Vuelven Miquel Silvestre y su gorda.
El escritor que viaja en moto
para enseñarnos que el mundo
es un lugar apasionante.
Pero, sobre todo,
que la gente que vive en él
es mucho mejor
que lo que nos hacen creer.
Comienza un viaje apasionante
por Mongolia
para seguir las huellas imborrables
de Gengis Kan. Segunda parte.
Acompáñanos a la 11 temporada
de "Diario de un nómada".
Episodio nueve.
Campamento compartido
en la estepa mongola.
(Música)
En el episodio anterior Miquel
había conocido a un motorista ruso
llamado Oleg y habían decidido
viajar juntos algunos kilómetros,
aunque durante cuánto tiempo
lo harían era una incógnita
porque los camaradas del camino
pueden, al final,
caerte bien, mal o regular
y siempre mejor solo
que mal acompañado.
¿Qué tal se caerán mutuamente
al cabo de unas cuantas horas?
Nos quedan 174 km.
Son las 2:15...
Pero los últimos 50
son sin asfaltar.
Además me preocupa un poco
aquel horizonte
que es como de lluvia.
No me apetece nada...
Y menos la pista, si llueve.
Y luego, además, es que hace frío.
O sea...
La variación térmica es tremenda
porque estaba en la ciudad
pasando calor, te quitas todo
y ahora, de repente,
subimos y hace frío.
(Música)
Ya.
(Música)
El clima,
como de costumbre, no acompaña
y pronto se van formando
sobre el horizonte
unas densas nubes
que presagian lluvia,
así que conviene buscar refugio
hasta que pase lo peor.
(Música)
Este es el Palace de este pueblo.
En todos los pueblos,
o en todas las ciudades,
incluso en las más inmundas,
siempre hay un "Gran Hotel"
o un "hotel Palace". No falla.
Este es el hotel Palace.
Lo he elegido
porque aquí tendrán internet.
Mientras espero
a que pase el tormentón
puedo consultar mi aplicación,
el radar de lluvia,
para saber cuánto tiempo
tenemos de lluvia fuerte.
No me apetece nada
comerme un marrón de agua
para llegar a un pueblo
que tengo hasta mañana para llegar.
O sea, como no tengo prisa,
ya veré qué es lo que hago.
OK.
Bueno, pues, desde luego, el Palace
parece el mejor hotel del sitio.
Por lo menos...
las mesas son muy moradas.
Y se ve
que aquí comen los trabajadores.
Con lo cual,
la comida debe ser buena.
Vamos a echar aquí un rato
mientras escampa.
(Música)
Mientras nuestros viajeros
toman su café,
el aguacero jarrea sobre la ciudad
inundando sus calles
y dejando el pavimento resbaladizo.
No pueden esperar más,
así que deciden ponerse en marcha.
(Música)
Hoy les toca
apartarse de la carretera principal
para buscar un camino sin asfaltar
que les lleve hasta Jarjorin,
la moderna población
donde se asentaba la mítica
capital imperial de Karakórum.
(Música)
Pero los viajeros no encuentran
ninguna rodada principal,
sino un confuso dédalo
de senderos embarrados
que pueden llevar
a cualquier parte y a ninguna.
(Música)
Sin visibilidad,
lloviendo y sin referencias claras
no tardan en perderse
y dudar hacia dónde ir.
(Música)
(Sonido ambiente)
(Música)
Seguir las indicaciones
de los pastores
sirve solo durante un rato,
porque de nuevo
es fácil perder el rumbo
en mitad de esta estepa brumosa.
(Música)
No obstante las dificultades,
o quizá debido a ellas,
los motoristas
lo están pasando en grande
y entreteniéndose cada vez mejor.
(Música)
Como se está haciendo tarde,
deciden buscar un lugar
donde acampar y pasar la noche.
(Música)
El sitio es alucinante.
El recorrido me está encantando.
Nos está encantando.
Lo único malo es el tiempo.
Yo miré en internet
y se suponía que iba a aclarar,
pero por ahí está lloviendo...
Por ahí está lloviendo.
Aquí no está lloviendo.
Acampar lloviendo es una faena,
pero vamos a acampar.
Pero lo más flipante de todo
es que aquí parece que hay cobertura
y puedo avisar a mi mujer,
porque no le había dicho que...
que no iba a llamarla
esta noche porque iba a acampar.
Cuando acampas,
normalmente, no hay internet.
Entonces, estoy intentando hablar
con ella.
(Tono telefónico)
(Motores)
(Música)
Aunque está lloviendo
estoy superfeliz. Está muy bien.
Es fantástico.
Mira, mira, mira, mira.
Es que es...
espectacular.
(Música)
(RESOPLA)
Oh... Si es mi tienda...
y ese soy yo.
Las 5:30...
La verdad es que cuando estoy
de viaje duermo muy poco.
Estoy siempre alerta.
Anoche dejó de llover. Menos mal.
Así que he dormido bastante bien.
Vamos a ver qué sorpresa...
nos depara salir al exterior.
Es lo bueno que tiene.
Cuando duermes de acampada
y descorres la cremallera...
y sales al exterior por la mañana...
parece que el mundo
lo hubieran puesto para ti.
Como si fueras un convidado...
al Génesis.
Son las cosas más bonitas
que tiene acampar.
¿Listos para verlo?
Ah... Muchachos... Ahí está.
Está amaneciendo.
Pues aquí estamos mi amigo Oleg
y yo recién despertados.
Porque tiene un hornillo.
Está preparado.
Tiene un hornillo
y va a preparar café.
Así que el día
no puede empezar mejor.
No llueve.
Tenemos ahí
el camino que tenemos que recorrer
y vamos a tomar café de verdad.
"Ochen' khorosho, tovarishch".
(RÍEN)
Ese es el camino
que tenemos que hacer hoy.
Eso que baja por ahí, eso...
son las autopistas de esta región.
Por supuesto
esta no es la ruta principal
porque la carretera principal,
la verdad,
es que es bastante suplicio.
No me gusta mucho.
Cuando está asfaltada, bien.
Ayer había muchos baches.
Pero cuando está sin asfaltar
todo es calamina.
Es una cosa muy incómoda.
Son estas corrugaciones,
lo que llaman "tôle ondulée"...
Serruchitos en Sudamérica...
Y que son como una...
estrías en la carretera
perpendiculares a la ruta
y paralelas entre sí
y que vas ahí pegando botes.
Es horrible. Eso destruye la moto
y te destruye a ti. Pero esto...
esto es una delicia recorrerlo.
Son suaves roderas
que, si no tienen barro
o hay que vadear,
está muy bien. Y se circula
bastante rápido por aquí.
Hay que tener cuidado porque
no podemos tener un accidente.
Pero es superchulo este sitio.
Tu cocina.
Yo antes llevaba una.
Vamos a tener
café de verdad.
Bueno, café de verdad...
"Instant coffee".
De esto que...
Pero, por lo menos, es algo,
porque, normalmente,
no tomaba nada cuando desayunaba...
O sea, cuando me despertaba
por las mañanas de acampada,
tenía que esperar a llegar a algún
sitio habitado para tomar algo.
Y aquí creo que nos quedan unos
cuantos kilómetros para tomar algo.
Estamos viviendo en un loft,
donde todo es el mismo espacio.
El mismo espacio para dormir,
para comer y cocinar.
Está el agua hirviendo.
Y, claro, las botellas de metal
no son lo mejor para tomar café
porque... ¡Ah! Queman.
(RÍE)
Y ya con un café por la mañana
es...
OK.
Después de eso
nos iremos a Ulán Bator,
que será una ciudad caótica,
fea, sucia y congestionada,
pero hay que verla
y hay que encontrar
la estatua de Gengis Kan.
Y ese será el final
de nuestra aventura,
que ya le va quedando
cada vez menos.
(Música)
Frescos y descansados
se ponen de nuevo en marcha
por esta ondulada pradera.
Y confían en que, sin lluvia,
y con todo el día por delante,
serán capaces de encontrar
el camino correcto.
(Continúa la música)
Así que aceleran
y se dejan atraer por el magnetismo
de esta extraña y remota
tierra mongola.
(Continúa la música)
Aunque pronto van a comprobar
que el camino no va a ser fácil
y que pondrá a prueba
su determinación personal
y su capacidad de pilotaje,
pero superando obstáculos es como
se forjan las mejores amistades.
(Continúa la música)
OK.
Esto es...
un río.
Esto es uno de los clásicos
de Mongolia, los vadeos.
Porque la ruta sigue,
pero hay que ver por dónde se cruza.
Mi amigo Oleg lo va a intentar
por el sitio difícil. Bueno...
Espero que no le cueste caro.
(Música)
¡Muy bien! ¡Venga, Oleg!
(Continúa la música)
¡"Mongolian style"!
(Continúa la música)
¡Gordita!
(RÍE)
Bueno, espero que no haya
muchos de esos.
¿No queríamos ducha? ¡Toma ducha!
Es lo que tiene la acampada.
(HABLA EN INGLÉS)
¿Eh?
(HABLA EN INGLÉS)
Ayer llovía.
(Música)
"Mongolian style".
(RÍE)
(CANTURREA EN INGLÉS)
(Continúa la música)
(Música)
# Y decían mis vecinos
# que llevaba mal camino,
# apartado del redil.
# Siempre fui esa oveja negra
# que supo esquivar las piedras
# que le tiraban a dar.
# Y entre más pasan los años
# más me aparto del rebaño