La tercera ola del coronavirus no ha frenado el ocio nocturno ilegal; al contrario, está en auge impulsado por la sensación de impunidad. Solo en Madrid capital se han detectado más de 2.000 fiestas prohibidas en lo que va de año, cada vez más organizadas, sin los responsables presentes y sin dinero efectivo de por medio porque las copas se pagan con el móvil. Los vecinos son los grandes perjudicados de estas fiestas clandestinas que suelen realizarse en locales pero también en pisos, con la consiguiente molestia para los vecinos. La Delegación del Gobierno de Madrid se reúne con varias asociaciones vecinales para abordar este asunto.
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