Lunes a viernes a las 18.15 horas
Sé perfectamente lo que te pido, ayudarnos a atentar.
Si de verdad tienen pruebas, vendrán a por nosotros.
Y si no las tienen y esperan a que demos un paso en falso,
no les vamos a ayudar.
Quiero saber qué van a hacer cuando la policía entre
y les digan que están detenidos. -Negarlo.
¿Vas a hacer lo que te digo?
De acuerdo, lo haré.
Mi hermano insiste en que retome el contacto con Pierre Caron.
Como estamos los dos solos,
he pensado que a lo mejor quería comer conmigo en el comedor.
¿Que me va a parecer mal?, me parece fetén.
Es usted un adulador.
Quiero reescribir mi intervención del pleno de mañana.
Mi padre tiene razón, no se puede exagerar tanto.
Vámonos, se ha hecho tarde.
Al principio fue un poco extraño,
pero enseguida me acostumbré.
Sí, es posible, mi padre es un hombre muy conocido.
No se crea todo lo que cuentan,
mi padre es un terrateniente como otros muchos.
La gente tiende a exagerar.
Mi padre y mi hermano siempre han velado
por los intereses de nuestro país.
Felipe, si tanto le interesa la política de mi país,
debería haber invitado a cenar a mi hermano.
Es usted un hombre muy galante.
Seguro que ha tenido muchos romances.
En eso nos parecemos.
Yo también he tenido algunos romances,
pero siempre han sido breves y decepcionantes.
Eso espero.
A veces pienso que no sé lo que es el amor,
y es algo que ansío descubrir con toda mi alma.
¿Usted cree que puedo encontrarlo?
Eso suena maravilloso.
Me encantaría poder vivir algo así.
Eso debe ser como tocar el cielo,
aunque sea por un segundo.
(Sintonía de "Acacias 38")
Todo va a salir bien.
¿Qué hace hablando solo? ¿Ya ha perdido el oremus?
No, aún me quedan muchos años de lucidez antes de empezar a chochear.
Ten respeto a tu abuelo.
Lo intento, pero a veces me cuesta.
Seguro que estaba ensayando para cuando le interrogue la policía.
Sí, es posible,
siempre hay que tener la ideas claras
y la lección bien aprendida.
No quiero ni pensar lo que puede ser defenderles en un juicio.
Descuida,
que no tendrás queja a la hora de interrogarme en un estrado.
Espero que no llegue el caso.
Hay que ver los trabajos que le caen a uno.
No te quejes, que algunos te los has buscado tú solo.
¿Lo dice porque acepté la oferta de don Marcos?
Sí. Por cierto, ¿cómo te va trabajando para ese delincuente?
No hay pruebas que demuestren que mi cliente sea tal cosa.
Eso no quiere decir nada,
si la intuición no me falla,
ese pollo tiene más muescas en su revolver
que cualquier forajido del oeste americano.
No puedo guiarme por intuiciones o sospechas,
yo solo sé que mi cliente no está acusado de nada.
Por el momento.
Haces mal desoyendo mis consejos.
En primer lugar, vas a echar más sal en la herida
que dejo abierta Anabel. -Puedo vivir con eso.
Si tú lo dices...
Y en segundo lugar,
un hombre tan...
legalista y formal como tú,
al menos, en lo que se refiere a tus abuelos,
haces mal en juntarte con don Marcos y don Aurelio,
dos personas de moral tan dudosa.
Esa es su opinión, no tiene ninguna evidencia contra ellos.
Por favor, Miguel, no peques de ingenuo,
salta a la vista que esos dos son gente de poco fiar.
Ellos y no nosotros son delincuentes peligrosos.
Cualquiera de esos puede pegarte un tiro en la espalda
si es lo que le conviene.
No comprendo por qué ahora mete a las dos familias en el mismo saco.
Antes distinguía bien a las dos familias.
He cambiado de opinión,
las dos familias me parecen igual.
Si siempre ha defendido a don Marcos.
Hasta ahora.
Siempre... he creído que el padre de Anabel
tuvo un pasado muy oscuro en México.
Usted es de los que piensa que, por mucho que alguien se equivoque,
merece una oportunidad de redimirse.
Es cierto,
pero a mi juicio, Marcos ha desaprovechado la suya.
¿Qué quiere decir con eso?
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Sí, una idea muy interesante.
Pues no lo sé, Servando, pero...
¿por qué no se lo piensa en la barra?
Y si se le ocurre algo, le escribe una carta.
Me pongo ahora mismo con ello, claro.
Qué cargante se pone este hombre algunas veces.
A mí me lo va a decir. -Vamos a lo nuestro.
¿Qué puede contarme de mi sobrino político?
Hay dos cambios significativos en su rutina estudiantil.
Ignacio se ha hecho muy popular entre sus compañeros,
siempre requieren su atención en los descansos entre clase y clase
para charlar con él en la cantina;
al parecer es muy generoso a la hora de pagar las consumiciones.
Eso es raro, debería estar tieso.
Ah, ya sé, algo le dará mi esposa.
Si solo fuera eso, no iría mal el asunto.
Supongo que es algo más inquietante.
De vez en cuando, Ignacio, se encuentra con cierto tipo.
Un individuo sospechoso y escurridizo.
Aún no he averiguado lo que se traen entre manos.
¿No sabe nada de ese fulano?
No, ni su identidad, ni su oficio,
ni qué relación tienen.
Eso sí que es inquietante.
Por lo demás, el comportamiento de Ignacio es de lo más correcto,
sigue asistiendo a las clases y mantiene su horario de estudio.
Puede que siga estudiando como corresponde,
pero me da a mí que este ha empezao a torcerse.
Tan posible es una cosa como la otra.
Me escaman sus amistades fuera de la facultad,
bueno, y que sea tan generoso,
que el dinero que le saca a su tía no da pa tantos dispendios.
Si le parece, seguiré investigando.
Sí, por supuesto que me parece bien.
Cómo me alegro de haberle pedido en su momento que siguiera con el caso.
"Méndez, venga, venga".
Me lo he pensado mejor,
investigue un par de semanas más.
¿Está usted seguro?
Sí, sigo con la mosca detrás de la oreja.
Seguro que detrás de tan buenas maneras, hay algún manejo oculto.
Como quiera, es su dinero.
Se me hace extraño que pase de galeote a santo varón
en poco tiempo.
Más vale prevenir un catarro que curar una pulmonía.
Insisto, yo creo que no hay nada que rascar,
pero haré lo que me pide.
Con Dios. -Con Dios.
Espero que esa extraña amistad de la que le hablo sea trigo limpio,
aunque tengo mis dudas.
Conociendo a ese tunante, me temo que aquí hay gato encerrado,
y de los gordos.
Parece ser que ayer hubo un evento muy importante en el restaurante.
Ya vi que estaba cerrao al público en general.
Tuvo que ser alguien mu pudiente pa cerrar el local pa él solo.
Ay, hija, hay gente muy caprichosa.
¿Habrá sido alguien del barrio?
Yo te diría que sí.
Buenos días.
¿Qué le ponemos?
De todo un poco, que tengo la despensa medio vacía.
Eso será por la cena privada que tuvieron anoche en su local.
No creo que sea por eso,
últimamente tenemos a muchos parroquianos.
Sí, y muy misteriosos, cerrar el local pa ellos solos...
Bueno, son cenas de negocios,
y ya se sabe cómo son esos señores,
les gusta hablar seguros de que nadie les va a escuchar
donde invierten sus dineros. -Pues se escucharon violines.
Eso será porque a esos hombres de negocios
les tiene que gustar la música romántica.
O a doña Sabina los secretos.
Entonces, ¿qué, no nos va a contar
quiénes fueron los que cenaron anoche en su local?
Mujer, estamos en ascuas.
Y así se van a quedar.
La confidencialidad de mis clientes es la misma que guardan
los sacerdotes.
¿Eso no es exagerar un poco?
Nosotras no vamos a ir con el cuento a nadie.
No insistan, que no les voy a decir ni mu.
Lolita, hija, ¿me atiendes o no me atiendes?
Se me va a hacer tarde.
Me tocaba a mí, pero le cedo el turno.
Enseguida se lo subo yo, que la veo muy acalorá.
Está mujer, siempre tan altiva.
Hoy estaba más picajosa que de costumbre.
A ver, doña Sabina,
usted deja que ella se cuele, y no protesta,
y ella está de morros.
Pa mí que los que cenaron anoche en su local,
tiene mucho que ver con esta señora.
Uh, eso es blanco y va en cántaros.
(RESOPLA) Está bien,
fueron don Felipe y Natalia Quesada
los que cenaron en mi local.
Por eso está doña Genoveva así.
Ya que sabemos el pecador, cuente cómo fue el pecado.
Bueno, música ya sabemos que tuvieron.
¿Se llevaron una orquesta?
No, nada de eso.
Daniela les puso un disco en el gramófono para dar más ambiente.
Que según me dijo, estaba bastante caldeado.
Terminaron muy acaramelados los dos.
Ya me olía yo algo.
Se ve que el abogado no escarmienta,
en cuestión de amores, siempre va a buscar la menos adecuada.
Además de verdad, Fabiana.
Lolita, ponme el preparado para el cocido.
En fin, yo ya marcho.
Lolita, ya te pago, hija.
Con Dios, Fabiana.
No te dejes el tocino, que el otro día te lo dejaste.
Bueno, ¿qué le parece?
El fotógrafo ha hecho un gran trabajo.
Vedlo vosotros mismos.
No he salido nada mal. Ha hecho un gran trabajo.
Yo parezco más alto y más fuerte.
Mi Marcelina se va a caer de culo.
¿No dices nada, Servando?
¿Por qué? Se nos ve muy bien y muy apuestos.
Mejor, porque mirando de frente tampoco eres muy agraciado.
Mi Liberto parece un galán del cinematógrafo.
Es el más guapo de todos los tunos de todos los tiempos.
Y mire, mire mi mirada de enamorado.
Bueno, seguro que Marcelina se cree que estoy pensando en ella.
¿Y no fue así?
Sí, claro, en parte también,
pero estaba pensando en la Campanera,
una borrega muy simpática.
Como si tuvieras alguno bueno, por Dios.
Deje de jeringar, Servando, que la foto es un regalo para Marcelina,
soy yo quien tiene que salir bien.
Somos dos de tres los que queremos poner esta foto, lo siento.
-Y no podéis gastar más dinero en frivolidades.
La foto es perfecta ¡y punto redondo!
Servando.
Disculpe, ya sabe cómo es.
Servando.
¿Y si le pedimos al fotógrafo una copia más grande
y la ponemos encima del piano?
¿Aquí? ¿En grande? -Sí.
¿Servando y Jacinto en mitad del salón?
Rosina, vamos a tener la fiesta en paz.
Pero...
O se la come o se marcha. -No gaste usted bromas,
que con la comida no se juega.
No se apure, le traeremos un filete que esté a su gusto,
aunque tengamos que freír la vaca para dar con el punto justo.
Lleve este plato a la cocina para que pasen bien el filete.
Disculpe las molestias.
Gracias por el capote que ha echado.
Ha estado muy templada.
Me ha sorprendido ver así a don Roberto,
normalmente tiene mucha paciencia con los clientes.
Será que se hace viejo.
No lo creo.
Más bien diría que sus abuelos están un poco nerviosos.
¿Sabe que les ocurre?
No tengo ni idea.
¿No estarán preparando uno de esos viajes de los que me han hablado?
No, no, mis abuelos ya no son los trotamundos de antes.
Su nerviosismo será por otra causa.
¿No estará enfermo alguno de los dos?
No, no, afortunadamente, los dos gozan de buena salud.
Entonces, ¿cuál es la causa de su desasosiego?
Quién sabe.
Por cierto,
no estuvo mal la cena de ayer,
la de don Felipe y Natalia.
Se fueron muy satisfechos los dos.
Y no solo por la comida.
Se ve todo un romance en ciernes. -Por parte de don Felipe, sin duda.
Y por parte de Natalia, se comía al abogado con la mirada.
¿Y esa cara de ajo, a qué viene?
A que apreció a mi compañero de oficio
y no termino de confiar en la sinceridad de esa mujer,
algo oculta.
Bueno,...
está hecho un observador del alma humana.
No se ría de mí. Natalia nunca me ha agradado,
es de las que no da puntada sin hilo.
Don Felipe tampoco es una perita en dulce.
¿Por qué piensa eso?
Es demasiado enamoradizo,
y no sé hasta qué punto es sincero.
Creo que Natalia está arriesgando más en este juego.
Está claro que se iba a poner de su lado.
No es eso.
Pero como mujer puedo decir que su mirada era sincera,
o es una actriz de primera. -¿Estás segura de eso?
Era la viva imagen de una mujer entregada.
Sin duda, la barra de un restaurante,
es el mejor observatorio de la condición humana.
¿Y del amor?
No hay condición humana sin amor.
Un joven tan inteligente como usted debería saberlo.
¿Adónde irá este sin libros?
Ya tendría que estar en clase.
Jefe. -Ignacio. Otra vez llegas tarde.
Chiquillo, no he podido llegar antes.
Ya, ya.
Yo no puedo estar por aquí a estas horas.
¿Lo has traído? -Claro que sí.
¿Por quién me tomas?
A ver.
(Silbido)
A ver.
Mira.
Chiquillo... Echa eso p'allá.
¿Qué quieres, qué quieres?
¿Cuándo lo vamos a hacer? -Cuanto más tiempo pase, peor.
Lo haremos esta noche.
Me parece muy bien.
Anda, tira.
Madre mía.
No sé qué se traen entre manos, pero no me gusta ni un pelo.
"Fausto está a la espera de tu visita en prisión".
La causa...
te necesita.
No se te pase por la sesera
defraudar a tus antiguos camaradas. -Yo no soy una traidora.
Desapareciste del mapa después de delatar a un compañero.
Yo jamás haría eso.
Para acabar contigo no necesito pedírselo a nadie,
ni tan siquiera salir de aquí.
¿Vas a hacer lo que te digo?
De acuerdo, lo haré.
¿Qué pasa?
Chist. Tranquila, no es nada.
Debes haber tenido una pesadilla.
Era algo terrible.
Soledad, cuéntamela.
Puede que te haga bien.
No quiero habar de ello.
Tranquilízate, y dime,
¿qué te provoca tanto desasosiego?
Creo que es este barrio.
En el poco tiempo que llevo aquí no han parado de suceder desgracias.
¿A qué te refieres?
Al intento de asesinato de Natalia Quesada,
o el fanático que intentó matar a la vecina,
o... -O al asesinato de mi esposa.
Cada momento que pasa me siento más insegura.
Deberíamos irnos de Acacias.
Soledad, sabes que eso no puede ser.
Si nos quedamos aquí, puede pasar algo horrible.
Vámonos, marchémonos juntos. -Te ruego que no insistas.
Si te quieres ir, tendrás que hacerlo tú sola.
¿Estás dispuesto a perderme?
No quisiera tener que hacerlo,
pero si esto sigue así, no quiero permanecer junto a ti.
No volveré a mencionar lo de dejar Acacias.
Yo no me podría ir sin ti.
Te amo.
Eres toda mi vida para mí.
Sí, anda más comedido.
Lo hemos convencido para que esté un tiempo sin publicar ni una línea.
Eso le decíamos todos, pero él publicaba enormidades.
Descuide, a usted puedo confiarle cualquier tipo de cuita.
Pero espero contar con su discreción.
Digamos que hemos tenido que usar métodos poco ortodoxos.
¿"Ortodoxos", suegro? Llámelo por su nombre, chantaje.
Chantaje, don Felipe.
Se trataba tan solo de un recordatorio.
Como usted sabe, mi hijo en el pasado
no fue el patriota que ahora dice ser.
Supongo que se acordará del duelo con Ildefonso.
Lo mejor, siempre, es no llamar la atención.
Eso le tendrían que haber dicho a los alquilaron ayer el restaurante.
Todo el barrio habla de ellos.
¿Se sabe ya quiénes fueron?
¿Se trata de algún conocido?
No, esta mañana he visto a doña Sabina
y no me ha querido decir quiénes eran esos clientes tan rumbosos.
Y bien cerca que los tenemos a algunos.
Don Ramón, ¿tiene los contratos que me dijo?
Les puedo echar un vistazo.
Me viene usted de perlas, voy a buscarlos a escape.
¿Y qué más se cuenta, don Felipe?
Pues... Anabel, no sé lo que me ocurre últimamente,
pero siento como mariposas en el estómago,
se me escapan los suspiros sin que pueda evitarlo.
Pues estarás enamorada.
Sí, puede que sea eso.
¿Quién es el afortunado?
¿No te ha pasado alguna vez
que te enamoras de la persona menos indicada?
¿Estás de broma? ¿Qué me vas a contar a mí?
Estoy loca por el mayor enemigo de mi padre.
¿Mi hermano? -Ese mismo.
El hombre menos adecuado para mí.
Entonces entenderás a la perfección lo que estoy pasando.
Somos almas gemelas.
Es un infierno sentirte atraída por un hombre
con el que nunca vas a poder estar, ni ser feliz a su lado.
Yo no me imagino semejante calvario.
Me estás asustando,
parece que vas en serio y no es un capricho.
Sí, lo que siento no lo he sentido nunca por nadie.
Ni siquiera por Antoñito.
¿Y tampoco por Pierre Caron?
(RÍE) No, ese gabacho no acelera mi corazón ni una pulsación.
Entonces, estamos de acuerdo en que trata de Felipe,
el marido de Genoveva.
¿Me equivoco?
Que fue usted el que cenó en el restaurante con Natalia Quesada.
Mire bien donde pisa, que esa mujer no es trigo limpio.
Está bien, no diré na, pero sea prudente,
que los amoríos a usted no le han ido bien.
Me dolería que le partieran otra vez el corazón,
prométame que tendrá cuidao, no se lance a ella sin pensar.
Son muchos los años, sabe cuánto le aprecio.
A esa mujer la temo más que a un nublao.
Haré lo que pueda.
Está bien, no hace falta que me contestes.
Tu silencio es más elocuente.
Entonces, ya podemos zanjar el tema.
Déjame que te diga que me alegro por ti.
Nunca te había visto tan enamorada.
Sí, lo que siento es muy fuerte.
Y creo que es mutuo.
Veo que llego tarde, no me habéis dejado ni un chocolate.
Puede que te haya reservado algo mejor.
Bueno, voy a refrescarme, estoy un poco acalorada.
¿Qué ocurre aquí? Noto el ambiente un tanto raro.
¿Qué va a pasar?
El amor, que está en el aire y lo inflama todo.
(Puerta)
El señor Olmedo ha venido a verle.
¿Qué haces aquí?
¿Dónde está Anabel? -No tengo la menor idea.
Me dijo que salía a dar un paseo y que iría a buscarte a ti.
Yo no la he visto.
Está claro que ha vuelto a jugármela.
Sal a buscarla, quiero saber dónde anda.
No pienso hacer tal cosa.
No soy un matón a su servicio,
pensaba que eso le había quedado claro.
Mi trabajo es examinar los contratos de la empresa, nada más.
Te diré cuál es su trabajo, y es también ocuparte de mi hija.
¿Cómo piensas controlarla? ¿Cómo la vas a proteger de Aurelio?
Me parece que se equivoca de persona.
Eso es evidente.
No me resultas efectivo.
Tendré que usar otros métodos
para controlar a ese miserable de Aurelio.
Haga lo que estime oportuno.
Tenemos que estar contentos,
la cena de ayer a puerta cerrada salió de perlas.
Y nos dejó unas buenas ganancias sin apenas trabajo,
ojalá tuviéramos muchos encargos así.
Ya, pero... a mí me da pena por don Felipe.
¿Por qué?
Qué simples sois los hombres.
Ese pobre desgraciado ha caído en las redes de una seductora
como Natalia, acuérdate de lo que le hizo al marido de Lolita.
Supongo que en este caso es distinto,
me ha dicho Daniela, que a Natalia se la veía muy ilusionada
con la velada.
Sí, pero no me convence,
yo pienso como Fabiana y Lolita,
este romance no va a traer nada bueno.
O sí.
A mi juicio, es Natalia la que está siendo seducida por Felipe,
y esta relación amorosa
puede que la separe de su hermano y de Genoveva,
dos influencias de lo más negativas para esa joven.
Yo pienso... que Miguel y tú estáis obnubilados
por la presencia de cierta persona y no razonáis como Dios manda.
¿A qué viene eso?
A que los dos estáis demasiado impresionados por la camarera.
¿Lo dices por Daniela?
¿Por quién si no?
Estáis tan rendidos a su encanto, que no os enteráis de nada.
Ni siquiera, de lo sospechoso que es,...
que desde que ella está en el restaurante,
la policía anda cada vez más cerca de nosotros.
No. Te equivocas totalmente, Sabina,
no tiene nada que ver su llegada con el otro asunto.
Para un momento y piensa fríamente.
Lo hago, y veo que quien habla por ti son los celos.
¡Que no, Roberto, que no!
Se trata de calcular las posibilidades que hay
de que una persona nueva llegue a nuestro entorno,
nos empiecen a acosar y no tenga que ver una cosa con la otra.
Bueno, puede ser una casualidad.
Los dos sabemos que las casualidades no existen.
¿O es casualidad que nosotros regentemos un restaurante
en la calle paralela a la sucursal bancaria
que más dinero maneja en la ciudad?
Aquí tienes los contratos.
Como abogado,...
estás obligado a revisarlos.
Me pondré con ellos enseguida.
Si me permite. -Y esmérate como nunca.
Don Marcos, yo siempre doy lo mejor de mí en cada encargo.
¿O está descontento con la labor que he hecho hasta ahora?
Como abogado, no tengo queja.
Pero revisa esos contratos con lupa,
y espero que encuentres alguna irregularidad.
Si hay alguna, daré con ella.
Aplícate,
preciso encontrar algo que me sirva para descabalgar a Aurelio
de la presidencia de la empresa. -Y ahora, vete,
tengo otros asuntos pendientes.
(Se cierra la puerta)
Operadora, póngame con el 3-4-5-9. Gracias.
Soy Marcos Bacigalupe.
Le llamo porque tenemos que vernos mañana mismo.
No, no me venga con excusas.
Le he adelantado mucho dinero
y necesito cerrar este asunto cuanto antes.
Eso es.
Nos vemos mañana a esa hora.
Y por su bien, le recomiendo que no falte a la cita.
Parece que los franceses han conseguido parar a los alemanes.
Eso va a alargar mucho la guerra, se lo aseguro.
Espero que podamos mantener la neutralidad durante la contienda.
Bastantes problemas tenemos en este país
como para meternos en ese conflicto.
No, voy a estudiar la propuesta de ley,
igual que mis compañeros de partido,
y si algo no es correcto, lo enmendaremos.
No, a favor no, pero el parlamento tiene sus procedimientos
para aprobar o revisar las leyes.
Alterarse no sirve de nada.
Servando, ese Antoñito ha pasado a la historia.
"Ojú".
Estoy más muerta que viva.
Es lo que tienen estos estudios de grabación modernos,
hasta que no está todo fetén, no dan la canción por buena.
Es posible, pero yo ya no tengo voz para estar cantando tanto tiempo.
Les he preparado un tentempié para que se recuperen mientras cenan.
Qué maravilla, Alodia, lo bien que nos viene.
¿Tan fatigoso es eso de grabar un disco?
Menos que picar piedra, pero también tiene lo suyo.
Y eso que va todo a pedir de boca.
Sí, estoy muy contenta
con el Niño de la Cruz y el Chico Ortega.
Los dos son unos músicos excelentes
y, como son tan jóvenes, les sobra la energía y no paran de grabar.
Le están pegando un tute a tu señora de los gordos.
Lo mismo les tiene que decir que aflojen un poco,
no se nos vaya a poner mala la señora.
Qué va, si ella es la peor.
Se queja mucho,
pero después, se arranca que da gusto verla.
Hago lo que puedo. -Que es mucho.
Menudo ritmo tienes,
los chavales le sacan chispas a la guitarra pa seguirte.
Eso tiene que ser un espectáculo verlo.
Uste se merienda a esos guitarristas cantando
y le sigue quedando apetito.
Qué exagerados.
Eso es lo que ha hecho una desde que empecé a cantar,
es el pan nuestro de cada día. -Si es uste lo mejor que ha dao
la canción española.
Anda, déjate de halagos y siéntate conmigo.
Cuéntame, ¿cómo marchan las clases?
Muy bien, tita.
Estamos ahora con la anatomía del aparato digestivo.
Eso se te tiene que dar bien,
que comes las lonchas de jamón a pares.
Hoy mismo, hemos vuelto a tener en Histología
al mismísimo Ramón y Cajal,
Qué sabiduría la de ese hombre, es toda una eminencia.
¿Os ha dado clase toda la mañana?
¿Toda la mañana?
De ocho de la mañana a una del mediodía sin descanso pal café.
La clase intensiva la llaman.
Y me quejo yo por estar cantado todo el día, lo tuyo sí que tiene mérito.
Yo solo hago mi trabajo, tita.
Pues me había parecido verle a media mañana cuando venía de la compra.
Imposible, si yo llevo toda la mañana en clase.
Será que una anda medio lela y se ha confundido, perdone el señorito.
No tiene importancia, Alodia.
Tráeme otra copita de vino pa que disfrute con mis titos.
Toma un poquito más de jamón, padre.
Jose, mi vida.
En fin...
Marcho, que tengo muchos documentos pendientes,
para que luego digan que nosotros no trabajamos.
Ve a cumplir con tus obligaciones,
yo me quedo terminándome el café. -Con Dios.
Parece que te defrauda que no vaya disparando en todas direcciones.
Lo cual, no era bueno para él.
Esto de la política hay que tomárselo de forma más templada.
Servando, si te quieres divertir, te vas al cinematógrafo,
mi hijo no está para distraerte.
Muy sencillo, Servando.
Los hombres somos impetuosos en la juventud,
pero debemos madurar conforme se acercan al otoño de nuestras vidas,
tanto en lo privado como en lo público.
Lo cual no era muy difícil.
En fin, como te iba diciendo,
es por esto que mi hijo ha virado en sus opiniones políticas
hacia la consecución de la concordia y la tolerancia
con las ideas del prójimo.
¿En el amor?
¿Y quién es el objeto de ese amor tan poderoso?
Muy buenas.
¿Qué te debo, Servando?
Me parece un disparate enorme. -Lo mismo pienso yo,
pero tu abuela está cada día más convencida.
¿Cómo puede pensar que Daniela es una espía de la policía?
Dice que, desde que llegó,
están cerrando el círculo sobre nosotros.
Y cuando a tu abuela se le mete algo en la cabeza,
no hay quien se lo saque. -Sí,
es un cabezota.
Pero yo creo que sus sospechas ocultan otras cosa,
necesita tener un culpable de lo que está pasando.
Ya.
Pero...
si estuviera en lo cierto,
Daniela sería una traidora de marca mayor.
Aquí solo hay un culpable, ustedes dos,
por la vida de latrocinio que han llevado.
Bueno, eso ya no tiene arreglo.
Confiemos en que las sospechas de tu abuela queden en agua de borrajas.
Venga, vamos.
Por cierto, ¿cómo ha ido la reunión con Bacigalupe?
No tan bien como me gustaría.
¿No te habrá pedido nada irregular?
De ser así, supongo que te habrás negado, ¿no?
Pues eso ha hecho, pedirme algo terriblemente desleal.
Sabía que ese tipo no era de fiar.
Ni un poco.
Me ha pedido que siguiera a Anabel,
pretende que sea una cuña que separe a su hija de Aurelio,
y me he negado.
Es indigno manejar los sentimientos de las personas de esa forma.
Porque supongo...
que no sientes nada por ella, ¿verdad?
Así es.
Aunque nunca olvide el amor que sentí por Anabel
y le desee el mejor de los futuros.
Eso es lo que debes hacer,
seguir adelante sin rencor,
guardándote para ti los mejores momentos,
pero mirando siempre al futuro.
Eso hago.
Ella ha tomado su propio camino sentimental,
y yo soy libre de hacer lo mismo.
¿Tal vez con cierta camarera de ascendencia italiana
que no anda muy lejos de aquí? -Quién sabe.
Te deseo mucha suerte, Miguel,
vas a necesitarla para enamorar a toda una mujer como ella.
Y más, para camelar a tu abuela y que deje de pensar que Daniela
es la culpable de todos nuestros males.
No sé cuál de las dos tareas es la más difícil.
La de Sabina sin duda.
-Ya están todos dormidos. Todo va como la seda.
Funcionando.
¿Adónde vas a estas horas?
¡Chist! ¿Tú no tendrías que estar en altillo?
Sí, pero me he quedado en la casa pa ver si salían ratas de noche
y, parece que he pillado a una bien gorda.
No sé qué es lo que te piensas,
he quedado con un compañero que me va a prestar unos libros.
¿Y se los da a estas horas? -Sí.
Para estudiar por la noche, él los necesita mañana.
¿Qué te pasa? -A otro perro con ese hueso.
No me cuela ni una.
¿Quién era ese con el que hablaba hoy
cuando se supone que estaba en clase?
¿Eh?
-No me advirtió que su marido era tan cursi.
Me da un poco de pena, a su edad tratando de impresionar
a una jovencita como yo.
Sí. Tengo a Felipe rendido a mis pies.
Sí, todo va como planeamos.
Me daría miedo teneros como enemigas.
¿Tan pronto?
Por supuesto, me parece bien, lo que usted disponga.
Genoveva, ha sido una velada estupenda,
pero me siento cansada y me gustaría ir a casa a descansar.
Si no le importa, claro.
¿Me acompañas, Aurelio?
Me gustaría, pero tengo que tratar
unos asuntos de negocios con mi socia.
Luego iré a casa.
Si me disculpan. Buenas noches.
¿Me va a contar la verdad o despierto a sus tíos?
Eso ni se te ocurra.
Pues desembuche. ¿Quién era ese?
Que se trata de un compañero.
Me estuvo enseñando unas muestras y ahora iba a por más.
¿Un estudiante de medicina?
Si tiene una pinta de chamarilero que echan atrás.
Alodia, me tienes que creer,
nunca mentiría a una moza que me tiene loco como me tienes tú a mí.
¿Acaso no sabes que llevo el pañuelo...
que me regalaste pa acordarme siempre de ti?
¿No te has dado cuenta de que te quiero?
¿No te has dado cuenta?
¿Cómo se atreve a hacerme algo así?
Tenemos que saber más cosas de Pierre Caron.
Tengo que hacer que mi hermana se entreviste con él.
Sí, no veo porqué no.
Puede hacer las dos cosas.
¿De qué modo?
No, no voy a permitirlo.
Mi socia no va a seducir a nadie.
Porque tú eres mía.
¿Tú qué crees?
Te has dejao burlar por el señorito Ignacio, como si lo viera.
-He venido a hacerle una propuesta que bien podríamos llamar...
arriesgada.
Un momento.
Anabel, si no pones freno a tus andanzas,
esto acabará en tragedia.
Me he comprometido a defender a Marcos
para que medre en una empresa inmoral.
No le han puesto ninguna pistola en la sien.
Pero es posible que me haya dejado llevar por un sentimiento falso
de responsabilidad hacia Anabel.
¿Sigue enamorado de ella?
¿Sobre qué?
Como mi abogado, tendrá que enfrentarse a mis enemigos.
Eso es, es un abogado, no un matón.
Es usted muy directo, amigo Roberto.
Largaos de aquí.
No tenemos prisa.
Pero cuando se te pase el enfado, tenemos que hablar.
Por el barrio, los vecinos empiezan a comentar con interés la clandestina cena de Felipe y Natalia.
En el restaurante, Daniela se da cuenta que los Olmedo están más nerviosos de lo normal e interroga a Miguel al respecto, lo que hace alertar aún más a Sabina.
Mientras tanto, Méndez cita a Jose y le informa de sus nuevos descubrimientos sobre Ignacio; mientras que Alodia descubre a Ignacio haciendo extraños manejos con su compinche Florencio.
Cada vez más decidido, Marcos decide seguir su plan secreto contra los Quesada y hace una llamada misteriosa.