Lunes a viernes a las 16.30 horas
-Tienes al enemigo en casa.
O no hubiera aparecido el arma donde solo tus conocidos conocían.
-Tengo pavor a la muerte.
-Esta mañana hablé con Samuel, le dije lo que pienso.
-¿Sobre qué? -Le aclaré que me gustás
y que estaremos juntos.
-Mi mamá está en regla y yo también.
-Relájate, que te va a gustar.
-Está trabajando para traer pasta a casa
y no ha dicho nada.
-Me ha mentido a la cara cada día.
No. Esta vez se ha pasado de la raya.
-Buenas noches, Adela.
Oye, ¿tú sabes dónde se ha metido Carmen?
Qué raro, me ha mandado un mensaje
para que viniera a buscarla al puesto.
Oye, ¿el ramo lo vas a tirar?
-Pues ¿sabes qué? Me lo quedo yo.
Hace mucho que no le regalo flores a Carmen
y me apetece darle una sorpresa.
Esto costará su dinero.
Carmen, mira que regalito tengo para ti.
-Lo sé todo, Nicolás, que no hay centro de convenciones.
Trabajas de "rider", ¿no? Bueno, como se diga.
También sé lo de tu amiguita,
con la que estás liado, la de la bicicleta.
La que no saludaste cuando la vimos.
Así que mira, ahí tienes tus cuatro cositas.
No quiero que pases por casa, no te quiero ver más.
-Escucha, no me cogieron de jefe de mantenimiento
y me daba vergüenza decírtelo, pero no he sido infiel.
-¡No me mientas! ¡Lo he visto!
-¿Qué has visto? ¿Cuándo?
-¡No me trates de loca! Te he visto con tu amiguita, abrazados!
-O sea, ¿me estabas espiando? -¿Perdona?
Me preocupaba por ti y fui a buscarte.
¿Y qué me encuentro? A ti con la de la bici eléctrica.
La que no conoces, esa. Los dos, ahí, abrazados.
-Es Lupe, solo una amiga, te lo juro.
Es una compañera y me abrazaba para consolarme,
porque me sentía fatal por engañarte.
Créeme, no hay nada entre nosotros, por Dios.
-¡Esto se ha acabado!
-Yo te creí cuando lo del tío ese del ayuntamiento.
Nunca te he engañaría. Eres lo... -¡Que te largues!
(Sintonía de "Mercado Central")
# Y se apagó una luz en la ciudad
# y una sombra en sus viejos pasillos
# de colores,
# que no brillarán más.
# Ven y sígueme a aquel lugar,
# sabor a sal y azafrán.
# Aromas de un tiempo atrás.
# Y se encendió una luz en la ciudad,
# en la plaza donde regateamos,
# con un beso,
# volver a comenzar.
# Juntos tú y yo,
# jugando a recordar
# que somos cada olor, color, sabor al son
# de aquel Mercado Central. #
-Pues ahora vas por ahí y lo cascas.
No te hagas la amiguita, que ambas sabemos quién eres.
Me da igual con la que tengo encima.
¡Pues me ha sido infiel! Lo he visto con mis ojos.
Abrazándose con otra.
¡No me toma más el pelo!
Y viene con un ramito de flores para limpiar la culpabilidad.
Así va tu negocio, viento en popa con tanto infiel.
No voy a dirigirle la palabra más en mi vida. Es un cerdo.
Como tu marido, Adela.
Hemos sido muy ingenuas.
Hoy tampoco soy yo la alegría de la huerta.
No sé por qué estás tan apagado.
Acaban de retirar los cargos contra ti.
Deberías dar saltos de alegría.
Pues sí, no te voy a engañar, me duele haber perdido la frutería.
Pero al menos ha valido para demostrar que eres inocente
y que el verdadero culpable está pagando por lo que hizo.
¿Por qué dices eso?
Lógico, ¿qué iba a decir?
Pero entonces, ¿quién?
Déjate de "runrunes".
que traficaba con mujeres.
Capaz de dejarlas morir en un contenedor
y capaz de matar a tu mujer.
No intentes meterte en su cabeza ni entenderlo,
que no lo vas a conseguir.
No sabemos lo que sabía o no sabía de Ágata.
Al final, supongo que le pudo más todo lo que tenía en su conciencia
y se quitó la vida.
Bueno, pues más a mi favor.
No te quedes con lo que te dijo ese. A saber dónde quería meterte.
Mira, hijo.
Ese asesino te ha hecho mucho daño,
no dejes que te lo haga también una vez muerto.
Tienes que pasar página y dar un paso hacia adelante.
Si no, todo lo que hemos pasado y todo lo que hemos perdido
no valdrá de nada.
Ahora eres un hombre libre, actúa como tal.
No dejes que Eusebio te gane la partida, hijo.
(Timbre)
(Puerta abriéndose)
-Hola, hija. Os traigo el bizcocho que tanto te gusta.
Lo ha preparado especialmente Valeria para ti y para el bebé.
-Buenos días.
-¿Cómo ha cocinado con el cabestrillo?
-Ya no lo lleva.
Después de los calmantes y de dormir diez horas a pierna suelta
está como una rosa.
Valeria está formidablemente
y, bueno, yo llevo esto por no discutir.
Bueno, ¿me vais a invitar al bizcocho o no?
-Anda, siéntate, papá.
Venga, que nos conocemos.
Tú no has venido por lo del bizcocho. ¿Qué pasa?
-¿Cómo está con Jorge? ¿Sigue todo igual?
-Pues me temo que sí.
(Móvil)
-No se puede estar tranquilo con este aparato.
¿Hola?
Qué poca paciencia, ha colgado.
-Papá, has colgado tú. -Tonterías. ¿Cómo voy a colgar yo?
-Y seguro que no sabes ni quién ha llamado.
-Pues sí, era Elías. -Era Valeria, papá.
-Pues si lo sabes, ¿para qué preguntas?
¿Para que me sienta yo más inútil?
Ayer... Ayer, con los calcetines, y hoy, con el nombre.
Bueno, cada vez que te veo, parece que me estás examinando.
-A ver, yo lo único que quiero
es que asumas cuál es tu realidad, papá, ¿de acuerdo?
No puedes retrasar más la operación. Que así no puedes vivir.
-Mira, Rosa, soy tu padre, no tu hijo.
No hagas que me arrepienta de habértelo contado.
Yo me operaré cuando crea conveniente.
Y no hablemos más del temita.
-Pero mira, papá... -¿No te ha quedado bien claro?
Pues dale las gracias a Valeria, que le gustará.
-Bueno ¿qué, lo probamos?
(DAVID) Y me sonríe mucho,
pero no significa que le guste, solo que le caigo bien.
-Le molas, cómo te lo tengo que decir.
Si no paraba de alabar tus tostaditas de salmón.
-Y tú sus arepas y no estás enamorada de ella.
-Te digo que le molas.
A ver, ¿vosotros dos os habéis mirado a los ojos sin deciros nada?
-Supongo que sí.
-Pues es lo que te digo. Hay química entre vosotros.
-La tienen todos los elementos.
-Que hacéis buena pareja, eso quiero decir.
-Ya, ¿y qué tengo que hacer ahora?
-Tenéis que quedar a solas, sin nosotros, en plan cita.
-¿No será demasiado?
-A ver, no vayas con el anillo de compromiso.
-No quiero casarme, nos estamos conociendo.
-Lo que quiero decir es que podéis hacer un plan más "light", más...
más informal, ir al cine, ir a pasear...
No sé, algo fácil.
-Cuando hablas de mí y de Daniela parece fácil,
pero cuando hablamos de Lucas, no tienes nada claro.
-Podemos decir que lo empiezo a tener un poco más claro.
-Pero qué silencio más sospechoso. ¿Estaban hablando mal de mí?
-No, hablábamos de Daniela... y de David, ¿verdad?
David, que no sabe qué hacer con Daniela.
-Sí, me agobian los pasos previos a una relación.
Nadie habla claro, todo son suposiciones.
Y no hay unos pasos claros a los que acudir.
-A ver, porque una relación no es como un electrodoméstico
que vaya con el manual de instrucciones.
-A mí me parecen los momentos más excitantes.
¿Vos qué opinás, Carla?
(CARLA) ¿Yo? (LUCAS) Sí.
-Bueno, pues a ver, sí que es verdad que el flirteo pues es...
mola, pero también puede ser muy frustrante, ¿no?
-Sí, cuando la otra persona no te lo sigue.
Pero cuando te lo sigue...
es lo más emocionante
-Descansa un poco, anda, que llevas demasiado rato con las cuentas.
-Es que no cuadran, Gloria.
Los números no son los que deberían ser.
-No hace tanto que hemos abierto,
y los sucesos del mercado tampoco han influido positivamente.
Es todo una cuestión de tiempo.
-Voy a encargarme de los fogones del Ainara,
una temporada, lo tengo decidido.
-Ya tengo a Damián como chef al frente del Ainara.
-He hablado con él y no hay ningún problema.
-¿Tú te quedas por los números o para vigilarme?
Sabes que tengo superado el pasado,
y que mi relación con Jorge, a pesar de todo, es buena.
-Me da miedo que vuelvas a recaer.
-Estoy bien.
Y no quiero hablar de ello porque eso me provoca dolor.
¿Lo entiendes?
-Ayer los vi y se los veía bien.
-Si yo también lo estoy.
De verdad, puedes volver a Pozuelo sin ningún problema
No hace falta que te quedes.
-El restaurante de Pozuelo marcha solo.
Voy a ponerme al frente del Ainara.
Es el único restaurante que no nos da beneficios.
Y por Damián no te preocupes, el Tangorina busca cocinero.
Le ha parecido buena idea.
-¿Hablas con mis empleados a mis espaldas?
-También son mis empleados. Y te lo estoy diciendo ahora.
Gloria, no te mosquees. Reconoce que al Ainara le faltan nuevas ideas.
-¿Como cuáles?
-Pues mira, por ejemplo, los domingos de "brunch";
una semana dedicada a la cocina típica de un país,
tipo... la India;
o yo qué sé, la semana gastronómica de las setas en otoño,
o las fresas en primavera. Hay ideas que podemos aplicar.
La cuestión es atraer a nuevo público, ya sea turista o local.
Si ideas no nos faltan, hermanita,
y seguro que a ti se te ocurren más.
-Pero tienes que venir tú a ponerlas en marcha,
como si yo no fuera buena.
-No, yo no he dicho eso.
Tú eres una crac comprando locales,
negociando con proveedores, manteniendo el personal a raya,
pero reconoce que al Ainara le falta novedades en la carta
para atraer la clientela.
Y en eso, yo soy mejor, ¿sí o no?
-La semana de cocina hindú me gusta.
-Juntos lo vamos a petar, hermanita, como hemos hecho con otros locales.
-Pobre de ti como te quedes para vigilarme.
Estoy bien, y no pienso repetírtelo cada día.
-Vale, pesada.
Sí, me doy cuenta.
Te veo... recuperada y eso me gusta mucho.
-No pienso brindar con agua, trae mala suerte.
-Eso tiene fácil solución, ¿vino o cava?
-Cava, por supuesto.
-Mira, David, esto es como un juego.
Tú mueves ficha y esperas la reacción del otro, ¿no?
Por ejemplo, en el ajedrez, ¿qué haces?
-Me pongo la camisa azul.
-Me refiero a cuando jugás al ajedrez,
¿no te emociona saber
cuál será el próximo movimiento de tu contrincante?
-Sí, porque quiero ganar.
-Esto más o menos es lo mismo, solo que nadie pierde.
-Excepto si el otro no siente lo mismo por ti, como con María.
-Sí.
Sí, eso es un riesgo, sí, pero lo hace aún más emocionante,
me parece a mí, no sé.
Mirá, David, además, cuando hay posibilidades...
se nota.
(CARLA) ¿Sí? -¿En qué se nota?
-Se nota... Se nota en las miradas,
en la sonrisa...
Se nota en la química.
-¿Qué os pasa hoy con la química?
-Tenés que demostrarle que te importa,
que te interesan sus cosas, sus aficiones, su trabajo...
-Eso ya lo he hecho.
Le escribí una canción de reguetón, gran esfuerzo para mí.
-Y lo valoró y por eso te dio la mejor arepa, ¿no?
Hay que seguir por ahí, que se note que te lo estás currando, ¿viste?
Eso les encanta.
-¿Sí? Veo que estás muy puesto, o sea, que se te da muy bien, ¿no?
Solo que un poquito carca.
O sea, solo te ha faltado decirle que le lleve unas flores,
bombones, que le cante una serenata en el balcón.
-¿A ti no te gusta que tu chico esté por vos?
¿Que se esfuerce por hacerte feliz?
-Claro, a todo el mundo le gusta,
pero no de una manera tan paternalista,
no esperando a ser correspondido solo porque te lo has currado.
-No, claro que no, las relaciones por agradecimiento no funcionan.
La pasión tiene que ser mutua.
Pero cuando eso pasa...
es brutal.
-Entre lo que dices tú y lo que dice Carla, no me entero.
¿Debo interesarme por ella o eso es anticuado?
-Sí, sí, que le hables de lo que le gusta a ella
siempre funciona. -Aparte de la música,
no sé muy bien lo que le gusta.
No la conozco tanto, solo sé que es venezolana.
-Empezá por ahí.
-Toma, mira, esta mañana he hecho un bizcocho para Lorena y Rosa,
pero te he guardado la mitad, que sé que te gusta también.
Le he echado un chorrito de anís.
-Huele muy bien. Muchas gracias, abuela.
Luego me lo como, que tengo el estómago cerrado.
-¿Es por Carla?
Hijo, ¿por qué no hablas con ella?
Desde que lo habéis dejado estás de lo más tristón.
-Da igual. Y no me apetece hablar del tema.
-Bueno....
-Cuéntame, ¿cómo te ha ido la entrevista?
-Calla, calla...
Que los de "La puerta de 'Tunjunsen'" esa
se quedaron sin su invitada estrella.
-¿Por qué? -Pues porque no llegamos.
Que Jesús y yo tuvimos un accidente. -¿Y me entero ahora?
-Es que no ha sido nada grave.
Bueno, vamos a ver, que un coche nos dio por detrás.
A Jesús le dio aquí un latigazo cervical
y a mí se me salió el hombro.
Pero ya no me duele. Me he quitado el cabestrillo ya.
-¿Estás bien? ¿No te duele? -Sí, de verdad.
A tu madre ni mu, que no quiero que me dé la tabarra.
-Tranquila, sé de lo que me hablas.
Llama a los de la radio, igual te dan otro día.
Y se llaman "La Puerta de Tanhäusen y los replicantes".
-Que no, mis tiempos de Internet ya se han acabado.
Y por mi culpa, hemos perdido un par de clientes.
Y no quiero dar más quebraderos de cabeza a tu madre.
-Por cierto, ¿la has visto?
-Cuando llegué ayer, no estaban ni ella ni papá.
Y esta mañana tampoco los he visto. -Mira.
-Es que tu padre ya no vive en casa.
Aquí tenéis las llaves, que he hecho copias,
porque he cambiado el bombín. -¿Qué dices?
¿Qué ha pasado? -Es para que no entre tu padre.
Gracias a la aplicación que me enseñaste,
pues he descubierto toda la verdad.
He estado viviendo con un mentiroso.
-Igual te estás pasando cuatro pueblos.
-Vamos a ver, que no entiendo nada.
¿Me podéis contar qué está pasando?
-Elías, bienvenido.
¿Qué tal?
Claro, cuenta con ello.
Si hace solo dos días que firmamos los papeles.
Elías, un puesto en un mercado no es como un vestido.
No puedo devolverlo, y menos por el mismo precio.
(ASIENTE) Lo es.
Pero eso es si yo quisiera vender.
Lo que quiero es montar otro negocio.
-¿Nicolás? ¿En bicicleta?
-A ver, vamos a parar un poco, que se nos va la cabeza.
Ocultar la verdad no está bien, pero papá se está deslomando
y se está partiendo para traer dinero.
Se te está yendo la olla.
-Se le ha ido a tu padre. Y no es por el trabajo.
-¿No? ¿Por qué? A ver, ¿qué más?
-Por favor, ¿me podéis contar qué pasa,
que me estoy preocupando de verdad? -Se lo preguntas a él.
A ver si tiene el valor de contártelo.
-Nada, se corta sin casi dar señal.
-No se atreve ni a coger el teléfono.
-Relájate un poquito. Voy a ver si lo localizo.
-Hija, a mí sí que me lo puedes contar.
¿Qué ha hecho para que lo eches de su propia casa? ¿Es tan grave?
-Lo he pillado con otra, me engaña con una compañera.
-¿A Nicolás? ¿Estás segura?
-Sí, mamá, a Nicolás. ¿Por qué cuesta tanto creerlo?
-De Nicolás espero cualquier cosa, pero ¿que sea infiel?
-Pues sí, me ha sido infiel. Lo he visto yo, con mis ojos,
abrazado a una compañera de trabajo como lapas.
-Hija...
-Cuando lo he visto me he quedado en "shock".
Luego no podía ni respirar,
como si me hubieran agarrado los pulmones con un puño.
Se me ha roto algo dentro.
Es que confiaba ciegamente en Nicolás.
Lo era todo para mí.
puesto mis manos en el fuego por él.
Si es que era... mi apoyo, mi pilar, todo.
¿Cómo ha podido traicionarme así?
¿Después de todos estos años,
con todo lo que hemos pasado juntos, mamá?
-Es que no me lo puedo creer, hija. -Es que me siento tan sola...
-No digas eso, Carmen.
No digas eso, porque no estás sola, ¿me oyes? No estás sola.
Ven.
-Sí, pero la frutería está bien situada,
tiene mucha clientela y tiene la medida justa.
Además, yo ya he invertido dinero.
-Sí.
Míralo. Un arquitecto me ha hecho este proyecto.
El negocio está en marcha, Elías.
Ya, te entiendo, la familia es lo más importante.
Y es muy bonito eso que dices,
pero estas reflexiones debiste hacerlas antes de vender.
Ahora es tarde. Lo siento.
Es que no me gusta perder tiempo ni dinero.
Sí, pero solo en los negocios.
No es nada personal.
Ese es tu problema, no el mío.
Vale. Si quieres hacer público que traicionaste a tu propio padre
y te queda energía para iniciar un nuevo proceso judicial,
pues adelante.
Pero creo que no es lo mejor para lavar tu imagen
frente a los compañeros del Central, ¿no crees?
Lo siento.
Me parece una buena idea.
Perdimos clientela por culpa de esos rumores.
Lo haré, te lo prometo.
(SAMUEL) ¡Perdón!
-"Oh, my God!".
-Perdón, no quería asustarte.
-No, no, si no pasa nada.
Discúlpame, que estoy pensando en mis rollos.
-¿Has visto a mi padre? -No sé. Creo que no lo conozco.
-Es verdad, cuando llegaste, él ya no estaba.
Oye, ¿estás bien?
Siempre tienes una sonrisa y te veo muy tristona
-Es...
Es por mi mamá.
Pasa todo el día sola en casa y cuando llego,
le sale el mal humor, ya sabes, para sacar los nervios.
-Una madre nerviosa es lo peor. La mía da hasta miedo.
Si estás así, no hagas el despacho hoy, ¿vale?
Aún sigue limpio.
Eso sí, pasa por el cuarto de las cámaras,
que Fermín se comió un bocata y está hecho un cristo.
Vente, te digo dónde están.
-No sabía que había cámaras.
-Sí, sí.
Para que no roben. pero da lo mismo,
graban cuando les da la gana.
Es que para las cosas importantes, de repente dejan de grabar.
Y luego graban intimidades que no debería.
-¿Cómo? -Sí, te lo digo por si acaso.
No sea que te pase como Adela.
Tú lo sabes, ¿no? -¿El qué?
-Lo de Adela, que la pillaron las cámaras
y la vimos con su ayudante en los almacenes.
Sí, sí. -¡No!
-Sí, sí.
Y lo peor: estaba mi madre. -¡Qué apuro!
-A los dos minutos lo sabían todos.
Pues aquí es. -¿Aquí?
-Sí.
Pues nada, yo me voy a ver si sigo con la tarea.
-Vale, genial.
-Oye, sonríe.
Que tengas buen día. -Gracias.
-Chao, Daniela. -Chao.
-Lo mismo digo.
Un café solo, cuando puedas.
Me vas a ver a diario. Voy a llevar la cocina del Ainara.
No te creas.
Me quiere mucho, pero lejos.
(DAVID) Hola, quería hablar contigo.
-Hola, David. Es que ahora estoy...
-Quizá lo del reguetón no funcionó
porque tú eres más de bachata o de merengue. O incluso de joropo.
-¿Joropo? ¿Eso qué es?
-¿No lo sabes? Un baile tradicional de tu tierra, de Venezuela.
-No, no tenía ni idea. Oye, yo tengo que seguir...
-¿Tú exactamente de dónde eres?
¿De la costa, de Distrito Federal
o del centro, de provincia de Guarico o de Bolívar...?
-Soy de Caracas. Y estoy flipando contigo.
¿Cómo sabes tantas cosas de mi país?
-Espero que no estés arrecha de trabajar.
-¿"Arrecha"?
-No me mames gallo, sé que me entiendes.
-No estoy segura, la verdad.
¿De qué va esto? ¿Es una broma?
-Espera, creo que lo he dicho bien.
Sí, "mames gallo" es "tomar el pelo" en Venezuela, ¿no?
-Que sí, ya lo sé. Pero no entiendo por qué me hablas así.
-Estaba intentando acercarme a tu mundo.
He leído todo sobre Venezuela
para demostrarte que me gustas y que me importas.
Pero ya veo que he metido la pata.
-David...
-Ya, lo sé, he hecho el ridículo.
-No, no, no. Solo que me ha sorprendido.
-Las chicas con las que he estado eran muy diferentes a ti.
A Andrea la influía mucho su madre
y me dejó por motivos que no vienen al caso.
Y con María todo fue más complicado,
porque es trans y no me di cuenta al principio,
y se enfadó conmigo,
pero después nos llevábamos muy bien y fuimos muy amigos.
-No sabía que habías estado con una chica trans.
-Sí, pero solo unos días, ella no sentía lo mismo.
Al principio me puse triste, pero después lo superé.
El tema es que mi experiencia previa no sirve contigo,
porque no creo que nunca me veas como pareja.
Tú necesitas a alguien más alegre y vital,
no que se ponga a estudiar datos de Venezuela
para llamar tu atención.
Te he puesto triste, ¿verdad?
-David, espera. -No voy a molestarte más, lo siento.
-Voy a darle un aire nuevo al restaurante.
Nuevos menús, nuevas tapas...
Espero que no me tomes como el enemigo.
Este café tiene un aroma fantástico. ¿Cuál es tu proveedor?
Vale, bien, acepto los secretos profesionales.
Pero yo encantado de tomar unas cervezas, si te apetece.
He visto que entre Lorena y tú no andan bien las cosas
Aunque ayer os vi y parecía que estabais bastante...
Algo me han dicho de un desliz.
¿Qué tiene que ver en esto?
No, no me suena. Puri...
¿Qué quieres decir con "al parecer"?
¿Y has vuelto a hablar con ella?
¿Dices que es amiga de mi hermana?
Ya.
Bueno, espero que Lorena te perdone.
-¿Dónde estabas? Te he llamado. -Hola, Samu.
-¿Y el móvil dónde lo tienes?
-Está sin batería. -¿Y para qué lo tienes?
-Tu madre no me dio el cargador, y he ido a casa, pero iba la llave.
No he podido entrar en mi casa.
Es que esta vez sí que la he cagado, pero de verdad, Samu.
-Lo siento, ha sido culpa mía.
Mamá me convenció para darle la app de localizarte con el móvil.
Me preocupaba que te hubiera pasado algo con la bici.
-¿Por qué quería seguirme? ¿Qué le hizo sospechar?
-Estaba con Carla cuando llegó el pedido al mercado.
Y en la "tablet" vio tu ficha.
-Al final, tarde o temprano, se iba a enterar.
Y Lupe tenía razón.
Trabajando en el Central,
era demasiado arriesgado mantener el secreto.
-¿Quién es Lupe?
-Una compañera.
Un encanto de persona.
Nos hemos hecho muy buenos amigos.
Tanto que tu madre cree que estamos liados.
Es que con lo de la aplicación, me siguió y...
bueno, me vio charlando en el parque con ella.
-¿Te ha echado de casa por charlar? -No, pero...
Justo yo hablaba con Lupe de tu madre,
de lo dolida que se iba a sentir y decepcionada
cuando se enterase de la verdad.
Yo me estaba desahogando con ella y estaba hecho polvo y...
Nos pilló en el peor momento.
-¿Os besasteis? -¡No, hombre, Samu!
¿Cómo nos vamos a besar, hombre? Ni loco.
Nos dimos un abrazo, un abrazo de amigos.
Me estaba consolando
porque yo estaba hundido en la miseria, ya está.
Te juro que yo nunca engañaría... -Vale, vale, sí.
Te creo, no te preocupes.
Yo te creo. -Gracias.
-Otra cosa es mamá. Tiene un mosqueo encima...
-Pero...
¿Cómo...? ¿Tan mosqueada está?
-Te ha echado de casa, no te ha mandado a dormir al sofá.
-Debí decir desde el principio.
Si es que la voy a perder por idiota.
-Los hombres de esta familia somos expertos en eso.
Yo tampoco lo he hecho mejor.
-Samu, yo quiero a tu madre, de verdad.
-Y yo a Carla.
Pero aquí estamos.
-Vaya, por fin te veo.
¿Dónde te metes?
-Pues trabajando. -Ya.
Ya me imagino que estás trabajando. pero no hay manera de dar contigo.
No me estarás evitando, ¿no?
Claro que no, sería absurdo.
Porque...
el mercado es mi territorio,
y puedo reclamarte en mi despacho siempre que quiera.
O hacer que bajes al almacén.
Lo que pasó entre nosotros
solo es un aperitivo.
No me mires así, que a mí no me engañas.
Sé que te quedaste con tantas ganas como yo.
De más.
No lo niegues.
¿Tú...?
¿Tú no has pensado en ello?
Me encanta que seas arisca conmigo.
Eso me demuestra que tienes tantas ganas como yo.
Dentro de poco serás tan dulce...
como la miel.
(CHISTA)
(GLORIA) ¡Martín!
Qué bien me vienes.
Mira, a ver qué te parece.
Es la carta para el menú hindú. -Sí, eres muy eficiente.
-Oye, con esa cara de palo, no sé si te gusta o no.
-He estado hace un rato con Jorge
y hay unos detalles de su ruptura que casualmente olvidaste contarme.
Como que engañó a Lorena con una íntima amiga tuya,
una tal Puri.
¿Que quién es Puri?
-De íntima nada. Es una conocida reciente.
-¿Y esa fiesta que organizaste?
-Una fiesta para inaugurar el Ainara con amigos.
-¿Y por qué invitaste a Jorge? -Mira, invité a los dos,
a Jorge y a Lorena,
pero Lorena declinó la invitación por el embarazo.
No empieces a inventar fantasmas, que te veo venir.
Jorge se metió solito en la cama de Puri.
Yo no lo obligué a nada. -Vale, no te acuso de nada.
Solo te estoy preguntando. -Me estás acusando,
y me duele.
Decías que me creías y ahora me acusas otra vez
de querer destrozar la vida de Jorge.
Me vienen los fantasmas del pasado, lo siento.
-¿Y crees que a mí no?
Lo de Simón es lo más duro que me ha pasado en mi vida.
Me destrozó la vida y caí en una depresión profunda.
Le culpaba de todo y quería vengarme.
Pero creo que ese odio por él es lo que me salvó de quitarme la vida.
Martín, había días en los que no quería levantarme de la cama.
Solo me quería morir.
-No, el odio no es lo que te salvó.
Te salvó tu terapia con el doctor Calvo y tu tesón.
Luchaste mucho para levantar cabeza. -Sí, así fue.
El doctor Calvo me ayudó muchísimo.
Pero, de verdad, no quiero remover más el pasado.
-Vale. Lo siento, no quería removerte.
Perdona. -Ya, estoy bien.
Ya puedo hablar de ello con tranquilidad.
Y el reencuentro con Jorge ha sido algo casual,
algo del destino.
No tengo que ver con sus problemas vitales ni matrimoniales.
Bastante tengo yo como para meterme en la vida de los demás.
-Tienes razón, perdóname.
Pero sería buena idea que visitaras al psiquiatra.
-Pero ¿para qué?
-La cercanía con Jorge y Lorena no te lo está poniendo fácil.
Tu psiquiatra debería conocer tu situación actual.
(Móvil)
-Es un periodista, tengo que contestar.
-Escúchame, visítalo una vez. Hazlo por mí.
-Te pones tan pesado... -¿Lo vas a hacer?
-Sí. -Vale.
-¡Pesado!
¿Hola? Sí lo he llamado antes para hablar del caso de Elías de la Cruz.
Me ha pedido Samuel que vaciase la papelera.
No, no, qué va.
-No he hecho nada malo
Es que...
Es que ayer me pasó algo en el almacén.
Que me estaba cambiando de ropa...
No sabía que había cámaras, iba a comprobar si se había grabado,
porque no quiero que circule nada mío, como... te pasó a ti.
No pasa nada, Adela. Sé que lo dices con buena intención.
-Se lo has contado, ¿no?
-Es cuadriculado, como todos los asperger.
-No sabía que era asperger.
-Yo he conseguido la frutería y tú que Elías se vaya del Central.
Los dos ganamos.
-Lo peor no es que ella sepa que soy repartidor.
Lo peor es que ella cree que tú y yo estamos liados.
-¿Me hablas tú de traiciones, el menos idóneo para dar lecciones?
-No te acerques a Carmen hasta que esté más calmada, ¿me oyes?
Bastante daño le has hecho ya.
Elías trata de recomponer su vida pero todo sale mal: ni consigue recomprar la frutería, ni que Adela le acompañe a reencontrarse con Germán y lo peor de todo: alguien del mercado era la fuente que surtió al periodista más crítico con él. Tiene al enemigo en casa.
Daniela intenta utilizar las grabaciones de seguridad para salvarse de Fernando, pero éste ha borrado las imágenes.
Carmen echa de casa a Nicolás.
Martín, preocupado porque Gloria haya tenido algo que ver con la ruptura de Lorena y Jorge, consigue su compromiso de volver al psiquiatra que ya la trató.
El intento de David por conquistar a Daniela fracasa.
Rosa recluta a Lorena para idear un plan que convenza a Jesús de que debe operarse.