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Whitney Houston y rapero Bobby Brown mantenían una relación tóxica y de autodestrucción mutua por la dependencia a las drogas. Consumían marihuana, cocaína y alcohol sin control hasta el punto de descuidar a su única hija, Bobbi Kristina Houston. Whitney se llevaba a su hija a las giras, tal vez para no dejarla sola con personas que pudieran atacarla como le ocurrió a ella. En su intento por protegerla de esos posibles peligros, la pequeña creció en un entorno hostil donde era inevitable escapar de las drogas. Como consecuencia, Bobbi Kristina también sufrió adicción a estupefacientes y se intentó suicidar. En 2015 fue hallada en circunstancias similares a las de su madre y trasladada al hospital, donde murió a los 22 años tras seis meses en coma.