Miércoles a las 23.40 horas
Subtitulado por Accesibilidad TVE.
La casba es la representación emblemática
del Estado de decadencia del país, de la Inquisición, del subdesarrollo,
de la incapacidad de Argelia para renacer.
Es una imagen de lo que es Argelia.
Son momentos inolvidables, inolvidables.
Las casas de la casba estaban siempre abiertas,
las puertas no se cerraban.
Recuerdo cuando llegaba una patrulla de militares
que pasaba por la casba, yo empujaba cualquier puerta y entraba.
Los franceses cuando entraron en Argelia
quisieron romper este rito cultural y, ¿cómo lo hicieron?,
sacando a la gente de sus casas y trayendo a mujeres
para convertirlas en casas de tolerancia,
lo que se conoce como burdeles.
Y de repente, este barrio, tuvo varias casas así.
Lo que pretendían era romper con la cultura
y la parte religiosa del barrio.
Para los franceses era muy difícil porque no conocían la casba.
Los combatientes argelinos la conocían muy bien
así que les resultaba muy fácil ir de azotea en azotea
y avanzar tres kilómetros rápidamente para huir.
Para ellos era muy fácil, como podéis ver,
las terrazas están pegadas unas a otras.
A partir del día en el que pusieron una bomba,
en la casba, en la calle Teb,
donde hubo decenas de muertos y heridos, ahí ya se acabó.
Cruzaron la línea roja.
Eso supuso un antes y un después.
Teníamos que hacer como ellos: ojo por ojo, diente por diente.
Al lado de casa estaban históricos combatientes,
Hasiba ben Boualili una mujer muy bella,
el pequeño Omar que tenía tres años, Yacef, Ali La Pointe.
Era la casba en todo su esplendor y mi madre decía con voz muy fuerte:
¡Sed hombres, no habléis, no entreguéis a vuestros hermanos!
Era la señal para que la gente que estaba a su alrededor huyera,
porque los militares iban a ir también a sus casas después.
Para ellos la casba representaba un peligro constante,
un lugar de revolución
y la prueba es la batalla de Argel, la gran batalla de Argel,
que iniciaron los chicos de la casba y en la que perdimos 2000 mártires,
así que la casba pagó un precio muy alto
y por eso la adoro, por eso no puedo olvidarla.
Yo he jugado al futbol aquí.
Si me cortaras las venas, en la sangre leerías: casba.
Encontrarme en un lugar tan histórico como éste,
la casa de la combatiente familia Bouhired,
por donde pasaron tantos hermanos y hermanas,
muchos de ellos, no están aquí ya...
No puedo, no puedo seguir...
Cuando nos comprometemos con una revolución, con el combate,
no vemos la muerte.
Al principio si es verdad que tenemos miedo,
antes de ser arrestadas tenemos miedo, mientras nos arrestan,
pero una vez arrestadas hemos aceptado nuestro destino,
nuestra suerte, nos hemos comprometido,
o vivimos o morimos.
Pintó este retrato a través de mi foto,
pero yo creo que ese no es solo mi retrato,
es el de todas las mujeres combatiente.
Es un homenaje, en cierto modo, a las combatientes argelinas.
El mayor momento de decadencia de la casba
fue cuando destruyeron tantas casas
y después de la Independencia la abandonamos,
dimos la espalda a la casba.
La casba da al mar, la casba es la hija del mar,
vivía de los productos del mar y ahora se le ha dado la espalda.
¿Por qué?,
porque empezaron a construir durante la época colonial.
Y esta relación con el mar era importante
y la hemos ido dejando,
inclusive para los gatos era muy importante,
cuando llegaban barcos todos los gatos bajaban al puerto,
era increíble, increíble.
Así que fue una ruptura con la ciudad colonial
y eso ha hecho que la gente de la casba, siga siendo rebelde.
Muchos deciden irse, a Europa en general,
que es lo más cercano.
Piensan que Europa es el futuro, pero acaban ahogándose en el mar.
Lo que hay que revisar
son los sistemas de subvenciones en Argelia.
Aquí, el Estado subvenciona los cereales, la leche,
y también la energía como el gas, la electricidad y la gasolina,
así que deberíamos replantear cómo se asignan esas subvenciones
porque cuestan mucho dinero al Estado y no benefician a los más pobres.
Durante mucho tiempo no se ha desarrollado el turismo,
primero, porque había una economía socialista,
después, vinieron los ingresos por petróleo,
con lo cual el Gobierno no iba a buscar ingresos por el turismo,
luego ha habido años de inseguridad como la década de los 90
que no permitieron desarrollarlo,
así pues, ha sido un sector que se ha ignorado.
El futuro de Argelia es un poco abstracto.
¿Va a cambiar el Gobierno de Argelia?
Puede ser que sí, para un mejor futuro.
Pero actualmente, para los jóvenes,
y yo igual que todo el mundo, creo que no hay futuro en Argelia.
De vez en cuando hay rivalidad.
Por ejemplo, en cuanto a la sucesión que tendría que llegar en 2019.
Supone un problema serio la sucesión
porque no sabemos cómo se va a organizar,
¿se va a hacer como se ha hecho siempre o de manera violenta?,
porque cada partido tiene ambiciones de llegar al poder.
Siempre que se quiere construir un programa en esa oposición,
no es posible, se les persigue,
incluso aunque se permita formalmente la creación de ese partido,
en la práctica hay una fuerte represión.
Diría que es un milagro que hoy en día,
existan partidos de oposición.
Los jóvenes argelinos odian la política
y sobre todo la política argelina y la árabe en general, ¿por qué?
Porque no les beneficia en nada, el Estado no da nada a los jóvenes.
Todo fue duro en esos años,
pero lo terrible son las secuelas que han quedado,
la desaparición de nuestros hijos porque no sabemos,
estamos esperando, pero no sabemos qué.
Decimos que estamos esperando la verdad, pero no sabemos,
estamos esperando la justicia,
esperamos encontrar a nuestros hijos vivos, es algo humano, somos madres.
Para una madre es muy difícil aceptar que su hijo está muerto,
se lo llevaron vivo, ¿por qué va a estar muerto?
¿por qué se van a llevar a una persona y matarla?,
¿piensan que tienen el derecho a matarla sin más?, no.
Al principio era dura, como ahora,
pero entonces tenía mucha más esperanza.
Podía reunir a las madres, contarles qué hacía en el extranjero,
con quién hablaba, con quién me encontraba,
qué resultados tenía.
Ahora, 20 años después, ya no sé qué decirles,
aparte de que hay que seguir luchando,
que hay que saber la verdad, no solo por nosotros,
sino por nuestros hijos, por nuestros nietos,
por los argelinos.
Hay tres mil tumbas anónimas en el cementerio de El Alia.
Estamos pidiendo autorizaciones para que nos dejen abrirlas.
Tenemos los medios, gente que puede trabajar con nosotros,
pero no nos dan la autorización.
Queremos que nos autoricen,
queremos saber quiénes están enterrados en esas tumbas.
Esas ya serían respuestas.
¡Son argelinos, por Dios!
¿Por qué soy yo quien tiene que ir a buscar el acta de defunción
si son ellos los que le han matado?
¿Soy yo, la madre,
la que tiene que ir delante de los militares
que han matado a mi hijo?
No solo son ellos los que le matan,
además yo soy la que tengo que firmar. No.
Hoy en día hemos pasado a un islamismo
yo diría que más peligroso, es el islamismo social.
No están los partidos,
no está estructurado en organizaciones civiles
sino en las mezquitas,
son mezquitas que promueven un islam muy radical de tipo wahabí,
sigue el islamismo de Arabia saudí.
Los partidos islamistas
no son una fuerza política importante.
Que no tiene autorización y que no puede hablar,
así que nos vamos.
¿Tiene un permiso especial del Ministerio del Interior
para entrevista que de, o no puede hablar?
La casba seguirá deteriorándose y más teniendo en cuenta
que hay un 20 o 25 por ciento de propietarios en la casba,
mientras que hay un 60 o 70 por ciento de población pobre
que utilizan la casba como vivienda social.
Llevamos así cinco años, no un día ni dos
y todo lo que nos dicen es que tengamos paciencia.
No hacen nada y solo nos dicen que tengamos paciencia.
Miedo, sí que tengo miedo, no es normal esto.
Estoy en esta situación con mis hijos que ni se puede entrar.
Así es que, qué voy a hacer, solo, gracias a Dios,
es lo único que puedo decir.
Miro a la gente y está en la misma situación y qué vamos a hacer.
Mi hija, a veces me dice: "Mamá no tenemos nada",
ella quiere tener una casa, un sitio para poder estudiar,
pero no tenemos nada.
Hoy en día, si vienes a la casba, no hay interlocutores,
no se encuentra la figura del propietario.
Por norma general, el propietario ha abandonado la casba
para irse a vivir al barrio europeo
y luego se ha ido del barrio europeo para vivir en Francia o Italia,
por eso, al llegar a la casba,
no hay nadie a quien el Estado o instituciones privadas
puedan dirigirse.
El mayor combate que llevamos a cabo ahora, es por la limpieza,
me niego a tener una casba sucia.
Que Argel la blanca se vuelva negra.
Al entrar en una casa de la casba
lo primero que veis es como un escalón
que es para que la gente se quite los zapatos al entrar.
Todo estaba muy limpio dentro y fuera.
Con agua del mar rociábamos las calles de la casba y limpiábamos,
algo que no existe ya.
No se ha trasmitido a la gente que vive aquí ahora,
esos conocimientos, ese arte de vivir.
En cada ventana había una maceta de albahaca
y también uvas de asma
y con eso se hacia el café casero, con lo que nosotros llamamos el hamas
es decir, ponemos el café verde, lo removemos
y se hace el café al estilo turco,
de manera que desprende todo su aroma en la casa
y todo el barrio quedaba perfumado.
No les gustaría, quizás, ver la casba como Fez
o que su población sea reemplazada por jubilados europeos.
Tenemos un problema para aceptar este tipo de posibilidad,
la gente se resiste a esto, así que hay que buscar una solución.
Los que tiene que invertir en la casba
deben ser los propios argelinos que tengan los medios para ello.
Argelia actualmente ha salido de la casba
y se ha abierto a un nuevo horizonte.
La sociedad actual, es la sociedad contraria a la casba,
en la casba existía ese estado de pertenencia, de tranquilidad.
La sociedad actual está en un proceso de transformación,
aún no ha encontrado los valores, ni el modelo a seguir.
Subtitulación realizada por Carmen Sevilla Machuca.
La casba de Argel es mucho más que una medina, mucho más que el barrio más antiguo de la capital y más que el lugar reconocido en 1992 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, por su interés cultural e histórico.
La casba es el corazón del país y late en función del propio sentir de Argelia. Un pulso que se ha mantenido en paralelo con los acontecimientos más sobresalientes de su historia.
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