Martes 7 de abril, a las 22:05 horas
(Maullido)
(MAÚLLA)
¡Madre mía!
Igual sí, igual sí.
¿Tú no te ibas al salón?
Claro, claro.
Que te crees tú eso.
(Música)
(Cacareos)
(RÍE)
¿Donde lo tenías?
¡Om!
¡Oh!
-¡Ah!
-¡Ah!
-¡Oh!
-¡Ay! -¡Qué maravilla!
-¡Ay!
-No sabes cuánto necesitaba esto.
-Cuánto lo necesitábamos, cariño.
Los dos.
-¡Ah! ¿Y qué nos impedía hacerlo?
-Pues yo qué sé, que te bloqueas, que pierdes confianza.
Qué sé yo.
-Bueno, pero todo eso pasó.
-¡Mmm!
-¡Ah!
¿Y ese ruido?
-Yo no oigo nada.
-¿No lo oyes?
¡Pero si parece que se va a caer la casa!
-¡Ah!
Eso es que estás a punto de despertarte.
(Ronquidos)
(JADEA)
(Ronquidos)
(RONCA)
"Muy largo, muy bien".
"Ah".
"Tiene ventana, muy bien".
"Veo que lees mucho".
(Timbre)
"¿Ah, sí?". -¡Le dejo el paquete aquí!
"Fermín, por favor, si lo del último grito
no lo oigo desde los años 80".
"No sé, maravilloso".
Además, últimamente, te confieso
que me está gustando mucho esto del unpacking.
"Además, en esta época de confinamiento
hacer un unpacking es como un lujo total".
"Pero ¿eso qué es?".
"Pero eso se ve como muy antiguo ya".
"Mira, Fermín, perdóname,
te voy a tener que colgar".
"Pues bueno, no lo sé, yo ya te avisaré.
Es que he quedado con Alfredo
en ir a hacer una excursión virtual
por las cataratas del Niágara.
Y la verdad, no sé cuándo estaré disponible".
"Ya veremos, yo te llamo, no me llames
porque va a ser difícil encontrarme en casa.
Yo te llamo, mejor. Yo te llamo, de verdad.
Adiós, Fermín".
Te pones lo que yo tenga.
Mira, verde con verde.
-¿Has visto mis calcetines cómodos?
(RÍE)
¿Por cómodos quieres decir los que están llenos de tomates?
-Sí, los cómodos y frescos.
-Pues no sé, andarán por aquí.
Se los he dado a Sigmund para que me ayude a emparejar.
-¿Estás haciendo que nos doble la ropa?
-Sí, es una actividad Montesori.
-Ya, bueno, ¿y qué vendrá después,
que nos monte el lavaplatos?
-Pues sí, eso ya lo hace.
Lo próximo que le voy a enseñar es barrer.
-Eso ya raya un poquito la esclavitud infantil.
-No, estamos ayudando a Sigmund a conectar con sus tareas.
-Y con las nuestras, por lo que veo.
-¡Ay, de verdad, que no te enteras de nada!
La educación Montesori es lo mas pro ahora mismo.
-Sí, un sistema que convierte a los niños en Oompa Loompa.
-¿A que a ti te gusta, cariño?
-¡A guardar!
-¡A guardar!
Venga, vamos a guardar los calcetines.
-¿Los tobilleros también? (ASIENTE)
-¡Joder, qué bien doblados!
¿Esto lo ha hecho él? -Claro.
Ya te he dicho que es lo más pro.
-Ah.
El unpacking es lo máximo a lo que podemos aspirar.
Es equivalente, a qué te diría yo,
a un baño de champán en una suite.
Estás en la vanguardia del éxito.
Ah, desenvolver cosas nuevas.
El acto en sí no es muy ético.
Pero a esta chica te la has ganado, no hay vuelta de hoja.
Sí, no te preocupes, esto te lo soluciono.
Hablo con él y te llamo.
Que sí, que sí. Ya sé que esto no estaba planificado,
pero qué quieres que te diga.
Es que me gusta.
Pero que conste que esto es solo provisional.
Sí, lo hemos vuelto a hacer, pero solo ha sido una vez.
No, no, no diría tanto, yo diría amigo especial.
Oye, deberías pensar en tirar
esos calzoncillos pordioseros llenos de agujeros.
-Sí, claro, con lo que han tardado en adaptarse a mi anatomía.
-No se han adaptado, cari, se han desintegrado.
-Esos calzoncillos me proporcionan una sensación
de libertad y de frescor que no me proporcionan los nuevos.
Me molesta que no lo veas.
-Lo veo perfectamente cada vez
que te tumbas con ellos en el sillón.
-Cuando tú usas esas bragas viejas y feas,
yo lo respeto. -¿Perdona? No, no, no.
Escucha un momento, esas bragas
las utilizo cuando tengo la regla para no gastar las nuevas.
-El día que las pongas para trapos yo pondré mis calzoncillos.
-No, para trapos, no, a la basura.
-¿Quién no usa ropa vieja como trapos?
-La pregunta es: ¿Quién deja que esa ropa
llegue a ese estado antes de usarla como trapos?
-Qué manía os tiene esta mujer.
Richi, ¿qué mierda le has mandado a mi padre?
-Lo que me pidió, un ordenador.
-No, le has mandado el puto armario
lleno de mierda que tienes en el trastero.
-Es que eso es un ordenador.
-¡Eso no es un ordenador, coño!
-Según la RAE, es un ordenador, en su primera acepción.
-Pues hay que ir a la segunda acepción.
-La segunda es jefe de una oficina de cuentas y personas no envío.
-¿Y la tercera es?
-La tercera es computadora electrónica.
-¡Pues eso, coño, la tercera acepción!
-Ah, que querías la tercera.
Nadie me especificó a qué acepción había que hacerle caso.
Ni tu padre, ni tú, ni Cristo que lo fundó.
-¡No me jodas, Richi!
Si le timas a mi padre, me timas a mí.
-Yo nunca he timado a nadie jamás.
-¡Uf! A ver.
¿Cuánto le has sacado?
-Los 1000 euros que me dijiste.
-Ah, bueno, eso está bien.
-Mira, si quieres, por esta ofensa,
en vez del 50 por ciento,
te puedes quedar seis...550.
-No, ibas a decir 600. -No, no.
-No, sí, sí. -No.
-Bueno, vale, 575.
-540. -60.
-30. -50.
-Venga, 550, trato hecho.
-Trato hecho, toma ya.
¡No, 50 no, tío! -No, ya hemos dicho trato hecho.
-¡Mierda!
-Has ganado 50 euros más de lo que pensabas.
Conmigo siempre sales ganando.
-¿Sabes qué? A mi padre, que le den.
Cuando le pido dinero, siempre se hace el sordo.
-Pues a mí me hizo el ingreso enseguida.
-¿Encima? ¡Será cabrón!
¡No se te ocurra devolverle ni un solo euro!
-¿Devolver, yo?
El Conseguidor nunca ha devuelto dinero.
Y todos repiten.
-A veces me das un poco de miedo.
-¿Solo un poco? (RÍE)
(RÍE) -¡Ay!
(RÍE) -¡Adiós, Richi, adiós!
(Música)
Dijeron que nos llamarían ahora, ¿no?
-Sí, eso dijeron.
Y si resulta que alguno lo tenemos,
aunque no tengamos síntomas, nos tendríamos que separar.
-Madre mía.
50 años sin separarnos ni un día.
Bueno, aparte de...
-¿No me saldrás otra vez con el viaje a Lisboa?
-No, no, no. Me estaba acordando
de cuando te empeñaste en hacer el Camino de Santiago.
¿Te acuerdas? Con 75 años.
Te tuvieron que traer a casa en una ambulancia.
-Ni me lo recuerdes.
-¿Y dónde nos llevarían?
Yo no quiero dormir en un polideportivo.
-Bueno, supongo que eso será optativo.
No sé.
Si yo me contagiara, ¿tú te quedarías conmigo?
-¿Qué?
Dame eso, que lo tengo que meter.
-No me has contestado.
-¿A qué?
(Móvil)
-Sí.
¿Que ya están los análisis?
Ya.
Sí, sí, léamelo. Sí.
De acuerdo.
De acuerdo, gracias.
Hasta luego.
-¿Tú o yo?
-Los dos.
-¿Los dos?
Lo tenemos los dos. -¡Madre mía!
-También es desgracia que hayan salido los dos negativos.
-¿Han dicho negativos? -Sí.
-Eso es bueno.
-¿Cómo va a ser bueno si es negativo?
-No te enteras de nada.
Lo bueno es negativo y lo malo es positivo.
-Es que no entiendo nada. -¡Mira que eres burro!
¡Que no lo tenemos, que estamos sanos!
¡Que te quiero mucho y que estoy muy contenta!
-Déjate de historias, lo negativo es negativo y punto.
Mira, papá, he hablado con Richi
y el tema no es tan fácil.
¿Yo?
¡No, pues me parece fatal que dudes de mí, papá!
Ah, ¿qué tienes pruebas? ¿Y qué pruebas tienes?
¿Tienes mi huella dactilar en el mueble?
Es que el potro nunca se me dio bien, papá.
Tranquilo, no nos alteremos, esto lo soluciono, como todo.
¿Qué?
(Pitidos)
¡Cariño!
¿Has acabado ya?
¡Pero si está todo igual!
¿Y te ha dado tiempo a comprar su regalo de cumpleaños?
Tiene que ser hoy que si no, mañana no llega.
(Llanto)
¡Ay! -Mira lo que tenemos aquí.
-¿Qué pasa? Joder, ¿qué te pasa?
-Tienes un agujero en el calcetín.
-Ay, por Dios, qué susto me habías dado.
-¿Quién lleva calcetines de pordiosero?
-No me había dado cuenta.
-Ah, claro, la excusa fácil. -A ver.
Estamos en circunstancias especiales.
-O sea, no lo vas a tirar.
-Bueno, mientras dure la cuarentena, no.
-¿Y cuando termine?
-Cuando termine, los juntaré con mis braguitas
de la regla y me los pondré a juego.
-Ah, claro, creando tendencia.
Pues podríamos hacernos una foto rollo Lennon y Yoko Ono.
En lugar de estar en pelotas,
tú podrías llevar tus bragas de la regla
y tus nuevos calcetines rotos
y yo, mis calcetines cómodos y mis calzoncillos limpios.
-Muy bien, eso molaría un montón. -¿En serio?
(ASIENTE)
Oye.
-¿Eh?
-Cari, ¿me prometes que cuando acabe la cuarentena
te vas a comprar ropa nueva?
-Te lo prometo.
-¿Sí? -Sí.
-¿Y vas a tirar esos calzoncillos
y esos calcetines llenos de agujeros?
(RÍEN)
-Eso no te lo prometo.
Has comprado eso, ¿no?
¿Cómo que no quedaban?
Ahí siempre hay de todo.
Porque ya tiene cocinita.
Mis padres me regalaron una bicicleta con ruedines
cuando cumplí 3 años.
Me juré a mí misma que si tenía una niña,
cuando ella tuviera 3 años,
yo le regalaría una bici con ruedines.
Que no sepas eso a estas alturas.
Esa es tu idea buenísima.
Traumatizar a tu hija secuestrando a su muñeca Valeria.
¿Quién va a traer una bicicleta en un solo día?
¡Buenos días!
¡Hombre, Marcelo, cuánto tiempo sin verte!
Muy bien, muy bien.
Te voy a decir exactamente cuánto tiempo...
Aquí está, Marcelo, 4 años, 7 meses y 16 días.
¿Ya se te ha pasado la abstinencia?
Una buena razón para volver al hábito.
Esa excusa ya me la pusiste en 2004.
En 2008 me volviste a decir lo mismo.
Volviste a ser padre...
Ah, no.
Ah, eres de esos que aprovecha la cuarentena para ponerse
en contacto con gente con la que ha perdido trato.
Haberme llamado antes de la pandemia,
que estaba en casa aburrido.
Hay que sabérsela.
40...
Mierda.
y en cuanto me des el aprobado, te la envío.
No sé de qué me hablas.
No sé por dónde vas.
Me está entrando otra llamada.
(Música)
Si te parece bien,
las mañanas el patio es para mí.
Total, tú nunca te levantas antes de las 11.
-Pues nada, de 12 a 1 el patio es mío
porque hago mi tabla de ejercicio. -¿Cuándo has hecho una tabla?
-Mañana empiezo.
-A esa hora el patio es todo para ti.
Segundo punto: comidas.
El primer turno de comidas, si no te importa,
lo empiezo yo. -Pues mira, no me importa.
-Con las cenas hacemos lo mismo.
-Me parece muy bien.
-Y a las 6 quiero el salón para mi clase de yoga.
-Me parece ideal porque a las 6 saco a Lola.
-¿Cómo que sacas a Lola?
La perra es mía, la saco yo.
-Yo pensé que íbamos a tener una custodia compartida.
-No has mirado a la perra en su vida
hasta que empezó la cuarentena.
Ahora te encanta la perra.
-Pues sí, ahora me encanta la perra
porque el confinamiento ha estrechado
los lazos afectivos humano-perro.
-La perra es mía y punto.
-Pues si te pones así, la tele es mía y punto.
-Un paseo cada uno.
Y me quedo con la tele de 8 a 10.
-¿Y qué hago yo de 8 a 10?
-¿Qué has hecho hasta ahora? -Nada.
-Pues entonces, fenomenal, tú sigue así.
(Puerta)
¡Sí, sí, estoy bien!
Solo estoy un poco cansada, pero ya voy.
¿Hola?
Hola, sí, sí.
¿Qué tal? Que estoy completamente segura.
Que es positivo.
No, no, no, me encuentro bastante bien.
Bueno, estoy un poco cansada, la verdad,
y tengo un poco de dolor de cabeza, pero bueno, bien.
No, no le he contado todavía, pero ahora se lo cuento a Carlos.
Sí, sí.
Muchísimas gracias, doctor, gracias por su ayuda.
Le mantengo informado, claro que sí.
Que no.
¡Que no!
Qué buena pinta tiene.
Es que es a metro y medio.
¿Sales a la calle con un metro?
De verdad, no sé cómo responderte a esa pregunta, no sé.
¿Y?
No, no, nada, nada.
Bueno, es que tenía que contarte algo, pero no...
No quería interrumpir tu epopeya.
Es que hoy me hice una prueba y...
Di positivo.
Que estoy embarazada.
(Música)
# Me dio un vuelco el corazón,
# pero sé que volveremos
# con más fuerza y más amor
# a abrazarnos con mil besos.
# Con paciencia surcaré
# el océano del tiempo
# para verte en un café
# y contarte algún secreto.
# Mientras canto lo que siento,
# mi diario he de escribir. #
También en el confinamiento se producen errores: se puede olvidar el regalo del cumpleaños de tu hija o confundir el positivo con el negativo.