En el corazón
del continente sudamericano,
hay tres países
unidos por una frontera.
Paraguay, Brasil y Argentina.
Separados por un río, el Paraná.
Salimos de Argentina,
el país que tenemos
detrás de nosotros es Paraguay
y todo el territorio que dejamos
a nuestra izquierda es Brasil.
Tres países
desde un mismo punto de vista.
Cada día,
decenas de barcas cargadas
con todo tipo de mercancías
desde Paraguay
cruzan el río a Brasil
por los puertos clandestinos,
burlando los controles policiales.
Un equipo
de "Fronteras al límite"
logra grabar
cómo operan estos contrabandistas.
La Policía brasileña pone en marcha
operativos para controlar la zona.
Muchos la llaman
la frontera de los contrabandistas.
Parece que están ahí sentados.
El contrabando a gran escala
se produce a través del río Paraná.
Estamos a muy poquitos metros
de la aduana paraguaya
y, desde el Puente de la Amistad,
tenemos vistas al río Paraná.
Vemos un ir y venir de lanchas
que contrabandean mercancías.
Son mercaderías ilegales,
drogas, armas.
¿Vosotros cumplís la ley?
¡No! Qué ley, qué nada.
Si vamos a cumplir la ley,
no vamos a comer nada.
Ciudad del Este, en Paraguay,
es el epicentro
de todas estas actividades
delictivas.
Hola, perdona. Hola.
¿Tienes un momentito?
Un equipo de Televisión Española
viaja hasta aquí para mostrar
la que se conoce como la frontera
de los contrabandistas.
Pero también existe
otro tipo de contrabando
a menor escala.
Eso es mercadería prohibida,
prohibida.
Muchos paraguayos van a Argentina
para proveerse
de productos básicos.
Aseguran
que para pasar esta mercancía
solo tienen que pagar un soborno
a algunos policías de la aduana.
A este soborno
se le conoce como "coima".
Es el que recibe los sobornos.
Entre las mercancías
que cruzan ilegalmente la frontera,
también hay drogas...
¡Madre mía!
O armas.
Acabamos de cruzar
el lado brasileño
sin ningún tipo de control
con esta caja.
Esta es la manera más práctica
de llevar mercadería al otro lado.
Esta es la Triple Frontera.
Ciudad del Este
es una ciudad mercado
levantada en plena frontera
entre Brasil, Paraguay y Argentina.
Es la tercera ciudad del mundo
con mayor tráfico comercial
después de Hong Kong y Miami.
Cada día,
cientos de miles de personas
llegan aquí
atraídas por las gangas.
Los comercios facturan
millones de euros diarios.
¿Cuántos clientes
pueden llegar a pasar por aquí
a lo largo del día?
Depende mucho.
En un día sábado, puedes decir
que pasan más de mil personas.
Al final del día miras y dices:
"¡Guau!".
Pero detrás
de este escenario comercial,
se esconde una actividad ilegal
de contrabando.
Estamos en la que llaman
la ciudad de los contrabandistas
y queremos dar
con el origen del delito.
Descubrimos que todo empieza
en la trastienda de los comercios,
una zona inaccesible
a la que solo llegamos
gracias a Tiago,
trabajador de estas galerías,
que a diario convive
con esta actividad ilícita.
Los compradores
encargan decenas de artículos
que se embalan en estas cajas.
Pagan la mercancía que cruzará
la frontera de forma ilegal.
Esta mercancía
no se declara en la aduana
ni se pagan impuestos por ella,
simplemente pasa
de Paraguay a Brasil
de forma clandestina.
¿Muchas de estas cajas entonces
podrían pasar esta noche
de Paraguay a Brasil?
En cada esquina hay
un vigilante armado.
Las cajas contienen
desde aparatos electrónicos
hasta armas o juguetes,
todo lo que se pueda vender.
Tienen que llegar a Brasil
cuanto antes
y la mayoría
lo hará de manera ilegal.
Nos lo cuenta Javier,
un vendedor de la zona
que teme ser visto acompañando
a un equipo de televisión.
Nos damos cuenta
de que el contrabando
está presente en todo momento
y en todos los rincones
de Ciudad del Este.
Javier nos lleva
hasta un grupo de chavales
que participan a diario
en esta actividad ilegal.
Hola, ¿cómo estáis?
¿En qué trabajas?
De cualquier manera, ¿no?
¿Vosotros cumplís la ley?
¡No! Qué ley, qué nada.
Si vamos a cumplir la ley,
no vamos a comer nada.
Y estas cajas que están embalando
ahí, ¿para qué son?
Pero ¿estas pasan por la aduana
o pasan por el río?
El contrabando es un medio de vida
para muchos paraguayos.
¿Sabe lo que llevan las cajas?
Juguetes.
¿A usted el cliente cuando viene
le dice lo que va dentro de aquí?
¿Usted lo ha visto?
¿Sabe que son juguetes de verdad?
Y luego cruzan con las lanchas,
¿no?
¿Cuántas cajas como estas
pasan el río por la noche?
Un montón, ¿no?
Hola, perdona. Hola.
¿Tienes un momentito?
Nadie quiere hablarnos abiertamente
de este tráfico de mercancías.
Cuando llega la tarde,
la ciudad se queda desierta.
Empieza la verdadera actividad
de contrabando.
Los contrabandistas
se desplazan a los barrios
donde se encuentran
los puertos clandestinos,
los lugares
desde los que se realiza
el contrabando;
uno de esos barrios es San Rafael.
Acceder a estos puertos
desde este barrio es imposible
para los que no forman parte
del esquema del tráfico ilegal,
por eso contactamos con Teresa,
periodista de la zona.
Hola.
¿Qué tal, Teresa?
No podemos ingresar abiertamente
y estar tomando esas imágenes
porque son zonas
copadas por contrabandistas
y puede resultar peligroso,
no nos van a permitir.
Ella nos va a llevar
a una urbanización
desde la que podemos ser testigos
de esta peligrosa actividad.
Es peligroso y es un peligro real.
Nos podemos encontrar
en este barrio,
en San Rafael por ejemplo,
e intentamos observar
la actividad que hay por la noche.
Así de simple.
(Tono telefónico)
Contactamos con una abogada
que vive en la urbanización
más rica de la zona.
Ella es la llave de acceso
al único lugar posible
desde el que podemos ser testigos
del contrabando.
Hola, doctora, ¿qué tal?
Tienen una cámara
que quieren llevar.
Esta es la primera guardia.
Porque hay
un poder económico fuerte.
-Acá viven solamente
personas muy, muy adineradas:
senadores, políticos...
¿Lo que tenemos enfrente es Brasil?
Sí.
Podemos bajar a mirar el río,
pero tratando
de que no se vea mucho tu cámara.
Acceder hasta esta zona
no es tarea fácil ni segura.
Nos ocultamos entre la maleza,
para evitar ser vistos.
Y este es el lado paraguayo,
Ciudad del Este.
Al barrio de San Rafael
cualquiera no entra.
Del frente, son solo casitas,
y atrás tienen una escalinata
y después la rampa.
Arriba están los depósitos
donde se guardan las cajas
con productos electrónicos,
cigarrillos falsificados,
drogas y armas.
Esas rampas, a primera vista,
parecen unos precarios toboganes,
pero no lo son.
Son rampas de madera fabricadas
para arrojar a través de ellas
cajas de contrabando.
-No, parece que están ahí sentados.
-Están esperando.
En todas esas casitas
hay gente mirando hacia acá.
Ahora están esperando el momento
para cargar las lanchas.
Comienza la actividad.
Alguien avisa
de que hay luz verde para el cruce.
Las lanchas
se estacionan bajo la rampa.
Logramos ver a los contrabandistas
operando en las rampas
a plena luz del día.
Varios hombres
comienzan a tirar las cajas,
una por una.
Cajas que contienen artículos
de contrabando electrónico,
juguetes, drogas y armas.
En menos de diez minutos,
ya está todo cargado.
El barco cruza rápidamente
para Brasil.
Es rapidísimo,
en una cuestión de tres minutos
ya están en el otro lado.
(Silbido)
-Están silbando.
-¿Sí?
Los llamados "campanas",
quienes vigilan la zona,
nos han localizado.
Ese silbido se me hace
que es para nosotros.
Están silbando tipo:
"Los estoy viendo". O algo así.
Yo creo que ya nos vieron.
Tenemos que irnos.
Están apuntando hacia acá.
Cae la noche en Paraguay.
Es el momento preferido
de los contrabandistas.
En estas imágenes, grabadas
con visión nocturna por la Policía,
comprobamos la vertiginosa
actividad del contrabando.
Las lanchas cruzan el río
cargadas hasta arriba
de mercancías.
Las siluetas blancas
son los contrabandistas.
Unos trasladan la mercancía
desde Paraguay
y otros la recogen
en el lado brasileño.
Los contrabandistas
trafican con armas y drogas
camufladas en las cajas.
Se comunican con walkies.
Mientras, la Policía fiscal
brasileña se prepara.
Intentan captar la frecuencia
de los contrabandistas
y saber en qué puerto clandestino
están actuando.
En cuestión de minutos,
los contrabandistas
descargan las lanchas
y la Policía entra en acción.
Los contrabandistas han huido,
pero podrían estar muy cerca.
Vamos en su busca.
Pisamos territorio de delincuentes.
Este es un puerto clandestino
donde los contrabandistas
actúan a diario.
Nos estamos acercando ahora mismo
a las orillas del río Paraná
por donde están actuando
los contrabandistas.
Está buscando
a los contrabandistas.
¿Abordado? ¿Han abordado?
Sí, parece que sí. Voy a confirmar.
Todavía hay
que confirmar sin llevan mercancía.
Ahí están los compañeros.
¿Este es el vehículo abordado?
Sí.
Los conductores han salido huyendo.
¿Dónde pueden estar?
El que conducía el coche
cargado con ruedas
ha conseguido huir,
a costa, eso sí,
de perder
toda la mercancía que traficaba.
Este contrabando
se produce cada madrugada.
Es el resultado
de una mafia organizada
que actúa en la sombra
de la Triple Frontera.
En la Triple Frontera,
todos hablan de la coima.
Está prohibido.
Está prohibido, prohibido.
Es el soborno
para cruzar mercancías
de forma clandestina
a la luz del día.
Esa persona va a recibir el dinero,
es el que recibe los sobornos.
También hay otro tipo de mercancías
ilegales que cruzan la aduana,
pero escondidas y ocultas.
Mira, es marihuana.
¡Madre mía!
Acabamos de ver cómo los brasileños
compran productos en Paraguay
y los cruzan sin declarar
por el río.
Los paraguayos van a Argentina
para adquirir productos
de la canasta básica
y, según nos cuentan,
pasan la frontera sobornando
a las autoridades aduaneras.
Estamos en Argentina,
en una zona comercial
llena de paraguayos
que compran alimentos
para revenderlos en su país.
Vienen hasta aquí
porque la mayoría de los productos
son más baratos.
Carlos
ha llevado a cabo investigaciones
sobre el comercio
en la Triple Frontera
y conoce todos los detalles
de la ruta del contrabando.
Son productos subvencionados
por el Gobierno argentino.
Aquí en Argentina está prohibido
que se lo vendan a extranjeros
porque es
para el consumo de los argentinos.
Los paraguayos contrabandean
con esa mercancía,
por eso, compradores y vendedores
se muestran reticentes
a la hora de hablar
sobre la actividad comercial
en Argentina.
¿Y cuántas cajas ha comprado,
más o menos, señora?
Buenos días.
Supongo
que, como todos los comerciantes,
usted viene a diario
porque las cosas salen más baratas.
¿Cuánto paga usted
por esta botella de aceite?
¿Y por cuánto la vende en Paraguay?
¿Es prohibido que lo compren aquí?
Y los comerciantes argentinos
no pueden vender este aceite
porque es un bien
subvencionado por el Gobierno
y tienen prohibido
venderlo a extranjeros;
en cambio, ustedes lo compran.
Hola, buenos días, señora.
Buen día.
¿Usted tiene una tiendita
en el lado paraguayo?
Sí.
¿Por qué se preocupa usted?
¿Por qué quiere que cerremos esto?
Porque es una cosa
que cruza fronteras, por eso.
¿Y tiene problema en la frontera
para cruzar con la mercancía?
A veces sí, a veces no.
¿La Policía?
Discúlpenme.
Nada, no se preocupe, señora.
Los agentes de la Policía argentina
se acercan
para llamar nuestra atención.
Lejos de actuar
contra el delito de venta ilegal
del que estamos rodeados,
nos invitan a marcharnos.
Pero ¿estas calles son peligrosas?
¿Por qué?
Gracias, adiós.
Como se dice aquí,
hemos levantado el avispero.
La mayoría
de las furgonetas paraguayas
que nos cruzamos
por las calles argentinas
van cargadas con productos
cuya venta a extranjeros
está prohibida.
Nos acercamos a una de ellas
que va cargada con mercancía
que será revendida
en el lado paraguayo,
algo que es completamente ilegal.
Este hombre es un pasero.
Los paseros son conductores
contratados por contrabandistas
a pequeña escala
que se dedican a transportar
mercancía hasta el lado paraguayo.
Entonces usted
para aquí la furgoneta
y los pasajeros van andando,
hacen sus compras
y las van trayendo y van cargando.
Una de ellos es Sulma,
que compra alimentos en Argentina
y los revende
en su tienda de Paraguay.
Hacer llegar mercancía
para revenderla en Paraguay
es algo que también está prohibido.
Si ustedes hicieran esto
de manera legal,
les saldría demasiado caro
pagar los impuestos.
Lo que quieren es
no pagar impuestos.
Y cuando pasan por la frontera,
¿la Policía les dice algo?
Tienen que pagar un soborno.
¿Cuánto les piden los agentes?
Pero si se niegan a darle una coima
a la Policía, ¿qué pasa?
¿Les quitan la mercancía?
Según nos cuenta Sulma,
en apenas unas horas,
estos pequeños contrabandistas
sobornarán a la Policía.
Como esta furgoneta,
son cientos las que al día
pasan por la puerta de entrada
a Paraguay.
Buen día, señor.
Usted por ejemplo indicó
el compañero para revisar, ¿verdad?
Por favor, ¿se puede mirar atrás?
Control de rutina, don.
¿Cuántos vehículos
pasan al día por aquí?
Acá es incalculable,
ustedes ya verán
la cantidad inmensa de vehículos
a diario.
Y, sobre todo, furgonetas.
Sí.
Las furgonetas son transporte
alternativo, se llaman acá.
La gente se va y compra.
Hablamos de dos tipos de mercancía,
la que puede entrar a Paraguay
y la que no.
¿Qué alimentos son los prohibidos?
El azúcar, la cebolla, el tomate,
la zanahoria, el pollo;
son mercaderías prohibidísimas.
Tenemos para abastecer
el mercado nacional,
entonces por ese motivo tenemos
una prohibición de esas entradas.
Los controles
se hacen aleatoriamente.
Es imposible, yo te voy a mentir
si te digo que la aduana
está controlando cada vehículo;
eso es una mentira.
Nosotros los controles
los hacemos aleatorios.
Al abrir el maletero,
los funcionarios encuentran
uno de esos productos prohibidos.
Seis cartones de huevos
que no pasarán la frontera
y que serán destruidos.
Ha tenido mala suerte hoy.
¿Y por qué llevaba
esta mercancía prohibida
de entrada a Paraguay?
Para consumo.
¿Usted está satisfecho
con el control
que hace la Policía
aquí en la aduana?
Si paga su coima al funcionario,
¿pasa?
Eso es mercadería prohibida.
Prohibida.
Está prohibido, mi amigo.
Ahora no, no se puede.
Cuando está prohibido, prohibido.
Hay dos tipos de mercancía
que tienen prohibida
la entrada al país:
alimentos
de los que Paraguay es productor,
como azúcar y cebollas,
y cualquier tipo de mercancía
que vaya a ser revendida.
Los funcionarios
de la aduana paraguaya
siguen requisando mercancía.
Regresamos a Argentina
para seguir la ruta de la furgoneta
cargada con mercancías
de Sulma y sus compañeras.
Tienen claro que conseguirán
pasar la frontera paraguaya
sobornando a los funcionarios.
Y la coima, ¿hacéis una recolecta
y la pagáis entre los que viajáis?
Tenéis que pagarla entre todos,
¿no?
Nuestro equipo se divide:
una cámara seguirá a la furgoneta
desde el otro coche
y la otra viajará
dentro de la furgoneta
con las contrabandistas
a pequeña escala.
Hoy pisarán tres países diferentes:
Argentina, Brasil y Paraguay,
su destino final.
El primer control de la aduana
está en la salida de Argentina.
Creemos que los paraguayos
que hicieron sus compras
están revisando ya sus trámites
en la aduana argentina.
Nadie registra la furgoneta.
Gracias.
El segundo control
está en la ciudad brasileña
Foz do Iguaçu.
Ahí hay un efectivo policial
armado,
pero ni siquiera se fija
en el paso de nuestro vehículo.
Ni tampoco
en el que va con las mercaderías.
Tampoco en esta aduana
se encuentran
con ningún tipo de control.
Estamos cada vez más cerca
de la aduana paraguaya.
El pasero extrema las precauciones.
Para disimular,
que no se vean las mercaderías
una vez que ingresa
a territorio paraguayo.
Saben que su principal obstáculo
está en la aduana paraguaya.
Llegamos a la aduana de Paraguay.
Es el momento clave.
Le va a saludar un funcionario.
Ahí esa persona
va a recibir el dinero,
es el que recibe los sobornos.
Me va a pillar, ¿eh?
Bajo la cámara.
Voy a esconder esto.
Escondemos la cámara,
para no alertar a la Policía.
Va a recibir el dinero
que él le pasa
para que le permita ingresar
sin que su vehículo sea controlado.
¿Este señor?
¿Le ha dado el dinero?
¿Has pasado miedo?
Sí.
Llegamos a Ciudad del Este,
Paraguay.
Luego, lo que le haya dado
lo que tenéis...
¿Cómo estamos?
Todo, ok.
¿Le han pedido dinero en la aduana,
la coima?
Las mujeres recaudan el dinero
que ha adelantado el pasero
para sobornar al funcionario.
¿Y cuánto ha dado?
Le conocen ahí ya a usted, ¿no?
Esta mujer trafica con mercancía
que, según ella,
le permite sacar adelante
a sus seis hijos.
Me duele mi cabeza.
Esta es la tiendita donde vendes
las cosas a tus vecinos, ¿verdad?
Han pasado nueve horas
desde que Sulma
se separó de sus hijos, a las 5:00.
Este es el pequeño Rafael.
Sí.
Él tiene problema en su pulmón,
dice el doctor.
Así es mi vida.
Ha viajado por tres países
y se ha arriesgado
a que la Policía
le requise la mercancía,
pero, dice, le merece la pena.
Podrá vender esta mercancía
que ha llevado a casa
gracias al soborno a la Policía.
Existe una corrupción en la zona
fronteriza, en la aduana.
En ese aspecto, ha cambiado mucho
la imagen del funcionario aduanero.
¿Y alguna vez
usted se ha encontrado
en la situación en la que el pasero
le ofrezca una coima?
Sí, varias veces, varias veces.
Antonio, ¿los paseros ofrecen
y los funcionarios reciben, o no?
A mí no me consta, pero...
Pero sí existe.
Existir no me consta, la verdad.
Todo se vende y todo se compra
en la Triple Frontera,
también las drogas o las armas.
A ver si nos venden una
sin ningún documento.
Nueve milímetros.
Una pistola puede cruzar
hasta tres aduanas
sin ningún tipo de control,
un arma que salta de un país
a otro sin que nadie la requise.
No hubo ningún control,
pasamos sin problema.
Es la manera más práctica
de llevar mercadería al otro lado.
De nuevo en Ciudad del Este,
comprobamos el hormigueo
de miles de personas
que buscan la ganga,
y la encuentran
en estos puestos callejeros
que se concentran a las puertas
de las galerías comerciales.
Cada puesto
es un nido de falsificaciones.
¿Esto es de verdad, es auténtico?
Esto se llama réplica perfecta.
¿Y a la gente le da igual llevarse
réplicas perfectas?
¿Y también hay gente
que os compra a vosotros
para luego revender allí?
Y eso es lo más bueno que hay.
Se llevan buenas cantidades, ¿no?
Así mismo.
Las personas que se dedican
a cruzar mercancía por la frontera
para otros
se conocen como "laranjas".
Un cliente, si viene de San Pablo,
no viene solo.
Llega aquí
y, mientras él hace su compra,
ellos pasan la mercadería.
El laranja es el que lleva
la mercadería para allá
y el patrón se queda comprando.
Esta mujer es una de ellas.
Señora, perdone. Hola.
¿Todo esto qué es?
¿Un poquito de compras?
Un poquito de compras.
¿Viene aquí a comprar productos
para luego venderlos en Brasil?
No.
¿No?
¿Y usted tiene algún jefe?
¿Tiene un jefe?
Está en Sâo Paulo.
Está allí en Sâo Paulo.
(Móvil)
Es su jefe, que le espera en Brasil
para que vaya para allá, ¿no?
¿Y usted alguna vez
ha trabajado como laranja?
No sé.
¿Usted...?
¿Como laranja? No.
¿No?
Hablé con ella y me dijo que nunca
ha trabajado como laranja,
pero usted sabe bien que sí.
Pero los laranjas
no son los únicos actores
del mercado
de esta ciudad fronteriza,
niños y menores adolescentes
también son utilizados aquí
como peones de tráfico
y la venta clandestina.
La explotación infantil,
a plena luz del día.
¿Estudiáis o no?
¿De dónde sacáis las medias?
La media viene de China,
vacía, completamente lisa,
tú te las llevas a casa, le haces
el bordadito con una máquina
y luego le das a ellos las medias
para que las vendan en la calle.
Los pocos jóvenes que estudian
lo suelen hacer
en horario nocturno.
Como Ricardo,
que va al colegio por la noche
porque se pasa el día
limpiando zapatos.
¿Y vosotros cómo lleváis el día?
¿Mucho trabajo?
Oye, ¿y cuánto cobras
por cada trabajo que haces?
¿Y te dedicas a esto
desde hace mucho?
¿A qué te gustaría dedicarte?
¿Quieres ser médico?
Sí.
-No tiene oportunidad
para estudiar.
El Gobierno,
falta de educación acá.
¿Tus padres a qué se dedican?
¿Los dos?
Y tú vives con tu mamá.
Sí.
Los días de Marcos
empiezan a las 5:00.
Desde esa hora
y a escasos metros de la aduana,
se dedica a apilar cartones.
Son las cajas
que utilizan los brasileños
para guardar las compras
que han hecho en Paraguay.
¿Cuál es tu trabajo aquí?
Tienes que amontonar aquí
los cartones.
¿Y trabajas tú solito
o también con tus padres
o tus familiares?
Con mi abuela.
¿Con cuántos años empezaste?
Con diez.
¿Ah, sí? ¿Y el colegio?
No voy al colegio.
¿No vas al colegio? ¿No?
¿Cuántas horas
tienes que estar aquí trabajando?
¿Te gustaría hacer otra cosa?
¿Preferirías estar
vendiendo bebidas?
¿Por qué te gusta más eso?
¿Aquí cuánta plata ganas?
¿Y vendiendo las bebidas?
En la aduana brasileña, los agentes
registran varios vehículos.
Buscan mercancías
que tengan fines comerciales.
Los policías buscan
entre las pertenencias
de los viajeros.
Todo parece estar en regla,
hasta que dan con esta mujer.
Es una laranja.
Es brasileña
y trabaja para un comerciante
también brasileño.
Cada día cruza al lado paraguayo
para comprar productos
que el comerciante
revenderá en Brasil.
Le han decomisado 20 tabletas
inteligentes para niños,
18 teclados y luego más juguetes,
¿no?
Pasa por esta aduana
hasta cinco veces diarias.
Hoy no ha conseguido
colar la mercancía.
Usted tiene que pagar un impuesto
ahora, ¿verdad?
¿Usted está preocupada, señora?
Mientras decomisan la mercancía
de esta laranja,
muchos otros brasileños
ya han cruzado la aduana
cargados con sus compras.
Es el caso
de este grupo de compradores,
que ya están en el lado brasileño
cuando aparece la Policía
para hacer un control por sorpresa
a escasos metros de la aduana.
Los agentes pasan un segundo filtro
para comprobar la finalidad
de esa mercancía.
¿Tú venías en el autobús?
Sí.
Y habéis ido a Paraguay a comprar.
Sí.
¿Qué habéis comprado?
Regalos.
¿Esto lo has comprado tú?
Sí.
En Ciudad del Este, ¿no?
Sí, en Ciudad del Este.
Esto son pantalones.
Sí, pantalones.
¿Y cuánto te han costado?
¿Tres o cuatro dólares
los pantalones?
Si lo quisieras vender en Brasil,
¿por cuánto podrías venderlo?
Si esto no es para vender aquí,
desde luego...;
si es para regalar,
tienes una familia...
Algunos comerciantes
alquilan trasteros
en la parte brasileña
para almacenar sus compras.
También en ellos se producen
registros policiales a diario.
El objetivo es localizar
mercancía con fines comerciales
que no haya sido declarada
en la aduana.
Muchas veces, la mercancía
que encontramos en estos trasteros
no tienen dueño, probablemente
porque han sido compradas
para luego poder ser revendidas
a un precio más alto en Brasil.
Los agentes
se llevan esa mercancía.
Y en este caso encontramos
cómo unas 20 unidades
de un mismo producto,
lo que significa que esto
estaría destinado a su venta.
Sí.
Ustedes ahora mismo están haciendo
una separación de la mercancía.
¿Dónde lo almacenan?
Y aquí tiene que permanecer
durante tres meses.
Miles de cajas
repletas de contrabando
se almacenan en esta nave
de la Policía brasileña.
Contienen todo tipo de productos
que han entrado al país
de forma ilegal,
artículos
no declarados en la aduana
y que se quedarán aquí
durante tres meses
a la espera de ser reclamados.
Si aparecen los dueños,
tendrán que pagar el impuesto
que eludieron en la frontera.
Entre toda esta mercancía
de contrabando,
aparecen hasta drogas camufladas.
Envasado al vacío,
¿los perros no lo huelen?
¡Madre mía!
¿Qué cantidad de marihuana había?
No paran de llegar mercancías.
Todas esas cajas
contienen cigarrillos.
¿Cómo llega este tabaco
hasta Brasil?
Esta es la máquina que destruye
todos estos cigarrillos.
Regresamos a Paraguay,
en Ciudad del Este.
Queremos comprobar lo fácil
que resulta comprar un arma aquí
y cruzar la frontera con ella
sin ningún tipo de control.
Las armas se venden
en las tiendas de caza y pesca
que se camuflan
entre los demás negocios
de la zona comercial.
Solo paraguayos pueden comprar
armas de forma legal;
necesitan, eso sí,
una autorización de la Policía.
Los paraguayos que vienen aquí
a comprar un arma,
¿necesitan alguna identificación?
Y una autorización
de las autoridades.
¿Y es verdad que existe
un contrabando de armas
entre Paraguay y Brasil?
Queremos saber si las tiendas
legales cumplen las normas.
Hola. ¿Qué necesito
si necesitara comprar un arma?
¿Solo venden a los paraguayos?
¿Y qué necesitan,
algún permiso especial o algo así?
Con eso ya
les puede vender un arma, ¿no?
Este joven nos dice
que para comprar un arma
es suficiente
con presentar un DNI paraguayo,
ni siquiera nombra
la autorización de la Policía.
A ver si nos venden una
sin ningún documento.
Es algo que va a descubrir Teresa,
la periodista paraguaya
que colabora con nosotros
en este reportaje.
Voy a ir con una cámara casera.
Y que no te vean, que no te vean.
Dejamos atrás
el bullicio del mercado
y nos adentramos en un laberinto
cada vez más solitario.
Seguimos a Teresa.
Su objetivo es saber si están
dispuestos a venderle un arma
sin presentar el DNI del comprador.
Le atiende el dueño de la tienda.
De nuevo, en este establecimiento,
obvian la autorización policial
que la ley obliga a presentar
para comprar un arma.
Gracias.
Así de sencillo
hubiera sido comprar un arma,
¿será también tan fácil
cruzar la frontera con ella?
Queremos comprobar
si hay algún tipo de control
sobre el tráfico de armas
de Paraguay a Brasil.
¿Cómo se carga?
Adquirimos una pistola de fogueo
y Teresa la llevará consigo
hasta el otro lado de la aduana,
hasta Brasil.
Es muy parecida a la de verdad
y tira plomo
y también tira plástico.
Más de 40.000 motos
pasan a diario por esta aduana.
Cuando lleváis mercadería,
¿vosotros sabéis la mercadería
que estáis transportando?
Sí, nosotros revisamos y agarramos
y la llevamos en la moto.
¿Hay alguien que ha intentado pasar
algún tipo de mercancía ilegal?
Pero a Teresa nadie le pide
que le enseñe lo que lleva.
Pasan la aduana paraguaya
sin que se les sometan
a ningún tipo de control.
Atraviesan el Puente de la Amistad.
Siempre con el arma encima.
Y, al llegar a la aduana brasileña,
otra vez el número
de controles policiales es cero.
Acabamos de cruzar
el lado brasileño
sin ningún tipo de control.
Nos llevó más o menos
cinco minutos.
Cruzamos con esta caja.
No hubo ningún control,
pasamos sin problema.
Es la manera más práctica
de llevar mercadería al otro lado.
Pasar de un país a otro con un arma
es muy sencillo.
Nadie revisa la documentación
ni hace preguntas
en este refugio de contrabandistas
conocido como Triple Frontera.