De lunes a viernes a las 16:30 horas
Piezas nuevas.
Mañana mismo compro los repuestos.
Parece que la cosa se alarga.
Un día más. -Por ahora.
Es que se dice que la señorita ha ennoviado.
Haré todo lo que pueda.
¿Y tú estás segura de que esta vez se acabó?
Los colores del arco iris, me encantaba.
Porque la habíamos hecho juntos.
-"Una retirada a tiempo es una victoria,"
pero nunca sí se trata del amor.
Señor, nuestras familias dependen de nuestro trabajo.
Algunos no podremos llevar comida...
Voy a conseguir ese dinero. -¿Lo has dejado con tu novio?
-Sí. Bueno, me ha dejado él. -Si aún sientes algo por él,
"si crees que hay una esperanza de arreglar las cosas,
creo que tendrías que intentarlo".
Pero, para mí, sería un placer trabajar a tu lado.
¿Propones que nos vayamos? -Debe ser esta misma semana.
Tengo un contacto que puede sacarnos del país.
Mañana nos reuniremos para ultimar detalles.
En menos de una semana tendrás el taller en marcha
y habremos firmado el divorcio.
Tienes que conseguir un socio para tu negocio,
que te preste un poquito de capital para invertir en el chiquito.
pero quiero una contrapartida.
Participar en la venta de muebles contigo.
Respiro, Julia.
Tranquila...
Respira.
Julia, Julia, tienes que calmarte.
Vale, perdón, lo siento.
Solo necesito que me escuches un momento, ¿vale?
Vamos a respirar juntos.
Respira conmigo. Uno...
Ese es el problema, que respiras de más.
Estás hiperventilando y te puedes desmayar.
Tranquila.
Eso es.
Muy bien, muy bien. Respira.
Muy bien. Cierra los ojos. Eso.
Ahora, piensa en algo agradable, algo que te guste.
Un lugar donde te gustaría estar.
¿Y si te imaginas una montaña, un paisaje o una playa?
Vale, en la selva, muy bien.
¿Y qué hay en esa selva?
¿Y qué sonidos hay en la selva?
Tranquila, yo estoy contigo, ¿vale?
Yo también estoy ahí, en la selva, Julia.
Tranquila.
¡Lo conseguí!
Julia, aquí no hay ratas, ¿vale? Y solo ha sido un momento.
Tranquila, tranquila.
Julia, Julia, escúchame.
Tienes que calmarte, ¿vale?
Tenías razón, no nos hemos quedado encerrados.
(Sintonía de "Dos vidas")
Estaba ordenando unas ideas antes de que llegaras.
Pero a juzgar por tu puntualidad,
quien está ansiosa por nuestro encuentro eres tú.
Vaya, ya estaba tardando en salir tu desconfianza.
¿Y si fueran garabatos, qué?
¿Me vas a castigar por no hacer los deberes?
¿Mañana? ¿Y a qué viene tanta prisa?
Si que la plaza es un lugar de tránsito,
pero es un lugar de paso.
Nos conviene más un sitio tranquilo,
donde sirvan buen whisky...
Ya sabes, nada anima tanto a vaciar los bolsillos como un par de copas,
un ambiente desenfadado.
No se me ocurre un sitio mejor.
¿Por qué?
Yo conozco al dueño, podría convencerle con facilidad, créeme.
¿Y qué te hace pensar que es una desventaja?
Que tú estés aquí, atraerá a la gente, sin duda.
Va a llamar la atención.
Lo que tenemos que hacer es desviar esa atención a los muebles.
¿Qué hay, pareja?
Si me disculpáis.
Don Antonio.
Qué gran idea. ¿Y hay algo que yo pueda hacer?
Me encantaría ayudar.
Eh... Chicas, no ha sido fácil, pero lo he conseguido.
Mañana mismo podemos poner los muebles aquí,
pero siempre y cuando no molestemos a la clientela.
Tendremos que ser rápidos con la instalación.
Eso no será problema. Mandaré a dos de mis mozos.
Y aunque esté mal que yo lo diga, son los más capaces de la colonia.
¿Y qué piezas tienes para vender?
Francisco. Casi te me escapas.
Tranquilo, es una forma de hablar. ¿Tienes un rato?
Que lo urgente no nos distraiga de lo importante.
Siéntate, por favor.
Te sentará bien.
Por favor, que no he venido para pedirte dinero.
Ya tengo quien se encargue de eso, y de manera impecable.
Estoy aquí como amigo.
He visto a muchos hombres caer en desgracia.
Hombres de todo tipo:
deleznables y viciosos, pero también
hombres decentes y trabajadores como tú.
Y todos caían por el mismo error,
aferrarse a la esperanza.
Nadie lo duda.
Pero no puedo evitar preocuparme por el aprecio que te tengo.
Me sobreestimas.
Hay algo que está por encima de nosotros y nuestra amistad,
las leyes de la colonia. Cuando hay que lamentar una paliza
o quién sabe si un cadáver cerca del río,
no es la obra de un prestamista resentido,
es la propia colonia restaurando su equilibrio.
Gracias por tu tiempo.
Saber que hice cuanto pude para evitar leer tu nombre
en una de esas truculentas crónicas de sucesos,
me libera de un gran peso, de verdad.
Ve con cuidado.
A todas luces, parece un candado.
¿Cómo? ¿Que alguien os ha encerrado?
Qué cosa más rara. ¿Y quién iba a hacer algo así?
Ya está, ha sido un susto, ya está.
Pero sí que es raro, sí.
¿Quién se iba a tomar tantas molestias para hacer algo así?
A no ser que lo desee con tantas fuerzas como el propio Sergio.
Ni idea.
A no ser que se lo haya pedido a alguien.
Bien visto.
Vale, no ha sido Sergio, muy bien. Entonces ¿quién?
Bueno.
yo no soy de pensar mal,
pero, chica, es que es blanco y en botella.
Si fingió su desaparición solo por sumar puntos,
¿de qué no será capaz ese hombre?
Y a todo esto, ¿cómo habéis conseguido salir?
Por casualidad, ¿Sergio abrió la puerta?
No sé, pero yo que tú me andaría con ojo,
que ese hombre tiene inventiva
para acabar llevándote al altar otra vez.
Aquí estará a buen recaudo.
Y ya me encargaré de que se corra la voz por todo el pueblo.
Mucho has tardado en sacar la urna, que a eso venía yo.
Porque el primer currículum, va a ser el mío.
¡Ole! -Lo acabo de imprimir.
A ver si por fin hay suerte,
que de tantas veces que lo he actualizado,
solo me queda presentarlo en 3D.
-¡Ole, ole, ole!
Usted lo ha dicho.
Un poco de pan y queso por toda una semana.
Dígale entonces a su padre que nos pague nuestro salario.
Ya le he dicho que yo no...
La respuesta no va a cambiar por mucho que lo intente.
¿Y cuánto me pagaría?
Quiero la mitad de lo que saque por ellos.
Debo volver al trabajo.
Venga esta noche, cuando esto esté más tranquilo.
Creo que he comido demasiadas pastas.
No sé vosotras,
pero yo no puedo dar un sorbo al café sin un dulce.
Os traigo algo mucho mejor para endulzar la mañana.
Mirad.
Entre estas maravillas, hay perlas de Filipinas,
esmeraldas de Brasil... Es todo tan auténtico como único.
Estas joyas os harán brillar como estrellas en las noches de Río Muni.
Patricia, no sé cómo lo haces, pero siempre acabas deslumbrándonos.
Solo ayudo a una amiga que está pasando por un mal momento.
Además, pensé inmediatamente en vosotras,
porque me pareció una oportunidad de oro.
¿Y cuánto pide por este collar?
Ella misma se ha encargado de marcar el precio de cada pieza.
Lo tienes en el cierre.
Así me evita a mí hablar de dinero.
Madre de Dios, sí que tira alto tu amiga, sí.
¿Y crees que estará dispuesta a una rebaja?
Si lo está, no se lo aconsejo, la verdad.
El valor de estas joyas quintuplica el que ella les da.
Y mi intención es ayudarla,
si las malvendo, flaco favor le hago.
Entonces, es una gran oportunidad.
Bueno, para quien se lo pueda permitir.
Quizá para usted.
Porque ese collar que llevas supera a cualquiera de estos en belleza
y en valor.
¿Esto? Tiene tantos años, que ni recuerdo cuánto costó.
-Fuera cuánto fuera, yo lo duplicaría con gusto.
No está en venta.
Lamentablemente.
No puedo prometer nada,
pero hablaré con mi amiga acerca de esa rebaja.
Y si está haciendo toda esta tarea, debe ser una amiga muy cercana.
¿La conozco? -No, no es de por aquí.
Aguarde, ahora mismo voy.
Perdona que me presente de esta manera,
pero las sirvientas me han dicho que estabas aquí y...
Pase, pase, por favor.
Y pierda cuidado, que mi tiempo siempre es del que lo necesita.
Solo quería traerte este detalle,
para agradecerte la ayuda que nos prestaste ayer.
Cristo bendito, hija, cómo pesa esto.
¿Qué traes aquí, el oro de Moscú?
Son tus lecturas favoritas.
Nada comparado con la generosidad y bondad con la que siempre me tratas.
¿Se encuentra bien?
¿Han dado ya con los gamberros que asaltaron su librería?
No. Ni siquiera les he denunciado.
Es un engorro que no va a ningún sitio.
Porque tengo claro que no volverá a pasar.
¿Por qué dice eso?
Me voy. Me marcho lejos de Río Muni.
¿Cómo es eso? ¿Adónde va?
Aún no lo sé. Solo sé que no puedo seguir aquí.
No puedo vivir temiendo por mi vida y por la de Ángel.
Pero esto es algo que nadie debe saber.
Aunque qué te voy a contar a ti de secretos,
si ya has cargado con bastantes.
Los secretos no pesan tanto.
Si algo he aprendido con los años, es que no es uno el que los guarda,
son ellos los que nos guardan a nosotros.
Pero usted ya ha demostrado ser lo bastante valiente
para necesitar que la cuiden.
Yo no lo veo así.
Estoy huyendo, eso no es muy valiente.
Está siguiendo a su corazón.
Y a un corazón bueno, como el suyo, no puede ser malo obedecerlo.
No sabes cuánto agradezco tus palabras.
Y siento que, una vez más, estoy abusando de tu confianza,
pero necesito pedirte un último favor.
Dale esta carta a mi hijo.
Dásela cuando me haya ido
y dile que le quiero con todo mi corazón, así, tal como es.
Y que, por favor, me perdone,
que cuando pase un tiempo, me pondré en contacto con él
y encontraré la manera de reunirnos.
Así se lo haré saber.
Pero, si me permite,
¿no ve demasiado peligro en saber de su hijo?
Puede dar pie a que su marido la encuentre.
Lo sé, lo sé. Pero lo haré, encontraré la manera.
Le deseo mucha suerte.
Hablando de exquisiteces,
¿recordáis el baúl del que todo el mundo se quedó prendado
en mi fiesta?
Mañana mismo se podrán ver y comprar piezas muy similares
en un mercadillo que organiza Carmen.
No ando al corriente de los últimos asuntos,
pero tengo entendido que, en esa fiesta,
el champán corrió como lluvia.
Así que, no sé si quedará algo de esa fascinación.
Creo que es obra de uno de los trabajadores de don Francisco.
Sí, es uno de nuestros hombres.
Yo no he podido ver las piezas que saldrán a la venta,
pero estoy segura de que serán igual o más bellas que el baúl.
Si me disculpáis, voy a ordenar que preparen más café.
Descuida, querida, nosotras ya nos vamos.
-Sí, muchas gracias. Eres una gran anfitriona.
Gracias a vosotras, señoras.
Si no fuera por estos ratos, me marchitaría como una begonia.
Así que, liberad vuestras agendas para la próxima tertulia.
Acompáñalas, por favor.
Adiós. -Adiós.
Buen día. -Igualmente.
Patricia,
siento mucho que su amiga haya llegado a tal punto.
Gracias.
Si ve que el caso es de extrema necesidad, dígamelo,
puede que conozca a alguien que la ayude.
No me consta que sea tan urgente.
Pero si quieres comentarme por si se ve en esa tesitura...
No, quite, quite, Dios no lo quiera.
Además, no conozco personalmente a nadie,
solo he oído de terceros, y son historias que quitan el sueño.
Bueno, conocer opciones nunca está de más,
aunque solo sea para descartarlas.
Se habla de un prestamista de Mongo, un tal Caamaño.
Pero ya le digo que no sé mucho más.
Gracias, Linda.
Adiós.
"¿Te imaginas que nos pillan a los dos?".
Sería lo más, ¿no? -Ya te digo, tío.
mi primer trabajo, contigo de compañero y cerca de casa.
¿Dónde hay qué firmar? -Y con contrato, como Dios manda.
Tiene buena pinta para ser verdad.
Pero eso dijimos del 3G, y mira, con cobertura en todos lados.
Claro.
Va, la hora de la verdad. Te cedo los honores.
¿Y a mí, por qué? Ribe, no me seas, ¿eh?
Que no, que no, que lo digo por educación. Venga.
Claro que también podría tocarnos trabajar con Cloe,
y no me molaría nada.
Currar con mi ex, me estalla la cabeza solo de pensarlo.
A mí tampoco me apetece currar con Cloe, no es plan.
¿Y a ti, por qué te da palo? ¿Aún sigues rayada con eso?
Lo mío se entiende, porque éramos pareja y todavía hay resquemor.
Pero vosotras erais colegas, y a un colega se le perdona todo.
Parejas que duren toda la vida, pocas.
Pero colegas que duren toda la vida, muchísimos.
No te creas, que las parejas tienen claro el ABC:
ser fiel, no mentirse,
y tener detalles de vez en cuando, y poco más.
Pero entre colegas hay mil cosas que se pueden torcer.
Cosas que ni te imaginas.
Venga, si lo echas tú, lo echo yo.
Ya está.
No, espera, no te lo quites.
Precioso.
¿Cómo es que no lo había visto antes?
Bueno, porque lo reservo para las ocasiones especiales.
¿Y qué es una ocasión especial? ¿Es algo que se sepa de antemano?
Yo creo que no, creo que es después de que algo haya pasado,
cuando nos damos cuenta de lo extraordinario que fue.
Tienes razón, hijo mío.
Las mayores alegrías y las peores desgracias tienen eso en común,
que no se pueden prever.
¿Estás bien, madre? Te noto triste.
No, no, no, es este collar, que me trae muchos recuerdos.
Era de tu abuela, ¿sabes?
Ella acostumbraba a ponérselo en sus viajes.
Y decía que...
con él encima no era necesario enseñar ningún pasaporte.
Y que este diamante atraía la buena suerte, decía.
¿Cómo era?
Bueno, pues...
ella era una mujer dura.
Ella podía con todo y con todos.
Y a la vez, era...
dulce y generosa.
Si la hubieras conocido, la habrías adorado,
como la adoraba yo.
Siento que ya la conozco un poco.
Tal vez, porque te pareces a ella.
No tanto como a mí me gustaría.
Ella se fue demasiado pronto para enseñarme a ser
la gran mujer que ella era.
Un día iremos a visitar su tumba, ¿quieres?
Cariño, te noto triste, ¿qué te pasa?
Pienso que es una pena que os faltara tiempo.
Pero también creo que...
todo el tiempo no basta para llenarse del afecto de una madre.
Por eso le tengo tanto cariño a este collar, Ángel,
porque es lo único que me queda de ella.
Y no sé qué haría si se pierde o se estropea.
Déjame a mí.
Pero un collar, madre, está hecho para ser admirado,
no guardado bajo siete llaves, ¿no crees?
Es posible.
Pero que sea solo para mí, también lo hace muy especial.
Un día de estos, encargaré fundir mis joyas para hacerte unos gemelos.
¿Te parece?
Así tendrás con qué recordarme.
No necesito ninguna joya para recordarte.
Bueno, pero no solo te recordaría a mí,
también te recordaría todo lo que yo haría por ti.
Sabes que haría cualquier cosa, ¿verdad?
Sí.
Dios mío, es tardísimo.
Tengo una reunión a la que no puedo llegar ni un minuto tarde.
Madre...
Te quiero.
Y yo, hijo mío.
Y yo.
Le agradezco muchísimo que haya hecho un hueco para nuestra cita.
Por momentos, temí que no acudiera.
Ganas no me han faltado.
Después del desaire de la última vez,
he tenido que hacer un gran esfuerzo para no darte largas.
Todos sus reproches son pocos.
Le ruego me perdone.
Sé que le falté al respeto que se le debe tener a un padre.
Una disculpa es lo mínimo que esperaba.
Pero dado que no es la primera vez que me dejas en evidencia,
tampoco puedo esperar que sea la última.
Lee aseguro que no volverá suceder.
Y le agradezco enormemente su valioso tiempo.
De no encontrarme en la zona, no sé si me habría molestado.
Si le he citado, es porque el otro día
no le conté algo porque no me atreví.
Y si no consigo ese dinero, tendré que abandonar Guinea.
No te has dignado a aparecer por Río Benito en todos estos años.
No sé qué diferencia puede haber entre que sigas en este pueblucho
o en el Congo.
No visitarle es otro de los errores que no puedo deshacer.
Padres, usted me inculcó el amor que siento por esta tierra.
Este es mi hogar,
y no soportaría alejarme de él.
Por eso, le suplico que me ayude.
Tu hogar estaba en Río Benito,
y no te importó dejarlo atrás para ir a pasar penurias
y vivir en pecado con ese medio hombre.
Precisamente, esas penurias me han enseñado
que Francisco es un hombre noble
y trabajador,
y que me quiere sobre todas las cosas.
¿Ah, sí? ¿Y cuánto dirías que te quiere,
más o menos que a esa familia que tiene engañada en la metrópoli?
Padre, le suplico que me ayude.
Le prometo que le voy a devolver hasta el último céntimo, padre.
Se lo juro.
Si tanto necesitas mi ayuda,
estaría dispuesto a concedértela...,
con una única condición.
Dígame cual, haré lo que sea, cualquier cosa.
Deja a Francisco.
Abandona a ese perdedor que no está a tu altura
y devuelve a tu familia y a ti misma,
la dignidad que perdiste al irte con él.
Si es verdad que yo te enseñé todo sobre esta tierra,
sabrás que no hay ningún hombre en el mundo, ninguno,
que valga tanto como lo que ella es capaz de ofrecernos.
Y menos aún, ese pusilánime de Francisco.
¿Sabes lo que haré cuando lleguemos a Londres?
Cogerte de la mano.
Pasear contigo de la mano mientras nos mira todo el mundo.
Cogerás mi mano enguantada y pasearemos debajo de un paraguas.
Al parecer, los días soleados allí, se reducen a dos o tres al año.
Mejor, así pasaremos más tiempo en casa
y gastamos menos dinero.
Y tú, no estás pensando en Londres, ¿verdad?
Le he pedido a Agustina que se despida de Víctor por mí.
No tengo el valor de hacerlo.
No puedo ni imaginar cómo te sientes.
Si para mí ha sido desgarrador despedirme de mi madre,
a pesar de las veces que he fantaseado con alejarme de ella
y de su control...
Me consuelo pensando que algún día la volveré a ver.
Si no lo creyese así, no sé si sería capaz de irme.
¿Y si no es así?
¿Y si no hay un futuro en el que abraces de nuevo a tu madre,
ni yo a Víctor?
¿Estás seguro?
¿Estás seguro del paso que vamos a dar?
Yo sí. ¿Y tú?
Yo también.
Ven aquí.
¿Podemos repasarlo una vez más? La última, te lo prometo.
Eso me dijiste las tres últimas veces.
Solo la última.
Quiero asegurarme de que no hay ningún cabo suelto.
No es necesario, sé de memoria cada detalle.
Yo saldré de casa a las cinco
y, para entonces, tú ya estarás esperándome aquí, en la cabaña.
Luego, caminaremos hasta Kogo,
donde mi contacto habrá dispuesto de un conductor
que nos acercará hasta Bumo.
Allí, unos nativos nos recogerán en su pesquero
y nos llevarán hasta Freetown,
justo a tiempo para zarpar en el último buque.
Y en menos de tres jornadas, estaremos en Gibraltar.
¿Y cuánto tardaremos en llegar a Ciudad Real?
No lo sé.
No lo sé exactamente, pero una vez que estemos en suelo español,
no hay prisa.
En Alcázar de San Juan podemos quedarnos una, dos, tres semanas,
hasta que esté arreglado todo lo de Londres.
Dudo que pueda dormir.
¿Podremos hacer noche en Madrid?
Podríamos tomar un café en el Círculo de Bellas Artes,
pasear por la Gran Vía...
Me temo que lo que vas a ver de España es la meseta manchega.
"La meseta manchega"...
La imagino como un cepillo infinito,
peinando con sus campos un viento que nunca deja de soplar.
Y nosotros paseando por esos campos.
En unos días, no tendrás que imaginarlo
y podrás verlo con tus propios ojos.
Ahora, emplea esa cabecita en los preparativos del viaje.
Y en repasar mis apuntes de inglés.
Ve tú primero, yo me quedo repasando mi pronunciación,
que aún está lejos de la de un "gentleman."
"Can I have a cup of tea, please?"
¿Cómo va a haber una buena manera de verlo, tía?
¿Me quieres explicar qué tiene de bueno
que nos dejes sin trabajo a los del pueblo?
Pero yo no tengo ni un restaurante ni una tienda.
Yo lo que tengo es una cuenta corriente con 715 euros
y mucha necesidad de trabajar.
Ya. ¿Y yo no los cumplo?
¿Y qué requisitos son esos, si puede saberse?
Todo lo que sabes del taller te lo he contado yo.
Ya, y mucho máster pijo, como el que tu madre te obligó a hacer.
Y ahora le das tanta importancia como ella.
Pensaba que te movían otras cosas, Julia:
como seguir el legado de Carmen,
devolverle al pueblo lo que ha hecho por ti,
generando empleo, por ejemplo.
Querrás decir dinero.
Y eso es algo que este pueblo nunca te ha pedido.
Sentirnos útiles,
hacer de él, de nuestro humilde hogar,
un sitio en el que alguien tan interesante e importante como tú
quiera quedarse a vivir, eso es lo único que queríamos.
Y eso es lo que pensaba que querías tú también.
Pero ya veo lo equivocada que estaba.
Sí, sí, sí.
Es que no hay ni una oferta medio decente.
Solo les falta pedirte que les pagues por trabajar.
Deja eso ya y tómate el refresco.
Ya tenemos bastante con que nos hayan pinchado el globo
por no currar en el taller.
En mi casa nos hemos dado la leche por tres,
hemos perdido dos curros y una amiga.
Nunca había visto a mi madre tan revirada.
No voy a decir que os lo avisé, porque no os lo avisé,
lo pensé para mí y me dije: "calla, no seas cenizo".
Pero se veía que la de la "city" nos la iba a colar pero bien.
Parecía buena gente. Ya vendrá a buscarnos, ya.
Hombre, al menos nos hemos ahorramos el palo de coincidir con Cloe
en el trabajo.
O peor, en la entrevista. -Calla, calla.
Ahí la tensión se podría cortar con una catana.
¿Te la imaginas entre tanta máquina y herramienta?
Ni de coña, ella no toca nada de eso ni con un palo.
Selfis, "histories", "likes", los que quieras, pero dar el callo...
Una vez me levantó de la cama
porque no podía abrir una lata de espárragos.
No, no, por mí seguid,
no quiero cortaros la diversión de ponerme verde.
No te enfades, Cloe.
Y eso fue porque me había hecho las uñas de gel.
Estaba bromeando, no iba en plan mal.
Pues sigue bromeando, a ver si consigues que me ría.
Aunque lo dudo, porque no tienes ni puñetera gracia.
¿Y qué quieres que haga?
¿Que vaya por ahí como tú, con un careto hasta el suelo?
Cada vez que apareces, Cloe, me da un ardor de puro miedo.
Perdona por no hacerte una fiesta cuando me dejaste.
O regalarte una escapada por hacerme sentir una mierda.
Bueno, haya paz, que todo esto es...
nuevo y es normal que se nos haga raro.
Porque hasta ahora no se ha hecho otra cosa que ir a su rollo.
Que Cloe está bien, todo el mundo tiene que estar bien,
si está mal, todo el mundo tiene que estar mal,
ella siempre tiene que ser el centro.
Pues ahora te toca mirar más allá de tu ombligo de una vez.
Perfecto.
Cuando era niño, vivíamos compartiendo todo.
En esa vida no existía la propiedad, todo era de todos.
Y cuando cumplí ocho años,
mi padre me regaló una pequeña caja que había hecho él.
También me enseñó que...
todos venimos al mundo sin nada, y sin nada nos vamos de él.
Pero todas las personas tienen una única posesión,
su alma.
Es nuestro bien más preciado.
Así, nadie podrá arrebatárnoslo,
igual que nadie puede agarrar el aire.
Ese fue el último regalo que él me hizo.
Semanas después, se fue como cada día a la plantación
y, no volví a verlo más.
Lo primero es... conocerla,
sentirla...
y dejar que ella te marque el camino a seguir.
Y luego recorres ese camino,
siempre a favor de las vetas.
Sin desviarte ni cambiar su naturaleza.
Y si no es lo que usted esperaba, no pasa nada.
Habrá otra madera que sí lo sea.
Ya ve que no es difícil.
No, durante el día están apilados en una esquina de la fábrica
para que no estorben.
Aprovecho cuando no hay nadie en la fábrica.
Me gusta trabajar en silencio.
Además,
rodeado de todo esto, siento que este es mi reino.
¿Por qué?
No renuncio.
Aunque todo esto acabe en las casas de los blancos,
siempre será mío.
Las habitaciones están preparadas,
así que podéis hacer el registro en cuanto lleguéis.
Sin problema.
Sí, sí, sí, claro.
Vale, pues hasta dentro de un rato.
Venga. Hasta luego, hasta luego.
Ya era hora, con tanto palique, no hay quien lea.
Llevo un buen rato atascado en la misma esquela.
Me acaban de reservar todas las habitaciones. Llenazo total.
No me digas.
Yo pensaba que lo de las bromas telefónicas
ya había pasado de moda. -No es una broma.
Son de una sociedad ornitológica que han pasado el día por aquí
y quieren hacer noche aquí.
Mira tú, no solo no han pasado de moda,
sino que cada vez son más elaboradas.
Ya sé que esto no ha pasado nunca, pero son tantos años de hostelero,
que alguna vez tendría que pasar.
Perdona, sé que es tardísimo,
pero es que ese taller es un agujero negro.
Se mete uno ahí dentro y pierde la noción del tiempo.
Ya. He escuchado que en ese taller pasan cosas raras, cosas raras.
Visto lo visto, hoy tampoco me voy,
así que, quería reservar una noche más.
No puede ser. Me acaban de reservar todas las habitaciones.
¿Sí? ¿Todas? ¿Así de golpe?
Sí. No es habitual, pero ha venido así.
Y no contaba con que te fueras a quedar otra noche más.
Si te molestó lo que te dije el otro día, no iba en serio.
Yo estoy encantado en tu hotel.
Le he cogido el truco a los radiadores, ya no gotean
y, al final, la mancha, de tanto mirarla, tiene su encanto.
No, de verdad, está todo completo.
Ha surgido un grupo grande y han reservado todo.
Han pagado por adelantado, así que...
Bueno...
A malas, me puedo bajar a Madrid. Gracias de todas formas.
Nada.
Buenas noches, Sergio. -Buenas noches.
(Puerta)
Perdona, al ver la luz encendida, pensé que estarías despierta.
No, no, al contrario, por fin parece que empiezo a avanzar.
Me han dado las tantas y el hotel ya no tiene habitaciones libres.
Ya. Así que dormiré en el coche,
pero me vendría bien darme al menos una ducha.
¿Te importaría si uso un momento tu baño?
¿Sí? ¿Seguro?
De verdad que no tienes por qué.
Si te resulta raro o incómodo lo entiendo.
Muchísimas gracias.
Y tranquila, que antes de que te despiertes, me habré ido.
¿Eso son currículums?
No me digas que ya tienes tu equipo.
Ya, te entiendo.
Pero si crees que tus pasos adelante son solo una sensación,
¿cómo sabes que tus pasos hacia atrás no lo son también?
Precisamente, ya no tengo por qué.
Así que, si te escucho. es porque de verdad me interesa.
Buena es tu madre, como para no dejarte.
El partido no ha acabado para saber lo que has perdido o no.
Además, fíjate también en lo que has ganado:
confianza en ti misma, convicción,
apostar por tus propias ideas...
Solo con eso, estoy seguro de que nada ni nadie te va a parar.
Igual es porque soy el único en la faz de la tierra
que te conoce de verdad, así que, juego con ventaja.
¡Tachán!
¿Qué, te caes del guindo o te bajo yo?
Si quieres todavía más señales, te las doy.
No es temporada alta ni festivo.
Y dale Perico al torno. Que no es una gamberrada.
Ya sé que el turismo en la España vacía va a rachas.
Pero ¿quién habla de "gamberradas"?
Lo único que digo es que lo de la reserva es cosa del Casi.
¿Qué interés va a tener Sergio en hacer algo así?
Maldita la gracia le tiene que hacer ahora quedarse sin habitación.
Claro, hombre, claro.
Casi te tengo que hacer un croquis explicativo.
Bueno, esto es hablar por hablar. Vamos a salir de dudas en un rato.
Es que, contigo, todo es recomendable.
¿Así, cómo?
No habría pensado nada porque me habría caído redondo del shock.
Pero mira ahora,
estoy tan tranquilo...
Porque he visto que es mejor seguir caminos distintos queriéndote,
que... el mismo camino y acabar odiándonos.
Tú, sin embargo, eres exactamente la misma.
No la misma de ayer o del año pasado,
la misma que no se paraba ante nada,
la que se reía de sus tropiezos,
la que era capaz de enseñarte una ciudad que no ha pisado nunca
como si la conociese de toda la vida.
Como cuando nos perdimos en Roma.
Por eso volvimos al hotel en un coche de los carabinieri.
Ya podías haberlo hecho antes de andar siete kilómetros.
Me duelen los pies solo de acordarme.
Ah, no, esa pizza margarita lo compensó todo.
Más que nada, porque tenía un hambre, que empezaba a ver borroso.
¿Sabes?
Si pudiera elegir...
un momento de todo lo que hemos vivido,
si pudiera repetir un momento, una noche,
sería esa noche.
Estabas preciosa...
con la boca manchada de harina y tomate.
Pues claro que ha sido buena idea.
Lo único que tienes que hacer, hija,
es dejar salir tu carácter arrollador,
y saldrá todo hacia adelante.
Creo que deberías calmarte.
Lo cierto es que tengo dudas sobre la autenticidad de la pieza.
"Solo hay una prueba que podemos hacer
para determinar si el collar es auténtico".
"Necesito verlo sobre un cuerpo desnudo".
Pero Julia no tiene epilepsia.
Quiero que intentes recuperarla.
¿Cómo me va a perdonar después de la cagada de ayer?
Pues ya te has disculpado.
Ahora me disculpo yo por no poder aceptar tus disculpas.
Cierra la puerta al salir, por favor.
No hago caso de lo que oigo, sino de lo que veo, señorita.
¡Salga usted inmediatamente de esta fábrica
u ordenaré a mis trabajadores que lo trituren como si fuera serrín!
No creo que haga eso.
Sospecho que tendría usted mucho que perder
si se descubriera mi presencia aquí.
Necesito decirte lo que pienso y abrir mi corazón.
Sé que soy un tío simplón, pero te quiero y necesito tu perdón.
¿Ahora eres poeta o qué?
No sé, me ha salido un pareado raro.
No me moveré de aquí hasta que me cuentes por qué no viniste.
Porque no te amo, Ángel.
Julia al fin arranca el ansiado proceso de selección de personal de su taller. Pero pronto pasa de ser, de la ilusión de todo el pueblo, a una enorme fuente de conflictos. Entre tanto Sergio, que sigue afanado en reparar las máquinas, se convertirá en su gran apoyo. En Río Muni, Carmen empieza a materializar su idea de vender los muebles de Kiros, consiguiendo además que el trato hostil con el que le ha estado castigando desde la muerte de Dayo, empiece por fin a suavizarse.