Lunes a viernes a las 16.30 horas
Gloria.
-Si quieres comer, la cocina está cerrada.
-Yo jamás comería aquí.
-Tú te lo pierdes. ¿Entonces qué quieres?
-He estado hablando con mi hermana y me ha dicho que Jorge
no ha despertado, pero sigue vivo.
Para ti será decepcionante saber que no se ha muerto.
-Yo no me alegro de la muerte de nadie.
-No seas cínica.
Todos sabemos que solo querías vengarte de Jorge.
Y has utilizado las artimañas
más rastreras y asquerosas a tu alcance.
-No digas estupideces. -No son estupideces.
Estás podrida por dentro, estás llena de rencor.
Y tu necesidad de venganza nos trae mucho dolor.
-Corrígeme si me equivoco.
Jorge está en el hospital por su adicción.
¿Tengo yo la culpa?
-Claro que la tienes.
Lo presionaste emocionalmente hasta llevarlo al límite.
Cuando ya no podía más, le pusiste la droga en bandeja.
-Te equivocas: Jorge es conflictivo.
Consumió antes y ha vuelto a hacerlo porque es débil y egoísta.
Incapaz de pensar en los demás. -Es muy curioso.
Él estaba muy bien hasta que tú llegaste aquí.
-Le habré recordado lo miserable que es.
-Le culpas de un accidente que nadie pudo evitar.
-Le culpo porque su irresponsabilidad y egoísmo destrozan vidas.
-No estarás tranquila hasta verlo bajo tierra.
-Yo no me creo Dios, no está en mi mano que viva.
-Si le pasa algo, su muerte pesará sobre tu conciencia.
Crees que te aliviará, pero estás equivocada.
-No tengo nada que ver con eso, si me disculpas...
-¡No, perdona! ¿Qué pasa con mi hermana?
-No tengo nada en contra suya.
-Pues no lo parece.
¿Crees que se merece pasar tantas horas junto a la cama de Jorge
sin saber si se despertará?
-Lorena es otra víctima de Jorge. -No, es tu víctima.
¿Y cuál ha sido su delito? Querer a ese hombre.
Está embarazada y puede perderlo.
-¿Cómo? -No te hagas la idiota.
Ha tenido pérdidas.
Su embarazo es de riesgo, está soportando mucha presión.
-No tenía ni idea. -Pues ya lo sabes.
Estarás contenta.
Te gustará saber que puede perderlo. -Estás muy equivocada.
No quería perjudicar a Lorena y menos a su bebé.
-Conseguirás eso.
Pero te voy a decir una cosa.
Si mi hermana tiene un aborto, prepárate, voy a ir a por ti.
-¿Me amenazas?
-No lo dudes.
(Sintonía de "Mercado Central")
# Y se apagó una luz en la ciudad
# y una sombra en sus viejos pasillos
# de colores,
# que no brillarán más.
# Ven y sígueme a aquel lugar,
# sabor a sal y azafrán.
# Aromas de un tiempo atrás.
# Y se encendió una luz en la ciudad,
# en la plaza donde regateamos,
# con un beso,
# volver a comenzar.
# Juntos tú y yo,
# jugando a recordar
# que somos cada olor, color, sabor al son
# de aquel Mercado Central. #
(TV) "¿Conocéis a Maria Anna Walburga Ignatia Mozart?".
"Seguramente no".
"Era la hermanísima de Wolfang Amadeus Mozart...".
-¿Te pasa algo?
Estoy contento, no me pasa nada.
Gracias.
¿Qué te pasa? ¿Es por Jorge? ¿Esperamos noticias de él?
¿Y por qué estás así?
No paras de mover el pie. ¿Qué te pasa?
He oído hablar de ella, pero no la vi.
Lo vi en el Mercado, ¿qué hace ahí?
Debimos seguir con el plan de darle una paliza al desgraciado.
No me gusta que esté cerca de mamá.
"(Música)"
Ninguna se lo merece.
Que digo yo que...
Últimamente tenéis muy buen rollo, ¿no?
¿Solo es eso?
Si existiera, ¿lo pulsarías?
No, estoy bien, gracias.
Estoy bien de pie, Adela, gracias.
¿Cómo sabes que me hizo algo?
¿No eres su novia?
¿No...?
¿No te duele recordarlo?
Guau, se les veía tan enamorados.
Yo te creo, Adela.
Me amenazó con que, si me resistía,
enviarían a mi mamá a Venezuela
por no tener los papeles en regla y...
La encarcelarían nada más llegar, mi hermano tiene
cuentas pendientes.
Y, ¿sabes, Adela?, las cosas
en mi país están muy difíciles.
Y me juré
que no le contaría esto a nadie, solo así podré seguir adelante.
No, yo no voy a poder hacer eso, Adela.
No puedo...
No, no lo sabes.
Tú tienes un negocio y una casa bonita en la que vivir.
Yo solo tenía mi trabajo.
Y Fernando les hizo creer a todos que era una ladrona.
Cuando yo nunca he robado nada.
Entre todos, me destrozaron la vida.
Pero, bueno, pensaba que estabas rodando.
-Hoy he decidido salir antes.
-Tendrás un buen motivo. -Sí que lo tengo.
Pero prefiero guardármelo.
¿Cómo te encuentras de tu gastroenteritis?
-Estoy un poquito mejor. Algo me sentó mal, lo he echado.
Y menos mal, tengo que relevar a Lorena en el hospital.
Creo que tiene que recoger unos resultados en el ginecólogo.
-Si te entra otra de tus indisposiciones,
el hospital es el mejor sitio.
¿No? He oído que Jorge sigue inconsciente.
-Sí, no tenemos novedades.
-Así tienes más tiempo para afinar el discurso que vas a dar
en la asociación de mujeres. -Bueno, la verdad es que...
Ahora no tengo tiempo, no lo haré, ya les he avisado.
-Cobarde.
-¿Cómo dices? -Que lo sé todo.
Has fingido estar enferma para librarte.
Con lo que has trabajado, ¿te vas a rajar?
-¿Mi padre te ha ido con el cuento? -Tu padre está preocupado.
Me ha pedido ayuda para convencerte.
-Esa charla la puede dar cualquiera. -Cualquiera, no.
No eres cualquiera.
Has pasado por lo que pasaron ellas y has salido de una pieza.
-No soy ejemplo de nada. -Nadie te pide que lo seas.
Solo necesitan alguien que les dé esperanza.
Poder empatizar contigo.
-Esto está resucitando los recuerdos de lo que viví con Nacho y no...
No. -Al revés.
Esto va a enterrarlo de una vez por todas.
Déjame que te cuente
algo que me pasó en un rodaje
que seguro que te va a ayudar.
-Mira, Sofía.
Esto no es una película, es la vida real.
Y las cosas no siempre salen bien.
-Tú escúchame y luego decides.
¿Cómo?
Tú lo has denunciado.
Y sigue en la calle.
Si no te han creído, ¿por qué lo harían conmigo?
Y yo, una empleada que quería sacarle un contrato fijo o incluso dinero.
Adela, yo... yo lo siento mucho, pero es que no quiero revivir
todo lo que pasó.
Fernando me amenazó.
Si le contaba esto a alguien,
llamaría a un amigo de Inmigración.
Acabo de encontrar trabajo y estoy saliendo del túnel.
No quiero pasar por lo mismo.
Cuando mi carrera estaba despuntando,
me ofrecieron una película que podía hacerme famosa.
Tuve un problema con el guion.
-¿No te gustó? -Al contrario, era maravilloso.
Pero se parecía demasiado a mi propia vida.
Una chica huérfana de padre con un padrastro muy estricto.
La echaba de casa y la alejaba de su madre.
Rodarla fue la cosa más difícil que he hecho.
-Pero lo hiciste. -Ajá.
Por dinero, no lo negaré.
La moraleja viene cuando se me acerca una señora muchos años después
para agradecerme
lo mucho que le había ayudado la película.
La invité a un café y a que me contara su historia.
No te imaginas las similitudes de su vida con la mía.
Cuando me vio en la pantalla,
sintió que no estaba sola.
Yo, como tú, tampoco quise ser ejemplo de nada.
Aquella vez no interpreté un papel, sino que di un testimonio.
-Eso quieren que yo haga.
Pero es que yo creo que esa charla debería darla alguien que...
que tenga más facilidad para hablar.
-Cada caso es único.
Un testimonio ayuda a una persona.
Pero el tuyo, el tuyo, estoy segura, hay alguien que lo está esperando.
-Me pones en un compromiso.
-Lo siento, pero tengo que hacerlo para que reacciones.
Además, esa charla no va a ayudar solo a esas mujeres.
No, te va a ayudar a ti.
Has hecho un largo camino, no puedes ir atrás.
Porque, si lo haces, Nacho habrá ganado.
Eso es lo que pasará si cedes a tus miedos.
Su mayor derrota es que seas feliz y sigas con tu vida.
-Su mayor derrota es que sea feliz. -No te quepa duda.
-Eso también me lo dijo Noa.
-Porque es una verdad como un templo de grande.
-¿Me vas a acompañar?
-No me lo perdería por nada del mundo.
Hola, Lorena.
No, no, no digas barbaridades, por favor.
Yo no... no quería... no pretendía
que ni a ti ni a tu bebé os pasase nada.
Aunque no lo creas, siento mucho
que te veas envuelta en mi guerra.
Eres muy libre de pensar eso.
Solo quiero que sepas que te aprecio de verdad.
Y que,
si a ti o a tu bebé os pasara algo, me dolería en el alma.
No sabes el dolor que siento.
Estoy reviviendo todos los momentos de la pérdida de Ainara.
¿No me vas a perdonar?
(Portazo)
¿No puedo visitarla?
Tiene que pensar que es mi madre.
Ya lo sé, ya sé que... ya sé que la están cuidando bien.
Y se lo agradezco, pero...
Muy bien, gracias.
Cuando tenga el permiso especial, me avisa, me llama. Gracias.
-¿Hablabas con tu madre? -Con el médico.
Está estable y va a mejorar.
-Cuánto me alegro.
¿Cuándo la vas a visitar?
-Cuando el médico me deje, no sé.
-¿Podemos hablar?
-Ahora estoy muy liada.
-Es solamente un minuto.
Para pedirte perdón por comportarme como un idiota.
Debiste decirme que tu madre estaba mal
para así ir con más cuidado.
-Es que no te he querido meter en los problemas familiares.
No me parecía que tuviera sentido. -Claro que sí.
Sos mi novia y quiero estar ahí para lo que vos necesites.
Cometo los mismos errores que Samu.
-¿Qué quieres decir?
-Que lo dejaste con Samu por sus inseguridades y sus celos.
Y yo hago lo mismo.
Pero quiero que sepas
que eso se acabó.
-Me alegro. -Y ahora...
Solo me estoy mirando el ombligo, cuando pasan cosas más importantes.
Perdón.
-Deja de pedir perdón. -No entiendo por qué estoy tan celoso
si vos me elegiste a mí.
Estos últimos días estuve hecho un inseguro, y vos fuiste amor,
fuiste compasión conmigo, nos vamos a Florencia.
-Sobre esto, Lucas.
Tenemos que hablar.
Yo no veo... -Amor, sé lo que vas a decir.
Y te entiendo completamente.
Estando las cosas como están, es imposible que vayas a Florencia.
Y vamos a cambiar los pasajes.
No te pienso dejar sola.
¿Qué?
-Iba al bar a preguntar por Jorge.
Como la cervecería me pilla de paso, he parado para saludarte.
-Te pilla de paso.
Qué lástima, pensaba que ibas al bar
porque me echabas de menos. -Tal vez.
Aunque me preocupo por Jorge. ¿Sabes algo?
-No hay novedades.
-Ojalá se despierte pronto. -Seguro que sí, es un tío fuerte.
-Y... en cuanto a lo de echarte de menos...
-¿Sí?
-¿Sabes la de comida que he tirado por pensar en lo que ha pasado?
-¿Y la de cañas que han ido al desagüe?
Una de espuma...
En serio, ¿cómo estás?
-Me siento un poco raro, no te voy a engañar.
Estar con alguien de tu mismo sexo.
Y la tensión por si tu padre nos pillaba.
-Le hubiera dado un infarto.
-¿Y ahora qué?
-Con todo lo que hemo luchado, nos merecemos una oportunidad.
-Da vértigo, una vida tan distinta.
-Procuraré que no te arrepientas.
-Tendrías que hacerlo muy mal para que eso pase.
-Me muero por darte besos... ¿Puedo?
-Ni se te ocurra. -Oh...
-No estoy preparado para eso. -Ya estás poniendo el freno.
-No digas eso. -Es coña.
Cada uno sale del armario cuando le da la gana.
-Me ha costado llegar aquí.
-No ha sido fácil.
-He puesto mi vida entera del revés, sí, pero ha merecido la pena.
Me tengo que incorporar en un par de semanas.
No creo que me pongan pegas por esto. -Es que yo no...
Yo no me merezco esto. -No digas estupideces, te lo mereces.
Esto y mucho más. Quiero hacerlo y lo debo hacer.
¿Qué te pasa?
-Nada.
-Puedes decirme lo que quieras, decímelo.
-Es que yo no...
Yo no puedo seguir fingiendo más.
No puedo seguir engañándote más.
-¿Engañándome cómo? -Pues fingiendo ser algo que no soy.
Sintiendo algo que no siento.
Yo he intentado aguantar para...
para no hacerte daño, pero... pero...
Tú te mereces estar con alguien que vaya contigo al fin del mundo.
-Y tú no sos esa chica. -No.
Y tenías razón al reprocharme que no sentí celos por Ana.
Yo estaba más preocupada
por la reacción de Samu que no de otra cosa.
-Pero ¿lo querés a Samu?
-Yo qué sé, es que no lo sé, tengo un lío en la cabeza...
Lo único que te puedo decir
es que en ese momento solo quería
que Samu lo dejara con esa chica. -Es lógico.
Sentirse raro... -No, no, Lucas.
Si yo sintiera amistad por él, me alegraría verle con otra persona.
Pero yo no siento eso.
Y yo no puedo seguir engañándome,
engañándote a ti, y más al ver lo que harías por mí.
No. -Si nos vamos juntos...
-Lucas, por favor.
No.
No sería justo para ti y no sería justo para mí.
Y yo no estoy dispuesta
a ir contigo y esperar a ver si esto cambia.
-¿Lo estás dejando conmigo?
-Lo siento muchísimo.
Lo siento.
Es lo mejor para ti y para mí.
¿Qué haces aquí?
-Nada, solo descansaba un poco. ¿Y tú? ¿De dónde vienes?
-De preguntar cómo está Jorge.
Sigue estable, no saben cómo evolucionará.
No sé si interpretar por tu silencio que es una buena o mala noticia.
-No me lo reproches tú también. -Venga, cuéntame qué te pasa.
-Fui al hospital a ver a Lorena.
-¿Para qué?
-Para decirle que siento lo que ha pasado,
no quería que Jorge acabase así
y mucho menos pretendía que peligrase su embarazo.
-Tú viniste para vengarte de él.
-Pero el resultado no es el que esperaba.
-¿No querías ver a Jorge acabado? Y así lo está.
Enganchado a las drogas, peleado con Lorena,
acabado como chef y, si fallece, morirá sin conocer a su hija.
-No, no hablo de él, hablo de mí.
Tenías razón, la venganza no era la solución.
Ver a Jorge postrado no me hizo sentir mejor.
-Este no será otro truco de los tuyos, ¿no?
-¿Para qué iba a mentirte ya?
Jorge no se entera de nada de lo que yo haga.
Así que esto... se acabó.
-Pero Lorena puede quedar viuda.
-Eso no me lo perdonaría.
Perdería a su hija, como yo perdí a Ainara.
-Venga.
Has hecho bien en ir a hablar con ella.
Desahógate, te vendrá bien.
-No soy ningún monstruo.
He actuado así movida por el rencor.
-Eh.
Yo mejor que nadie sé lo mal que lo pasaste, ¿vale?
-Y en aquel psiquiátrico solo alimenté mis deseos de venganza.
Pero debajo sigo siendo
la misma mujer que solo quería vivir en paz junto a su familia.
-Siento haber dejado que te encerrasen.
-Eso ya pasó.
Si volviera atrás, no me alejaría de ti.
No sé si es muy tarde para que me perdones.
-No, claro que no, hermanita, no.
Me alegra ver a esa Gloria que conozco.
Iba a buscarte, ¿qué le pasa a tu móvil?
-La batería otra vez, me tengo que comprar uno.
Ha llamado el médico de tu madre, tiene el número del Mercado.
-¿Qué te ha dicho?
-Tienes el permiso para visitarla. -Menos mal.
-Creía que habíais ido Lucas y tú. -Sí.
-¿Por qué necesitas más permisos?
¿Le ha pasado algo?
¿Qué pasa? ¿Está bien?
-Ha tenido un brote, está mejor. -Lo siento.
¿Por qué no me lo has dicho? (CARMEN) Ay.
Carla, menos mal.
¿No tendrás alguna de esas recetas veganas?
-En internet hay. ¿Para qué?
-La novia de mi hijo me ha salido "cara acelga".
Que es vegana.
En casa de herrero, cuchillo de palo. -Ya lo sabía.
-Quiero quedar bien esta noche.
-Vais en serio.
-Ya.
Mamá, deja de molestar a Carla.
Tendrías que ser más delicada. -Si vosotros sois muy modernos.
Habéis ido de cañas. -Tranquilo.
Te ayudaré a buscar una receta fácil.
-Gracias, no me da la vida.
-A ver si curro.
(CARMEN) Ajá.
Papá.
-Hola, hija. -Hola.
-Oye, quería pedirte disculpas por lo de esta mañana.
No debería haberte echado de casa de esa manera.
-No tienes por qué disculparte, me meto mucho en vuestros asuntos.
-No te diré que no, pero estaba fuera de lugar.
Espero que no me lo tengas en cuenta.
-Claro que no.
-Bueno, ¿qué?
¿No me vas a preguntar
qué tal mi charla en la asociación de mujeres?
-Ah.
¿Finalmente has ido? -Como para no ir.
Me mandaste al séptimo de caballería.
-¿Y qué tal te fue?
-La verdad es que tenías razón.
Yo no tenía que demostrarles nada, sino hablarles desde el corazón.
-Me he sentido muy orgulloso al verte hablar con tanto aplomo.
-¿Has estado allí?
-Me he conformado con el vídeo que me mandó Sofía.
-Qué tramposo eres.
-Estuve a punto de ir.
Pero iba a llorar y quería evitarte esa vergüenza.
-Te lo agradezco mucho, bastante tenía con el susto.
-Pues no se te notaba.
Seguro que has ayudado a muchas mujeres.
-Cuando terminé,
se me acercaron algunas y me dijeron eso.
Todo gracias a ti.
-¿A mí? -Sí, a ti.
Sin tu insistencia, no habría ido.
-Da las gracias a Sofía.
Fue la que te convenció, yo no sabía ni qué hacer.
-Tú no me has dejado caer, es lo más importante.
Y lo haces desde que me enseñaste a andar.
-No siempre fue así.
Metí la pata cuando no vi lo que pasabas con Nacho.
No me lo perdonaré nunca.
-Porque en esta familia nos encanta flagelarnos.
-Algo malo tendríamos que tener.
Las cosas buenas te sobran.
Dije que eras la más débil.
Y me equivoqué, eres la más fuerte de los tres.
-No sé.
Cuando pienso en estas navidades,
me dan ganas de...
de meterme en la cama y llorar.
-¿Por qué no vas en estas fiestas a ver a Noa a Málaga?
-¿Y dejar a Lorena sola en el hospital?
No, ni hablar. -Sola, no.
Me tiene a mí, a Valeria, a Delia,
a Elías, a Germán... -Vale.
-Tienes que abrazar a tu hija, lo necesitas.
-Sí.
-Voy a ver a Elías.
-¿Mañana nos vemos?
-Descansa, hija.
Lo haremos con tu móvil, el mío se ha quedado sin batería.
-Lo que sea para que la cena salga.
-Me alegra que vayas a favor, no me lo pusiste fácil.
-Venías con una historia dura. Y aprendo de mis errores.
Lo hago por Samu, lo ha pasado fatal.
-Ya se ve que lo ha superado.
-Ha salido a mí, tiene facilidad con el otro sexo.
Es preciosa.
-Sí, es preciosa.
Mira, puedes hacer una hamburguesa de quinoa con... lentejas.
-Pero qué asco, una hamburguesa sin carne es pecado.
-Dice que es fácil y está buena.
-Espero que Ana merezca la pena, no me fio de quien no come carne.
¿Qué te parece?
-(DUDA) Bien, pues muy maja la chica.
-Me quitaré los prejuicios, pero siempre serás mi favorita.
Que seas feliz en Florencia.
¿Qué pasa? -Nada.
-A mí no me engañas: ¿qué pasa?
-No voy, lo he dejado con Lucas.
Ya veo cómo te afecta.
-Es que me moría de pena de pensar que te ibas.
-Me pienso ir del Mercado,
no soporto ver a Samu con otra persona.
No se lo digas.
Busco la manera de hacerlo. -Claro.
Por una vez, voy a estar callada. Anda, ven aquí.
Oh.
¿Qué?
¿Vas a montar una fiesta?
He pasado por la cocina
y tenías un buen vino, jamón ibérico y sushi.
Últimamente os lleváis mejor.
Me alegro.
Ya te dije cuando iban a operarme que lucharas por ella.
Es una gran mujer.
Ponte a ello y seguro que lo solucionas.
-¿Lo has intentado?
Es una mujer de carácter.
(Pasos)
¿Dónde vas tan deprisa?
Deberíamos comportarnos como adultos.
Intento ponerlo fácil mientras trabajo aquí.
¿Por qué no me das una oportunidad para explicarme?
No soy un hombre de rendirme.
¿Y si no podéis echarme y sigo en la gerencia del Mercado?
¿Cómo estás tan segura?
No me hables así.
¿Qué tramas?
Eres una furcia.
No he dicho mi última palabra, veremos quién ríe el último.
(Puerta)
Dicen que el roce lima las asperezas.
Y ahora podrás estar mucho con ella.
Viene a la cena de los De la Cruz.
Han pasado muchas cosas este año.
Cosas malas, como tu divorcio.
Y terribles, como la muerte de Ágata.
Sin contar lo de Velasco y Hortuño y la muerte de Javier.
Pero han pasado cosas buenas.
Como mi boda, el embarazo de Lorena y que Rosa se ha librado de Nacho.
Lo importante es que, a pesar de todo, estamos unidos.
(Puerta)
Bueno, yo... yo os dejo para que habléis de vuestras cosas.
Martín, quiero hablar contigo.
Pensaba que los comerciantes habían votado que te largases.
-Engañados. -¿No me digas?
-Lo que has oído de mí es mentira.
Si me fuese, admitiría mi culpabilidad.
-Deberías hacerlo.
Cada vez tengo más claro que conviene tenerte lejos.
-El peligroso es el Mercado.
-Que está encantado.
-Ríete lo que quieras, pero el Mercado engaña.
Este buen rollito
es solo interés, todos tienen en el armario cadáveres.
Y quieren que me marche porque no formo parte de su juego.
-Todos van en dirección contraria, menos tú.
-Si abrieras los ojos, verías que te están engañando.
¿O crees que Germán es diferente de su familia?
-Deja a Germán al margen de esto. -Solo quiero advertirte
que tengas cuidado.
Germán de frente es una cosa y de espaldas es otra.
¿Qué se puede esperar
del hijo de Elías y Adela?
-Fernando, olvídame.
-¿Le has preguntado a qué se dedicaba antes de su viaje a Oporto?
Ese chico tan mono y tan honrado que destrozó tu familia
trabajaba de chico de compañía.
Y su ex fue asesinado por los chanchullos que tenía.
No sabes cómo me alegro.
De hablar con el médico.
A ver, según las últimas pruebas,
Jorge ha empeorado.
Pues... que puede que tenga daños cerebrales
y que no se recupere.
(SUSPIRA)
La ginecóloga tranquiliza a Lorena con su embarazo, pero ella recibe la noticia de que Jorge puede que nunca se recupere.
Adela consigue hablar con Daniela. Aunque la chica se niega a denunciar, Adela está segura de que terminará haciéndolo.
Al sentir cerca su victoria sobre Fernando, Adela se deja llevar y besa a Elías.
Martín propone a Germán hacer un viaje con Cloe, pero Fernando siembra cizaña en su relación. Fernando así se venga de Adela y Elías.
Gloria, sinceramente preocupada por Lorena, recibe su rechazo y se rompe con Martín que la cree y consuela.
Jesús consigue, a través de Sofía, que Rosa sea capaz de dar su charla y refuerce su autoestima.
Carla deja a Lucas y no puede ocultárselo a Carmen
El administrador de la página ha decidido no mostrar los comentarios de este contenido en cumplimiento de las Normas de participación