Jueves a las 22:10 horas
-¡Hola, abuela!
Me dijo que me daría las llaves de su casa y hasta hoy.
-A ver cuándo porque cualquier día la casa de mi padre
se me cae encima.
-Si lo sabré yo que vivo allí.
se llevó la llave a mala leche.
-Es una empresa que es distribuidora gráfico-deportiva
y nos han pedido un presupuesto para que le hagamos 5000 camisetas
con el logo de Naranjito.
-Que sí, Antonio, 5000 camisetas, y eso sería al principio,
que si llegamos a un acuerdo nos encargarían más de cara
a la Navidad y al año 82.
-No, ya le veo yo mañana por la mañana.
ya se lo hago yo, yo me encargo.
-Sí, yo.
-¡Ay, sí, yo, qué pesado eres! Como con las 5000 camisetas.
No te preocupes, de verdad, confía en mí,
no hace falta que vengas.
-Me reúno con él, luego te llamo y te cuento todos los detalles.
Venga, adiós, besos a la familia.
-Pues habrá que llamarla.
-Buenas tardes.
-Adiós.
-Perdona que te haya abandonado todo el día.
ni de respirar.
(SUSPIRA) -Resulta que ha venido mi hijo de Madrid.
-Pues ha venido.
-Con la mujer.
-Pues ya ves, han pedido dos días libres en el trabajo
porque estaban preocupados por mí.
No, si el Vicentín a veces es un poco lerdo,
no te lo niego,
pero a buen corazón no le gana nadie.
-Sí.
Que están muy preocupados por mí.
-Que dice que no quiere que me quede sola todo el invierno,
que hace mucho frío.
-Me pasa algo, ¿y qué?
-No, no...
Quieren que me vaya con ellos a Madrid.
-Pues no sé...
Al principio me chocó.
Yo estoy muy hecha a la vida del pueblo.
Pero luego lo pensé,
tenían razón, a ciertas edades está bien
que se preocupen de nosotras.
Y, además, vivir con la familia de un hijo es una bendición, ¿no?
Al final y al cabo es lo que tú llevas haciendo
muchos años, por algo será.
-Pero solo estaré en el invierno.
En primavera les digo que me traigan.
-Herminia, cómo se nota que ya no te acuerdas de lo largo y lo duro
que es el invierno aquí.
(SUSPIRA)
-Ellos lo hacen por mi bien
y yo se lo agradezco.
Mira, de vez en cuando me dan unas palpitaciones.
Anda, saca el coñac,
a ver si me da una copita y se me alivia.
Antonio.
-¡Antonio!
Antonio, ¿qué haces aquí?
-Perdón.
-Perdón.
-Ni me lo imagino.
Nos metimos en tu cama porque era la única de matrimonio
en toda la casa.
-Yo no la traje, vino ella sola desde Sevilla.
y la soledad no es buena consejera.
-¿Qué?
-No, pensaba cambiarlas ahora.
-¿Por qué te presentas así?
-¿Por qué?
terminados.
-¿Entonces qué?
Por favor, no le digas a Merche que estaba en la cama con Rocío,
que no quiero que se entere.
-No, eso no es verdad, está perfectamente hecho.
-¿Cómo puede tener la cara dura de traerse a esa aquí?
-Ya... -¿Cómo puede ser?
Ha perdido la vergüenza este hombre.
-¿Estás segura de que es ella?
-Claro que lo estoy. Porque yo tengo ojos en la cara.
-Ya. -Les he visto perfectamente.
Es que los dos zorros se andan con muchísimo cuidado
pero claro que les vi, no soy tonta.
-No, si eso ya...
-Esto no se va a quedar así, no se va a quedar así.
-Por otro lado, perdona, no lo sé, pero es que estáis separados.
Y os estáis divorciando. -¿Qué tiene que ver?
-Hombre, algo tiene que ver. -¡¿Cómo?!
-No, nada... No tiene nada que ver.
-¡Pili! ¿Cómo crees que se sentiría él si yo me trajera
a uno mientras él está abajo de casa?
-Pues no sé... No sé, Paqui. -¡Pues de puñetera lástima!
-Bueno, también... Miguel es muy liberal, y lo sabes.
(RÍE) -¿Que Miguel es liberal? -Sí.
-Pues no, Miguel lo que es, Pili, por si no lo sabías,
es un cara dura, eso es lo que es, un caradura.
Y esto no se puede quedar así. No se puede quedar así,
no se lo consiento. ¿Te crees que después de tener
tres hijas con él puedo estar aguantando que se traiga
a una mujer...? -¡Paqui! ¿Qué vas a hacer?
¿Quieres ir y echarla? -No puedo.
-Claro que no... -Hola.
-Hola. -Buenas noches.
-Anda.
Hola. -Estaba por aquí cerca y...
Me apetecía saludarte.
-Pues estoy muy bien.
¿Y tú? Te veo que estás muy bien.
Vamos, que yo creo que como yo estoy tan bien y tú estás tan bien
deberíamos celebrarlo. -¿Ah, sí?
(ASIENTE) -Te invito a cenar.
-¿A cenar? -Sí, pero aquí no.
En mi casa. -¿Cuándo?
-Ahora. Las ocasiones las pintan calvas por algo, ¿no?
Pues yo te invito a cenar ahora, venga, que nos vamos.
-Este... Es que así, sin más...
-¿Cómo? ¿Qué quieres, que convoquemos oposiciones
para irnos a cenar? -No, no, es que no me viene bien,
Paquita. Me gustaría acostarme pronto,
solo vine a darte un beso, ¿no te importa que lo dejemos
para otra noche?
-¿Y a ti no te importa dejar ponerme excusas?
Podrías dejar de ponerme excusas,
me parece pronto para que empieces a hacerlo.
Si yo tengo el detalle de invitarte a cenar,
creo que lo mínimo que podía hacer sería aceptar, ¿no crees?
(TITUBEA) -Claro... Claro.
-Claro. Claro.
Paco. -¿Sí?
-Hoy cierras tú. -Muy bien.
-Pili, hasta mañana. -Hasta mañana.
-¿Vamos a cenar?
-Adiós. -Hasta mañana.
-Hum... A ti, Pili... -Ajá.
-¿Te apetece ir a cenar?
-Mañana me voy a ir a ver el "Guernica".
-¿Mañana? -Ajá.
-No sé, mañana es la inauguración, no sé si te dejarán entrar.
-¿Por qué no? -Me imagino que será solo
para gerifaltes, políticos, periodistas.
-¿Y yo qué soy?
-No sé, gente normal de la calle.
-Bueno, yo voy, a ver si me dejan entrar.
Y luego me voy a Sevilla, que aquí estoy de más.
-Rocío, sabes que te puedes quedar el tiempo que quieras.
Si es por mi hermano, te aseguro que no le importa.
(SUSURRA) -Que no... -Antonio, ¿a que no te importa?
-Que Rocío esté aquí.
-¿Lo ves? Pero si está encantado. -Entusiasmado.
-¿Qué, te preparo un bocadillo?
-Vaya un líder que está perdiendo el capitalismo.
a la oficina por la mañana temprano, queda con Salcedo
(LAS TRES) ¡Papá!
(RÍE) -Pero, bueno, qué sorpresa.
-Hola, Miguel, un regalo, te tocan. -Que siempre tengamos que estar
con la misma canción. -A pintar al cuarto de la prima.
Que los hijos no solo tocan cuando te conviene a ti,
sino cuando nos conviene a los dos y yo esta noche tengo plan.
¿Con quién? Claro que sí, lo adivinaste, con Asier,
que me está esperando arriba.
-¿Te lo trajiste a casa?
¿Cómo se te ocurre semejante majadería, Paquita?
-¡Qué listo eres! ¿Tú crees que yo no sé
que tienes ahí metida a esa? -¿Esa? Esa se llama Rocío.
Y esto que me haces es una charranada que no tiene nombre
y sé por qué lo estás haciendo, para darme en las narices,
¡que no soy tonto!
-¡Vaya! Gracias, menos mal que estás aquí,
si no, no sé qué sería de esta familia.
Porque por su hermano... con lo egoísta que es.
-¡Bah!
Es que no sé dónde las he metido.
de la casa, déjame pasar, por favor.
-Se ha hundido el tejado de mi casa y hace un frío que pela,
¿me puedo quedar aquí a dormir?
y la verdad es que hace un frío.
-Es que aquello es una cuadra, Mercedes.
¿Y el Parriba?
A ese no le despierta ni un terremoto.
-Muchas gracias.
-Tengo una racha...
-Bueno, ya se ha acabado, ¿no?
Venga, vamos. -¿Adónde?
-¿Adónde va a ser? -Pero así, sin postre...
¿No hay postre?
-Pues no, no hay postre.
El postre soy yo, ¿te parece poco?
-No... No, no.
-Venga, Asier, que llevas deseándolo desde hace meses.
-Ya... -Ya está, nunca se podía,
por una cosa, por la otra... ¡Pues hoy toca!
-Es que no me voy a poder quedar a dormir...
-No pasa nada, no te quedes.
Cuando acabemos te marchas y ya está.
Venga, hombre, ¿qué te pasa? Vamos al dormitorio.
-Es que yo así, sin más... Es... como raro.
-No me digas que ya no te gusto.
-No digas tonterías.
Pero si sabes que me encantas, Paquita.
(SUSPIRA)
¡Coño! Me había imaginado nuestra primera vez de otra manera.
-Bueno, eso te pasa por imaginártela.
-Yo pensé que lo íbamos a hacer un poco más romántico,
ya lo habíamos hablado
-Yo también... Pero bueno, no estoy ahora
para romanticismos pues a está... -¿Se puede saber qué te pasa,
por qué te quieres acostar conmigo como si fuera
el único hombre en la Tierra? -¿Y si para mí lo eres qué?
-Muy bonito pero no... No me lo creo.
(RESOPLA) Joder, Paquita...
Yo...
A mí me...
Me parece que hay algo que no me estás contando.
-Ya me dirás el qué. Porque una mujer no se acuesta
con un hombre así por capricho. -Cuando has bajado a las niñas
os he oído discutir a Miguel y a ti...
Creo que esto lo haces más bien contra él, no por mí.
-Bueno, pues... ¿Por qué tengo que ser yo
la que trague con todo, eh?
Porque si él se viene a esta casa con esa bruja yo puedo venir aquí
contigo también, ¿no? ¿O no?
-Sí, sí...
Lo que pasa es que yo no quiero ser munición de esa guerra.
Lo siento.
-No...
Lo siento yo.
(TRISTE) Pero tú no eres munición
porque a mí gustas de verdad, Asier.
Las cosas no se hacen así, ya lo sé, pues...
Pues lo siento, lo siento. Lo siento.
-Chis.
Mírame.
No pasa nada.
Yo...
Yo tengo muchas ganas de acostarme contigo
y ya lo sabes...
Pero así no.
Yo...
Yo quiero que cuando lo hagamos
que lo hagas por mí,
no para darle celos a Miguel.
Gracias por la cena.
-Seguro que están en pleno acto.
-No, estará jugando al parchís.
-Pues me fastidia, Rocío, me fastidia extraordinariamente.
En mi propia casa...
En mi cama y con un marciano.
(RÍE) -Por Dios, Miguel, estás paranoico.
-¿Por qué no hacemos nosotros lo mismo, eh?
-¿El qué?
-El acto, pero con más ruido para que nos oigan.
-Sí, para que vengan las niñas a ver a qué jugamos nosotros.
-Pero si las niñas están dormidas, y mi hermano no está.
-Tú estás chalado.
No, Miguel, que están las niñas y tu hermano puede venir
en cualquier momento. Si tu hermano tiene razón.
No tenía que haber venido, mañana cuando me levante, me voy.
-Pero ¿no querías ver el "Guernica"?
Con lo bonito que es ese cuadro.
¿Sabes una cosa, Miguel?
Que cuando hagamos el amor tú y yo...
quiero que sea por mí
y no para darle celos a tu mujer.
¿Queda claro?
-Buenas noches.
-¡Uf!
-Lo de mañana es la vista previa y es muy simple,
el juez te toma declaración en su despacho y ya está.
Escuchará también a la parte demandada y a los testigos si hay,
y finalmente decidirá si admite a trámite el caso o lo desestima.
-Eso es. Y habría vista pública,
pero ya la prepararíamos con tiempo, no te preocupes ahora.
Lo de mañana es muy sencillo.
Yo estaré contigo.
-Gracias.
Pero más que por mí lo que preocupa es el juez que nos toque.
Si vieras cómo me trató el policía que me tomó la denuncia.
-No te engañaré, Karina,
en ese aspecto estamos aún en la Edad Media.
La mayoría de los jueces son hombres y bastante mayores,
así que podemos encontrarnos con cualquier cosa.
Lo siento pero es la justicia que tenemos.
-¿Se puede?
-Bendito sea, qué ganas tenía de verte.
¡Ay, qué disgusto tan grande!
Vengo hecha un manojo de nervios.
-¡Qué disgusto, qué disgusto!
Mi hijo...
-No, nada. Mi hijo,
el calzonazos está muy bien, pero que muy bien.
Yo soy la que está mal.
Es que les he oído hablar
a mi hijo y a mi nuera.
-Sí. Ellos creían que yo no estaba en casa pero estaba
y ahora me he enterado muy bien de lo que quieren hacer.
pero no a su casa.
Quieren meterme en una residencia.
-La culpa la tiene ella, seguro.
Pero como Vicentín es un calzonazos
que no mira nada más que por ella, así estamos.
¡Ay!
-Es que no me harán caso, no es tan fácil, Herminia.
Si decían que estaban dispuestos a llevarme sea como sea.
¡Ay...! ¡Se queda tan fresco!
Seguro que están pensando en vender la casa y todo.
¡Ay, Dios mío!
Claro, porque eso en verdad es lo que siempre ha querido ella.
(SOLLOZA) -Este mundo es un asco, Herminia.
Te pasas la vida cuidando hijos y cuando te haces vieja
empiezan a tratarte como si tuvieras tres años
y no supieras lo que quieres.
-Como si nosotras no tuviéramos voluntad
y no supiéramos lo que nos conviene.
Pero yo no pienso rendirme sin luchar.
-Para empezar no quiero volver a mi casa.
Me están esperando para irnos.
Ellos tienen que volver al trabajo.
Ayúdame, Herminia, por favor.
-No tengo ni idea.
Lo que tengo claro es que no quiero volver a mi casa.
-¿Tú crees que no vendrá nadie?
-Pues perfecto para mí,
en eso me he convertido, en un trasto viejo.
-Ya. Igual con suerte,
si no me encuentran, terminan marchándose.
Los dos tienen trabajo esperando
y eso es sagrado.
-¿Por qué no? ¿NO quería dejarme tirada
en una residencia? Igual se alegra de que no aparezca.
Así se ahorran la residencia.
-La baraja, la baraja.
-Claro.
-Ah, por supuesto. Tranquila.
¡La mejor compañía!
-¿La Seca y el Bragazas?
Claro, si eso viene de atrás. -No, si ya me parecía a mí.
Y mientras, el Parriba está en Madrid,
¡a la luna de Valencia!
-Mujer, si está en Madrid, estará a la luna de Madrid.
-Bueno, el caso es que si el tordo abandona el nido,
otro pájaro se come los huevos.
-Y otra pájara interviene en el convite.
-Y lo peor, la madre, que consiente que pase en su propia casa.
Eso debe ser que allí en Madrid... (VARIAS CARRASPEAN)
-No, no. Estamos con lo de la Virgen,
para ver si toca hoy.
-Está todo anotadito. No te preocupes, Mercedes.
-Con Dios.
-Alguien tendría que avisar a ese pobre, ¡que está en la inopia!
-¿Al Parriba? ¿Tienes el número de teléfono?
-Huy, yo tengo el de todo el mundo, de cuando fui la telefonista.
-Josefina, ten piedad, que hoy no estoy para chismes.
-Oye, eso de la cara, ¿no habrá sido cosa de Desi?
-Sí, así tendrías pa largar.
-Oye, hablando de largar, ¿ya sabes lo que se dice de Gerardo y Karina?
-¿Pero eso cómo va a ser, Karina con Gerardo, el novio de su madre?
-Sí. Las malas lenguas dicen que ahí hay tomate;
que si la chiquilla andaba provocando al padrastro
y, claro, acabó como el rosario de la aurora.
-Pues yo eso no me lo creo. ¿No será al revés,
que ese tío es un fresco y se toma libertades con la niña?
-No sé, vete tú a saber. Yo sé lo que vi y lo que dicen por ahí.
Y yo vi que ella salía de casa echando chispas.
Y dicen por ahí que ella se enfadó porque él la había rechazado.
ya decía yo que había visto el coche!
-¡Antonio, qué sorpresa!
-¿Esto? Pues la muela del juicio, ¡a mi edad!
-Algo vi yo, eh.
-Claro, claro. Lo que no entiendo
es por qué Yolanda sigue sigue con Gerardo; no está claro.
no hay cosa peor que estar en boca de todos.
Si lo sabré yo.
-Antonio, pero si estamos al día. En el taller hay poco.
-¿5000?
-¡Qué bien!
-Bueno, me voy al taller.
-Antonio, ¿al Sr. Salcedo lo atiendes tú?
-Ya, pero Miguel dijo que lo iba a hacer él, que vendría ahora.
-¡Tantos kilómetros y no poder tener un sólo minuto de intimidad!
Pero hoy es distinto. -¿Ah, sí?
-Sí, sí, sí, sí. -¿Y por qué?
-Pues porque hoy estamos solos en casa,
Antonio está en la oficina,
Paquita está en El Bistrot,
las niñas están en el colegio,
las vecinas están haciendo la compra...
y tú y yo tenemos toda la casa para ti y para mí.
¡Solos!
¡Con toda la intimidad que queramos!
Como Adán y Eva correteando desnudos por el jardín del Edén.
-Sólo que tú no eres Adán, eres la serpiente.
-Y tú eres la manzana...
¡y yo te voy a comer!
-¿Don Miguel Alcántara?
-Román Salcedo, director general de DGD.
y, por no llegar tarde, llegué antes.
Espero que no le importe. Es para recoger el presupuesto.
-Es que tengo prisa.
-Es que ya que voy adelantado,
quería aprovechar para resolver otros asuntos.
-Encantada de conocerle. -Igualmente.
-¿Le apetece tomar algo, un café? -No, gracias.
-Sí, sí, está al llegar.
-¡Ay! -¡Joder, Miguel!
¡Miguel! -¿Qué pasa?
-¡Ay...! -Ni tren ni Guernica ni na de na.
-Eso es el destino, Rocío,
que no quiere que nos separemos tan pronto.
¡Ay! No te preocupes, cielo, mañana yo mismo te llevo al tren.
Y mientras tanto...
nos quedamos en casa.
Que mi hermano, cuando terminemos con Salcedo, vuelve a Sagrillas.
-¡Ay, qué bien!
-¡La madre que me parió! ¡Salcedo! -¿Qué pasa?
-¡El presupuesto, joder! ¡Tengo que ir
a la oficina, recoger el presupuesto,
hacer las fotocopias y he quedado con mi hermano y Salcedo a la una!
¡Me van a matar...!
Tú no te muevas de aquí, espérame a que vuelva.
-A mí me lo va a contar.
-A mí me lo va a contar.
-¿Banderines?
-Y su socio ya podía venirse en uno de sus taxis. Es tarde.
-Lo siento, pero no puedo esperar más.
Tengo que ver a otra empresa esta tarde.
Y antes quería comer algo.
-Adiós. -Adiós, buenos días.
-Gracias.
-¡Miguel, por favor, aparece!
(FATIGADO) -Bueno... ya estoy aquí.
-Hombre, Miguel, ¿de dónde sales?
-¿Dónde están? -¿Dónde están?
En el restaurante chino esperándote.
-¡Joder, pero si no me ha dado tiempo a encuadernar los dosieres!
Y a esta hora, la tienda estará cerrada.
¿Sabes dónde vive Manolo, el de la fotocopiadora?
-¿Quién, el que come todos los días en El Bistrot?
-Ah... ¿no me digas?
¡Claro, coño! Bueno, adiós, Clara.
-Oye, por cierto, que tu hermano ha dicho algo sobre tu madre
que yo preferiría no repetirte.
-Bueno...
-Manolo, ¿qué tal, cómo estás?
Vengo de la tienda y me la he encontrado cerrada...
-Bueno, no te preocupes. Oye, ¿me traes un poquito de gaseosa
y un poquito más de pan, por favor?
-Es que no estoy trabajando. -Ah.
-Bueno, no estoy trabajando aquí, estoy trabajando en lo otro
y el favor te lo tenía que pedir yo.
-Dime. -Pues mira, necesitaría
que me hicieras tres fotocopias de un presupuesto
y que me los encuadernes y les pongas portadas.
-Sí, claro, ahora mismo te abro. Bueno, primero termino.
-Es una urgencia. -¿Una urgencia?
Hombre, un apendicitis es una urgencia Miguel;
que te caiga una maceta en la cabeza.
¿Pero desde cuándo unas fotocopias?
-Manolo, que es muy importante para mí.
Mira, vamos a hacer una cosa, eh. Tú ahora deja esto,
nos vamos a la tienda, haces las fotocopias
y luego, tranquilamente, te tomas tu tiempo, te sientas
y comes todo lo que quieras por cuenta de la casa.
-¡Che, che, che! ¿Cómo que por cuenta de la casa?
Que hoy la encargada aquí soy yo y aquí no se invita a nadie.
-Muy bien, ¡pues pago!
Paco. -¿Sí?
-Lo que coma Manolo, me lo apuntas. -¿Todo?
-¡Todo! -Eso está hecho, don Miguel.
-Mercedes, Mercedes.
No ha ido a casa a comer. No sé, ha desaparecido.
-No, ya he estado y dice tu madre que estuvo toda la mañana.
¡Pero que se fue a mediodía!
-¡Ay, Dios, esta mujer...!
-¡Coño, pues está claro! Arconada,
-Camacho, Gordillo, Alexanko, Maceda,
Satrústegui, López Ufarte, Juanito, Gallego, Santillana y Quini.
-Desengáñese, Alcántara, no ganaremos.
El mundial lo ganan países desarrollados y libres.
Y a España todavía le falta.
-Hablando de naranjas, me voy, que ya me ha liado bastante.
y creo que nos entenderíamos Pero sin presupuesto...
-Que no, que tengo una cita con otra imprenta.
-¡Perdón, perdón, disculpen, ya estoy aquí, ya estoy aquí!
Sr. Salcedo, le ruego que me disculpe
pero he tenido un contratiempo y siento llegar tarde.
Señor Salcedo, para lo que usted necesite, a su disposición.
Bueno, en fin...
-Lo importante está aquí, el presupuesto original
y sus correspondientes copias.
-Gracias... ahí está.
¿Qué? ¿Qué le parece?
-Caro.
Me parece muy caro.
-Ya, pero quién ha dicho que yo las quiera.
-Hombre...
-Mi opción es un precio competitivo con tiradas enormes,
para que el pequeño comercio me elija a mí.
¡Que esto es el Naranjito, no es el "Guernica"!
Que aquí no hace falta algodón puro y cinco tintas de doble densidad.
Importa el colorín: el naranja,
el rojo y el amarillo. Lo demás no importa.
-Quiero camisetas baratas, vistosas,
que no destiñan y que no encojan.
¿Son capaces?
(GUARDIAS) Buenas tardes.
-Mi madre no aparece y he dado parte a la Guardia Civil.
Van a hacer una batida por el campo.
Pero antes quieren hablar con doña Herminia,
ya que ella fue la última persona que la vio con vida.
-Pues a mí esto de bailar me parece un rollo.
-Es lo que hacen los novios. -Ya y también se besan.
-Ya, pero como no quieres. -Es que me da corte.
-¡Eres un cortado!
-Oye, ¿y si entra tu madre y nos pilla?
-Y encima cobardica. -Bueno, vale,
pero en las pelis se esconden para besarse.
-Pues nos escondemos.
-Ya sé, en el sobrao, allí no va nadie.
-Pues vamos.
-No encuentro la luz. ¡Ven!
-Venga, nos besamos y nos vamos, que esto está muy oscuro.
-Venga, Pepón, ¿es que no te gusto? -Hay un fantasma.
(TOSE)
(GRITAN)
(TOSE)
-Las camisetas, además de ser un recuerdo,
-¿Sí, dígame?
-¿Sin mangas van a llevar a los niños? No. ¿Quién era?
-Nadie, han colgado.
-¡Otra mujer! -¿Pero cómo una mujer?
-¡Que me ha contestado una mujer!
¡Para mí que él también tiene un lío!
¡Vamos, vamos! -¿Qué me dices?
-Vamos a contarlo. -¿De modo
que la Seca tiene un lío con el Bragazas
y ahora el Parriba tiene otra pájara en Madrid?
-Ya está. ¡Vamos, vamos!
-Hola. Perdonad el retraso, he visto a la gente
quien me dijisteis, intentando encontrar algún testigo
pero no ha habido manera.
A veces la gente se echa para atrás.
Bueno, sentaos.
¿Qué tal estás? -Nerviosa.
No sé, no me da buena espina lo de mañana.
-Ya. Los jueces son como los de Hacienda:
te acojonan aunque tengas la conciencia tranquila.
Y encima yo no traigo muy buenas noticias que digamos.
No tenemos a nadie que pueda testificar a tu favor.
-Bueno... tranquilidad.
De todas formas, ya me lo esperaba.
Este es el típico caso sin testigos directos.
El delito se produce en la intimidad, con los dos solos.
-Ya. Bueno, pero a mí me vieron los vecinos cuando salí de casa.
-Sí, cariño, pero esos testigos no nos valen.
No vieron los hechos sino las consecuencias
que pueden reinterpretarse.
Es preferible no llamarlos para enturbiar los hechos.
Por ejemplo, la vecina esa...
-Sí, no me parece nada fiable. No vio nada relevante
y tiende a dejarse llevar por la imaginación.
El abogado de la parte contraria podría pescar en río revuelto.
-Oye, ¿y el padre Froilán? -Sí...
es el único que dudé, por su prestigio en la comunidad.
Dice que prefiere no declarar.
Bueno, de todas formas, tampoco sería muy útil.
Es tu palabra contra la del demandado.
-Eso espero.
-Sí, soy yo, que he ido al cuarto de baño.
-Además, varias veces porque él insistía...
intentando tocarme y retenerme.
Pero, bueno, yo lo rechacé con toda claridad hasta que pude escapar.
-¿Y no cree que existe la posibilidad
de que aquello que usted negaba de palabra
entrara en contradicción o ambigüedad con su actitud física?
-Perdone... no sé si le he entendido bien.
¿Que si mis gestos querían decir lo contrario que mis palabras?
-Sus gestos y su actitud en general,
su comportamiento en suma
con respecto al hombre que convive con usted.
-Pues no.
Mi actitud y mis gestos fueron completamente claros.
Vamos, que no hubo ninguna duda sobre mi negativa.
Además, que yo no convivo con él.
-Tengo entendido que usted comparte la vivienda con este hombre.
-¡No, mi madre convive con él, yo lo soporto!
Bueno, lo soportaba, ya no.
-¿Duerme usted con la puerta cerrada?
-No.
La cerré porque ya estaba mosqueada con él pero...
Pero él entró, ¡y el muy asqueroso se sentó en la cama...!
-¿Estaba usted desnuda?
-Pero vamos a ver, ¿no pone lo que pasó en la denuncia?
-Tranquilícese y limítese a responder.
¿Solía usted aparecer ante él en ropa interior?
-Por supuesto que no, ¡vamos a ver, que él era un cerdo!
¡Me espiaba o me vería... yo qué sé!
-Siéntate y tranquilízate, por favor.
Disculpe, señoría,
está un poco nerviosa por la situación
pero nos ayudaría comprender el objeto de sus preguntas.
-Ante una denuncia por abusos deshonestos,
es imprescindible establecer
quién de los dos comenzó a insinuarse...
-¿Pero cómo que quién empezó?
¡Si fue él quien entró en mi habitación!
-Merche, quería hablar un momento contigo.
-Ya, pero no es de los niños, quería...
es un asunto serio, Merche.
¿Estás tú sola?
-Oye, Merche, ¿tú has notado algo raro últimamente en el pueblo?
-No, no lo digo por eso. Me refiero a que si has notado...
cuchicheos o miradas raras...
-Ya, ¿pero sabes qué dicen las malas lenguas?
-Es que me temo que se trata de ti, Merche.
¡Menuda encerrona, Carlos! ¡Pero si este juez es un machista!
Vamos, llega a violar y no hace nada.
Seguro que desestima la demanda.
No estaba muy a favor, desde luego, y Karina tampoco ayudó mucho.
Todo depende de la declaración del demandado y los testigos.
puede llamar a declarar a quien quiera e intentar influir
en el juez que ya estaba bastante influido por sus prejuicios.
-¡Buenos días! ¿Qué tal, cómo ha ido? ¿Se sabe ya algo?
-¿Pero qué haces aquí? -Que me han llamado como testiga.
Pero no les he dicho nada, eh.
Sólo sé que te vi salir del piso muy enfadada.
Por cierto, que me diste un buen empujón.
Pero yo... lo que pasó dentro, eso ya no lo sé.
¡Vamos, hombre, allá cada cual con su conciencia!
¡Nos ha fastidiao...!
-¡Qué vergüenza, hija, qué vergüenza!
¿Pero por qué me has hecho esto?
-¿Pero yo qué te he hecho, mamá?
Eh, ¿se puede saber qué coño te he hecho yo, encima...?
-¡Decir esas mentiras asquerosas de Gerardo! ¿Pero cómo has podido?
-O sea, ¿que te pones de su parte sin dudarlo?
Pues de mentiras asquerosas nada,
¡aquí el único asqueroso es él! ¡Eres un cabrón...!
-Ya ves.
-¿Qué?
-No, no sé... si estoy todo el día con la obra.
¿Qué están hablando?
-¿Que tú y yo...? ¡Qué va!
-No, no, no. Que no, que no.
Que no y yo no he dicho nada.
-Seguro, te lo juro, que no tengo nada que ver con eso.
A lo mejor... alguien me vio entrar o salir de tu casa
y se montó la película.
-Claro.
que si quieres hablo con quien sea...
-La verdad es que el muñeco es feo.
-Bueno, es una naranja.
Y esto...
Esto es otra cosa.
-Perfecto.
-Por favor.
-Se habrá dado cuenta que hemos incluido una cláusula
en la que usted se compromete
a hacer entrega de una cantidad de dinero a la firma
para afrontar los primeros gastos.
-Ya.
-Prefiero dárselo en metálico, si no les importa.
sí, no hay ningún problema.
¿De qué cantidad estamos hablando? -40 000 pesetas.
pero es una mera formalidad. -Adelante.
-Pues todo está correcto.
-Pues nada, señores, un placer.
-Y ahora, a darle caña, que el 82 se nos echa encima.
-Perfecto. -Señor Salcedo, a su disposición.
Y disculpe los inconvenientes. -Seguimos en contacto.
-Gracias, que tenga un buen día. -Adiós.
-Adiós.
(SUSPIRA)
-Que sí, sí, que no es lo correcto, pero quién nos iba a decir...
-No, no...
-Sí, sí.
-¡Menuda bruja! -¡Cómo es!
-Igual que su madre y su abuela. -Igualita.
-La voy ya temiendo... -Hombre.
(TV) -Que las primeras palabras en público que pronuncio en mi vida
tengan, precisamente, como marco
este Principado de Asturias,
cuyo título con tanto honor ostento.
-¡Mira que es guapo el príncipe! -Bah.
(TV) -Para expresar la satisfacción que siento
por encontrarme... -He puesto harina en la puerta,
para ver si el fantasma deja huelas. ¡Vamos a ver!
(TV) -Y presidiendo también por vez primera...
-Al sobrao, a ver si hay fantasmas.
-¿Ves cómo sí existen los fantasmas?
-No existen, son huellas de zapatillas
y los fantasmas van descalzos.
-¿Cómo van descalzos si no existen?
-Mira, no me líes. ¿Entramos o no?
-¿Puedo decir que no? -Si quieres ser mi novio, no.
-¡Jopé, siempre te sales con la tuya!
(GRITAN)
-¡Muchas gracias, Herminia!
Había que intentarlo.
Nunca lo olvidaré.
-Lo importante no es el sitio en el que estés,
lo importante es poder elegirlo.
-No hagas promesas que no puedes cumplir.
Nosotras ya no decidimos.
Vamos.
-Bueno... adiós.
-Toma, las llaves de la casa de Matamulas.
No, no... estoy ahí dentro hablando con Rocío.
-No, se va a Sevilla. Precisamente de eso quiero hablar con ella.
-Bueno... cuidado con la carretera.
(TV) -¿Qué le parece el tren?
-Tiene la comodidad, la limpieza... en general está bien.
-¡Hola, papá!
-¡Qué bonito! ¡"Juntos"!
Principios de octubre de 1981. Con la llegada del otoño, el ambiente en Sagrillas es más triste y los Alcántara empiezan a echar de menos algunas cosas. Antonio, además, tiene que estar pendiente de sus negocios en la ciudad y no le queda otra que desplazarse de manera precipitada a Madrid.
Mercedes lleva una vida de lo más tranquila en el pueblo, pero tiene que convivir con las habladurías de los vecinos que a la primera de cambio aprovechan para interpretar las cosas a su manera.
Añadir comentario ↓
Felicidades por la serie, me gusta mucho desde que empezaron a emitirla por vez primera. Me gustaria a ver trabajado de figurante o extra en la pelicula, pero otra vez sera.
Ya ni lo miro mas esta serie,de tanto sensurarnos se me fue las ganas de verlo aburre y te da rabia a la vez,salio una serie muy buena se llama combatientes lo pueden ver por el tube,dejen de rogar para ver esta serie tonta,supuestamente todas las series televisivas deberian ser publico,no privado como lo estan haciendo es una falta de respeto al publico!!
Hola, soy de México, me encanta la serie, la veo desde que inicio, ahora espero cada semana para ver el nuevo capitulo, sin embargo hoy al querer ver el capitulo 247, me parece "como no disponible", podrían por favor, corregir este problema. Saludos!!
Hace 9 meses empece a ver la serie desde el primer episodio, 1 capítulo por día, y ahora que ya alcancé los capítulos nuevos y estoy a la par con las transmisiones de España, ME CUESTA esperar 1 larga semana para ver el siguiente capítulo!
Ay con Karina y que una madre no esté con su hija, como debe de ser, esas preguntas del juez... Me gustó que alguien alguna vez le de su merecido a Josefina, la cotillera del barrio, lástima que no fue algo bien fuerte y completo. Y hablando de cotilleo, si en todas partes se cuecen habas.. pero Merche, fiel a su forma de ser, no se iba a quedar atrás. También lo triste que metan a una persona mayor a una residencia contra su voluntad y ahora Herminia no tendrá con quién estar. Paquita: justo cuando parecía que iba a tener una noche bien completa, se tuvo que quedar con las ganas. Miguel: todo bien si no quiere estar solo y Rocío apareció para acompañarlo. Cada vez falta menos para el mundial ¿82 y ya se vió aparecer a quién fue su mascota: el Naranjito. La música de la época: Paloma San Basilio y su gran éxito de aquel año: "Juntos", perteneciente al álbum "Ahora". Nada más. Gracias otra vez por hacerme pasar una muy buena hora. Hasta la próxima.
"A finales del 81...la consideración social de la mujer dejába todavía mucho que desear..." ¡Y a principios del 2013 también! Desafortunadamente casos como el de Karina ocurren con demasiada frecuencia. Ella al menos es una jóven adulta que puede defenderse, pero es peor cuando ocurre con adolescentes y niñas indefensas, cuando la madre antepone sus propio interés a de su hijas. Ocurre en todo el mundo. Espero que al final Karina haga algo positivo al respecto, como organizar a un grupo de jóvenes para defender su causa. Al final seguramente su madre sabrá la verdad que no quiere reconocer. Antonio se comporta como un señor. Espero que siga así. Bien por Merche y su carácter.
Felicidades por esta magnífica serie! Estamos enganchadíísimos, cada jueves es sagrado ver el capítulo, no lo perdonamos por nada del mundo!! Mi marido y yo somos de la generación del 80 y de esta manera entendemos mucho mejor el ambiente que rodeo nuestra infancia y la vida de nuestros padres, sobre todo del ambiente rural en el que también nosotros nos desenvolvimos: los veraneantes que venían de la ciudad al pueblo, las verbenas, los apodos, los juegos infantiles, las tradiciones, el vestuario... Además sirve para no olvidarnos de dónde venimos, aunque da un poco de tristeza ver todos los valores que hemos perdido: el valor que tenía dar tu palabra, la amistad, la solidaridad entre vecinos etc.... En fin, seguid así durante muuuucho tiempo!!! Rocío
Antes Paquita era genial: Dulce, inocente y pícara. Ahora ya no me gusta en lo que se ha convertido: una mujer amargada, maliciosa y mala leche. Cuando la vida trata mal y la gente traiciona o lastima, la amargura y el enojo con el mundo entero no ayudan en nada, es como vivr lamiéndose las heridas.
Una semana más, esta serie me emociona, me hace reir y me alegra la noche ¡Me encanta cómo se miran Antonio y Merche! Gracias por plantarme una sonrisa cada jueves. Felicidades