(Música)
(Frenada)
Qué poco ha faltado.
Estamos acostumbrados a ver
vídeos de personas con problemas,
gente que practica deportes
que sufre caídas
o animales que tienen
algunos conflictos con sus dueños.
Siempre nos reímos porque sabemos
que no ha pasado nada grave.
¿Les hubiera gustado verme
caer al suelo en esta ocasión?
No se vayan, igual tienen suerte.
(Música cabecera)
Nos gustan las emociones fuertes
y hoy las vamos a tener.
Comprobaremos cómo somos adictos
a las buenas historias
y cómo siempre queremos
saber el final.
Somos muy morbosos.
Analizaremos el nivel de estrés
que tenemos cada día
y les enseñamos un antídoto
para combatirlo.
(Aplausos)
Vamos a pasar un buen rato
en "Desafía tu mente".
(Música)
Este hombre va a iniciar un vuelo
que no va a olvidar en su vida.
Mientras planea,
quiero que se hagan una pregunta:
¿Creen que les enseñaría el vídeo
si no fuese a pasar algo malo?
De hecho, está a punto de estrellase
contra el árbol en tres, dos, uno...
Algunos se habrán quedado intrigados
por ver qué pasa,
otros se habrán tapado los ojos
ante lo que es un final fatídico.
Estoy seguro
que a todos les pica la curiosidad
y quieren ver el final.
Pero ojo,
advertimos que es doloroso.
¿Seguro que quieren verlo?
Pues tendrán que esperar,
se lo mostraremos más adelante.
¿Qué le ocurre a nuestro cerebro
al practicar actividades de riesgo?
El subidón que produce,
por ejemplo, hacer parapente,
se debe a la secreción de dopamina.
Un neurotransmisor ligado al placer
que nos impulsa a repetir.
Ante el peligro físico
que supone el deporte de riego,
también se segrega adrenalina,
que acentúa los sentidos
y dilata las pupilas
para que entre más luz.
Juntas, adrenalina y dopamina
inhiben la zona frontal del cerebro
responsable del control
y pensamiento racional.
Somos valientes
cuando apostamos sobre seguro.
Saben a qué me refiero.
Juguemos para ilustrarlo.
Haré algo que parecería arriesgado.
Miren la pantalla.
Hay 16 cuadrados.
Escojan un cuadrado azul,
el que más les guste.
Durante el juego realizarán
cuatro sencillos movimientos.
En cada movimiento cruzarán
un cuadrado o varios,
y aunque no puedo leerles la mente,
apuesto que al acabar
podré adivinar
en qué cuadrado han terminado.
¿Aceptan la apuesta?
Pues vamos allá.
Empiecen por su cuadrado,
y muévanse a izquierda o derecha
hasta el cuadrado rojo más cercano.
Después suban o bajen
hasta el cuadrado azul más cercano.
Ahora lo mismo en diagonal
hasta el cuadrado rojo más cerca.
Finalmente, hay que desplazarse
hacia abajo o hacia la derecha
hasta el cuadrado azul más cercano,
y ya está.
Resolvámoslo.
Sé que no están en un cuadrado rojo,
porque habíamos acabado en uno azul.
Así que vamos a quitarlos todos,
todos los rojos fuera
Quedan ocho opciones.
Si elimino en el que se han quedado
pierdo la apuesta.
Tengo que esforzarme.
Voy a quitar estos dos.
Tampoco creo que escogiesen estos.
Y este... fuera también.
¿Debería quitar este o este otro?
Bueno, pues este.
Solo quedan dos cuadrados,
uno de ellos es el suyo.
Y tengo la sensación
de que no es este cuadrado.
Solo me queda uno.
El suyo.
¿Se han dado cuenta?
Esta apuesta que parecía arriesgada,
era muy segura.
Usando una fórmula muy simple,
hemos deducido en cuál terminarían.
Independientemente
de la casilla de inicio.
Conociendo los trucos es fácil
apostar y jugar sin ningún riesgo.
Las aseguradoras y casinos
recurren a modelos matemáticos
para calcular el riesgo
y sacar siempre beneficios.
Por eso se dice
que la banca siempre gana.
(Música)
Antes vimos un hombre en parapente
a punto de tener un accidente.
Veamos la reacción de la gente,
si quieren más
o si prefieren no saber
la suerte que va a correr.
No creo que se vaya a...
-Pero ¿quieres verlo?
-Sí.
Habrá que verlo.
-¿Tienes curiosidad?
-Sí. (RÍE)
Quiero ver qué pasa.
Si tengo que ver qué le puede pasar
en este tema en concreto,
no tengo curiosidad.
Ya han visto lo que piensan
nuestros voluntarios.
El parapente inicia el vuelo
y planea a una altura considerable.
Parece que todo va bien,
pero ¿y si no fuera así?
¿Qué pasaría? ¿Lo verían?
Habrá que ver el final de las cosas.
(RÍE)
Sí, tengo curiosidad,
pero no creo que se dé.
Ha llegado el momento de saberlo,
dejaremos el vídeo hasta el final.
De hecho se va a estrellar
contra el árbol en 3, 2, 1...
(GRITA)
No se preocupen,
el piloto no resultó herido.
Pero sabían que iba a acabar mal
y aun así se han quedado a verlo.
¿Por qué querían ver
cómo se estrellaba?
Porque al cerebro,
sobre todo el lóbulo frontal,
que procesa los argumentos
y la narrativa,
le encanta una buena historia.
Cuando vemos una historia,
intenta desentrañar qué ocurrirá
porque está diseñado para aprender
cosas nuevas como: "no hagas eso".
Por eso nos enganchamos
al cine o a la tele,
no podemos dejar una serie
o queremos enterarnos de cotilleos.
Hasta que no se resuelva,
el cerebro pedirá más.
Esto significa que tienen un cerebro
con una pequeña adicción.
No se preocupen, todos tenemos algo
en el cerebro que crea esa adicción.
Siempre queremos saber más,
qué le ocurre, si le pasará algo.
Es que somos muy morbosos.
¿Se dará un golpe? Y al final sí.
Les voy a mostrar esta imagen,
díganme qué ven.
¿Ven las bolitas moverse?
Parece que están nadando, ¿no?
Yo veo moverse el fondo
pero también moverse ellas.
-Unas bolas en agua, moviéndose.
-Peces.
Óvalos, o algo así que ondulan
como si estuvieran en el mar.
Sí, pareciera que están nadando,
cierto.
¿Qué ocurriría
si quitásemos el fondo?
¿Han visto qué ha pasado?
Sí, vale.
(RÍE)
¡Ahí va! Pero...
Ha cambiado el fondo
y parece que no se mueven.
¿Era el fondo
o eran ellas que cambian?
Y yo "peces"...
¿En realidad no se movían?
Vale, se movía la parte de atrás.
Aunque los puntitos no se movieran,
el cerebro creía que sí.
Volvemos a poner el fondo.
Su cerebro les ha pillado,
pero lo bueno es que no es su culpa.
Al evolucionar
como animales visuales
estamos programados para fijarnos
y cautivarnos con el movimiento.
Se mueve el fondo. ¿Hemos acertado?
La clave de esta ilusión
son los cambios del contraste.
La tonalidad es clara arriba
y oscura abajo.
Y detrás hay una secuencia
de claroscuros que se repiten.
El cerebro interpreta
esos cambios de contraste
como una señal de movimiento.
Los científicos los llaman
"respuesta de orientación".
Si algo se mueve
dentro de nuestro campo de visión,
nos sentimos empujados a mirarlo.
Dos palabras son clave
en esta ilusión:
Percepción de movimiento y contraste.
En las bolas vemos una parte superior
sombreada de color claro
y en la inferior, oscuro.
En la parte posterior de la imagen
hay un contraste de claros y oscuros
que se van cambiando
de forma sistemática.
En este cruce de contrastes
el cerebro lo interpreta
como percepción del movimiento.
(Música)
Hoy me ha dado por hacer ejercicio
saltando a la comba, como de niño.
Es un ejercicio físico
y, por cierto, bastante cansado.
Se preguntarán qué tiene que ver
saltar a la comba con el cerebro.
Lo cierto es que se requiere
una gran percepción espacial
y, por supuesto,
lo que a mí me falta: coordinación.
Los chicos que vamos a ver,
y que saltan mejor que yo,
nos van a evaluar
nuestra percepción espacial.
Qué desastre.
Lo que tienen que hacer es contar
los saltos de las chicas de verde.
Tienen que contar cada vez
que una termine un salto, así:
Uno, dos, tres,
cuatro, cinco, seis...
Como ven estos saltadores
tienen los pies muy rápidos,
tendrán que prestar mucha atención
para no perderse.
Cuando suene el silbato
empezaremos a contar. ¿Preparados?
Pues adelante.
(Silbato)
(Música)
¿Cuántos saltos
ha hecho el equipo verde?
¿38? ¿Les han salido 38 saltos?
31 los verdes, sí. Para mí.
Yo diría que 39.
Yo creo que 30.
33.
(MUJER) -Te has quedado muy cerca.
-Entonces puede que 32.
Yo he contado 32.
Si es así, han contado los mismos
que la mayoría de las personas.
Algunos se habrán dado cuenta
de algo más que de contar los saltos
pero les preguntamos
a los que no lo han hecho.
¿Han visto algo raro que ocurría
mientras jugaban a la comba?
¿Como que un pollo gigante
en medio de la imagen
haya hecho unos pases de baile?
¿No lo han visto?
Hostia, es verdad.
¿Un pollo?
Una gallina.
(MUJER) -¿Lo habías visto?
-No lo había visto.
¿Antes ha salido? No lo he visto.
Me pareció ver
una cosa blanca que se iba, pero...
Algunos se habrán perdido el pollo
mientras otros lo habrán visto
y eso está muy bien,
porque estaba ahí para distraerles.
Aquí viene la pregunta importante.
¿De qué color era la pared
que estaba detrás?
(Música)
Le daré una pista:
No era del mismo color al final
que cuando empezaron a saltar.
La pared ha estado
cambiando de color constantemente,
de azul claro a rojo claro.
(Música)
Casi nadie se da cuenta de esto,
pero ¿por qué?
Porque hay demasiada información
entrando a través de los ojos
y el cerebro
no es capaz de procesarla toda.
Como resultado,
el cerebro debe actuar como un foco,
concentrando la atención
solo en algunas partes de la escena.
(Música)
La mayoría de ustedes
se fijarían en los saltadores,
otros habrán sospechado
que iba a pasar algo raro
y por eso han logrado ver el pollo.
Pero seguramente ninguno
prestaba atención a la pared.
Y aquello en lo que no nos fijamos
sencillamente no lo vemos.
Ni el pollo, ni el escenario,
ni las cuerdas.
Estás centrado en lo que te dicen
que tienes que buscar.
Estaba concentrada
en el que saltaba.
Y para los que han conseguido
cogerlo todo hasta ahora,
¿han visto
que los que manejaban las combas
se han cambiado por otros?
¿Ah no?
Quizá aquí sí que les hemos pillado.
(Música)
Nos vamos a montar en este coche.
Atentos, les mostraremos
una serie de vehículos
y tendrán que decirnos
de qué se trata:
Un coche, un autobús o un camión.
¿Preparados? Vamos allá.
¿Qué vieron?
Un autobús, esta ha sido fácil.
Solo ha sido el calentamiento,
ahora empezamos de verdad.
Sigan atentos,
se va a ir complicando paso a paso.
Les ponemos en sobre aviso,
porque ahora les mostraremos,
además de vehículos,
señales situadas en cualquier parte.
Tendrán que indicarnos
la dirección de la flecha.
Arriba, abajo, derecha o izquierda.
¿No ha sido fácil verdad?
Ya les dije que se iba a complicar.
¿Qué clase de vehículo vieron?
¿Hacia dónde apuntaba la flecha?
Si dijeron que era un coche
y que la flecha
apuntaba hacia la izquierda,
acertaron.
Vamos a volver a intentarlo.
Volvemos a la carretera
y repetimos la jugada.
Estén muy atentos y no se despisten.
¿Lograron esta vez el objetivo?
¿Han visto vehículo y señal?
Bueno, si vieron coche y abajo,
enhorabuena, tienen una habilidad
de proceso visual excepcional.
Según los estudios realizados,
seguro que tendrán menos de 30 años.
Sí, los cerebros jóvenes
tienen más habilidad
para detectar mucha información
solamente con un vistazo rápido.
Algo que se llama
"campo de visión útil".
Cuando nuestros cerebros envejecen
empiezan a tener más problemas
para reunir toda la información.
Por eso, el campo de visión útil
se vuelve cada vez más pequeñito.
Al envejecer debemos tener cuidado
y prestar más atención,
porque podemos sufrir más caídas
y accidentes de tráfico.
Les voy a poner ahora
una lista de tareas.
Son muy sencillas y solo deben
intentar seguir mis instrucciones.
Les voy a decir unas acciones,
de una en una.
Comiencen cada tarea
cuando les diga.
No es necesario que acaben una
para empezar la siguiente.
¿Preparados? Vamos allá.
Den una palmada
Cuenten hasta diez en voz alta.
(INAUDIBLE)
Pongan las manos en su cabeza.
Cacareen como una gallina.
Bueno, ya está.
Basta por ahora, muy bien.
No creo que hayan tenido
ningún problema en seguirme.
Pero si les pregunto cuál ha sido
la tercera tarea que les he puesto,
¿podrían decírmela? Piénsenlo.
¿Saben cuál es la tercera tarea?
Era poner las manos en su cabeza.
Se acuerdan ahora, ¿verdad?
Cuando se acumula trabajo
al cerebro le cuesta más funcionar.
A ver cómo lo hace la gente
en la calle.
Vamos a contar de diez a cero.
(TODOS) Diez, nueve, ocho,
siete, seis, cinco,
cuatro, tres, dos, uno, cero.
Imiten a un mono.
(RÍEN)
(IMITAN A UN MONO)
No sé si era un mono o un burro.
Agiten los brazos
como si quisieran volar.
Reciten el abecedario.
(TODOS) "A", "B", "C", "D",
"E", "F", "G", "H", "I", "J", "K",
"L", "M", "N", "O", "P", "Q",
"R", "S", "T", "U",
-¡Ay, me he liado!
-"V", "W", "X", "Y", "Z".
"Z".
Chasqueen los dedos.
(Chasquidos)
¡Ay! Que no sé.
(RÍE)
Den palmas.
(Palmas)
Salten en el sitio.
(RÍEN)
Por último, repitan
la palabra "cerebro" tres veces.
(TODOS)
Cerebro, cerebro, cerebro.
¿Cuál ha sido la cuarta tarea
que han tenido que hacer?
(RÍE) A ver, espera,
hemos hecho tal, hemos hecho cual...
Agitar las manos arriba.
Yo creo que la cuarta
era agitar los dedos.
Pues ahora mismo
no sabría decirte cuál ha sido.
Te hemos pillado.
Supongo que ha sido
lo de chasquear los dedos.
(RESOPLA)
Hostia, pues ahora me has cogido.
Yo te diría que la de saltar.
No, espera. La de hacer el mono.
¿La cuarta?
¿Agitar las manos hacia arriba?
(Grillos)
Ay, no sé.
(Tictac)
¿La de chasquear los dedos?
¿Qué dicen ustedes?
¿Recuerdan la cuarta tarea?
Solo había que recordar ocho tareas.
Entonces, ¿por qué creen
que no recuerdan la cuarta?
Aunque les hayamos remarcado
que se esforzasen en recordar
el orden de las instrucciones.
Era recitar el alfabeto.
(Vítores)
Lo sabía.
Casi, casi.
Me ha costado recordar todo,
así que figúrate.
Como para adivinarlo,
con todo lo que nos habéis dicho.
(RÍE)
Al darles instrucciones muy rápidas
hacemos que su cerebro entre
en un estado de estrés,
que libera unas hormonas que reducen
su memoria a corto plazo.
De hecho, la liberación constante
de las hormonas del estrés
puede afectar a las células
encargadas de la memoria.
Paradójicamente,
al intentar hacer todo bien y rápido
su cerebro les perjudica.
Por eso es muy importante siempre
minimizar el estrés.
Eso ayuda a hacer las cosas bien.
(Música)
No hay manera de eliminar el estrés
por completo,
ni tampoco sería bueno.
Pero no sería mala idea encontrar
alguna forma para controlarlo.
El humor es de las mejores formas
de liberar estrés.
Vamos a jugar a este otro juego
para intentarlo.
Vamos a enseñarles
las fotos de dos delfines.
Si están estresados,
según los científicos,
es más probable
que vean las diferencias.
¿Preparados? ¿Listos?
Diferencias entre los dos delfines,
¡vamos allá!
(Mugido)
(Chasquidos)
¿Están menos estresados?
Al menos lo hemos intentado.
El humor es el mejor antídoto
contra el estrés. No lo olviden.
(Frenada)
(Risas)
Nos hemos pasado tres pueblos
otra vez.