¡Pam, pam, pam! -¡Pam, pam!
(RÍE) -¡Toma ya! (GRITAN)
Tenía que haberlo hecho detener cuando tuve la oportunidad.
-¡Tengo un caballo en ese establo! -¡Cuidado! Va armado.
-Claro, yo también.
No son palabras lo que necesita ese.
¡Ya he tratado con borrachos antes!
¡Jing, escúchame!
¡McQueen!
Pues vaya con el predicador.
-Jing McQueen, pequeño bastardo. Te vas a enterar.
(GRITAN)
(FORCEJEAN)
¡Eh, suéltame, suéltame!
¡Vámonos, date prisa! -¡No escaparás, mal nacido!
(RÍEN)
¡Déjame en paz, suéltame!
-¡Jing! (RÍE)
¡Ahora te daré tu merecido! Pero ¿qué te has creído, Jing?
Váyase al diablo. (GRITA)
Pero ¿qué es esto? -¿Qué ha pasado?
-Pero ¿qué has hecho, Jing? -¡Vamos, a los caballos!
-¡Sí, deprisa!
¿Qué ocurre ahí?
ALA ROTA
Permítame, señor.
Bonito abrigo. ¿Viene de un lugar frío?
-Es suyo por 20 . -¿20 ?
-10. (RÍE) -Señor, solo puedo darle cinco.
-Pues si quiere calentarse, haga ejercicio.
-Ha sido un desastre, ha quedado arrasado.
Había ocho caballos y Parson no sabremos si saldrá de esta.
(CARRASPEA) -Disculpe, busco a un hombre llamado Killgallen.
-¿Bromea? -No, es en serio.
-Hoy es un mal día para hacer bromas.
Está al final de la calle. No tiene pérdida.
-¿Por qué dice que es mal día para hacer bromas?
-Todavía no hemos linchado nunca a nadie aquí,
pero siempre tiene que haber una primera vez.
-Gracias.
-Bien, ¿qué iba a decir? Ah, sí, el fuego.
Hola, Jack.
-Vaya...
¿Sabes? Llegas como un mes tarde.
-Ya... Bueno, he tenido un par de asuntos que atender.
¿Haces esto todos los días? -No tan a menudo.
¿Una cerveza?
Muy bien, muy bien, silencio. ¡Silencio!
Su recuperación solo depende de él.
Si queréis hacerle un favor de verdad, iros a casa.
¡Meteos en vuestros asuntos!
-Si ese hombre muere, tendremos una guerra.
-No nos mentiría, ¿verdad, Doc? -¿Tú qué crees?
-¿Quién lo ha hecho? -Un niño mimado.
El hijo de un granjero importante de la zona,
el sheriff ha ido a buscarlo.
SHAMROCK COMPAÑÍA GANADERA DE M.P MCQUEEN
Yo no quería que esto acabase así, ya deberías saber que si te enfrentas
con un borracho con una pistola, te puede disparar.
Y así sucedió. Lo siento.
¿Me cree?
Suena como si no me creyera. De verdad, lo siento.
Se va a enfadar muchísimo.
Ya sé que hice mal.
Todo el mundo tiene derecho a equivocarse.
¿Qué quiere decir?
¡Ah, ya se lo he dicho! ¡Sé que hice mal!
Pero ¿tengo que estar repitiéndole lo mismo una y otra vez
como un niño pequeño?
¿Cómo?
Tal vez sería mejor hablar primero con mi padre.
Se ahorraría muchos problemas.
Habrá otra fiebre del oro aquí. Tal vez mayor.
Más oro que en Idaho y que en California, créeme.
-Debiste quedarte. -La mina junto a la mía se vendió
por 1000 el pie cuadrado. La mía casi el doble.
-¿Qué has dicho?
-He dicho que debiste quedarte en Idaho.
-¿Por qué haría algo así, Jack? Creí que me necesitabas aquí.
-Llegas un mes tarde, ¿recuerdas?
Crown ya ha cerrado el trato, un trato que le adjudica la costa.
-Bueno, todavía hay mucho territorio por cubrir. Miles de hectáreas.
Cinco ciudades, un ferrocarril, 15 granjas de ganado.
-17. Ese bastardo crece cada día.
-¿Cuántas millas de tendido eléctrico tienes?
-Ocho. (RÍE) -¿En serio?
En la calle verás un poste cada 20 pies.
-Cable eléctrico, licencia para seguir.
Tu mina de oro es mayor que la que yo tengo en Idaho.
-Tal vez, tal vez no has oído lo que te he dicho.
Llegas un mes más tarde. Todos los negocios pasan por Crown.
-Puede que eso cambie. -¿Cómo?
-Hago bien mi trabajo. -¿Cómo de bien?
-Muy bien. Te sorprenderías.
-Ya veremos.
-A ver, Jack. ¿Me estás diciendo que he hecho 1300 millas
por una cerveza?
(RÍE) -He recuperado mi abrigo.
Cuando te fuiste pensé que no volvería a verlo.
Si... Si necesitas un préstamo... -Tengo dinero.
Puedo comprarte este local si quiero. -No está a la venta.
-Hay un nombre para describirte.
-Dilo. No me sentiré ofendido.
-Te destrozará.
No puedes con un hombre como Crown.
-¿Tú sí?
-Ya verás.
Gracias por la copa.
¿Qué miráis?
¿Para quién es eso?
¡Sheriff! ¿Qué opina de nuestro proyecto, allí?
Es mi madera. Y ellos, voluntarios. (ASIENTEN)
Eso le dijeron a Noé.
Tenemos un comité de 500. (ASIENTEN)
¿Habrá un diluvio?
-¿Quieres una explicación? Te la daré.
-¿De qué está hablando? ¿Qué diluvio?
¡No! ¿De qué está hablando?
Pues a lo mejor no queremos llevarnos bien.
Puedo olerlo en el aire.
Huele a que se puede comprar la justicia
con una ley que permite a cualquiera que tenga dinero
emborracharse y correr por las calles usando a la gente
como si fueran dianas humanas. (ASIENTEN)
He visto cómo pasaba en otros pueblos.
He visto qué pasa cuando quien ejerce la ley y el millonario
trabajan los dos cogidos de la mano.
¿En qué está pensando?
Creo que no le sigo.
Me gusta su whisky, no puedo decir lo mismo del resto.
Cuénteme más.
No... ¿No estará cuestionando mi honestidad?
Su cabeza está cubierta.
No puede ganar.
¿Y... he dicho yo que trabajaríamos juntos?
Un cura matando abatido en plena calle.
Por lo que sé, eso es como un cura.
¿También lo ve así?
Alguien que le hable a las masas.
Es nuestro. Y nos llevarán a hombros hasta el ayuntamiento.
¡Lo haremos, lo haremos!
(RÍE) ¿Socios?
¿Quién le ha convertido en verdugo? -Yo mismo.
-¿Cuándo lo cuelgan?
-Le mandaré una invitación de honor.
-Hágalo.
¿Noé?
Antes estaba hablando de Noé.
¿A qué se refería?
No le gustan las armas...
Creo que es mejor que la deje guardada.
Dígale que lo siento. ¿Lo hará? Dígaselo, ¿vale?
Yo lo siento.
¿Dónde está?
-Fue sin querer. -Tendría que romperte la cabeza.
-Estaba borracho. Yo... -¿Qué te he dicho del alcohol?
¿Cuántas veces tengo que decirte que no puedes beber hasta esos límites?
¿Cuántas veces?
-Sí, papá, ya sé que me lo dijiste, pero yo no me acordaba. Lo olvidé.
-Olvidarlo no es excusa, Jing. Te lo he dicho un trillón de veces.
Ya tienes casi 20 años.
¡Ya eres un hombre! ¡No puedes olvidar esas cosas!
Jing.
Mírame.
Hijo.
Mira a papá.
Te llevaré a casa.
Te ataré al establo
y te daré la mayor paliza de tu vida.
Así no lo olvidarás. (LLORA) -No, papá...
-Muy bien.
(SUSPIRA)
Me lo voy a llevar a casa.
¡Thatch, Billy!
Bien, señor Crown...
No quisiera ser demasiado duro con usted.
Tendrá cosas importantes que hacer,
así que haremos como si esto nunca hubiera pasado.
Le garantizo que el chico será castigado.
Ni que hubiera matado a alguien.
¡Me lo llevo de aquí ahora mismo!
Ningún juez bastardo castigará a mi chico. Eso es cosa mía.
Yo lo haré. Mi chico, mi ley.
Le doy 10 segundos para liberarlo, si no, lo haré yo.
Cuánto tiempo, Jim.
¿Evelyn?
Cierto. -Ya ha pasado su tiempo.
Eso he oído.
Yo no lo haría, señor McQueen.
-Ya nos veremos.
Jovencita, no se crea una palabra de lo que él le diga.
Jim, me alegra estar aquí.
Jim...
Eh, oiga. ¿No me va a soltar?
No tengo miedo. Me han enseñado a ser un hombre y pienso serlo.
-Mi papá.
El valor es lo único que un verdadero hombre tiene.
-Y tiene razón.
-¡Suélteme y se lo demostraré!
No se esperan novedades hasta mañana.
Tengo que atender un parto.
Sí, me lo ha dicho el mismo.
Y no hay razón para llevarle la contraria.
Hasta la noche.
Bien, como quiera.
Sabes lo de Kingston, ¿no?
Y... ¿qué periódicos lees?
Algunos mienten más que otros.
(RÍE) En Idaho.
Rocas grandes como un puño.
Un hombre me ofrecía 1000 por pie y lo rechacé.
Tengo a mis socios trabajando para mí.
Tú estás aquí. Tienes mucho territorio por explotar.
Me necesitas.
¡Lo sabía!
Déjate de dinero, Jim.
Esta ciudad es muy grande para que la lleve un solo hombre.
Es decir, tienes en pie de guerra a un centenar de personas
con la intención de colgar a un chico.
Necesitas a un hombre fuerte.
Y ese soy yo, no un par de hombres que no conoces de nada.
Pero, Jim, no puedes esperar.
Tienes un gran conflicto aquí con el padre de ese niño
y en la calle te han montado un cadalso.
Esto es cosa de locos.
Bueno, ya lo he hecho.
Te digo que puedo poner calma entre la gente y el muchacho.
Pero esto se te va a complicar.
Bien dicho.
¿Sabes por dónde hay un buen barbero?
(RÍE)
Recuerda lo que te dijo tu padre, hijo. Es importante.
Ese chico me recuerda a mí. ¿Has dicho MacGregor?
Algún día te contaré todo lo de Tombstone.
¿Va a soltarme?
Él me soltará.
Gracias.
¿Quién es John L.?
Oh...
No.
¡Más de los que usted podría!
Casi 20.
Casi 20 y no he hecho nada bien.
Él me lo dice.
Siempre me lo dice.
Todo el tiempo.
"¿Qué te pasa, Jingo Bo?
¿Por qué no haces nada bien?".
Casi 20 años sin haber hecho nada bien.
¿Qué se cree, sheriff? ¡He ido al colegio como cualquiera!
He tenido cuatro, o tal vez cinco profesores en el rancho solo para mí
que me enseñaron todo. ¡Cuatro, cinco, tal vez más!
Ya sé que está muy mal lo de Parson...
No puedo ayudarle.
Y espero que alguien pueda.
No puedo hacer nada más.
Estaba borracho.
¿Usted le conoce bien?
¿Como ayudante?
¿Quién más le ayuda?
Y dos más en camino.
Lo he oído.
Aféiteme bien apuradamente, señor MacGregor.
Cuando termine, póngame un poco de crema perfumada.
Hoy será un gran día.
¡Atención!
¿Estáis listos para este gran momento?
Se acerca el momento.
¿Estáis listos?
¡Justicia para McQueen!
¡Miradlo bien, amigos! ¡Miradlo bien, miradlo bien!
¡Esto es lo que pide la gente de esta ciudad!
¡Escuchad el grito aclamador de miles de voces!
¡Y, te lo advierto, esto va a ser para ti
y para todos los malditos ricos piratas al otro lado del río!
¡Aquí pondremos al maldito chico,
a su padre Mike y a todos los suyos!
¡Va!
¡Va!
¡Vamos!
Déjalo, ya me encargaré cuando llegue el momento.
¿Sabe lo que me pide?
Lo que diga no me hará cambiar de opinión.
Haga lo que haga, pienso salir ahí fuera
y no pararé hasta poner orden.
Le he dicho que no voy a huir.
¿El qué...?
Es increíble, solo se ve una imagen. -¡Cállate!
¿Y? ¿Qué quiere decir?
-De 110 a 161 pies cuadrados. -Thatch...
-Es el parque de Yellowstone.
-Muy bien, sheriff. Espero.
Ni aquí ni en ninguna parte.
Nadie lo ha hecho nunca, desde Pittsburgh hasta Boston.
¿Pobre hijo?
Y es lo que iba a decir antes.
¡La ley es la misma en todas partes!
No se meta...
Quiere llevarlo al fuerte Smith, ¿no es eso?
¿Y qué pasa si allí lo consideran...?
¿Y si...?
¡Qué chico! ¡Es un hombre!
¡Suéltame, Chad!
Está usted hablando de mi hijo, señor.
Está hablando de Jing McQueen y no de cualquier otra persona.
No hay nada malo en él.
Es un hombre con la cabeza bien pegada a los hombros.
¡Le ha faltado el respeto a mi hijo!
Y no hay nada malo en él.
No se lo tenga en cuenta.
Le va a costar mucho tiempo asumirlo.
¿Ya ha hecho un trato, sheriff?
-Jim...
¿Cómo está el ambiente?
¡Eh! (BALBUCEA)
¿Cómo se llama?
¡Sí! ¡"La isla del tesoro"!
¿Ya se marcha?
Debo ser el primer hombre en la historia
a quien disparan una bala mal colocada.
Fui a por ese chico al instante. Así de simple.
No he tenido noción de lo que estaba pasando.
Y me disparó...
Me balanceé sobre él, y esto es lo que tuve.
No quiero que vayan diciendo que estoy aquí
porque fui demasiado estúpido de seguir a ese chico adonde estaba.
No...
No hay ningún motivo por qué juzgarlo. Haga el favor de decírselo.
Que se vaya a casa.
¿Qué clase de predicador cristiano sería?
(SUSPIRA) Bien... Mándelo a casa.
No debe estar enjaulado. No es lugar para un niño como él.
Cierto.
Mi calle. Mi ciudad.
Y lo que pasó es responsabilidad mía.
Parson, veo que ya se encuentra mejor. No lo sabía.
-No se lo han dicho. -No.
Me alegra saber lo que piensa.
No importa lo que diga la ley. Jing responderá ante mí.
Como siempre ha sido y siempre será. Tiene mi palabra.
-No voy a presentar cargos.
Déjame terminar.
¡Sheriff!
-Sí. Y construiré un nuevo establo.
Daré dinero a aquellos que perdieron caballos.
Y sus facturas del médico.
Y seré el primer McQueen en 17 generaciones
que hará un donativo para la construcción de una iglesia.
-Está bien.
-Ya ve lo que se propone.
-Deje libre al chico.
-Gracias, Parson.
Trae los caballos.
¡Le dije que mi padre me sacaría! -No importa, Jing.
-Es cierto. Y que no dejarías que me juzgaran esos bastardos.
-Muy bien. Ahora ves afuera, hijo, y ensilla al caballo.
Nos iremos cuando estemos preparados, pero no antes.
Un minuto, hijo.
¿Dónde está su arma?
Vamos.
-Ahí están los caballos.
¡Como yo dije!
¡Parson no lo denuncia!
¿Cuánto le pagan? ¿Cuánto dinero?
-¿De quién es esta ciudad?
¿Suya, McQueen, o nuestra?
¿Qué de quién es esta ciudad? ¡Yo le enseñaré de quién es!
-Tiene razón, hijito. -No me llame "hijito".
Lo tienes bien, hijito. Papá te lo pagará todo.
No importa que dispares al predicador,
quemes un establo lleno de caballos...
¿Queréis arreglarlo?
Bien, creo que puedo pagarlo.
Toma. -¡Jing!
-Déjelo.
Todo tuyo, hijito. Vamos, lámelo.
Adelante.
¡No!
-Vamos, Jing.
No hagas eso.
-¿Qué es lo que quiere? ¿Qué pretende?
-Miro esta ciudad alrededor y todo lo que veo es un pueblo aburrido.
He vivido toda mi vida en Tombstone
y ahora pretendo instalarme aquí.
Yo no sé con el sheriff,
pero nadie se mete con Wiley Harpe, señor McQueen. Nadie.
Vamos, hijo. Vamos. -¡Suéltame!
Nadie me trata así.
Ni él ni nadie.
Vamos, señor.
Su turno.
¡Venga!
¡No me toque! -¡Jing!
-Me mantengo firme. Nadie me echará de la ciudad.
Ni tú ni el sheriff ni este otro.
Antes los mato. ¿Lo ha entendido, señor?
¡Señor Harpe, me quedo en la ciudad! ¡Ni me echa usted ni nadie!
Cuide usted mismo a su hijo, señor McQueen.
-Thatch.
Ve a por Glensy y quedaos junto a mí.
¿Caramelos?
Con toda la excitación, casi me olvido de comer.
(RÍE) La señorita lo cree.
¿Quieres ver algo?
(RÍE) Vamos, no me hagas reír.
(RÍE)
¿Qué opinas tú de eso?
¿Sabes? Yo creía que eras una persona sensata,
que no creía todo lo que oía.
Hay dos caras en una moneda.
¿Bill?
(RÍE)
Ese malnacido...
¿Quieres echarme?
Y después el gran hombre de Idaho
cogió al chico y un caramelo de colores
y le dijo que lo lamiera, y el chico lo quería.
Le bastó insistir una vez y el chico lo lamió.
Eh, veo que has dejado tu barra de caramelo esta noche.
Eso es un trago muy fuerte para un chico, hijito.
¿Qué tal si te tomas un helado?
Jing, Jing McQuenn.
¿Papá te ha dejado beber?
-¡Jing!
Venga, nos vamos. -Te lo dije.
-Sé lo que dijiste. Ahora te lo digo yo. Nos vamos.
-¡Que no!
¿Tú...
quieres que huya
corriendo a casa?
-Hijo, a veces es mejor... -¡No, no lo es!
¡Tú me lo has enseñado!
¡Dijiste que un hombre nunca huye, nunca!
Dijiste que un hombre tiene que enfrentarse a sus problemas.
Lo dijiste una vez y otra vez y otra y otra...
-Bien, déjame que te explique... -No hay nada que explicar.
Ese hombre se burla de mí y tú quieres que huya.
¿Qué me has dicho toda la vida? -Oye, escúchame.
-He estado escuchando. He escuchado 19 años.
¿Me has mentido estos 19 años?
¿Es eso?
-Jing, quieres matarte. ¿Es eso lo que quieres?
-¿Qué dijiste acerca de eso?
Dijiste que hay algo peor que ser asesinado.
-¡Cállate! ¡Que te calles y vengas conmigo a casa!
-¡He dicho que no!
¡Vete tú!
Yo me quedo.
¿Qué ha pasado?
-No viene.
Le he gritado, pero se queda.
El enterrador va a tener trabajo.
-¿A qué se refiere?
-Quedaos aquí.
Vuelvo enseguida.
A algunos hombres les gusta el whisky,
a otros los puros,
pero muy de vez en cuando encontramos a uno al que le gustan los caramelos.
¡Y no tienen alcohol!
-Y un vaso de leche. ¿Qué os parece?
-¿Por qué no se lo preguntamos?
-Mirad, es su niñera. -¡He dicho que te largues!
El 4-19 llega 10 minutos tarde.
Eh, espere un momento. No me habían dicho de qué iba esto.
¿Exprés o normal?
Tengo que mirarlo.
Pero, un segundo, un segundo, un segundo.
¿Dónde se supone que tiene que apearse?
162 libras...
A ver...
Normal, normal.
Paquete normal.
86,48.
(SE QUEJA)
-¿Qué le ocurre?
Creo que tiene las piernas un poquito...
-No suelo hacer esto...
¿Qué es lo que quiere?
-¿He dicho que quisiera algo? -No hace falta, señor.
He tratado con mucha gente como usted y sé cómo piensa.
-Usted no me domará, señor McQueen.
-Ya lo creo. Es como un cuervo.
Tal vez no pueda domar al predicador Parson
o al bastardo de Crown o a algún otro,
¿pero a Wiley Harpe?
Oh, seguro que puedo hacer algo por usted.
Me mandó un aviso, señor,
y le aseguro que sé ver los avisos cuando los tengo delante.
No hay ninguna duda.
Podía haber disparado a mi hijo ahí afuera
y recibir una medalla por ello.
Estoy ciego, pero no tanto. Entonces, ¿qué es lo que quiere?
-Tengo que pensarlo. -¡No es verdad!
¡No! Lleva pensando en ello las últimas 48 horas.
¿Qué es lo que quiere, Harpe? ¿Dinero? Es suyo.
¿Poder? Es suyo. Está hambriento. Lo desea.
Desea lo que no puede tener. Por eso no mató a mi hijo.
¿Y qué es? ¿Prestigio? ¿Relevancia? ¿Autoridad?
Muy bien.
Tengo a un senador. Yo le di el puesto.
Tengo un hombre en un alto cargo de justicia.
-No me diga más.
(RÍE)
¡Ley! Eso es, ¿eh? Quiere el trabajo de Crown...
Y todo lo que viene con él...
Cinco ciudades, el ferrocarril, 15 centros de comercio,
miles de millas cuadradas y ningún muerto.
Muy bien, señor. Es suyo.
Estás perdonado.
¡Harpe! ¡Harpe! ¡Alejaos de mí!
¡Harpe! ¿Dónde estás? ¡Ven y dame otro caramelo, Harpe!
¡Vamos, Harpe!
-Dejad al chico en paz. Me lo llevo conmigo.
Thatch, Billy.
De eso nada, sheriff.
-¡No, Jing!
-Muy bien, sheriff.
Vamos, dispare.
Jingo, hijo de uno de los ganaderos más importantes de la zona, es acusado de herir de gravedad al predicador Parsons. Cuando éste último se recupera, decide no presentar cargos y olvidar el incidente, pero no todos en la ciudad piensan lo mismo.
Contenido disponible hasta el 14 de enero de 2022.