En la remota isla de Erromango, perteneciente a Vanuatu, un país situado al sur del océano Pacífico, la pequeña Joy Nowai, de tan solo un mes de edad, se ha convertido en la primera niña del mundo que recibe una vacuna transportada en dron.
La distribución de las vacunas, desde que salen del laboratorio hasta que son administradas, constituye un inmenso rompecabezas cuya pieza final puede ser también la más complicada. Es lo que se conoce como “el último kilómetro”. En lugares donde las infraestructuras son inexistentes, este último peldaño solo consigue salvarse haciendo uso de todos los recursos disponibles, lo que abarca desde las últimas tecnologías, como drones; hasta los medios más tradicionales, como burros, canoas o bicicletas.
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