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Salimos de pesca.
Pero hoy este barco ha cambiado
los aparejos
por botellas y equipos de buceo.
No es una excursión al uso.
Los buzos no llevan arpones
ni vienen a contemplar
la vida submarina.
Hoy, se mojan para salvarla.
Muchas redes de pesca
acaban en el fondo del mar.
A menudo, se enganchan
o se cortan accidentalmente;
cuando no se pueden recuperar,
se abandonan.
Y siguen atrapando vida marina.
Podrían tardar hasta 600 años
en desintegrarse.
Están hechas de plástico.
Es el material de nuestra era.
Flexible, ligero y barato.
Su uso crece de forma imparable
en todo el mundo.
Estamos rodeados de plástico.
Con él, nuestra sociedad
de usar y tirar
avanza vertiginosamente.
Pero para nuestros mares y océanos
se ha convertido
en una auténtica plaga.
Si seguimos contaminando
al ritmo actual,
se calcula que en 30 años
habrá en el mar
más plástico que peces
y organismos vivos.
El día amanece nublado
y desapacible:
un viento frío que corta el rostro
aleja la estela
del largo verano mediterráneo.
Solo 200 metros separan
a la isla de Poros de tierra firme.
El transbordador
es su cordón umbilical
con la Península del Peloponeso.
Estos niños de primaria
se van de excursión.
Junto a sus maestros, los acompañan
varios voluntarios de Poros,
entre ellos, su alcalde.
Nos dirigimos a la playa
Metamorfosis,
que hoy va a sufrir
un verdadero cambio...
No va a ser un día típico de playa.
Hoy toca arremangarse.
El batallón de limpieza
se pone manos a la obra.
Su intención: devolver al paisaje
la belleza natural
que le ha robado la mano del hombre.
Ni rastro de las hamacas
ni las sombrillas
que pueblan esta playa en verano;
pero meses después,
aún se ve la huella que han dejado
atrás muchos turistas,
e incluso ciudadanos que ni siquiera
han pisado este paraje.
Las corrientes marinas y los vientos
hacen que los residuos afloren más
en unos lugares que en otros.
Pero este problema
no afecta solo a esta zona,
a Grecia o al Mediterráneo:
con mayor o menor visibilidad,
la contaminación avanza
inexorablemente
en todos los océanos del mundo.
Después de un par de horas,
hay que reponer fuerzas...
En la educación,
cada detalle cuenta.
Algunos bocadillos están envueltos
en papel,
un material que tarda uno o dos años
en degradarse;
otros, en film transparente
o bolsas de plástico.
Este envoltorio no se descompondrá
hasta dentro de 150 años.
Costas ha venido desde Atenas.
Trabaja en HELMEPA,
la Asociación Helénica de Protección
Medioambiental Marina.
Esta ONG lleva 35 años
organizando limpiezas de playas.
Su principal objetivo es
remover conciencias,
pero su trabajo no acaba ahí...
De la basura que se acumula
en playas, mares y océanos
de todo el mundo,
el 80 por ciento es plástico.
Este material de larga vida
está muy presente
en nuestro entorno cotidiano,
a menudo, más de lo que creemos.
Junto a la playa Metamorfosis,
miles de aves acuáticas
encuentran cobijo
en el humedal de Psifta.
Parecen a salvo de la contaminación
humana que afecta a la costa.
Pero hasta aquí, también ha llegado
lo que se ha convertido
en su mayor amenaza:
el plástico.
Nueve de cada diez aves marinas
han ingerido plástico alguna vez.
Este material mata cada año
a un millón de aves
y a más de 100.000 mamíferos marinos
y tortugas,
por su ingesta o porque quedan
atrapados en nuestra basura.
La lluvia, el viento,
los ríos y torrentes
transportan los residuos de
nuestras calles al mar.
El Mediterráneo
es un mar sin salida,
solo recibe una corriente de entrada
del Atlántico:
toda la basura que llega, se queda.
George lleva 20 años buceando por
todo el mundo.
Al ver con sus propios ojos un fondo
marino cada vez más contaminado,
decidió fundar con otros colegas
Aegean Rebreath,
una ONG griega que se dedica
a sacar basura del mar.
Este fin de semana una decena
de voluntarios de Atenas
ha venido a Poros para llevar a cabo
una operación de limpieza.
A ellos, se unen varios habitantes
de la isla que suelen bucear.
De toda la basura que hay
en mares y océanos,
solo aflora a la superficie
en torno a un 15 %:
La gran mayoría permanece oculta.
Se ha llegado a encontrar plástico
a más de 10.000 metros
de profundidad.
En lugares de tránsito o de mucha
actividad humana, como los puertos,
el suelo marino se ha convertido
en un gigantesco vertedero invisible
A sus 74 años,
Dimitris sigue buceando.
Participa en cada limpieza
submarina:
Sabe lo que está en juego.
El ser humano ha ido dejando su
huella en el mar durante siglos:
Ánforas, restos de naufragios...
Pero, ¿cómo ha acabado aquí
este sinfín de objetos?
Los más ligeros han podido llegar
por el viento, la lluvia
o las corrientes marinas.
Otros, por descuido o error.
Pero algunos solo han podido llegar
en un acto de negligencia
o irresponsabilidad.
La limpieza marina es
una labor titánica:
más de 200 kilos de basura van a
parar a mares y océanos cada segundo
Las ONG clasifican los residuos
y mapean el impacto de la basura.
De ahí se extraen
los indicadores globales.
Los servicios de limpieza llevan
la basura extraída hasta el puerto
al que llegan los ferris,
la principal entrada a la isla.
De unos 200 metros cuadrados
de superficie
han sacado unas dos toneladas
de residuos.
El plástico no es lo que más pesa,
pero sí lo que más tarda
en desaparecer.
Como un quijote
luchando contra molinos,
George quiere dejar al descubierto
las vergüenzas que el mar escondía.
El objetivo: mostrarnos que vivimos
en una sociedad de usar y tirar.
Sobre todo, de tirar.
Cerca de Atenas
por tierra o por mar,
la isla de Poros acoge cada verano
a miles de turistas,
griegos y extranjeros.
En un entorno de particular belleza,
Poros conserva el sabor isleño
y algunos ecos de su milenaria
civilización.
La vida de los griegos
está marcada por el mar.
Es el país europeo
con más kilómetros de costa
y tiene unas 3.000 islas e islotes.
Conscientes de la importancia
del Mediterráneo,
en la Grecia antigua se construyeron
varios templos
para venerar a Poseidón,
el dios del mar.
Uno de ellos, en Poros.
Como ha ocurrido con este santuario,
expoliado
y prácticamente abandonado,
el alcalde teme que el principal
atractivo turístico de la isla,
el entorno marino,
llegue a una situación irreversible
a causa de la contaminación por
plásticos.
Yiannis,
es un alcalde independiente.
Para mostrarnos la gravedad
del problema,
nos lleva a la cara norte
de la isla,
montañosa y llena de vegetación.
A esta cala idílica
solo se puede acceder por mar.
Al acercarnos, empezamos a ver
los efectos de la contaminación.
Las olas van escupiendo la basura
que ha recorrido
decenas de kilómetros
desde Atenas y la región de Ática.
Todo lo que llega es plástico.
La porquería se acumula.
En el mar, el plástico tarda más
en desintegrarse,
ya que los rayos del sol
no inciden directamente.
Seguro que quien se bebió
esta botella de agua
no imaginaba que acabaría afeando
este paraje por 500 años.
Una colilla necesita de uno a cinco
años para descomponerse;
una bolsa, más de medio siglo;
un vaso, hasta 75 años;
un cubierto de plástico,
unos 400.
Richard, es un enamorado del mar.
Asegura que hasta el más estresado
se relaja en un velero.
Como en el Viaje a Ítaca,
lo que cuenta no es el destino
sino el propio viaje.
Pero además, Richard vive del mar.
Alquila sus veleros
y le preocupa el impacto
que la contaminación puede tener
en el turismo.
Este domingo toca madrugar...
para alzar la voz de nuevo.
Los buzos de Aegean Rebreath
vuelven a la carga.
La pesca de hoy
requiere un trabajo muy minucioso.
Y decidimos verlo
con nuestros propios ojos.
Las llaman, redes fantasma, porque
con la leve flotación de las boyas,
aún en el fondo, siguen pescando.
Suponen un problema de seguridad
para embarcaciones y buzos.
Y dañan el fondo marino.
Es el plástico
que más tarda en desintegrarse.
Hasta 600 años.
Las redes recuperadas
no se pueden reutilizar,
pero se destinan al reciclaje.
Hoy sopla viento del norte
y en el puerto de Poros,
naturalmente protegido,
las aguas están más agitadas
que de costumbre.
Tasos nos recoge en su barco,
aunque teme que hoy no podrá faenar.
Al salir del puerto,
las olas arrecian
y el capitán nos lleva a un lugar
más resguardado.
Es probable que aquí
apenas haya pesca.
Los dos amigos que acompañan a
Tasos, George y María,
también están preocupados por
la contaminación marina,
pero no creen que sean los
pescadores quienes la originan.
No son solo palabras.
Vemos que han caído al mar
unas cajas de poliespán,
poliestireno expandido,
un plástico ligero que se utiliza
como aislante térmico y acústico.
Es peligroso acercarse a la orilla,
pero no desisten...
Las embarcaciones de pesca,
transporte y recreo
causan una quinta parte
de la contaminación marina.
El resto, el 80 %,
lo generamos los demás.
Tasos recoge las redes...
Lo único que ha pescado es...
plástico.
Chryssa no quiere ser
parte del problema.
Siempre que puede,
compra productos a granel;
si no, envueltos en papel o cartón;
o en su defecto,
los que lleven menos plástico.
La producción mundial de plásticos
se ha disparado
en las últimas décadas.
Hasta cosméticos o dentífricos
pueden llevarlo en su composición.
La mayor parte del plástico
se destina a envases
o productos de un solo uso:
bolsas, botellas, envoltorios...
Las principales empresas
que los producen, son petroleras.
De los residuos que genera, separa
los que se pueden reciclar.
Lava los plásticos sucios
antes de tirarlos.
Y aparta la materia orgánica
para hacer compost.
Intenta predicar con el ejemplo.
En Poros, todos los materiales
reciclables, ya sean papel, vidrio,
aluminio o plástico,
se deben tirar al contenedor azul.
La isla cada vez recicla más;
pero Grecia está a la cola
de Europa.
Su índice de reciclaje es del 17 %;
la media de la Unión está
en un 39 %.
Los planes de gestión de residuos
son ineficientes en muchos países.
La mayor parte de la basura mundial
no se recicla.
Las empresas
pueden tener un papel decisivo,
no solo las que fabrican plástico
sino también las que lo utilizan.
En esta cafetería están dando pasos
para reducir su uso.
Si llevas tu propia taza
o compras una reutilizable,
te aplican un descuento en el café.
Es un lugar de paso,
junto al puerto.
La mayoría de clientes
compra café para llevar.
Los vasos son de cartón
y las pajitas, biodegradables.
En este negocio
aún no han conseguido
una alternativa asequible
a las tapaderas de plástico.
A la clientela todavía le cuesta
traer su taza o termo.
La influencia cultural
de la comida rápida
y el acelerado ritmo de vida,
pesan demasiado.
Pero se trata
de sembrar una semilla...
Como la que les hizo abrir los ojos.
Abandonamos la isla de Poros
rumbo a Atenas,
conscientes de que el plástico
podría arruinar muchos paraísos
como éste...
En menos tiempo del que creemos.
¿Qué planeta les estamos dejando?
Con exposiciones como ésta de
HELMEPA, en el Puerto del Pireo,
las organizaciones medioambientales
alertan a los más pequeños:
La contaminación por plástico
ya es un problema grave,
pero parte de la solución
está en su mano.
A través de la cadena alimentaria,
esos microplásticos pueden acabar
en nuestro estómago.
Aún no conocemos sus efectos
sobre la salud;
pero sí sabemos que ya han llegado
al intestino humano.
El Mare Nostrum, es uno de los más
afectados por la basura marina,
pero ésta es también la primera
región del mundo
con una estrategia conjunta.
Christos es experto del Plan
de Acción para el Mediterráneo,
el primer plan regional
impulsado por la ONU.
Otro avance legislativo:
el Parlamento Europeo ha prohibido
los plásticos de usar y tirar
para 2021.
Urge que gobiernos y organismos
internacionales
regulen el uso de plásticos,
su gestión y reciclaje,
y que la industria que los fabrica
se implique también
en su eliminación,
para que no acaben en el lugar
al que nunca deberían llegar.
Antes de que sea demasiado tarde,
algunas personas y entidades
han decidido pasar a la acción,
hacer lo poco o mucho
que esté en su mano.
Frente a este reto global,
cada gesto cuenta...
¿Y tú?
¿Ya has pensado qué puedes hacer?
Subtitulación realizada por
Teresa García Román
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