La historia de un país, es también
la historia de sus crímenes.
De aquellos crímenes
que dejaron huella.
Hola.
Hola.
Toma.
Uf, lo que cae.
Ésta.
Vale.
Y... dame también uno de...
Juan Centella.
Éste.
Gracias. Adiós.
Adiós.
Timbre
Luisito, abre tú.
Y ten cuidado
no se vaya a escapar una gallina.
Hola Carmen.
Hola.
Toma, para ti.
¡Y de Juan Centella!
Qué se dice, ¿eh?
-Gracias, Carmen.
Carmen hija, cómo vienes.
Anda, sécate
que en media hora comemos.
La alondra herida.
¿Qué, nada?
Nada hija. Nada de nada.
Para cada empleo
hay más de cuarenta aspirantes.
Ya lo sé. Y cada uno con su enchufe
y su aval de buena conducta.
¡Ay Carmen, si estás empapada!
Quítate el abrigo.
Pero si hace un frío que pela.
Y tú ahí... tan calentita.
Pues venga ven
y aprovecha el calorcito.
Que hay sitio para las dos.
El caso es...
que le debo a esa mujer una quincena
¡Ay, no te preocupes! Matilde es
un poquito cursi, pero es buena.
¡Maldita sea! Una carrera.
Venga Carmen, aprovecha el calor.
Luego te presto yo unas medias.
¡Ayyyyyyyyyy!
Eres una buena amiga.
No sé lo que...
Lo que habría hecho yo sin ti.
Carmen, dime una cosa:
¿Tú eres virgen?
¿Por qué me lo preguntas?
No, por nada.
Me violó un soldado
a los quince años.
Me dejó sangrando en un pajar
y con un chusco en la mano.
¿Pero lo conocías?
Era del pueblo.
¡Uhhh! Entonces habría muchas más
sesiones de pajar.
Sí. Y más chuscos.
Al principio lo hice por hambre,
luego... pues mira, me fue gustando.
¿Te enamoraste de él?
Hombre, tanto como eso, no.
Me gustaba.
Pero un día, el soldadito se vino
a Barcelona y se hizo policía.
¿Y nos has vuelto a saber
nada más de él?
Sé que está aquí, en Barcelona,
en Jefatura,
pero... mira no, no he encontrado
el momento de ir a verle.
¡Niñas, a comer!
Oye Nati, puedo yo preguntarte algo.
Claro mujer, no seas tonta.
¿Cómo te las apañas
para tener siempre algo de dinero?
Pues chica,
que me espabilo.
¿Y tú crees que...
yo también podría espabilar?
Yo creo que sí.
Mira, esta noche, saldremos juntas.
Qué, te gusto o qué.
¡No tires piedras, gamberro!
¡Ven cariño, ven!
Ven, ven aquí bonito.
No seas tímido, ven hombre, ven.
Mírala bien.
Tú mírala bien a ella.
A que te gusta ¿eh?
¡Claro que sí!
Pues hala, este es para ti.
Estrénate.
¡Hala venga, ánimo!
Qué, ¿es la primera vez?
Sí.
¡Estreno doble!
Pero hombre, ¡toca!
Si lo has pagado.
¡Uh! El Vesubio.
¡La policía, la policía!
¡Quietas!
¡Quietas, dónde vais!
¡No corráis!
Mil gracias Agustín.
Sabía que no me fallarías.
En cuanto he llegado esta mañana
y me he enterado
que has dicho mi nombre...
¿No te habré comprometido?
¡No mujer!
Pues te has ahorrado un mes
y un pelado.
¡Ah! Y te he roto la ficha.
¡Gracias, gracias!
Vamos, te invito a desayunar, vamos.
¿Te acuerdas cuando en el pueblo
soñaba con venir aquí?
Yo pensé que esto era otra cosa.
Barcelona para mí era...
Jauja.
Sí, no te rías. Jauja.
Barcelona era un a palabra mágica.
Todo lo que no tenía en el pueblo,
lo tendría aquí.
En la Barcelona de mis sueños,
no había... hambre, ni miserias,
ni estrecheces.
Ya te digo; Jauja.
Pero el sueño duró poco.
A la semana de llegar,
ya me di cuenta que de...
Jauja nada.
Barcelona...
es un infierno para tanta gente.
¿Y por qué no te vuelves entonces?
¿A dónde, al pueblo?
Pues si aquí te va tan mal.
Me va mal, pero no me rindo.
Sé lo que busco.
Siempre has tenido la cabeza
llena de pájaros.
¿Y no son hermosos?
Es lo que más me gusta de Barcelona,
los pájaros
de la Rambla de las flores.
Oye una cosa Carmen;
ahora te hablo en serio.
Barcelona está llena
de chicas como tú,
que no tienen otra salida
que hacer la vida.
Si tú quieres hacerla,
por lo menos hazla con categoría.
Con categoría... se dice fácil.
Tú estás muy bien.
Yo te puedo buscar un sitio,
una buena casa.
¿Dónde, en Jauja?
Te hablo en serio.
Una casa de las mejores, la Carola
Pero por favor, deja la calle.
Tú, a la calle.
Y tú también.
Hola, buenas noches.
-Pero Carola, ya estuve otra vez aquí
Pues por eso, ¡aire!
¿Estás gomas son buenas?
-Buenísimas, son americanas.
¿Me da dos?
-Sí.
¡Ay chico, lo siento!
Pero las tarifas no las pongo yo.
Pero qué colección de floreros.
Pero a qué habéis venido, a descansar
o al asunto, ¿eh?
Pues ahí las tenéis,
de todos los tamaños y colores.
¡Qué pasa!
¿No os dice nada esto o qué?
Carmen, que ha venido Diego,
el de las medias.
¡No me digas!
Perdona mi amor.
Es muy bonito,
pero muy caro.
¿Caro? No seas tacaña, Laura,
que tu nena se lo merece.
A mí me gusta mucho.
-Sí, pero es caro.
¡Hola Diego!
¡Hola Carmencita!
¿A ver que traes, a ver?
De todo, de todo.
¡Oh! Qué bonito.
Me lo quedo, te lo pago el lunes.
¿Y qué más traes?
Además traigo, un sujetador francés,
con dientes y todo.
A ver... ¡Oh no!
Prefiero el corsé.
Pero Carmen,
¿a dónde vas todos los días?
A pasear.
A ver gente, a que me vean.
No soporto esa rutina de la Carola.
Dormir, de dormir a la Carola.
La vida tiene que ser otra cosa.
¿Otra cosa?
Pues yo me conformaría
con bien poco.
Encontrar un hombre formal
y casarme.
Pues como no venga
a buscarte a la cama,
no sé dónde lo vas a encontrar.
¡Estoy guapa?
Sí, muchísimo.
Lo necesito. Es lo único que tengo.
Música
Esto, de parte del señor Muñoz;
aquel señor del fondo.
Ramón Muñoz.
Dígale que no tengo pluma.
¿Me permite que me siente?
Qué pluma más rara.
No es una pluma,
es un nuevo invento:
el lápiz atómico;
lo llaman bolígrafo.
¿Bolígrafo?
Mire, tiene dos colores:
rojo y azul. ¿Cuál prefiere?
Azul.
Adelante, escriba.
Ramón Muñoz.
Carmen Broto.
Unas buenas cortinas
que ven los novios,
poner tras ellas,
poner tras ellas.
Y por si algún curioso
por las rendijas
curiositean,
curiositean,
con buen paño de Béjar,
se hacen macizas.
En la noche de bodas,
qué hay en tu cama,
colcha de seda,
colcha de seda.
Quién pudiera esta noche envelar.
Y escuchar lo que a solas dirán.
Quizá acaso, callados estén.
En silencio se ama...
Te he ido a buscar a Can Llibre,
pero no estabas.
Sí, hemos cenado en el Chipi.
¿Te has enterado
de que Núñez a muerto?
El avión que ha caído en El Prat.
Me traía de Madrid,
el contrato con la naviera.
Yo lo he sentido mucho.
Era uno de esos pocos catalanes
con los que se podía tratar.
Bueno ¿y lo de Elgoibar?
Pero qué pasa,
¿no os conocéis?
No te preocupes,
puedes hablar lo que quieras.
Es Carmen, mi novia.
Blasco.
Encantado señora.
Mucho gusto.
Bueno, yo os dejo con vuestros cupos
y vuestros negocios.
He visto por ahí a Peña y me parece
que le voy a hacer una visita.
¿La loca de Peña?
Hay que ver lo que os gusta
a las mujeres los maricones.
No lo entenderé jamás.
Disculpad.
Hola.
¿Estás sola?
El que estás solo, eres tú.
A veces es mejor estar solo
que mal acompañado, ¿no crees?
Y que acaso callados estén.
Que en silencio se ama también.
Aplausos
¡Uf qué calor!
Qué mona estás.
¿Es verdad que a tu todo
poderoso novio,
le gusta que la gente
le aplauda en público?
¡A Ramón?
Sí.
Y luego uno de sus guardaespaldas
le da una propina a los de la cla.
No empecemos.
Pero si todo el mundo lo sabe.
Es que te has buscado
un querido muy excéntrico;
multimillonario,
pero excéntrico.
Mira, no empiezas a hablar mal
de Ramón, porque me voy de la mesa.
Tú mucho criticar, mucho criticar,
pero... cuando necesitas algo...
Oye, ¿quién es ese
del pelo blanco?
Miralles.
Tiene una fábrica en Tarrasa
y es directivo del Bara.
¡Ah sí!
Pues parece que más que el fútbol,
lo que le gusta son los futbolistas.
Hace un momento eras tú
el que estaba mal acompañado.
Me gustaría verte a solas.
¿Pero a ti te gustan las mujeres?
Dame ese margen de confianza.
¿A qué hora quedas libre?
Sobre medianoche,
como Cenicienta.
Antes de que la carroza
se convierta en calabaza.
Cuando el príncipe
de camino a su palacio,
me deja en mis dominios
del paseo de San Juan.
Paseo de San Juan...
¿Conoces el Alaska?
Vivo enfrente.
Te espero allí esta noche.
Esta noche no.
Entonces, ¿cuándo?
Otro día.
Ahora... ya sabes dónde encontrarme.
¡Nati qué sorpresa! Pasa, pasa.
Carmen, qué distinta estás.
Años que no te veo. Estás muy bien.
Bueno, vengo muy cansada, chica.
Si es que me he ido
a la dirección tuya,
a la que tenías antes.
¿El piso de alquiler?
Este ya es mío.
¡A mi nombre!
Ya, si allí me han dado
esta dirección.
Señora,
¿dónde le ponemos este cuadro?
Ahí, en la chimenea.
Qué cosa más rara, ¿no?
Es un Dalí, un capricho de Ramón.
Si supieras el precio...
Ven, te voy a enseñar la habitación.
¡Uy Carmen, qué maravilla!
Esta cama tan redonda.
Sí, él todo lo hace así:
a lo grande.
¿Puedo?
¡Claro!
¡Ay que ilusión, Carmen!
¡Ay Carmen!
qué maravilla, chica.
Qué, ¿la has estrenado ya?
Sí, mujer.
Es mi herramienta de trabajo.
¿Te acuerdas de la pensión?
Que a veces teníamos que dormir
juntas, para no pasar frío.
Sí.
Pero aquí te aseguro
que no paso ningún frío.
Mira, a que sí. A que es
una buena herramienta de trabajo.
A que sí.
Anda loca, calla, calla.
Que esos tíos son capaces
de echársenos encima.
¡Jesús! Pobrecitos, que va.
Carmen,
¿sigues pensando en Agustín?
No.
No pienso en ningún hombre.
¿Ni siquiera en tu príncipe azul?
¿Ramón?
Le respeto.
Sigo las reglas del juego.
Y no le llames príncipe
porque es un rey;
todos, les llaman así.
Se codea con generales,
con ministros, con banqueros.
A fuerza de influencias
ha conseguido controlar
los cupos de importación
del algodón.
Todo el algodón que entra en España
pasa por sus manos.
¡Caramba!
Y tú qué, ¿sigues en la Carola?
A ver, dónde si no.
Ay Nati, Nati.
¿Quieres tomar algo?
No, por mí no te molestes.
Si ni tan siquiera sé lo que hay.
Y en la pensión,
¿cómo están todos?
Bien Carmen. Bueno no, la verdad
que muy mal.
Luisito, el chico de Matilde
está muy grave.
Tiene una pulmonía y...
y no saldrá de ella.
¿Qué dices, Luisito?
Sí.
Solo lo salvaría la penicilina.
Pero a ver Carmen,
¿dónde se encuentra?
Ya. Y tú has venido para eso,
¿verdad Nati?
Yo me considero tu amiga, Carmen.
Y he venido para verte...
Pero bueno, la verdad es que sí,
que he venido para eso.
Chica, como tú ahora tienes...
tantas influencias.
¡Eh, Cenicienta!
¿Quién eres?
¿No te acuerdas, Cenicienta?
Soy tu príncipe.
¡Ah!
¿Y... qué quieres?
A ti.
Pero...
¿a ti te gustan las mujeres?
Lo vas a comprobar ahora mismo.
Con qué me aprietas... ¡Tarzán!
¡Qué ganas te tengo!
Llevo una semana haciendo guardia.
Sí que se te nota hambriento.
Pero aquí no, vamos arriba.
Tengo cama.
Poco has dormido esta noche,
¿eh, Jesús?
He estado toda la noche follando.
Mira.
Fíjate qué mujer.
¿Estás celoso?
¿Te hubiera gustado
estar en mi lugar?
¿O quizá en el suyo?
¡No te metas conmigo!
¡Sabes de sobra que no me gustan
estas bromas!
Pues qué te gusta a ti...
chachito.
¡Déjame en paz. Vete a la mierda!
¿Dónde está mi padre?
Dónde va a estar, en el huerto.
Le interesan más las coles
que las llaves.
¡Ah! Pepita te ha llamado.
No sé cuantas veces.
¿Y qué quería?
-¡Sí hombre, a mí me lo va a decir!
Vaya hombre.
Por fin se te ve el pelo.
No habíamos quedado,
que le dedicarías
un par de horas diarias,
a reparar este cacharro.
Y que me ayudarías
en las cuentas del despacho.
He tenido otras ocupaciones.
Más importantes, imagino.
Pepita te ha llamado dos veces.
Ya lo sé.
Pero hijo,
si te has prometido con ella,
¿por qué no te portas normalmente?
Sé normal.
Ten un oficio normal.
Y después, haz lo que quieras.
Ese es mi lema, hijo.
Ya lo sé, pero he estado ocupado.
Jesús, al aparato.
Espere aquí un momento, por favor.
Timbre
Hola Matilde.
¡Carmen, qué sorpresa!
Nunca pensé que pudieras ser tú.
Pero deja que te vea, hija.
Qué bonita estás;
pareces de cine.
¿Cómo está Luisito?
A veces un poco mejor,
pero a veces, un poco peor.
Pero no se me cura.
Nati...
Nati ha venido a verme, sabes,
y... bueno, te he traído esto.
¿Qué es?
Penicilina.
¡Carmen! ¡Penicilina!
Nunca podré agradecértelo bastante.
Luisito se curará.
Esto demuestra
el buen corazón que tienes, hija.
Gracias,
por haberte acordado de nosotros.
Anda, anda, que me vas a hacer
llorar a mí también, mujer.
Jesús Jimeno, vaya pieza.
Antes le he visto entrar en el bar,
y algo de él
me ha llamado la atención.
¿No me has visto?
-No señor.
Pues ahí donde le ves,
es el espadista más fino de Barcelona
Era, señor comisario, era.
Precisamente,
he venido a traerles esto.
Es un obsequio que quiero hacerle
a la brigada
de investigación criminal,
y se lo entrego por mediación suyo.
Creo que puede serles,
de gran utilidad.
¡Coño!
Técnica del robo.
"Condenso en este libro el fruto
de mis experiencias delictivas
y mis conocimientos sobre:
cerraduras, candados,
cajas de caudales y etcétera.
Y espero que no sirvan de provecho
a ningún granuja,
sino para que la policía,
sepa como actúan los espadistas
para precaverse de ellos.
Me he convertido
en un hombre honrado, señor comisario
Se lo juro.
He puesto en marcha
una vieja cerrajería,
en la calle Legalidad, 37.
De espadista a cerrajero.
¿Tanto has cambiado, Jimeno?
Oye, esto es una joya.
Y éste, otra.
Jesús Jimeno López, anarquista.
Responsable de la FAI en el Guinardó
durante el 36.
Agua pasada, señor comisario.
Claxon
Hola Jesús.
A sus pies, doña Pepita.
¡Vaya cochazo!
¿Le gusta?
Me lo ha prestado un industrial
amigo mío.
No es un último modelo pero...
¿Qué marca es?
Un Cadillac.
Lo has oído, un Cadillac.
Qué tarde se me ha hecho
y aún no he empezado
a preparar la comida.
Cierra tú, nena.
¡Venga, vámonos!
Adiós.
Adiós.
Bueno qué pasa,
¿por qué tantas llamadas?
Ni te has acercado
en toda la semana por aquí.
Por qué ya no vienes como antes.
¿Es que ya no me quieres, Jesús?
Mujer, te lo he dicho mil veces:
estoy ocupado.
Tengo... amistades que cultivar.
Influencias que mover.
Y todo eso requiere tiempo.
En este país sin relaciones,
no tienes nada que hacer.
Y en cuanto consiga
un poco de dinero, nos casamos.
Pues, ya puedes darte prisa.
¿Por qué?
Creo que estoy embarazada.
¿Estás segura?
He tenido dos faltas.
¿Y lo saben tus padres?
No, pero... ¿cuánto crees
que tardarán en saberlo?
Esto, ¿también es francés?
Esta misma mañana
han cruzado la frontera francesa.
¿Seguro?
Doris, ven acá. Ven.
Es que... esta noche...
tenemos un número muy especial,
para alguien muy especial.
¿Y quién es el afortunado?
Secreto de Estado.
Secreto de confesión.
Calla tonta.
¿O es que quieres ir al infierno?
¡Venga vamos!
¿Quieres tomar algo?
-No, ahora no.
Éstas,
están más locas que de costumbre.
¿Sabes por qué?
Ni idea.
Así que... eres amiga de Carmen
desde hace años.
Desde los tiempos duros.
¿Has visto esto?
Mira.
Suena himno español
Lo ha traído Carmen de Madrid.
Diego, pon una placa, quieres.
Carmen, ¿de dónde son estas fotos?
Del viaje a Madrid
que hicimos con Ramón.
Pues tienes aquí,
la historia de España contemporánea.
Carmen, ¿te gusta "Cachito"?
Sí, hombre.
Atención:
A la una, a las dos... ¡a las tres!
Música
Cachito, Cachito,
Cachito mío,
pedazo de cielo que Dios me dio.
Te miro yte miro
y al fin bendigo.
Bendigo la suerte
de ser tu amor.
Me preguntan que
por qué eres mi Cachito
y yo siento muy bonito
al responder.
Porque eres...
A que Doris está divina.
Ya lo creo,
¿pero para qué la estás preparando?
Secreto.
Diego, ¿qué le parece?
-Nena, bocatto di cardinale.
¿De cardinale o de obispo?
Pues si te crees que los niños nacen
con un pan debajo del brazo,
es que eres más lila
de lo que pensaba.
Para casarse y encima de penalti,
no se puede partir de cero.
Con una mano en los cojones
y la otra en el culo.
¿Y qué quieres que haga yo?
No puedo abandonar a Pepita,
así como así.
No sé de que te sirven
todas esas relaciones
de las que tanto presumes.
Mucho exhibirte con esa Broto,
pero sigues siendo
un muerto de hambre.
No sé a qué viene ahora
hablar de Carmen.
No estás diciendo siempre
que tiene joyas,
como para parar un tren.
Sí ¿y qué?
Lo que yo te digo;
un lila.
Tú consígueme una llave del piso
y verás lo que hago yo con sus joyas.
Pero qué quieres,
¿buscarme la ruina?
Tú tráeme la llave.
Después ya hablaremos...
de bodas y bautizos.
Ale, acaba de secarte tú.
A ver, trae.
Bueno, ¿qué te parecen los niños?
Pues que has elegido muy bien.
Ya está.
Bueno y vosotros, ya sabéis.
Tenéis que hacer
todo lo que yo os he dicho;
pero despacio, sin prisas.
Y estar tranquilos,
él ni os tocará.
¡Carmen!
Carita de ángel,
es la que Dios te dio.
Mis labios pronuncian
temblando de amor.
Carita de ángel,
caída del cielo.
Los ojos te brillan...
Pero cómo te has atrevido
a traer a esa mujer a mi casa.
Salgo con ella mamá,
que tiene de malo.
Pero cómo te atreves
a mostrar en público a tu plan.
Ahí tienes a Terita Villalonga,
ha venido desde Madrid a verte.
Pero si la he recogido esta mañana
en la estación, mamá,
y he comido con ella.
Por favor.
A ver si le haces más caso.
¡Señor gobernador!
Mamá, te presento
al señor Baeza Alegría.
Discúlpenme.
-Señora.
Ha sido un honor para mí,
tenerle en mi casa.
Estoy muy satisfecho con el trato
que me están dando los catalanes.
Aunque siempre hay
alguna excepción, claro.
Pero yo ya me siento en Barcelona
como si fuese mi casa.
Espero que no le haya defraudado
Barcelona.
No, al contrario.
Estuve una vez con papá.
Pero ahora pienso verla
más detenidamente.
Un gran hombre su padre.
Usted me lo recuerda mucho.
¿Por qué?
Siempre tan ocupado.
Quiero que tenga
un buen recuerdo de mí.
¿Me permite que a partir de mañana
le envíe una piedra cada día?
¡Una piedra! ¿Piensa usted
que me voy a hacer un chalé?
No, una piedra preciosa.
¡Qué tonta!
¿Cuáles le gustan más?
La de color rojo.
Un rubí.
Cada día, un rubí.
Se levanta el telón,
y aparece el cadáver
con un puñal en el pecho,
y a su lado, la cagadita.
Se baja el telón.
Se levanta el telón
y aparece otra cagadita más.
Se baja el telón.
Se sube el telón y aparecen
cuatro o cinco cagaditas más.
El título de la película:
"El asesino anda suelto".
Carita de ángel,
consérvate así.
Y ahora, señoras y caballeros,
¡todos a bailar!
Rascayú, cuándo mueras
qué harás tú.
Rascayú, cuando mueras
qué harás tú.
Tú serás un cadáver nada más.
Rascayú, cuando mueras
qué harás tú.
Oigan la historia
que contó...
Señorita, perdón,
dos señoritas preguntan por usted.
Era un viejo que la suerte impía,
su rico bien arrebató la parca.
Todas las noches
iba al cementerio...
¿Qué pasa?
Carmen perdona, pero tenía que verte
¿Qué ocurre?
Han detenido a Laura.
¿Detenido?
Sí, se la han llevado de la Carola.
¿Pero qué ha hecho?
Nada, ¡te lo juro!
Es que esta tarde ha habido
un tiroteo en el Paralelo.
Han matado a un policía
y a uno de la banda del Facería.
Y ha habido redadas.
¿Y qué tiene que ver Laura
en todo esto?
No sé... Yo sabía
que estaba metida en algo, pero...
Y los policías que se la han llevado
no eran de los corrientes.
¡Ay Dios!
Esperad un momento.
...Estos muertos
se me han revolucionado.
Rascayú, cuando mueras
qué harás tú...
Yo se lo planteé claramente.
Necesitamos
una licencia de importación.
Naturalmente le dije: el primer coche
que cruce la frontera será para usted
Pero para cubrir las apariencias,
le haremos una facturita.
Se lo pondremos en quinientas pesetas
¿qué le parece?
Y entonces...
-El pájaro se lo pensó:
"quinientas pesetas", murmuró,
y por fin,
sacando un billete de mil, dijo:
"Pues muy bien; póngame dos"
Esto es cosa
de la brigada político social.
Ya te lo he dicho Carmen;
anarquistas.
Yo no puedo hacer nada.
Pero ahí tienes al gobernador.
¡Carmen!
¿Ramón?
¿Por qué nos has llamado
desde abajo?
¿Quieres tomar algo
antes de ir al Liceo?
No hay Liceo.
Pero si hemos quedado
con Silvia Bertini
y su amigo de Madrid.
Y he reservado mesa
en la parrilla del Ritz,
para después de la ópera.
No hay Liceo, ni parrilla,
ni Ritz, ni hostias.
Pero bueno, vamos a ver,
¿qué pasa?
Qué te revuelve por dentro;
escúpelo.
Pasa que los negocios
los hago yo.
Tú tenías que haberte limitado
a ocupar la mitad de la cama.
¿Pero qué dices?
Estás utilizando descaradamente
mis amistades e influencias.
¿Qué tienes que ver con esa ramera
de la banda del Facería?
Por la que el otro día
te atreviste a molestar
al mismísimo gobernador,
en mi propia casa.
Tenía que hacer este favor.
Es una historia antigua
que tú no entenderías.
Antigua...
Y el chanchullo que te traes
con el coronel Murillo, ¿qué?
¿Es también antiguo?
¡El coronel Murillo!
He hecho cierta amistad con su mujer
y... me ha hecho
algunos pequeños encargos,
como unos perfumes franceses
que le llevé el otro día.
Eso es todo.
De paso le pediste que recomendara
a su marido, director del Consorcio,
a Figueras,
para la concesión de las obras.
Y a Díaz Ramos, que echara tierra
al asunto de Palau; ese pirata.
Y a muchos más a los que has cobrado
o pagado a tu manera.
Te han informado mal, Ramón.
¿Mal?
Carmen, esto se acabó.
Yo buscaba una querida,
no un competidor.
En esta casa se trafica con todo:
divisas, cocaína.
Si no,
preguntádselo al maricón de Peña.
Hasta espionaje.
Pero tú quién te has creído
que eres, Matahari.
Me has puesto en ridículo
ante todo Barcelona.
Pronto voy a tener que pedir
un número para subir a verte.
Jimeno, ese macarra.
Peña, Velasco, Juan Manuel,
Diego el de las medias.
Román, González... ¿sigo?
¡Estás muy equivocado!
Casi todos esos, son maricas.
No me buscan a mí.
Y yo... solo me divierto
explotando sus vicios.
Y el obispo,
el eminentísimo señor obispo.
¿Es también un vicioso?
¿Quién te ha hablado de él?
Se acabó.
¿Quién te lo ha dicho?
¿Quién me quiere hundir?
Dime la verdad Ramón,
tú eres el gran hombre de negocios,
y yo ya estoy empezando a ser
un mal negocio para ti, ¿verdad?
Es mucho mejor negocio
casarse con la hija de un banquero,
como... Terita Vilallonga.
¡No te vayas así, Ramón!
Mañana te entregaré una escritura
de este piso a tu nombre,
y no te vuelvas a acercar
a mis amistades.
¿Quién me ha hundido?
Quién me ha delatado.
¿Quién ha sido?
Adiós Carmen.
No me verás, nunca más.
¡Camarero!
Otro coñac, por favor.
Pero Carmen,
el mundo no se acaba con Muñoz.
Está bien, se ha ido
y qué.
No solo se ha ido él.
Con él se han ido muchas cosas.
Mañana todos sabrán que hemos reñido
y...
el mundo entero se reirá
de Carmen Broto.
Pero veremos quién ríe el último.
Intentarán hacerme el vacío;
hundirme.
Pero los tengo a todos en mis manos.
A los uno y a los otros.
En mis manos... a todos.
Míralos. Ahí los tienes.
Un fabricante,
un empresario teatral, un tendero,
un gandul del movimiento...
Maricas; todos.
Déjalos.
¿Qué vas a tomar?
¿Qué los deje?
Pero si he venido a por ellos.
Por favor, un coñac para la señora,
yo tomaré una menta.
Te vas a poner verde por dentro.
¡Ven, ven acá!
Sírveles una botella de champán
a esos maricas.
¡Sí, maricas!
Maricones. He dicho maricones.
¿O es que no hablo bien
el idioma del Imperio?
Por favor, Carmen.
Nada de escándalos y menos aquí.
Pero es que no les oyes;
se están riendo de mí.
Pero eso es imposible, Carmen.
No han tenido tiempo
de enterarse de nada.
¿Esos?
Esos se enteran de todo.
Y a veces, antes de que ocurra.
Pero ahora se van a enterar
de quién es Carmen Broto.
Te lo digo en serio,
si armas follón, me voy.
¿Tienes miedo, Robert Taylor?
Pues anda, ¡lárgate!
Como quieras.
Las ratas abandonan el barco, ¿eh?
Cuando el barco se hunde.
Hola Carmen, monada.
Pero Carmen...
-¿Por quién vamos a brindar?
Por ti, ¡mamón!
Pero por qué...
¡Eh, sentaos!
Queridas sentaos, monas sentaos.
Vamos a hablar con claridad.
Estamos entre putas, ¿no?
Pues bien.
¿Quién ha sido el hijo de puta
que le ha hablado de mí a Ramón?
¡Caballero! La nota.
Ah, sí.
No, mejor cárguela
a la cuenta de don Ramón.
¡Hijos de puta!
¡Hijos de puta!
En la cárcel os voy a meter.
Os vais a enterar de quién es
Carmen Broto.
¡Os vais a enterar!
¡Vamos Carmen, vamos!
¡Y tú suéltame, rata!
Qué tú también eres marica.
Pero quién te crees que eres.
Si no eres nadie.
Como yo, como todos.
Pero a quién se le ocurre
ir a Jefatura a denunciar.
Puedo probar todo lo que he dicho.
Y crees que allí
no lo sabían todo ya.
Que les has descubierto algo.
Si no he hecho más que empezar.
No les he contado,
ni una cuarta parte.
¡Pero tú eres idiota!
Que serás de pueblo toda tu puta vida
Pero que le vas a contar a quién.
Y sobre todo, hay nombres que no
tenías que haber pronunciado nunca.
Pero si ya te he dicho
que tengo pruebas de todo.
¡Dale con las pruebas!
Pero qué quieres decir con eso.
Quiero decir
que me lo sé todo de ellos.
De sus negocios y de sus vicios.
Me lo sé todo.
Y hasta tengo fotos.
Pero por qué yo, don Tomás.
Porque tienes un expediente
así de gordo,
y yo puedo hacer que lo archiven.
Son cosas del pasado, don Tomás.
Si el expediente llega
a las autoridades militares,
¡Adiós muy buenas!
La semana pasada todavía fusilaron
a cuatro de los tuyos,
en el campo de la Bota.
No seas tonto Jimeno
y aplícate el cuento.
Pero yo ya no tengo nada que ver
con esa gente.
Y usted lo sabe muy bien.
Un expediente así de gordo, Jimeno.
Dios quiera que no le eche el ojo
alguien que te quiera mal.
Y si lo hago...
¿quedaré limpio?
Como una patena.
¡Pero eso no eran los planes!
Una cosa era robarle las joyas
y otra muy distinta...
¡Quieres callarte de una puta vez!
Me tienen cogido de los huevos.
Y hasta que no haga lo que quieren,
no me dejarán en paz.
Se trata de ella o de mí.
¿Cómo quieres que te lo explique?
Además, no sé a qué viene
tanto acojone.
Tú serás el cebo, solamente el cebo.
Consigue un coche, la sacáis por ahí
y luego la traéis aquí.
No tenéis más que seguir
las instrucciones que se os den.
Si lo hacéis así, todo saldrá bien.
¿No veis que a nadie pueda
interesarle que esto se destape?
Y tú qué dices,
¿estás de acuerdo?
¿Crees que vendrán?
Han ido al cine, al Metropol.
Estrenaban "Alma en suplicio".
Me parece que son ellos.
¡Carmen!
Hola Carmen.
Hola.
Me alegro de que me hayas llamado
después de la que te monté.
Ya está olvidado.
Quería despedirme de ti;
ya sabes que me caso.
Sí, y me alegro por ti.
Vaya, no sé que tengo que...
os caso a todos, ¿eh?
No digas tonterías.
Venga, vamos a tomar una copa
para celebrarlo.
Ah, viene un amigo mío con nosotros.
Es de confianza.
Oye, tu amigo no habla
ni borracho, ¿eh?
Creo que le ha dejado impresionado
tu belleza.
¡No me digas!
Se toma así.
Llevadme a casa
y no me hagáis beber más.
No comprendo cómo...
podéis aguantar tanto.
Oye, sabes que me estoy poniendo...
cachonda.
Venga, una cama.
Una cama y yo os voy a dar gratis,
aquello que otros,
han pagado una fortuna
por conseguir.
¿Dónde estamos?
¿Dónde me lleváis?
¿Qué hacemos aquí?
Claxon
Ladridos
¿Qué pasa ahí?
Pero esta mujer está sangrando.
Habrá que llevarla
a algún sitio.
No hace falta. Soy médico
y la llevará a mi clínica.
¡Ahhhhhhhhhh!
Está borracha
y se ha tirado del coche en marcha.
¡Ahhhhhhhh!
Ladridos
Ladridos
¿Qué tienes, qué te pasa?
No es nada.
Nada ¿y esto?
¡Se está moviendo!
Déjame a mí.
Tú vete, esto ya lo termino yo.
Ya sabes dónde tienes que esperar
y no te vayas hasta que yo llegue.
Aunque me retrase.
Ladridos.
Tú sígueme.
Toma.
Las joyas son para ti.
¿Recuerdas la hora
y el lugar de la cita?
Sí.
Pues no falles.
Ellos te ayudarán a pasar.
Te escribiré a Marsella.
Sobre todo hijo, hazme caso.
¡Padre!
Disparo
¡Alto, no se mueva!
¡Quieto, quieto!
¡Alto o disparo!
Disparo
¿Irá solo?
-Mira a ver qué encuentras.
Habrá que avisar a la policía.
Creo que ha salido todo bien.
He tenido tiempo
y lo he hecho a conciencia.
¡Perfecto!
¡Ahhhhhhh!
¡Ahhhhhh!
¡Ahhhhhh!
¡Ahhhhhh!
¡Ahhhhhh!
¡Ahhhhhh!
¡Venga, circulen!
¡A trabajar, a sus casas!
¡A sus órdenes señor comisario!
Qué se sabe del hijo.
-Lo estamos buscando.
¿Y el otro empleado?
Ha aparecido muerto en una pensión
de la calle Mendizábal.
Suicidio.
-Parece. Envenenado con cianuro.
Lo mismo que Jimeno padre.
Ahora hay que buscar al hijo;
que no se os escape el hijo.
No se culpe a nadie de mi muerte...
soy inocente.
La vida es un sueño.
José Camps.
Por favor Pepita, tienes que venir.
Nos iremos juntos.
¿La policía?
¿En tu casa?
Ya te lo explicaré todo.
Han matado a mi padre
y también a Camps
Y ahora van a por mí. Escucha:
coge todo el dinero que puedas.
¡No, no les digas nada a tus padres!
Ya les escribirás luego.
Ven, de prisa.
Te espero en el puerto.
En el almacén abandonado que hay
a la entrada de la Barceloneta.
¡Pepita!
¿Te han seguido?
No sé. ¿Qué has hecho qué ha pasado?
Lo que importa ahora
es que nos vayamos.
Irás a comprar dos billetes
para Mallorca, para esta noche.
Pero ¿Qué le ha pasado a tu padre
y a Camps?
Los han matado. Y si yo llego a ir
a la cita, también.
No querían dejar rastro.
Ya te lo explicaré todo.
Confía en mí.
Unos meses después
del asesinato de Carmen Broto,
Ramón Muñoz, su protector,
se casó con la hija del banquero.
Jesús Jimeno, el único superviviente
de los autores del crimen,
fue condenado a muerte.
Aunque un indulto
del generalísimo Franco,
le libró del garrote.
Gracias a otro indulto del entonces
jefe del Estado,
salió en libertad,
a los diez años de su encierro.
Jimeno tuvo buenos abogados.
Recibió ayudas económicas
en la cárcel,
y obtuvo un buen puesto de trabajo,
nada más ser puesto en libertad.
Quizás por estas razones,
él haya preferido, siempre,
guardar silencio sobre
las circunstancias que rodearon,
al crimen de Carmen Broto.
Subtitulación realizada por
Teresa García Román.