2009-2016
-¡Dios Santo!
-¿Tienes algo para darme? -¡Sin tocar, hombre, sin tocar!
¡Sin tocar...!
Amo, ya sabe que yo con usted hasta la muerte.
¿Pero de verdad cree que alguien va a esconderse con leprosos?
-¡Amo, amo!
¡Amo, mire a ese hombre!
¡Ay, la Virgen, si le falta un cacho de nariz!
-Señor... tenga cuidado, que esto contagia con sólo mirar.
-Agua, agua.
-¡Agua, agua! -¿Agua?
Agua no llevo. Un poco de vino, si te vale.
¡Ah!
¡Qué manía con tocar!
-Conozco al hombre que estáis buscando.
Se escondió aquí, pero se fue con el Cojo.
El cabecilla de los mendigos del centro de la villa.
¡Ese! -Justo
-¡Agua, agua, agua!
-¡Cloroformo os voy a traer la próxima vez!
¡Ah!
-Es que fue aquí donde me tocó la leprosa.
Ya ve usted... meterse en ese sitio infernal...
Para que el capitán Rodrigo esté con los mendigos del Cojo.
-Si desde que estoy aquí no he parado de lavarme.
-Oiga, señor,...
...¿usted cree que nos habremos contagiado de lepra?
Que como empecemos a perder miembros, a mí me da algo.
Que yo sin manos puedo pasar, pero sin...
Ya me entiende.
-¡Madre del amor hermoso!
Con tanta carga no sé cómo es capaz de levantar el vuelo.
-¡Quiero que le azotes, me ha estirado de una oreja!
-No voy a desayunar, comer ni cenar hasta que entiendas...
...que no iré a esa escuela.
-Quiere que vayas porque el maestro es tu amigo.
-Madre, no quiero sentarme con esos pobres, soy noble.
-¡Buenos días, Alonso! -Buenos días.
-Pon cucharas, que hay caldito rico.
-Sí, caldito. Dirás agua caliente, ¿no?
-De agua caliente nada. Caldito.
El hueso de jamón nos tiene que durar por lo menos tres meses.
-Pues a mí no me pongas. Gracias. -Bueno...
-Mientras haya comida, come. Que luego nunca se sabe, venga.
-Claro.
-Anoche echaste a la tía Margarita.
¿Por qué?
Sabías que quería verla.
¡No querías que la viese, por eso la echaste!
-A ver, a ver. Mira, vamos a hacer una cosa, vamos a...
A buscar unos huevos donde Cipri y te hago un revuelto.
-Quieres que me quede solo, ¿no?
-¿Por qué te quedaste en la taberna?
¿Y por qué no fuiste a por el cordero?
Si hubieras ido, mamá estaría viva.
¡Mamá murió por tu culpa!
(SUSURRA)
-¡Mira el taco! -Hasta luego, chato.
-¿Desea algo?
Ah, que no tiene dinero.
-Ah.
-Sí.
-Venga, márchese que tengo mucho trabajo.
-¡Fuera, mendiga! ¡Fuera, mendiga, que me espantas a los clientes!
-¿Le pongo tres puerros? A ver, ¿le gusta este? Muy bien.
¿Y usted qué desea? ¿Cuántas le pongo?
-¿Pero qué haces, ladrona? ¡Que te he visto, suelta eso!
¡Que te están robando y no te enteras! ¡Suelta eso!
Que te roban y no te enteras. ¡Golfa!
-Fibra de Holanda. Que a ver si no es por mí,...
...de qué ibas a tener tú este placer en las caderas.
-¡Monísima! Te está muy bien.
-¡Es una diosa!
-Anda, quita, que no me dejas ver.
-Mira.
Hazlas un poco más grandes. Se ven mejor si...
Si las tiene más grandes.
-Yo, Cata.
-¿Y los tira? Si están nuevos.
-Ella dice que no le gustan. Pero le quedan justos de cintura.
-¿Qué te pasa?
¿Acabas de discutir con tu padre? -¡Le odio!
-¡Venga, acaba ya!
Hoy te vienes conmigo a vender dibujos.
-No tengo ganas, Javi. -¡Venga, anímate!
Vamos a hacer algo nuevo.
-Igual no es el momento para ir a por el Cojo.
...ahí dándole vueltas a la tartera.
-Su mujer no murió porque usted se retrasara.
Su mujer murió porque... Porque tenía que ser así.
-O no... O no.
Nunca se sabe. No depende de uno lo que le pase a uno, ¿no cree?
Si no... yo sería rey.
Su chico está enrabietao pues...
Porque está pasando sus cosas, su, su... su duelo
Eh, hasta la propia palabra lo dice: du-e-lo.
Duele. Es lo mismo.
Hágame caso. Es un agarrón, se le habrá pasado hace una hora.
¿No ve que es un chiquillo?
Con un poco de mano izquierda estas cosas se arreglan.
-Amo... el Cojo.
Está ahí el Cojo.
-¡Tenga cuidado por donde va, hombre!
-¿Y ese pan? ¿De dónde lo habéis sacado?
-Tenga cuidado, señor, que no lleva puesto el traje de pajarraco.
-¿De dónde lo habéis sacado? ¡Contesta!
-¿Cómo lo hace?
-Coge el palo y luego qué.
¿Cómo lo hace?
-¿Y el libro con nuestros nombres?
Si llega a la Corte, estamos muertos.
-Estamos ante un momento crucial.
La dinastía de los Austria está llegando a su fin.
Y debemos garantizar su desaparición.
-Confiamos en usted, comisario.
-Hemos llegado, señor Nuño.
-La madre que te...
-Da la vuelta.
-Señor Nuño, su madre dejó bien claro que...
-Te quedarás si manos si no lo haces, da la vuelta.
-Pero qué mala cara tiene.
Está muy pálido.
-Buenos días. (TODOS) Buenos días.
Bueno, esto ya está. Un poco raro, pero...
-¿Esto? ¿Qué?
-Bueno, pues...
Pues no lo cambio, explíquelo así.
Se parece a una novia que yo tuve.
-No sé, no les he visto en toda la mañana.
-Tome usted.
(RÍE)
-¿Y el dinero?
-¿Qué dinero, eh?
-Eh, que es un maravedí.
Será rata.
-No te preocupes, ya vendimos mucho por hoy.
-La verdad es que hemos triunfado...
...y convenceremos a Murillo a que haga más.
-Sí.
¿Crees que tu padre tuvo la culpa de lo que le pasó a tu madre?
-Sí, porque si no hubiese ido a beber ella estaría viva.
-Venga, vamos a la taberna del Perejil a celebrar...
...que hicimos el negocio del siglo.
Vamos. -Allí no dejan entrar a los niños.
-¿Cómo que no?
Con esto puedes entrar en cualquier sitio, vamos.
-Venga, vamos.
-Con todos mis respetos, Sra. marquesa,...
...mi hijo va allí.
Somos pobres, pero limpios.
Mi niño va siempre como un patena.
-Gonzalo es la persona adecuada, no se preocupe.
Y estando como maestro, estará usted más pendiente.
De la educación de su hijo.
(RELINCHOS)
(RELINCHO)
-¡Sooo!
-Adentro.
Anda que ya era hora, tienes a tu padre contento.
¿Qué tienes, chico?
Alonso...
¿Se puede saber qué...? -Satur, para, por favor.
-Tu has bebido. -No.
No he bebido.
-Si hueles a jumilla que tiras para atrás, siéntate.
Abre la boca que te huela. -No.
-Alonso, abre esa boca que yo te huela.
Pero si...
Si aquí salen hasta demonios.
¿Se puede saber a qué juegas?
-Por favor, no me muevas que vomito.
Como se entere tu padre me la lía a mi y a ti.
-Vamos, entra en el cuarto.
Que estoy un poco revuelto.
La monda de patatas que por más que me empeño no me sientan bien.
-Hablar con él, dice.
Tal y como está el niño de dormido.
¿Y de qué quiere hablar ahora?
-A ver, perdóneme, señor, pero mire su planteamiento.
No lo despierta para ver a su tía y lo hace para hablar...
...de la bronca del desayuno que es por lo que no fue...
...a la escuela.
Ande...
-Aún respira.
-Que atropellamos a un mendigo.
-Señora que está herido, avisemos a un médico.
-Escucha, échalo detrás del coche sin que te vea la marquesa.
Cuando lleguemos a palacio ya veremos.
Aquí no la vamos a dejar, ¿no?
Que no te vea.
-Qué calor, aquí... Da más calorcito.... Vamos...
Madre mía...
(RÍEN)
Estas nada más que las ves en pintura.
-¿De dónde sacaste eso?
Te he preguntado ¿de dónde sacaste esta hoja?
-No le mates.
Se la compramos a un niño cerca de la posada Pataliebre.
-Buenas noches, madre.
Viendo que es un criadero de piojos y mis compañeros...
...unos plebeyos malolientes... Tengo suerte de estar vivo.
-Catalina, se ha despertado y...
-Nada, señora, ya me ocupo.
-El mendigo se ha despertado está en la cocina.
-El que atropellamos, señora.
-Sí, señora, enseguida lo arreglo.
-Señora, con su permiso.
Oye, ya sé que estás asustado, pero la señora ha sido...
...muy generosa y con el gran corazón que tiene,...
...y que siempre le ha caracterizado,...
...te ha acogido en su casa y te ha dado de comer.
Así que obedece y márchate.
-Margarita...
-¡Eh!
Vamos a ver...
Pandilla de indeseables.
O nos decís dónde está el capitán Rodrigo...
...o este y yo os ponemos mirando para Constantinopla.
(SE RÍEN)
-Igual no he acertado con el tono, ¿no?
¿Cómo?
-Tira, tira...
-¡Los soldados, que vienen los soldados!
-¡Ah!
-¡Por favor! ¡Ah!
-¡Oh!
-Vámonos, amo, que aquí no hay más tela que cortar.
-Sí, señora.
-¡Puta!
-Señor, ¿se acuerda de lo que le decía ayer?
¿De lo de tener mano izquierda con su hijo, que era un chiquillo?
-Pues hoy le digo lo contrario.
Que yo digo que su hijo sea un mal crío, Dios me libre.
Pero si se le retuerce, con el carácter que tiene...
...el niño, a ver quién lo endereza.
-Algo, algo... Por eso hay que andarse con ojo.
Que pa algunas cosas ya se cree muy mayor.
-Bueno, pues nada, que...
-Sí, es que... me duele la cabeza.
-Claro... Cómo no.
-Un poco enfadado sí que está.
Te paso a tu padre.
-Es que... no voy a ir a la escuela.
-¡Bueno!
-¡Padre, no voy a ir a la escuela nunca más!
-Vaya par de pelotillas,...
...a ver quién mete ahora al crío en cintura.
-¿Quería algo?
-¿Conoce a esta mujer?
-Pero si es mi mujer...
...desnuda.
Serás desgraciado, ¿por qué tienes...
...un dibujo de mi mujer? -¡Quita!
-¡Eh, tú, espera! ¡Vuelve aquí, malnacido!
-Buenos días, señora.
-Pues toma.
-Estoy totalmente de acuerdo con la señora.
...nunca olvides tus promesas.
-Hijo mío, no vuelvas.
Mantente vivo, mi amor, mantente vivo.
(ALGUIEN GRITA) ¡No!
¡No!
¿Qué has hecho, Gonzalo?
¿Qué has hecho, por Dios?
-Mantente vivo, mi amor, mantente vivo.
-Me prometiste que no volverías a hacerlo.
-En aquella ocasión no dudaste un instante.
-¿Por qué la has sacado?
-Bueno, son designios divinos nada más.
Pero no has respondido a mi pregunta.
-Eres el mejor padre que tiene,...
...incluso cuando dudas.
-Lo único que sé es...
...que los está sacando fuera de la villa...
...por la explanada hacia el Sur.
-Chis, no te fíes,...
...ahí donde la ves con esa cara...
... de mosquita muerta es una víbora.
Viene aquí haciéndose la mártir con la marquesa,...
...que si no he comido, que si me han echado a la calle.
Algo peor le tenía que haber pasado,...
...que bien merecido que se lo tiene.
-Amigas dice.
¿Sabes lo que le hizo a Gonzalo,...
...al maestro?
Enamoraico lo tenía, embrujado,...
...pero, claro, no era bastante para la muchacha.
Por eso se tuvo que liar con el primer noble...
...que se le puso delante.
-Cuando Gonzalo los encontró allí refocilándose con el otro.
Se puso loco de celos,...
...se batió en duelo con el noble y lo mató.
Tuvo que salir huyendo para que no lo apresaran...
...y lo ahorcaran.
-Ya. Y yo me lo creo.
Pero no fue lo peor, ¿verdad que no, Margarita?
Cuéntale.
-Cuéntale.
-Cuéntale.
-Claro, como no encontraron a Gonzalo... capturaron...
...a sus padres...
Y los encarcelaron...
...ya viejecicos los pobres.
Y allí los estuvieron torturando,...
...que no aguantaron ni dos semanas.
Llora.
Llora ahora que ya están muertos. Llora.
-Satur, déjame en paz.
Sólo eres un criado. -Y fiel amigo de tu padre.
Pienso seguirte hasta que atiendas a razones.
-Le tienes miedo, por eso me sigues.
-No, yo no tengo miedo de nadie. Lo hago por ti.
¿Tú sabes cómo está tu padre? -¡¿Y yo qué?!
-¿Crees que vas a solucionar algo dejando de ir a la escuela?
No me mires así.
No voy a dejarte hasta que no me contestes.
-Está bien. Iré a la escuela.
-Y hablaras con tu padre.
No, Alonso. Quiero oírlo.
-Y hablaré con mi padre.
-Y no volverás a beber... -No, no.
No voy a volver a beber, te lo prometo.
-Muy bien.
Ahora sí, ahora sí que me voy.
-Satur, para. -¿Eh?
Claro, es que luego... Ay, amigo.
-Quiero alistarme.
-Gonzalo.
-He hablado con Alonso.
Tiene usted un chiquillo más comprensivo y más majo.
He hablado con él y, oiga, que ha atendido a razones.
Sólo había que decirles las palabras adecuadas.
No, perdón... Con esto no quiero decir que usted no sepa,...
...sino que... Bueno, que ya está todo solucionado.
-¿No lo estoy diciendo? Está de camino.
Enseguida tiene usted a su hijo sentado con estos angelitos.
La madre que me parió...
-¿Quién ha sido el cabrón...?
-Ja, ja. (LOS NIÑOS RÍEN)
He estado pensando que si el capitán está...
...con los mendigos, yo podría transformarme en uno...
No ve que yo conozco los bajos fondos...
...como la palma de mi mano.
-Señor, la marquesa de Santillana desea verle con urgencia.
-¡Escoria, callaos!
-Abrid la celda.
-¿Qué hacemos con ellos, señor comisario?
-Venga.
Por lo menos, algo bueno sacamos de esto,...
...que ya no vas a hacer más daño aquí ni volverás a ver a Gonzalo.
-Así no avanzamos. Llevo más de 2/4 de vino tirados.
¿Conoces o no conoces... -Dame vino.
-...al capitán Rodrigo? Que no hay más vino.
¿Dónde está? Tiene un tatuaje aquí.
-Todo el mundo le busca. -Sí.
-Estuvo una noche aquí con nosotros.
-Toma vicio. Venga, dale.
¿Dónde está ahora?
Se ha dormido.
Jefe, jefe...
¡Despierte!
Qué amargura. La madre que me parió, que se ha dormido.
-¿Tienes unas monedas?
Llevo días sin comer. -¡Soldados!
¡Vienen otra vez los soldados!
-¡Los quiero a todos en el calabozo! ¡Rápido!
-Muchacho, no te quedes ahí que te cogen seguro.
-¡Tira, vamos, tira!
-Vamos, hacedme un sitio que yo ocupo poco.
¡Hacedme un sitio! ¡Hacedme...!
-¿Adónde vas? -¡Soltadme! ¡Soltadme!
Cuidado conmigo que no sabéis con quién os estáis metiendo.
-A... Ayúdame.
Sácame de... de aquí.
-Venga, adentro. ¡Vamos, dentro, deprisa!
¡Vamos!
-¡No metáis más aquí que no se puede respirar!
-Venga. Venga.
-¿Y esa celda de ahí qué? Que están medio vacías.
Ahí que van los mendigos nobles, ¿no?
Esa de ahí... ¡Esa de ahí está vacía!
-¡Que te calles!
-Si tuviera yo el látigo, te ibas a enterar.
¿Intentando dormir un poco?
Haces bien. Con la de horas que vamos a pasar aquí dentro.
-Eh, chico, chico, chico.
Primera regla: Encarcelado en las mazmorras no se llora.
Si te ven asustado, te quitan todo lo que tienes.
Puede que alguno hasta te parta la cara.
-¿Y esa voz?
¿No serás...?
¿No serás castrato?
-¿Seguro que no eres castrato?
-Claro.
Tú eres... tú eres...
Tú eres sensible.
¿Tú eres de esos que son muy amigos de sus amigos?
O mejor dicho, que se acuestan con sus amigos.
No es que tenga nada en contra, pero en la cárcel...
Es mejor ser discreto con esas cosas.
Aquí en cuanto te despistas... ¡Chas!
(RÍE) Te quitan los calzones.
¿Qué?
-No son así, son más grandes. -Siempre han sido así.
-¿Qué dices? Antes eran muy grandes.
-Siempre han sido así. ¿No te acuerdas?
-Hola.
Bueno, ¿qué? ¿Lo has hecho o no?
-¿El qué? -Pero ¿te han dado,...
...el uniforme y todo? -Sí.
-¿Qué uniforme?
-Murillo, saluda al capitán Alonso. -Vale.
No voy a ser capitán, voy a ser tamborilero.
-¿Que te has alistado? -¡Chis!
-Tu padre te va a matar. -Mi padre no me va a hacer nada...
...porque no se va a enterar. -¿No vas a decírselo?
-Hoy me quedaré en la escuela...
...y mañana me voy.
Así que, Murillo, por favor, no metas la pata.
-¿Yo? -Sí.
-Madre, soy yo.
-Hola, madre. ¿Qué haces tan pronto en la cama, estás enferma?
-Como siempre, madre. ¡Un asco!
-Aquí tenéis el pan...
...y un poco más de vino. ¿Y de comer qué?
-No sé... -¿Lo de siempre?
-Bueno. -Mira, me han traído morcillas.
-¿Pero buenas? -Buenísimas.
¿Os la pongo y las probáis? -Sí.
-Y unas lentejitas que he hecho. -Estupendo.
-¿Vale? -Vale.
-Venga. -Gracias.
-Gracias.
-¡Nos vamos a forrar! -¿Y a mí cuánto me toca?
-Pues, a ver... del montón de los gastos..
La mina, el papel...
-¿Qué estáis haciendo ahí? -Nada.
-¡Dámelo! -¡No!
-¡Sinvergüenzas! ¡Os voy a...!
-¡Corre, Murillo, corre! -¡Ven, no tengas tanta prisa!
¡Mochuelo! Vamos a ver a tu madre.
-¡Ah, suelta! ¡Ah!
¡Suelta!
-¿Qué ha pasado? -¡Ah!
-¿Has visto a lo que se dedica tu hijo?
¡A dibujar a mi señora, en cueros!
¿Qué, qué vas a hacer con este desgraciao?
-¡La madre que te parió!
¿Pero cómo se te ocurre hacer estas cosas? ¡Tira pa casa!
¡Cuando se entere tu padre, te va a poner el culo como un mapa!
Escucha, ¿esto lo ha dibujado mi Murillo?
¡Digo, qué arte que tiene...!
¡Qué artistazo...!
-¡Oh, oh, esto no me gusta nada!
¡Arriba!
-¿Quieres moverte, muchacho?
Que tú serás lo que quieras,...
...pero como el comisario vea que no te desnudas,...
...te va a mandar al potro de torturas ya.
Que esta gente no se anda con tonterías.
Anda, que es un momentito de nada.
Además, que así se orea el cuerpo. ¡Venga!
-Es que... tiene la gripe.
Y si se quita la ropa, le va a entrar la tiritera...
...y luego ya no hay quien lo pare.
Además es una criatura muy sensible.
-Muy bien.
-Han visto al capitán Rodrigo entrando en una posada.
Está en la villa.
Llevadlos al bosque, ya sabes dónde.
-Tranquilo, muchacho que aquí no han encontrado lo que buscaban.
-¡Vamos!
-¿Adónde me llevan? -A dar un paseo.
-¿A dar un paseo adónde? -¡Al monte! ¡Vamos!
-¿A qué monte? -¡Vamos!
¡Vamos, tira palante! -¿Pero a qué monte...?
Mi Murillo.
-Estás sembrao. ¿No me digas que no es un artistazo?
¡Mira qué trazos! Esto me preguntas sin saberlo y...
Oye, pa pintor de la Corte, adónde tendría yo que apuntarlo.
Tiene un libro lleno de dibujos de mi hijo.
¿Dónde vas?
-¿Qué haces? ¡Que te vas a abrasar, animal!
-¡Animal tú! ¿Qué haces quemando los dibujos?
-Son inmorales y merecen ser quemados.
-¡Tú sí que mereces ser quemado, pedazo de burro!
-¡Gonzalo, Gonzalo!
-Satur está metido en un buen lío.
-¿Adónde nos llevan? Porque esto no tiene pinta de visita cultural.
-Nos llevan a galeras, seguro. -De esto puede caer uno.
Si nos llevan a galeras, ya te puedes apañar, muchacho.
Que eres un flojo.
O vete tú a saber, porque con el comisario le has echado un par.
¿Qué pasa? ¿Por qué no querías desnudarte?
¡Qué difícil es hablar contigo, hijo mío! ¡Ah!
-¡Vamos!
-A mí me huele todo esto...
¡Virgen Santa, quién me habrá mandado infiltrarme...!
Si ya me lo decía mi amo.
(GRITANDO) -¿Quién va?
-Se los han llevado a todos.
(RÍE)
-¡Venga, vamos!
-Jefe, ¿dónde nos llevan?
Porque, comer habría que comer, que estamos desmayados.
-Tú, no te preocupes, que donde te llevamos sobra carne.
-¡Venga!
-¡No! ¡No, por favor, no quiero morir! ¡No, no!
-¡He dicho que no os paréis! ¡Vamos!
-¿Adónde nos llevan? ¿Adónde nos llevan?
¿Adónde nos llevan?
-No te voy a negar que sea yo el primero que disfruta.
Pero a ver si puedes ir menos escotada,...
...que me tienes a los chiquillos revolucionaos.
Está cerrado. ¿Otra vez tú? ¡Te he dicho...!
-Quietecito o te atravieso. -¿Qué pasa?
¡Guardias! -¡Cállate! ¡Dile que se calle...
...o te corto el cuello! ¡Cállate!
-¡Cállate, Inés! ¡Cállate, por Dios!
-¿Dónde está el libro? -¿Qué libro?
-¡No te hagas el listo conmigo! Tienes un libro. ¿Dónde está?
-Lo he quemado. -¿Qué?
-Sí. Véalo usted mismo. Sólo quedan las cenizas.
-¡No, Cipriano...! -¡Inés!
-No le haga daño. -¡Como te muevas la mato!
¡La mato! ¿Entiendes? (INÉS LLORA)
-¡Sube!
-¡Por favor! ¡Por favor, no...!
-¡Dios...!
¡Maldito sea!
No me habéis visto. ¡Estúpido!
-¡Inés, Inés!
¡Inés! (LLORA)
¿Estás bien? -¡Ay, Cipriano!
-¡Venga, he dicho que no te pares!
-¡No, no, no...!
-¿Pero adónde vas? -¡No!
¡Prefiero morir aquí que en ese agujero! ¡No!
-¡Ah, sí? ¿Sí? -¡No, no me mate!
Pero...
-¡Que no escape!
-¡¡¡Ah!!!
-¿Y el muchacho?
¡Que perdemos al muchacho, amo!
¡No...!
¡¡¡No!!!
Madre mía...
Seguro que pensaba que no salíamos de allí.
Y todos esos mendigos muertos.
Lo siento por el muchacho...
...que conocí en la mazmorra no se puede ser sensible, amo.
-Eso es cierto.
Bueno...
Por lo menos hemos liberado a todos.
Además, el chiquillo ha vuelto al redil.
-No es un disfraz...
Es un uniforme de tamborilero.
-¿Y de dónde lo ha sacado?
¿No se te habrá ocurrido robarlo? -No.
Es que...
Mañana voy a la guerra.
-Piense, piense, amo no se encienda.
-¡Dejadme salir de aquí! (ALONSO GOLPEA LA PUERTA)
¡¡¡Te odio!!!
-Esa no es la solución, amo, no lo puede dejar encerrado por siempre.
-Sí, señora, Gonzalo casi enloquece, lo tenía...
...que haber visto cuando se enteró de la muerte de su padre.
-Nada que ver, parece mentira que lleven la misma sangre.
Cristina era un ángel,...
...le va a costar a Gonzalo superar su muerte.
Tendría que encontrar una buena mujer...
...que le dijera que merece la pena seguir adelante.
-Señora... si no es mucha indiscreción,...
...¿qué hacemos aquí?
-¡Oye!
-¡Tomates, a cinco, los tomates tengo!
-Pero...
-Pero...
-Lo siento mucho, madre.
-Tómate esto, anda, te sentará bien.
-No quiero nada.
-Pues algo tendrás que comer.
Los tamborileros pasan muchas horas de pie,...
...si no se mueren antes.
-Yo no me voy a morir, no tengo miedo.
-Ya me imagino, ya.
Para ir a la guerra hay que ser un valiente... o un cobarde.
¿Tú qué eres?
Porque muchos se alistan porque creen en la lucha...
...y otros lo hacen para huir de lo que no les gusta.
-Mira, yo no soy ningún cobarde. -Pues yo no lo tengo tan claro.
¿De verdad crees que tu padre no ha pensado mil veces...
...qué hacia en esa taberna? Eres injusto con él, Alonso.
Sinceramente, yo te creía más listo.
-Es que nunca cuenta conmigo para nada.
Parece que no me quiere. -Que no te...
¿Que no te quiere? Pero si no sabe vivir sin ti.
Si todo lo que tiene en su mano es tuyo, menos las penas,...
...esas se las guarda para él para que tú no sufras.
Te voy a decir una cosa, al final harás lo que quieras...
...pero pides mucho para lo poco que das.
-Es que siempre he hecho todo lo que me ha pedido.
-Te ha dado todo lo que ha tenido, eso no lo dudes.
Eres un hombrecito ya, así que tienes que entender esto:
antes que recibir hay que dar, es ley de vida, Alonso.
Así que piensa muy mucho lo que vas a hacer, no hay marcha atrás.
Te lo digo por experiencia.
Anda, tómate eso.
Vamos...
Tamborilero.
-Padre...
Quiero quedarme contigo.
Yo no quiero ir a esa guerra.
Por favor, diles que eres mi padre.
Tú porque ya lo sabes, pero si no, cuela perfectamente.
-Haremos hablar a ese conde, descuida, amo.
Y si no le importa...
Me gustaría quedarme con el uniforme de Alonso.
Es que mire... me sienta como un guante, me da un aire como...
Marcial.
-Vaya... ahora que me he hecho a la idea de llevar uniforme...
-¡Ah!
¿Dónde vamos con esas prisas?
-No sé de qué me estás hablando.
-¡Oh!
-A sus pies, señora, y el resto del cuerpo, un placer...
-Dicen que ha dado sus pócima a media ciudad.
-También ayudó a mucha gente.
-¿El rey de las Españas? -Soy mayor...
...como para haber visto morir a mi madre.
Que su madre es la marquesa. (TODOS RÍEN)
-¿Qué le pasa?
-Tú no deberías estar aquí. -Esa mujer no te conviene.
-La Sta. Inquisición no se anda con bromas, la queman seguro.
-¡Que queman la bruja! (LA TURBA GRITA)
-¡Majestad!
-Es que eres un insensible, por no decir un cacho bestia.
-Como no va a tener pájaros en la cabeza...
-Todos los plebeyos tenéis un precio.
-Su padre es un águila.
-Me voy a morir como mamá.
-Y lo de las plumas, se le caen o las deja.
-¡Sácanos de aquí!
Alonso no entiende por qué no puede ver a su tía Margarita y culpa a Gonzalo de la muerte de su madre. Sus actos rebeldes le llevan a meterse en líos, alistándose en el ejército. Margarita, rechazada por Gonzalo, está viviendo en la calle. Sufre un accidente y acaba encontrándose con la Marquesa, que le ofrece ayuda para que vuelva a Sevilla. Águila Roja y Sátur en su búsqueda del capitán Rodrigo dan con uno de los miembros de la Logia: el Conde de Queiroz. Mientras, el Comisario organiza redadas entre los mendigos. En una de ellas Margarita y Sátur son arrestados. Águila Roja decide actuar.
Añadir comentario ↓
no me deja ver los capitulos
GENIIAL!!!;)