En el Festival Internacional de Cometas de Hsinchu, Taiwán, una cometa gigante llena de caramelos se elevó súbitamente, sus cuerdas se enroscaron en la cintura de una niña de tres años, tiró de ella y la zarandeó en el aire ante el estupor de la multitud. Estuvo volando durante al menos veinte segundos hasta que un soldado retirado saltó para atrapar a la niña cuando el aire ya la devolvía al suelo.
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