Ya sabemos cuándo es la siguiente partida?
-No, pero hay otra forma de sacarte un buen pellizco.
Supongo que te vendrá de lujo. -¿Qué tendría que hacer?
-Ayudarme a recuperar el dinero que invertí en la promoción
de chalés en Punta Umbría.
-Oye, Lara, no sé, he notado conexión entre vosotros. ¿Tenéis algo?
-Para una vez que Claudia llega a una hora decente a casa,
tengo guardia.
Ayer, ¿qué? Tuvisteis lío, ¿no?
-¿Perdona?
Afectada tras un tenso encuentro con Quintero, Miralles encuentra consuelo en Salgado. El inspector Curro Moya, un viejo amigo de Salgado, llega a Distrito Sur para investigar las armas utilizadas en el asalto a la Red Star. Joaquín, apurado por la falta de efectivo, pretende recuperar el dinero de una inversión inmobiliaria.
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