Lunes a las 22.00 horas
Muchas gracias, muchas gracias.
Muchas gracias, muchas gracias.
Está muy bien, es un escay bueno.
Me va a ir bien...
No tiene importancia.
Correcto.
Hombre, no se está mal sentado.
No se está mal sentado, que el que inventó la silla lo bordó.
El del sofá lo perfeccionó, el de la cama,
Premio Nobel a perpetuidad.
Todo lo que sea postura relajada está muy bien.
Hay que hacerlo de pie para justificar el sueldo,
pero sentado se está muy bien.
Sí.
Me interesa mucho. Además, la obedezco sin querer.
Es ciencia.
Todo lo que hacemos es ciencia.
Tomo el café muy caliente, me quemo. Ciencia.
Contraste de temperaturas.
Obedecemos continuamente a la ciencia.
Casi sin planteártelo, estás sumergido en la ciencia.
Y luego aparte hay otras cosas.
Estudiarla.
Sí, bueno, empecé Arquitectura.
Pues que lo hacía a distancia, desde la cafetería.
Y luego vi que aquella carrera no era para mí.
Y me fui a Derecho.
Tampoco acabé de encajar.
Y también desde la cafetería y...
No se me da la universidad a distancia, no se me da.
Pero estoy encantado. He adquirido formación,
lo justo para encontrar el tren donde me tengo que subir.
Dios te oiga.
La mala leche sí.
Que abunda más que la buena. Es mala para los adultos y niños.
Te voy a decir una cosa.
Yo creo que influye en cómo lo tomas.
Si lo tomas con alegría, te sienta bien.
El pacharán lo tomo siempre con alegría y me sienta fenomenal.
Sin embargo, el muesli ya me envenena el día.
Prefiero echarlo en pacharán que en leche.
Para mí, sí, pero hay otros organismos.
En general, yo creo que...
Bueno, lo que diga la ciencia.
Hola, encantado, un placer.
Hola, ¿qué tal?
Qué dolor.
Eso lleva toda la vida.
Se llama cianuro eso.
Muy buena.
¿Ese es el señor que ha hecho el batido, el de las gafas?
Mira, ya no tiene nada más en la nevera.
¿Alguna cosa consistente, queso curado?
Echa con alegría que es para bastante gente.
Fíjate qué bien se mezcla con el agua.
Yo he visto la mortadela esa de Mickey Mouse.
¿Y por qué no se dedican a la ingeniería
y dejan la comida a las personas que se dedican a esto?
Esto tendrá un tema de fluidez, porque si no, se puede atascar.
Tú metes un torrezno bien prensado y eso engancha.
Eso engancha y te bloquea todo el sistema.
Hay que reiniciar.
Cuando voy al fútbol, me llevo un cucurucho de esto.
¿Lo hacemos por el metano entonces?
El sabor de igual, con tal de que no haya metano...
Como si quieres rebozar el periódico.
Tú, cómete el periódico rebozado que no suelta metano.
Es que no tienen ni idea de cocinar.
Olé.
Tú lo has dicho.
La verdad que tiene una pinta deliciosa.
Yo no lo voy a probar. A lo mejor un poquito.
Huele a un primero, a un segundo y a un postre todo mezclado.
Bien.
Sí, con ron abajo.
Virus. -Un sistema médico.
-Te inyectan una medicina en la sangre.
-Es un método que inserta parte del virus dormido en el organismo.
-Para que el propio cuerpo genere anticuerpos y así poder vencerla.
-Jeringuilla. -Algo para prevenir una enfermedad.
-He oído que hay movimientos que piensan que al final acaban
debilitando las propias defensas del organismo.
-Yo tenía una profesora que era partidaria de no vacunar
y a sus hijos no les vacunó nunca. -¿En serio?
-Yo prefiero vacunarles.
-Sé que hay algunas religiones raras que se oponen ya de antes, pero...
-No sé si es naturista o más...
Tema homeopático.
-Muchas veces creo que se vacuna por presión.
-La verdad que no sabes muchas veces cómo acertar.
-Durante miles de años
la gente ha muerto mucho más que cuando había vacunas.
-Yo considero que es bueno el tema de la vacunación.
Picadito y en la mano.
¿Qué tal, Antonio? Encantado.
Ni se te ocurra.
Que tienes dos niños.
Toda la vida.
Yo no soy muy cabezota.
Te la estás jugando.
La sensación es muy similar, sí.
Si vives en Australia es cojonudo.
Vamos a ver, ¿tiene trampa?
Ciérrame esto. Quiero seguridad ante todo.
Es difícil, es difícil.
¡Vamos al Tour!
Conoces a una gente y yo no conozco a ninguno.
Que se caía.
Pero qué necesidad tienes si todas son normales menos esa.
Una maravilla.
Qué prodigio el cerebro.
No, ay, sí, una vez.
Una, bueno, varias veces. Una sesión, porque tuve fascitis plantar
y me daban unas pastillitas que son muy pequeñitas para el pie.
¿Funciona la homeopatía?
¿Cura de verdad o sus efectos no pasan del placebo?
Veamos primero qué es exactamente la homeopatía.
El término homeopatía tiene su origen en las ideas de un médico alemán
del s. XVIII llamado Samuel Hahnemann.
La homeopatía es una medicina alternativa.
Se basa en el uso de cantidades infinitesimales de sustancias
que en grandes dosis producirían síntomas parecidos
a los de la enfermedad que queremos tratar.
Los homeópatas enuncian eso con la frase:
"Lo similar cura lo similar".
La forma más habitual de preparación
de una dilución homeopática es la siguiente:
Se coge 1 cl de la sustancia original
y se mezcla con 99 cl de agua.
Se agita este preparado y se obtiene una dilución de 1CH,
o sea, 1 centesimal de Hahnemann.
A continuación, se coge 1 cl del producto resultante,
y se repite la operación.
Este proceso se puede repetir cuantas veces se quiera,
porque se supone que las sustancia es más efectiva cuanto más diluida esté.
Cuando tenemos la dilución deseada,
se impregnan en ella varias pastillas de azúcar,
se meten en un tarro y ahí tienes un bonito remedio homeopático.
En las farmacias podemos encontrar remedios homeopáticos
a 10CH, 30CH y hasta 50CH.
Y aquí viene algo importante.
Cada vez que se realiza una dilución,
la sustancia original queda diluida 100 veces más en el preparado final.
Un simple cálculo permite saber que una dilución de 12CH no contiene
ninguna molécula del principio activo.
Es simple y llanamente agua.
Si analizas un remedio homeopático mediante resonancia magnética nuclear
te dirá que ahí solo hay azúcar, el de la pastilla.
Se han hecho miles de estudios sobre la homeopatía
con resultados de dos tipos:
están los estudios que han demostrado que no funciona
y los que no han demostrado que funcione.
Consumir homeopatía, por tanto, tiene los mismos beneficios curativos
que el agua azucarada o la oración.
Buenas noches.
No, yo fui porque era un amigo y me dijo que iba bien,
pero me di cuenta que no iba. A mí, por lo menos, no me fue.
José Cervera.
Hola, encantado. Estoy conociendo a una gente interesantísima.
¿Ves esto? Es un rompecabezas.
Es una de esas cosas que vienen desmontadas
que si las desmontas y quitas las piezas,
luego es muy difícil volver a montarlas.
Esto tiene que ver con lo que vamos a hablar hoy.
Pero antes de que empecemos, tengo que hacerte una pregunta.
¿Eres supersticioso?
Espero que no, trae muy mala suerte eso.
-Sí, bueno, un poquito.
Tengo algunas manías, pero no son supersticiones.
-Pues de lo que vamos a hablar hoy es de lo que tiene que ver
la superstición con los rompecabezas, con la ciencia
y con la forma de cómo funciona nuestro cerebro.
-Fenomenal. -Porque tiene una relación.
A nuestro cerebro le encanta resolver problemas,
por eso nos gustan los rompecabezas.
Por eso nos encanta enfrentarnos
a pasatiempos que nos lo ponen difícil,
a cosas que cuando las resuelves,
cuando consigues poner la última pieza y encajarlo todo,
dices que qué bien, qué gusto. -Te sientes un Nobel.
También sirve.
Pero ¿sabes por qué es eso? -No.
-Pues eso es porque a nuestro cerebro le gusta
cuando resolvemos un problema,
cuando establecemos una relación de causa a efecto
entre una cosa que ocurre antes y una cosa que ocurre después.
¿Qué pasa cuando esa relación no existe?
Pues que si nos la inventamos
a nuestro cerebro también le puede parecer bien,
aunque la causa no sea real.
¿Qué ocurre cuando ves un gato negro y a continuación te pasa algo malo?
-Pues que lo atribuyes al gato. -Exactamente.
El negro es un color
que en nuestra civilización es negativo.
Los gatos, todo el mundo sabemos que tienen algo de diabólico,
algo de perverso, así que llegamos y establecemos
una relación causa-efecto.
Me ha pasado algo malo, porque he visto un gato negro.
Así nacen las supersticiones.
La cuestión es que son cuestiones culturales.
Porque si fuese verdad que algo causa mala suerte,
ha sucedido alguna cosa concreta, provocan la mala suerte.
Todas las civilizaciones humanas tendrían la misma conexión.
Y sin embargo, no sucede así.
Las causas, las supersticiones,
las cosas a las que les atribuimos la mala suerte
son diferentes en cada civilización.
Por ejemplo.
En occidente odiamos el número 13.
Hasta tal punto que existe una enfermedad,
se llama triscaidecafobia, una enfermedad mental que consiste
en rechazar de forma violenta al número 13.
Se atribuye el origen de esto
a las 13 personas que estaban en la Última Cena con Jesucristo.
O también hay una leyenda de las sagas nórdicas
que habla de una cena en el Valhalla donde había 13 convidados
y uno de ellos murió al día siguiente.
Sin embargo, el número 13, en el Egipto antiguo,
era un número propicio.
Era auspicioso.
No era negativo, no traía mala suerte.
Al contrario, traía buena suerte. ¿Sabes por qué?
-Pues no. -Porque en el Libro de los Muertos
de los egipcios había distintos niveles de vida,
cada cual más perfecto,
y el más perfecto de todos era el número 13, que era el paraíso.
¿Te das cuenta? -Sí.
-Las asociaciones entre lo que trae mala suerte
y lo que no son diferentes.
Hay cosas que podemos considerar que tienen una asociación racional.
Por ejemplo, derramar la sal.
Dices, trae mala suerte.
La sal en la época del Imperio Romano era una cosa muy valiosa.
Derramar la sal no era mala suerte, es que estabas tirando mucho dinero.
Romper espejos... -Los espejos eran muy caros.
-Los espejos eran muy caros, estaban hechos con azogue,
que se hace con mercurio, que es una cosa tóxica,
es decir, que romper un espejo era negativo en sí mismo.
¿Por qué seguimos pensando
que derramar la sal nos va a traer mala suerte?
Pues porque hemos asociado eso de forma cultural.
No es que la sal nos vaya a traer mala suerte,
simplemente pensamos que es así.
-A mí me da mucha satisfacción la sal, de hecho.
-Fíjate. -Encima del pulpito.
Cuando es el día número 13 del mes, pensamos: "Mal rollo".
Y si encima es martes...
Martes y 13, mucho peor, ¿verdad?
En los países anglosajones el día peor no es el martes 13,
es el viernes 13.
¿Por qué? Una diferencia cultural.
Los chinos no consideran negativo el número 13.
No los consideran de mal agüero.
Sin embargo, el número que no quieren ver ni en pintura es el 4.
El 4 en la cultura china... -¿El 4 les acojona?
-Hasta tal punto... -Entro a un chino con un 4 aquí
y me invitan a que recoja. -Es espantoso, lo peor.
-Y me cobran. -Nadie quiere las matrículas
que acaben en 4, nadie quiere vivir en el cuarto piso.
En muchos edificios en China no hay cuarto piso.
El 4 muy mal número. ¿Por qué?
Porque la palabra que designa al cuatro suena en chino muy parecida
a la palabra "muerte".
De manera que el 4 es un número de mal agüero.
En cambio el 8,
que la palabra suena muy parecida a "suerte", es positivo.
Se pagan dinerales por una matrícula con ochos.
Todas las cosas que llevan un 8 son positivas, maravillosas.
Los chinos jamás comprarían un billete con un 4.
De hecho, en los sitios donde se solapan dos supersticiones,
te puedes encontrar con cosas como en Hong Kong,
donde hay edificios que no tienen ni cuarto piso ni piso número trece.
¿Por qué?
En una cultura es negativo el 4 y en la otra es negativo el 13.
-Un ascensorista allí se vuelve loco. -Imagínate.
¿Aquello de abrir un paraguas bajo techo?
En el antiguo Egipto era insultar al dios del Sol.
Porque para ellos no eran paraguas, eran parasoles.
Y abrir un paraguas dentro de una casa
lo que provocaba era, digamos, darle una bofetada al dios del Sol,
Ra, el más importante del panteón egipcio.
Todas esas supersticiones solo son en realidad
el establecimiento de falsas relaciones de causa a efecto,
de causalidad, no de casualidad,
entre cosas que nos pasan y la mala suerte
que podamos tener posteriormente.
Y eso nos proporciona placer.
¿Por qué? Por la misma razón por la que resolvemos puzles.
Y por la misma razón por que buscamos las razones de las cosas.
La raíz última de las supersticiones es la misma que la de los pasatiempos
y la de la ciencia.
La curiosidad.
Nuestra insaciable necesidad
de establecer relaciones de causa-efecto,
de resolver problemas. -Pues muy bien.
En cada sitio tienen lo suyo.
En Egipto una cosa, en China otra, el acojono es universal.
Todo el mundo está acojonado por algo, por aquí, o por allá.
"Dame un 4", "Dame un 8", "Vivo en el 5". Cuidado.
Tengo manías.
Cuando actúo, siempre llevo dinero en el bolso izquierdo.
sin darme cuenta, me dejé un billete, salió todo bien,
y desde entonces siempre hago eso.
Siempre llevo un billetito en el bolso.
Ahora, no, por ejemplo. Pero para actuar, sí.
Es una manía tonta.
Cuando jugaba al fútbol, siempre me ponía todo primero en el derecho.
Manías, una chorradita que no tiene importancia.
Algunas cosas bien, otras mal.
Estoy desentrenado.
-Hoy, en "Una de mates", vamos a hablar de:
la vacuna de la polio.
En el año 1954 se realizó un ensayo clínico para conocer la efectividad
de una vacuna contra la poliomielitis.
Era muy ambicioso,
y desde la estadística,
el estudio era impecable.
A la mitad de los niños se les suministraba la vacuna.
A la otra mitad, el grupo de control, se les daba un placebo.
La elección de qué niño estaba en cada grupo era aleatoria,
así se evitaba que hubiese algún tipo de sesgo.
Ni los niños, ni los familiares, ni siquiera el personal médico,
sabía si se estaba suministrando la vacuna o el placebo.
Entonces, surgió una duda:
¿cuántos niños se necesitaban para que el estudio fuese fiable?
¿Serían suficientes, por ejemplo, 40 000?
Veamos.
En los años 50, la incidencia de la polio en EE. UU.,
era de 50 casos por cada 100 000 personas.
Por tanto, si se empleaban 40 000 niños en el ensayo clínico,
habría unos 20 casos de polio, unos 10 en cada grupo.
Para que el estudio tuviese un éxito del 50 %,
debería haber una diferencia de 5 casos entre los casos de polio
del grupo de vacunados, y del grupo de control.
El problema es que una diferencia tan pequeña,
puede deberse a muchas causas, y no necesariamente a la vacuna.
Pero ¿y sin en vez de hacer el estudio con 40 000 niños,
se hacía con 400 000?
Entonces, habría 200 000 en cada grupo,
y la incidencia de la polio sería de unos 100 casos por grupo.
La diferencia, ahora, tendría que ser de 50 casos, que ya es una cifra
significativa que permite testar la eficiencia de la vacuna.
Al final, se decidió realizar el estudio con más de un millón
de niños y niñas de todo EE. UU.
Fue uno de los mayores ensayos clínicos de la historia.
Hoy, la polio está erradicada en prácticamente todo el mundo.
¡Clara!
¡Hola!
-Hola, ¿qué tal?
Muy bien todo. -¿Qué tal?
Pues muy bien. Yo venía a hablar de leds.
Bueno, leds tenemos aquí por todo el plató
y tengo aquí una...
Una linterna de leds.
Tenemos lucecitas de leds y podemos verlos en todos los sitios.
En los semáforos, en la iluminación de las calles
en las que somos pioneros en Europa.
En el primero sitio de Europa donde se utilizó la lámpara led
para iluminar la calle fue en Barbate, en Cádiz.
Vengo a explicar cómo funciona un led.
-Muy bien. -¿Te hace?
-Sí, sí. Por supuesto. -Ya que estamos.
-Sí, porque tengo una de esas y no sabía cómo iba.
-Mira. El leds, como su propio nombre indica, es un un diodo emisor de luz.
"Light emitting diode".
¿Has visto cómo lo he dicho?
-De ahí viene lo de led.
-Voy a quitar esto que me está deslumbrando...
Y un diodo no es más que un componente electrónico
que tiene dos partes y permite pasar la corriente eléctrica.
Ese cacharrito, ese trocito que está dentro de la lámpara led
es el secreto y el corazón de este tipo de iluminación
que cada vez se utiliza más.
Está de última moda por muchas razones.
Es más barato, consume menos, dura más,
no utiliza gases, ni cristal, ni filamentos.
Es más seguro que el tipo de iluminación original.
Y además no calienta.
Si veis esta lámpara que está aquí...
Está encendida.
Yo la puedo tocar sin tranqui...
Sin tranquilidad no. Con tranquilidad.
Y no me quemo.
-Yo por eso dejé de estudiar. Por el flexo.
No veas cómo quemaba. -Exactamente. Da mucha calor.
-Lo encendía y a los 20 minutos aquello era...
Un infernillo.
-Vamos a ver qué tiene este cacharrito, el diodo,
para emitir luz.
El secreto está en una cosa que se llaman semiconductores.
¿Sabéis qué son los semiconductores?
-Semiconductor porque unas veces conduce y otras no.
-Pues más o menos es eso.
Esa es más o menos la definición.
En los sólidos hay conductores, aislantes y semiconductores.
-Correcto. -Si tú tienes que tocar un cable
que sabes que tiene alta tensión, ¿con qué no lo tocarías nunca?
¿Con qué tipo de sólido no lo tocarías nunca?
-Con las gafas.
-Son de plástico. -Bueno, es acetato.
-No. Con un hierro, por ejemplo, ¿no? -No lo tocaría con un hierro.
Lo tocaría con un palo de madera. -Exactamente, la madera es aislante
y el metal es conductor.
Tenemos aquí un dibujito que explica, más o menos,
los tres tipos de sólidos que hay.
Si nos fijamos en las capas que están ahí con distintos colores,
con el material aislante, tendríamos la capa azul...
Lo voy a hacer un poco con licencia y metafórico, porque la licencia
del semiconductor no es trivial.
Exactamente. -Y yo.
-Pensaba en ti, Ángel.
La zona azul del sólido, se llama la zona de Valencia.
La zona naranja se llama zona de conducción.
Podemos pensar que la zona naranja es una autopista
por donde se conduce la electricidad.
En un material aislante, si os fijáis,
entre las dos capas, hay una banda muy ancha.
Podemos pensar que es un río.
Un río muy caudaloso, el Amazonas, y los electrones,
para ir a la capa de conducción, a la autopista para poder conducir
la electricidad, tendrían que cruzar el Amazonas a nado y eso...
es imposible.
-No les compensa.
-Por eso no conduce la electricidad. Sin embargo, el conductor,
la capa de Valencia está pegada a la autopista,
y los electrones van como locos conduciendo la electricidad.
-La M-30. -Más o menos.
Pero cuando no hay tráfico.
En el semiconductor tenemos un río, pero es pequeñito.
Los electrones, si se le da un poquito de...
estímulo, podrían llegar a cruzarlo. Se les da un cierto empujón.
Exactamente. No conduce por sí solo, pero con algún estímulo,
corriente eléctrica, magnetismo, cambios de temperatura,
podría llegar a conducir la electricidad,
que como muy bien ha explicado Leo, algunas veces conduce y otras no.
En el diodo que tenemos dentro de la lamparita led,
lo que usamos son dos tipos de semiconductores.
Uno que se llama semiconductor de tipo N, negativo
y otros semiconductores de tipo P de positivo.
-Como dice Ángel,
los científicos no nos matamos poniendo nombres...
Para conseguir un semiconductor tipo N, que es más negativo,
por decirlo de alguna manera, lo que hacemos es doparlo.
Es legal.
¿Cómo se dopa a un semiconductor?
Por ejemplo, si es silicio, que es semiconductor,
tiene el átomo de silicio en la capa de fuera tiene
cuatro electrones que son cuatro enganches
y le permiten engancharse a los otros electrones y hacer una malla.
-Correcto. -Si tú quitas un electrón de silicio
y pones con un electrón de antimonio que tiene cinco enganches,
que son cinco electrones, cuando se engancha al otro cuadro,
¿qué va a pasar con uno?
Exactamente. Le sobra ahí un electrón.
Se ha quedado cargado negativamente. Qué bien lo que tú sabes.
Eso para que sea negativo. Para que sea positivo,
hacemos al revés.
Tenemos el silicio con sus cuatro enganches...
-Quitamos uno. -Quitamos uno y ponemos un boro,
que tiene tres. -Flúor, cromo, bromo, yodo.
-Anda lo que tú sabes también, eh.
Ponemos uno que tiene tres y te queda un hueco.
Se llama así, un hueco.
Te falta un electrón. Se queda cargado positivo.
Tenemos ya los N, los negativos. Les sobra un enganche.
Los P, que son los positivos...
Ahora lo que hacemos es ponerlos juntos y hacer pasar la corriente.
Cuando hacemos pasar la corriente, los electrones que han sobrado,
los que se han quedado sueltos porque había un enganche de más,
van a intentar... Muy bien... Meterse en los huecos...
Hay que ver, ¿eh?
No lo parece pero de vez en cuando... -Es como jugar a la silla.
-Exactamente.
Va al hueco y al meterse, emite la luz que vemos.
Son los fotones de luz y que permiten que nos iluminemos con leds.
Sí.
Ahórrate la metáfora.
Recientemente han sido muy populares, porque en 2014 el Nobel de física
fue a los que descubrieron cómo emitir luz azul con los leds.
-Nada.
-Impresionante.
-Bueno, me voy. -Cuídate mucho.
-Hasta luego.
Una cosita que la tienes en casa y no la das importancia...
Una linternita que te han regalado en cualquier fiesta...
Lo coges y te da un chispazo...
Y luego, ¿me dopas o no me dopas? Déjame vivir.
Lo sabía como monólogos científicos, pero no como FameLab.
Muy bien. ¿Qué tal, Álvaro?
Un tío formal. Se le ve formal. -Será por la camisa.
-Formal y alto.
¿Jugabas a baloncesto también? -Jugaba al baloncesto.
-Tienes toda la traza. Lo digo por las zapatillas.
Siempre me preguntan, ¿sanitario por qué?
Antes ha hablado América de crear carne.
Por qué no en vez de crear carne, que está muy bien,
¿por qué no creamos órganos?
Es decir, pensemos, por ejemplo, en la diabetes.
La diabetes es una enfermedad en la que un órgano
no funciona bien.
Mi plan, mi idea, con la medicina regenerativa es poder conseguir
crear órganos que puedan sustituir los que fallan o presentan problemas.
Por ahí va la medicina sanitaria, en mi caso, biología sanitaria.
Claro. Cada uno mira para su lado.
¿Y cerebros enteros vais a hacer? -Eso lo veo más difícil.
-Te encargo uno... El primero que saques me lo pruebo yo.
-Me pongo el disfraz.
Realmente...
Bueno, os vi la temporada pasada.
Ahí decía que me tenía que apuntar y al final dije:
"Oye, ¿por qué no?
Envié un vídeo la noche anterior, in extremis, y bueno...
-Como se trabaja aquí.
-Con presión mejor.
Y salió bien la cosa, parece ser.
-Células.
Como personas, las hay de muchos tipos.
Hay células cardiacas. (IMITA CORAZÓN)
Hay células... ¡Ay, nerviosas!
Hay células musculares.
Pero solo hay un tipo de célula
que te cuidará y te mimará como nadie.
Cuál va a ser si no, sino las células madre.
Dice el dicho: "Célula madre no hay más que una".
¡Error!
Existen varios tipos,
pero hablaremos de células madre embrionarias,
que tienen dos características.
La primera, son capaces de dividirse indefinidamente,
y, por lo tanto, renovarse constantemente.
Más o menos lo que les ocurre a las madres al llegar a cierta edad.
(IMITA) Mira, hijo, me he apuntado a clases de inglés,
a yoga, a pilates, a spinning y a zumba, no sé qué es,
pero me han dicho que se me queda un culo...
divino.
Y añaden... A mi edad, renovarse o morir.
Como las células madre.
La segunda característica se llama pluripotencia.
Pueden diferenciarse en cualquier tipo celular.
Por así decirlo, si se estimulan comiendo pizza,
se diferenciarán en células adiposas.
Si se estimulan viendo "Órbita Laika",
en neuronas,
si lo hacen viendo "Mujeres, hombres y 'bíceps-berzas'"...
¿Conocéis la apoptosis o muerte celular?
Todas estas características convirtieron a las células madre
en las esperanza perfecta para la medicina regenerativa.
La lámpara mágica en la lucha contra las enfermedades.
¡El Pablo Iglesias de la medicina obrera celular!
Pero, al trasplantarse, las células madre producían tumores.
Su pluripotencia estaba descontrolada y, como ocurre con los hipster estos
de barbita y camisa a cuadros, se multiplicaban sin control.
Sin embargo, los científicos, han encontrado un nuevo amor celular.
¡La belleza hecha célula! Una auténtica musa.
Y las llamaron así. Células musa.
En inglés "muse cells". Células madre con las mismas características,
pero que, al trasplantarse, no producen tumores.
Los genes que controlan su pluripotencia
se expresan de manera diferente.
Algunos genes tienen una expresión menor.
Otros genes, como el gen "shoes", tienen una expresión mayor.
Esta diferencia de expresiones es lo que evita
que se produzcan tumores. ¡Fantástico!
Pero es que vais a flipar. Estas musas se aíslan de la grasa.
¡Luciano Pavarotti no estaba gordo! ¡Luciano Pavarotti era un visionario!
Es que además se ha visto que al introducirlas
en el torrente sanguíneo se dirigen a tejidos dañados
y se especializan en las células necesarias para regenerarlo.
Por eso yo digo... ¡Que las musas inspiren a los científicos!
Y vosotros dejaos mimar,
que ya os digo que no hay amor como el de una madre,
ya sea física o celular. Muchas gracias.
-¡Bravo! ¡Bravo!
¡Bravo!
Muy bien. Se me ha quedado en nada.
Hoy por la tarde triunfo con todo lo que he aprendido aquí.
Bueno, triunfo dos veces. Un día por la noche y hoy por la tarde.
¡Un gustazo! Gracias a todos. Gracias.
Un placer.
Cuidado con eso.
Esta semana, Ángel Martín estará acompañado en el plató por Leo Harlem. El monologuista repasará sus inicios en el mundo del humor y hablará de sus proyectos actuales, mientras disfruta con la ciencia amena y divertida de ‘Órbita Laika’.
El programa preguntará a la gente en ‘El run rún de la calle’ todo lo que sabe sobre vacunas. En ‘Mundo futuro’, América Valenzuela explicará qué comerá el ser humano el día de mañana. Pastillas, batidos nutritivos que sustituyen a la comida y hamburguesas de carne artificial son solo algunos de los ejemplos que la periodista científica llevará al plató.
Antonio Martínez Ron hará realidad una nueva demostración científica. El divulgador, con la ayuda de Ángel Martín y Leo Harlem, mostrará cómo se las apaña el cerebro para engañarnos y cómo lo podemos educar para percibir el mundo de otra manera. En ‘El archivo del misterio’, el periodista Luis Alfonso Gámez se centrará en la homeopatía. ¿Qué es? ¿Funciona realmente?
El biólogo y divulgador José Cervera dedicará su sección ‘El Monosabio’ a las supersticiones, para descubrir cómo varían de una cultura a otra y cuál es el origen de muchas de ellas, como el miedo a pasar bajo una escalera o la fobia al número 13; Raúl Ibáñez, en su sección ‘Una de mates’, mostrará cómo se realizó el mayor ensayo clínico de la historia, que tuvo lugar en los Estados Unidos de los años 50; y Clara Grima explicará cómo funcionan las luces LED.