Viernes a las 22:00 horas
Viernes a las 22:00 horas
(Ruido de proyector de cine)
Vamos, Meca, dale caña.
Deprisa, deprisa.
(Música)
-¿Vas a estar siempre conmigo? -Siempre.
-¿De verdad que sí? -De verdad. Lo juro por mi libertad.
Quieto, vamos para dentro. -Pero ¿qué es esto?
-¿Que qué es esto? Venga, para arriba, contra la pared.
Encárgate del cerdo este.
-Nos arriesgamos a que nos cojan como unos primos.
(Música)
Sí, efectivamente, es muy curioso,
porque Carlos Saura es
uno de los cineastas españoles más conocidos y prestigiosos
a escala mundial, fuera de nuestras fronteras.
Y sin embargo,
la mayor parte de los cinéfilos achaca esto a Francia.
Cuando no es así.
Carlos Saura empezó a ser reconocido internacionalmente
gracias a Alemania,
y, en concreto, al Festival de Berlín.
Con las dos películas que programamos esta noche,
pero también con Peppermint Frappé,
gracias a la cual se alzó con el premio al mejor director,
en 1968.
Con estas dos películas.
-El Oso de Plata del Festival de Berlín ha ido a parar
a manos de un director español.
-Bueno, precisamente,
por la querencia de los franceses por Saura,
en cierto modo.
Es una coproducción de Querejeta con un productor francés.
Entonces, podemos decir que es, en plan poético,
citando a Jean Cocteau,
un águila de dos cabezas,
porque, por un lado, nace
de la nostalgia del propio Saura por su primera película,
Los golfos,
con la cual comparte lo que es el núcleo temático ideológico social,
es decir, la delincuencia juvenil.
Y, por otra parte, Deprisa deprisa se integra
en un minigénero característico de la época,
que era el cine quinqui.
Eloy De la Iglesia era como era,
José Antonio De la Loma era como era
y Carlos Saura lo que hizo fue
aplicar una óptica absolutamente verista,
que muchas veces participa del género documental
e incluso del reportaje,
pero tan sumamente peculiar
y tan sumamente marcado,
que por eso los apuntes poéticos y líricos que tiene
resaltan todavía más.
Y estos, normalmente, se confían a las intervenciones musicales.
(Música)
Claro, es que otra de las características
que compartían las películas del efímero género quinqui
era una banda sonora en la cual predominaba un estilo,
que entonces estaba muy de moda,
y al que se vino a llamar rumba pop.
Y en este estilo de rumba pop, naturalmente,
los Chunguitos fueron unos maestros.
-Ángela, venga, vamos a bailar.
(Música)
Bueno, lo has dicho de una manera muy fina, muy elegante.
No es que fueran gente de la calle, es que eran quinquis de verdad.
-Me di cuenta de que esos personajes
donde había que buscarlos de verdad era en la calle,
o sea, que esta vez había que buscar los personajes en la calle
y dejarse de cuentos.
-La chica no era una delincuente
y además se apostó mucho por ella.
Fue una gran revelación.
Todo el mundo encontró en ella condiciones auténticas de actriz.
Se hablaba incluso de que podía ser una segunda Ángela Molina.
Y, sin embargo, dejó el cine.
-¿No es bonito?
-¿No querías el mar?
Pues ahí lo tienes, todo para ti.
Elena Sánchez y Carlos Aguilar presentan la película "Deprisa, deprisa" (1981), que ganó hace cuarenta años el Oso de Oro a la Mejor Película en el Festival de Berlín.