Cada semana, unas 500 personas son expulsadas de Argelia a Níger. En 2018 lo fueron 25.000 y los datos de los primeros nueve meses de 2019 confirman una tendencia al alza. A pie, con la única ropa que llevan, a menudo agotados y desorientados, son abandonados en medio del desierto, donde deben andar hasta 15 kilómetros para llegar al pueblo más cercano.
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