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El modelo turístico español aguanta bien. La fórmula "sol y playa" sigue imbatible, aunque se abran paso otras alternativas: Desde las vacaciones ecológicas o sostenibles, al llamado turismo de "excelencia", un eufemismo que traducido significa el acceso a parajes exclusivos y a locales de lujo, sólo aptos para cuentas muy saneadas. Estos días, el paradigma del turismo de "excelencia", ha sido Michelle Obama. Su estancia el el complejo millonario de Benahavis, a un paso de Marbella, ha supuesto el espaldarazo a España como destino turístico y el apoyo indirecto a quienes luchan por lavar la imagen de esa zona de la Costa del Sol: la que, durante años, fue parada obligatoria de aristócratas y jeques y más recientemente, se vió salpicada por numerosos casos de corrupción.
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