Sábados a las 22.00 horas
Lo nunca visto.
Una monja anarquista.
Liberto, ¿dónde están todos?
(LIBERTO) Los han detenido.
¿Te has enterado de la amnistía?
(MATEO) Tendría que ganar el Frente Popular.
Hablan de amnistía.
Mateo va a salir.
¿No estás contenta?
Prefiero que gane esa chusma para que podamos dar el golpe.
(AGUSTÍN) ¿Y después qué?
Te aseguro que si ganan, salgo yo, aunque sea solo.
Encontraré hombres dispuestos a seguirme.
Estoy listo para entrar en combate.
Alfonso quiere deciros algo. -Que queremos casarnos.
(BEATRIZ RÍE) -Si dan su consentimiento, claro.
Cuenta con él.
¡Ay, qué alegría! "¿Cómo voy a contarles...?".
He conocido a un hombre maravilloso en el viaje.
Me quiere como nadie me ha querido.
Otra carta de Inglaterra para la señora.
(CHARLES) "Llevo tiempo sin noticias tuyas".
"Mientras me llegan las peores sobre la situación en España".
(AGUSTÍN) Si seguimos unidos,
podremos enfrentarnos a lo que venga.
Señora, tiene una visita.
(AGUSTÍN) ¿Qué está tramando Mercedes?
Está vendiéndolo todo.
El agua es nuestra. Por última vez.
Vengo de parte del doctor Suárez.
Me gustaría hacerle un reconocimiento.
Si me disculpa...
(VOZ DE FERNANDO) "Querida Alejandra,
te sorprenderá recibir noticias mías después de casi año y medio".
"Me pareció que sería mejor así,
para no ponerte en peligro".
"Este tiempo fuera me ha permitido pensar,
recuperarme".
"Siento que vuelvo a ser el hombre que conociste".
"El vuelco político que ha dado España me ha dado esperanza
y he pensado que podría ser buen momento para volver".
¿Pero cómo se te ocurre presentarte así en mi casa
y delante de mi marido?
Quedó claro que era una visita de cortesía,
el reencuentro de dos adultos
que trabaron amistad en un largo viaje.
No lo vuelvas a hacer.
No era mi intención ponerte en evidencia. Lo siento.
(Silbato)
(Silbato)
(HOMBRE) ¡Alto!
¡Alto!
Leocadia, estoy muy preocupado.
En cualquier momento puede estallar un golpe de estado,
una revolución.
Si las cosas se ponen feas...,
quiero enviarte un coche para buscarte.
Para poder salir juntos de España.
¿Por eso pediste el puesto en la embajada?
Sí. Quiero protegerte.
No necesito que me protejan.
(CHARLES) No te miento, Leo.
Me preocupa lo que te pueda ocurrir.
Aunque también es una buena excusa para verte.
Después de un año de escribirnos,
pensé que todavía... (LEOCADIA) Todo es cierto, Charles.
Lo que has leído y lo que no.
Se me parte el alma al recordar...
Verte aquí, mirándome, como he soñado tantas veces.
Te sigo queriendo muchísimo.
Pero no puede ser.
Te pido discreción.
Sobre todo discreción.
Tengo que pensar en mi familia.
No más visitas de cortesía.
Nuestras visitas nunca serán de cortesía.
¿Diste tú la orden de atentar contra Jiménez de Asúa?
Su nombre estaba en la lista.
Pero yo no he tenido nada que ver.
Tampoco se puede probar que haya sido Falange.
No.
A Primo lo arrestaron por tenencia ilícita de armas, nada más.
Justo cuando más se os necesita, cometéis este error.
¿Qué vais a hacer? ¿Esconderos?
Eso nunca, señor.
(HUGO) Aún no se ha dicho la última palabra sobre la ilegalización.
Y no paran de llegar militantes.
Primo se ha puesto ya en contacto con nosotros desde prisión.
Pero cada vez recibís menos dinero desde Italia.
¿Aguantaréis?
José Antonio en la cárcel mientras esos traidores esperan la amnistía.
(HUGO) Esa es la España del Frente Popular.
Alfonso, ¿nos dejas, por favor?
Claro.
Si me disculpáis,
voy a darle los buenos días a Beatriz.
Hugo...,
hay un tiempo para actuar y otro para ser prudentes.
Tiempo es lo que no me sobra.
Es del Ministerio.
Lo que me esperaba. Me trasladan a África.
Empieza el ajuste de cuentas.
Prudente o no,
si he de partir, lo haré por la puerta grande.
Luego nos vemos.
Señor...,
el desayuno está servido.
María del Pilar, por favor, solo somos cinco.
Lo siento, señora, es la costumbre.
He pensado que porque Mercedes se haya ido
no vamos a dejar de celebrar el compromiso
de Beatriz y Alfonso.
Gracias, papá.
Nos vendrá bien para levantar un poco los ánimos.
Agustín, eres demasiado amable.
Podemos invitar a la familia Martínez Pereira.
Me muero por enseñarle mi anillo a Belén.
(ALFONSO) Morirá de envidia cuando lo vea.
(BEATRIZ) Lo sé. -Puedes invitar a quien quieras.
Para eso es vuestra fiesta.
Leocadia, ¿te encargas tú de los preparativos?
Claro.
Mamá, podemos anunciarlo en el periódico.
Ya veremos.
Luego hacemos la lista de invitados.
Leocadia, por cierto,
ese amigo tuyo, el diplomático inglés...,
¿cómo se llama?
Charles Benjamin Foster.
¿Por qué?
Quiero invitarlo.
Parece un tipo agradable.
A pesar de ser inglés.
El señor Foster es el nuevo agregado de negocios
en la embajada británica.
Un buen contacto para los tiempos que corren.
(BEATRIZ) ¿Me pasas la mermelada, por favor?
(Pasos acercándose)
(PILAR) Ludi.
Otra vez le he puesto un cubierto a la señorita Mercedes.
No me hago a la idea de que no esté.
Calla, yo aún subo a prepararle el baño.
¿No has oído por qué se marchó?
Nadie dice ni "mu".
Pues para que veas, que eso pasa en las mejores familias.
Pobre señorito, me da mucha pena.
Que la señorita Mercedes era muy suya, pero terminar así...
Pues mira, a mí me da más pena por él que por ella.
Se iría con el riñón forrado. Y descuida,
que en la calle no se queda. -Qué chismosa eres.
Dime qué miento. Nosotras sí que damos pena,
que parece que nos ha mirado un tuerto.
Bueno.
A mi Mateo deberían soltarle en un suspiro.
Hay que levantar ese ánimo, ¿eh?
A mí de eso no me queda ni una "miaja", Ludi.
Mira, en el Ateneo están organizando una excursión a La Pedriza.
¿Por qué no te vienes conmigo y nos apuntamos?
A mí no se me ha perdido nada en la sierra.
Pero bueno, no seas así.
Que haya muy buena gente, que no todos son la CNT.
Además, ¿cuánto hace que no salimos tú y yo juntas?
Que nos vendrá bien que nos dé el aire.
Venga.
Hazlo por mí.
Vale.
Anda, tómate un café.
No me equivoqué contigo.
No te ha ido mal en las milicias socialistas.
¿Qué eres ahora?
¿El jefe de seguridad de Prieto?
Más o menos.
Ponen a la zorra a cuidar del gallinero.
¿Qué se puede esperar de un Gobierno que mentiría a los comunistas?
Podrías ocuparte de don Indalecio,
yo me ocuparía de que le echasen la culpa a los de Largo Caballero.
Sí, claro, tú lo tendrías muy fácil, pero yo...
yo me jugaría el cuello.
Por eso voy a ofrecerte algo mejor,
que, como mucho, te costará el puesto.
El Comité Federal va a reunirse. ¿Dónde va a ser?
Solo un par de días.
He venido al Comité Federal.
Alejandra...,
he recibido una carta de tu marido.
¿Cómo es posible?
¿Por qué no me dijisteis nada?
¿Y qué te ha dicho?
Lo mismo que a mí.
Hay que avisarle. Es peligroso que vuelva.
Oficialmente está muerto, no puede beneficiarse.
Lo primero será rehabilitar su nombre.
Después, contar la verdad.
Si no, vivirá en la clandestinidad toda su vida.
Déjalo en mis manos.
Tú escríbele, ponle al tanto.
Dile que no se mueva de Lisboa.
Y que sea discreto.
Os merecéis una segunda oportunidad.
Siento lo de Mercedes.
Vamos a tardar en acostumbrarnos a que ya no está aquí.
¿Y ahora qué vas a hacer?
Todavía eres joven.
Puedes rehacer tu vida...,
conocer a otra persona...,
enamorarte.
Sí.
Supongo que tu separación
me ha afectado más de lo que pensaba.
Y ahora, Beatriz se va a casar.
Y se marchará de casa.
Pero mi vida va a seguir igual.
Me hago mayor.
Y me siento cada vez más sola.
No hay mayor soledad que la de no estar con la persona a la que amas.
¿Verdad?
Perdóname, Fernando.
Perdóname.
Yo estaba equivocada.
Te obligué a dejar a Alejandra.
Ya no puedo dar marcha atrás,
pero tú todavía estás a tiempo.
Uno debe vivir como quiere.
O al menos intentarlo.
Que Dios te lo pague, Ludi.
Hermana, ¿sabe algo de Nieves?
No.
Y es mejor que dejes de preguntar por ella.
¿Por qué? ¿Ha pasado algo?
Bueno, la pobre no se quedó bien de lo suyo, pero...
mira, yo creo que no era locura, sino mala conciencia.
Pero... pero está bien. -Es que no sabría decirte, hija.
A Nieves hace tiempo que la expulsaron.
(LUDI) ¿La expulsaron por qué?
Fue decisión del obispo.
La excomulgó por juntarse con anarquistas.
Pero entonces no está en un convento curándose.
No. Y que Dios me perdone
por haberte mentido. -¿Dónde está?
Pues no lo sé.
Necesito saber dónde está. -Mira, yo lo siento mucho,
pero no puedo ayudarte, Ludi. Gracias por la ropa.
Hoy no has ido al cuartel.
Si pueden prescindir de mí los próximos años,
hoy puedo tomarme el día, ¿no crees?
¿Pero van a mandarte a África con esa pierna?
Parece que no lo han tenido en cuenta.
Ya he presentado recurso para evitar el traslado.
No puedes marcharte ahora.
El recurso lleva su tiempo. Hay que esperar.
En cuanto a la suspensión,
ilegal o no,
no podéis tirar la toalla.
Nos han clausurado los locales.
Van a tenernos vigilados, Agustín.
He pensado en una solución.
Una asociación cultural.
¿Una asociación?
Una tapadera que no llame la atención
dedicada al estudio de personajes históricos.
Por ejemplo, Don Pelayo.
Puedo preparar la documentación necesaria
para ponerla en marcha inmediatamente.
Habrá que encontrar una sede.
Sí. Conozco el sitio perfecto. (AGUSTÍN) Bien.
La defensa de España continúa.
Jesús.
Tengo algo que contarte sobre Nieves.
Que no la tienen en un convento recuperándose.
Porque ya no es monja.
por lo que hacía aquí, en el Ateneo.
Deben pensar que es anarquista o algo peor.
Con lo que ha pasado la pobre y ahora esto.
Pues no sé, porque no han querido decírmelo.
Pero curarse se ve que no se curó.
O que no la dejaron.
Hola.
Amparo.
(Pasos acercándose)
Firma esto.
¿Qué es?
Un contrato de alquiler para tu local.
No es necesario.
Ya sabes que puedes venir cuando quieras.
A partir de ahora el Alemán va a ser la sede social
de la Asociación Cultural Don Pelayo.
¿Y eso por qué?
¿No sabes tanto de fabricar identidades?
Una tapadera mientras Falange siga suspendida.
Entiendo.
¿Despido a todo el mundo?
¿Al pianista, a las bailarinas...? (HUGO) No, no.
Por las noches todo debe seguir igual,
mientras no se diga lo contrario.
Podías haberme avisado.
Tengo los días constados en Madrid.
¿Qué ha pasado?
Me mandan a África.
¿Y qué va a ser de mí si te vas?
Tenemos un acuerdo.
Sabrás cuidarte sola.
(PILAR) Ludi.
Mira, apúntate, que quedan pocas plazas.
Que es que no estoy segura.
Mujer, no seas tonta.
Ya te apunto yo.
Que nos lo vamos a pasar muy bien.
Hola, Ludi.
Hola, Liberto. -¿Quién es tu amiga?
Ay, te presento. María del Pilar, Liberto.
¿Vas a la excursión? -Qué remedio.
Con lo pesada que es mi amiga...
Pues no sabes cómo me alegro.
Las chicas guapas siempre son bienvenidas.
Ala, se ha puesto roja. (LUDI Y LIBERTO RÍEN)
Guarda esos colores para La Pedriza, que te sientan de maravilla.
¡Eh, escuchadme todos! Traigo buenas noticias.
¿Qué pasa? -Han soltado a los compañeros.
¿A mi Mateo? -También.
¿Y cómo te has enterado?
El Gobierno ha sacado una lista de amnistiados.
Felicidades. -¿Veis? Lo sabía.
Lo sabía. ¿Veis como había que votar?
(LIBERTO RÍE) Ay, Ludi.
(CANTA EN ALEMÁN)
Mal avenidos, sí.
Pero vamos a tenerlos a todos juntos bajo el mismo techo.
La sede del Partido Socialista Español en pleno.
¿Y qué piensas hacer?
¿Volar el local por los aires?
No hay tiempo para algo así.
No sabremos dónde se reunirán hasta dos horas antes.
¿Entonces?
La seguridad tendrá un fallo,
un punto débil por donde entrarán los hombres que tú y yo elijamos.
Doy por supuesto que quieres el mando de la operación, ¿no?
Tu ahijada no se ha comprometido con un cobarde.
(Puerta)
Señorita, perdone. Un mensajero ha traído una carta para usted.
(VOZ DE MUJER) "Querida Beatriz,
he sabido de tu fiesta de compromiso
y quiero que sepas que aunque, por desgracia,
las circunstancias me impiden acompañarte en esta noche especial,
estoy a tu lado. Con todo el cariño, como siempre".
(Música de piano triste)
Encarna, ¿qué haces aquí?
Necesito hablar contigo.
Mejor vamos a otro sitio.
¿Has vuelto a Madrid?
He venido a una reunión del partido.
Necesito que me hagas un favor.
Mi amigo Fernando Alcázar que, supuesta, fue fusilado,
está viviendo en el extranjero
con el pasaporte que le proporcionaste.
Ahora quiere volver.
Piensa que puede hacerlo,
pero la amnistía no le valdrá de nada.
Hasta que no se demuestre que fue condenado injustamente,
no debe saberse que sigue vivo.
Necesito que me ayudes a encubrirle.
Encarna, yo no...
Temo que pueda presentarse en cualquier momento.
Habrá que ocultarle, organizarle una vida clandestina.
¿Me ayudarás?
Déjame que te explique. -¿Cómo he podido fiarme de ti?
Buenas. Necesito usar su teléfono, por favor.
Gracias.
Alejandra.
Hermana.
Ya no tenemos más ropa.
He venido a decirte dónde puedes encontrar a Nieves.
Pase, por favor.
Sor Angustias no sabe que estoy aquí.
Nieves está en Segovia,
en el Hospital de las Hermanitas de los Pobres.
Allí llevan a los enfermos que no tienen donde ir.
¿Tan mal está?
¿Y se la puede visitar? -No te puedo decir nada más.
Y, por favor, que nadie se entere que te lo he dicho.
Gracias, hermana.
Liberto, ¿dónde está Jesús?
En la cocina, creo.
Hola, Jesús.
Ha venido una de las monjas a hablar conmigo, arrepentida.
Me ha contado que Nieves está en Segovia,
en el Hospital de los Hermanitos de los Pobres.
Debe estar muy enferma, Jesús.
Lo siento.
Muy bien.
No. El discurso de Indalecio lo mejor será reservarlo...
Perdone. -Ya.
Ha venido el señor De la Torre. -Hágale pasar, por favor.
Luego seguimos.
Perdonad que os haya hecho venir hasta aquí.
Estoy con mucho trabajo preparando el comité.
Y creo que este será el lugar más seguro.
Alejandra, he metido la pata.
Fui a ver a Amparo para pedirle ayuda
con lo de tu marido, la he contado todo y...
después he descubierto que colabora con falangistas.
El Alemán está lleno de jóvenes con camisa azul que se mueven
como Pedro por su casa.
No lo sé.
¿Cómo he podido ser tan torpe?
No lo sé.
Ojalá la reciba a tiempo. Yo...
lo siento, de verdad,
lo siento.
¡Eh, ya están aquí, ya han llegado!
¡Mateo!
Mateo.
Bienvenidos, compañeros.
Mateo.
Ludi.
Por fin.
Mi amor.
No sabes cuánto he rezado para que salieses.
Eso y cosas más útiles,
que ya me han contado.
No te volveré a dejar sola.
Te lo prometo.
Bueno, ¿qué?
¿Lista para la excursión?
¿No te darán miedo los bichos?
Los de dos patas, no.
Ya te defiendo yo de esos y de los otros.
Ah, y no sabes una cosa, que...
que a mí en la naturaleza me gusta ir libre.
¿Libre de qué?
Pues ya me entiendes, pues libre de... de convenciones sociales.
La ropa, por ejemplo.
Y cuando estoy allí bien libre,
pues me gusta dejarme llevar.
¿Dejarte llevar por qué?
Pues... (LUDI) ¡Mateo, Mateo!
¡Por favor, ayuda! ¡Venid!
¡Mateo, por favor! -Llamad a un médico.
¡Mateo!
Alfonso.
Llévate esos panfletos de ahí, por favor.
Llevaos esto de aquí, por favor.
¿Qué haces así vestido? Os dije que fueseis discretos.
Lo siento, Hugo, no... no volverá a ocurrir.
Llevaos eso de ahí, por favor.
Amparo.
Si eres tan amable...
Hugo, es hombre pregunta por ti.
Chicos, vamos a empezar.
Habrá un cristal roto
en una de las puertas de la terraza de la fachada posterior.
El resto está aquí, en los planos.
Gracias, Javier.
Sé que lo haces por la causa, sabremos compensarte.
Camaradas...,
la Falange sigue viva
dispuesta a cumplir con su deber más sagrado.
Ahora más que nunca.
Podrán ilegalizarnos,
podrán meternos en la cárcel,
podrán apartarnos,
pero siempre habrá uno de nosotros, al menos uno de nosotros...
dispuesto a tomar el relevo
en la lucha contra las hordas marxistas
que han invadido España.
Así se habla.
(Aplausos)
(HUGO) Somos fuertes,
ahora más que nunca.
Y estamos listos para pararles los pies.
Por eso nos tienen miedo.
No nos van a doblegar.
Porque vamos a responder.
Camaradas...,
estos son los planos del Parador de Gredos.
El Comité Federal del Partido Socialista
se reunirá ahí mañana.
Será a las 14:00 horas.
Pero nosotros...
vamos a alterar el orden del día.
¿Están preparadas las armas? -Sí, señor.
Esta vez...
les vamos a dar una lección que no van a olvidar jamás.
Por José Antonio. (MUCHOS) Por José Antonio.
Por camaradas presos. (MUCHOS) Por camaradas presos.
Por Dios y por España.
(MUCHOS) Por Dios y por España.
Este hombre está desnutrido.
Tanto tiempo en la cárcel le ha dejado muy débil.
Pero se pondrá bien.
Sí. Pero es importante que se alimente bien y descanse.
Gracias, doctor.
De nada.
Yo voy a cuidar de ti, no te preocupes.
(SUSPIRA)
Ludi...,
en la cárcel he pensado mucho en ti.
En nosotros.
Tenía miedo de no verte nunca más.
Y ahora que...
que volvemos a estar juntos...,
quiero hacerte feliz.
Tú ya me haces feliz.
¿Quieres casarte conmigo?
¿Eso es un sí?
Claro que sí, tonto.
Pero con una condición.
Nada de boda por la iglesia. -Claro que no.
Bobo.
Qué bonito es el amor, ¿no, María...?
¿María del Pilar?
María del Pilar.
¿Habéis visto a María del Pilar?
A la chica que estaba conmigo.
(AMPARO) Necesito hablar con ella. -No puede pasar.
¡Déjeme pasar! -Que no puede.
¿Qué pasa?
Lo siento. -Encarna, por favor.
Necesito hablar contigo.
Haga que se marche.
Esta mujer no puede entrar aquí.
Es muy importante, por favor. ¡Por favor, Encarna, escúchame!
(Llaman a la puerta)
Gracias.
Y muy nerviosa.
Todo tiene que salir perfecto.
Fernando...
Si todas mis amigas están comprometidas ya.
Y lo estoy.
le quiero.
Él me salvó la vida.
Me trata como a una reina.
Tú y todos me habláis como si fuera una niña.
Él me hace sentir mujer.
No creo que estés en condiciones de darme lecciones.
¿Qué ha pasado con Mercedes?
Algo habrás hecho para que se fuera así.
Que tú no fueras feliz no significa que yo no pueda serlo.
Me hubiera gustado que Mercedes estuviera esta noche.
La voy a echar de menos.
Casarme con Alfonso no es ningún error.
Y si me quieres tanto como dices...,
deberías estar contento por mí.
Bueno, de repente os ha dado a todas por casaros.
Esta noche la paso en casa de Mateo.
Mañana tengo que acompañarle al médico.
¿Y la excursión?
No voy a poder ir.
Bueno, pues si tú no vas, yo tampoco.
Qué tontería.
Ve con Liberto, que anda que no le gustas.
Ese va de mosquita muerta,
pero es un desnudista que ya sé yo a lo que va.
Qué exagerada eres. Seguro que te vas a divertir.
¡Ludi, por favor, que te he dicho que no voy! No seas pesada.
Pues como quieras.
Me voy a preparar la vajilla.
Necesito hablar con el señor De la Torre, es muy urgente.
¿Padre o hijo?
¿Quién es, Milagros?
Una señorita pregunta por el señor.
¿Qué desea?
Lo siento, me he confundido.
Esa mujer...
(Música de piano suave)
Señor Foster, bienvenido.
Buenas noches. -Buenas noches.
Por aquí, por favor.
Señor Foster,
le presento a mi hija Beatriz.
Encantado.
Y este es Alfonso, mi futuro yerno.
Un joven muy afortunado.
Estoy seguro de que hará muy feliz a mi hija.
No les quepa ninguna duda.
Señora, un placer verla de nuevo.
Señores, señores, por favor.
Me gustaría hacer un brindis
por la pareja más elegante de todo Madrid.
Salud. (MUCHOS) Salud.
(Música de piano suave)
(Conversaciones cruzadas y risas)
Estuve a punto de declinar la invitación.
Yo estuve a punto de pedirte que no vinieras.
Hubiera sido lo más razonable.
Pero me alegro que no lo hayas hecho.
Necesitaba verte.
Yo también.
Señor, necesitamos más champán.
Le diré a María del Pilar que le abra la bodega.
Era más fácil cuando estabas lejos.
Pero saber que estás aquí...
He pensado mucho.
En nosotros.
En lo que me dijiste.
¿Me acompañas?
¿Dónde estabas?
Hay que recibir a los invitados.
¿Por qué estás tan serio?
(HUGO) Ojalá hubiese más jóvenes como él.
Mi ahijada está en buenas manos.
Fernando, por favor.
Señor.
Acaba de llamar la señorita Alejandra.
Insiste en que vaya urgentemente a la finca.
¿Ha ocurrido algo?
No sabía que tu hijo siguiese obsesionado con esa campesina.
La fiesta ha sido un éxito.
Y no precisamente gracias a ti.
Lo siento. Estaba muy cansada.
No para hacerle compañía al señor Foster.
Charles apenas conoce a nadie en Madrid.
Si no querías que lo atendiera,
no debiste invitarle. -¿Por qué?
Os lleváis muy bien.
Él parecía muy cómodo a tu lado.
Agustín, no estoy de humor.
Y yo no estoy de humor para que mi esposa coquetee
con otro hombre delante de mis narices.
Llevamos mucho tiempo juntos.
Yo era casi una niña cuando te conocí.
A estas alturas,
podemos reprocharnos todo sin perder las formas.
No era mi intención ofenderte.
Sé que la palabra coquetear no figura en tu diccionario.
No.
No figura.
Me ha sorprendido tu dedicación a nuestro invitado,
nada más.
Si le invité, fue para conocer
las intenciones económicas de los ingleses en España.
Aparte del jerez que estás bebiendo,
otra vez será.
Veníamos a daros las buenas noches.
Muchas gracias por esta magnífica fiesta.
Me alegro que hayáis disfrutado.
Alfonso, te acompaño a la puerta.
Vamos.
He venido a contaros algo muy importante
que concierte a Encarna.
He intentado hablar con ella, pero se niega a recibirme.
Su vida corre peligro.
La Falange ha organizado un atentado
contra la dirección del Partido Socialista.
Va a ser mañana a las 14:00 en el Parador de Gredos.
¿Qué gano yo contándoos esto?
A mí no me van a creer. A ti, sí.
Por favor.
Tienes que alertarles.
Por salvar a Encarna.
Me da igual que vuelve por los aires toda la cúpula socialista...,
pero ella, no.
Le mentí fríamente.
Sabiendo lo que hacía
y por qué lo hacía.
¿Te sientes culpable?
Es que no sabes la de veces que le he reprochado
que me ocultara las cosas.
O que me engañara como si fuera una niña.
Y ahora...
Dios, ahora no me reconozco.
En cuanto te vi...
supe que nunca había conocido a nadie como tú.
A mí me ocurrió algo parecido.
Fue tu forma de mirarme.
En ese momento me di cuenta de la soledad que estaba viviendo.
Qué fácil se me hace hablar de nosotros cuando estás a mi lado.
Con que difícil se te ha hecho escribirme...
Durante el viaje no hacía más que pensar en ti.
Era el momento en que nos íbamos a encontrar en cubierta,
en el comedor.
Y cómo me ibas sonreír.
Con esa sonrisa tuya que alivia todos los males.
He estado dormida durante años, Charles,
hasta que apareciste.
¿Te arrepientes?
No.
Pero renunciar a ti
empieza a ser más de lo que me puedo exigir.
Déjame morir.
Estoy en paz.
Oiga, ¿qué hace?
Esta mujer está muy enferma. No se la puede llevar.
¿Dónde están todos?
Deberían estar aquí.
-¡Quietos!
¡Alto, alto!
(Puerta)
La comida estará en un momento.
La señora ha avisado de que tiene un compromiso y que no la esperemos.
Gracias por la fiesta. No faltó de nada.
Es mi obligación, señorita.
Pero la ocasión no era para menos.
Como ensayo no estuvo nada mal.
Pero para la boda seremos muchos más.
¿Ya tiene fecha?
Por mí sería mañana.
¿Y Ludi? No la he visto.
Hoy es su día libre.
Estará por ahí, entretenida con su novio.
¿Ludi tiene novio? -Sí.
Y está que bebe los vientos por él. (BEATRIZ) Qué calladito se lo tenía.
¿Y quién es?
Pues no me haga hablar, señorita. Porque estoy más preocupada...
¿Por qué?
Porque ha salido de la cárcel con... (BEATRIZ) ¿Qué?
¿Es un criminal?
No, señorita. Es un "pinchauvas".
Es de la CNT, un anarquista de estos.
María del Pilar,
el único anarquista bueno es el anarquista muerto.
Lo siento, pero esto no puede quedar así.
Señorita, por favor. -Anarquistas en casa.
Lo que nos faltaba.
Si me fuera contigo...,
¿cómo crees que...
que me recibirían en Londres tus amigos,
los amigos de tu mujer?
¿Lo has pensado?
Tu familia jamás me aceptaría.
Sería siempre la española que...
que rompió el matrimonio de Charles.
O algo peor. -No.
Mis amigos tendrían que aguantarse.
Y a mi familia no la conoces.
Aunque tengas razón
y no te aceptaran jamás,
peor para ellos.
No, Charles.
No sé si soportaría ser la otra.
¿La otra?
Sí.
La segunda mujer.
La que rompió tu matrimonio.
¿Malas noticias?
(Pasos acercándose)
Hugo,
hemos sufrido una emboscada.
¿Qué ha pasado?
La Guardia de Asalto nos esperaba en el parador.
¿Ha habido bajas?
¿Dónde están los demás?
Creo que los han detenido a todos.
¿Quién nos ha delatado?
Has sido tú, ¿verdad?
Yo no estoy al corriente de vuestros planes.
Hugo no se fía de mí y no me lo permite.
Nuestros camaradas son fieles hasta la muerte.
Tiene que haber sido ella.
Mátame si crees que fui yo.
Ya tienes el local, no me necesitas para nada.
Y si te vas, vendrán a por mí.
Casi prefiero que lo hagas tú.
Da la orden y le pego un tiro.
No ha sido ella.
¿Quién si no?
Tenemos un infiltrado en las milicias socialistas.
Él nos dio los planos del parador.
¿Quién es?
Juro que pagará por ello.
Todo a su debido tiempo, Alfonso.
Todo a su debido tiempo.
(Puerta abriéndose)
Buenos días, María del Pilar.
Mateo ya está mucho mejor.
Hoy quería dar un paseo y todo.
Qué ganas tiene de estar al sol.
En cuanto se recupere, hacemos los papeles y nos casamos.
Por cierto...,
había pensado
que... que quiero que seas mi testigo.
¿Eh?
¿Qué te parece?
¿Qué te pasa?
¿Qué te pasa? -Ludi.
Ludi. -¿Qué te pasa?
Perdóname, cariño, perdóname.
Perdóname.
Perdóname.
(LLORA)
Ya.
¿Habéis dado con él?
Bien. Estupendo. Buen trabajo, Alfonso.
Ahora lo más importante es que te prepares.
Ajá. Vas a tener que tomar el relevo.
No, no.
Esta vez no nos van a frenar.
(Llaman a la puerta)
Adelante.
Alfonso, hablamos luego.
Pase.
Siéntese, por favor.
Doctor...,
a pesar de faltarme una pierna,
en el Ministerio de la Guerra
me han denegado el recurso.
Parece que no es una pérdida lo suficientemente grave.
Pero sufrí otro tipo de lesiones.
Irreversibles.
En la zona genital.
¿Cree usted que eso es motivo suficiente?
Que yo sepa, sigue siendo mi casa.
Alfonso es un buen chico.
Y cree en la salvación de España.
Te recuerdo que la violencia la ejercen los dos bandos.
Puede que no haya otro camino.
El derramamiento de sangre me repugna tanto como a ti,
pero no veo más opciones.
España ya está rota, Fernando.
No hay marcha atrás. Te sugiero que te mantengas al margen.
Dedícate a la finca, es lo que mejor se te da.
Buenos días.
Lamento que te moleste tanto mi presencia,
pero voy a quedarme un tiempo más. -¿Qué ha ocurrido?
El médico ha vuelto a revisar mi expediente.
Mi minusvalía es más grave de lo que pensaban,
así que han determinado que no soy apto para un destino como África.
Enhorabuena, coronel.
Gracias, Agustín.
¿No vas a felicitarme?
Muchas gracias por todo, Fernando.
Aún así.
Nos has hecho algo más que un favor.
La derecha de este país necesita más hombres como tú.
(RÍE) Muchas gracias.
Te escribiré.
Espero que puedas reencontrarte con tu marido muy pronto.
Tranquila.
Desde Asturias haré todo lo posible por ayudarle.
No me doy por vencida.
A veces pienso que la república no va a consolidarse, pero...
alguien tiene que seguir luchando.
Gracias.
Gracias por venir.
(RÍE)
Tengo algo que enseñarte.
Ha llegado esta mañana.
¿Qué es?
Mi mujer ha aceptado el divorcio.
¿Desde cuándo...?
Se lo pedí al dejar Londres.
Teóricamente todavía estoy en trámites, claro,
pero todo es cuestión de tiempo.
¿Pero cómo es posible? ¿Cómo no me habías dicho nada?
No quería crear falsas expectativas.
Además, no ha sido tan fácil como parece.
Ella y yo hemos pasado por mucho juntos.
Entiendo.
No hablemos de eso ahora.
Leocadia...,
para mí estar contigo es la única opción posible,
salga bien o salga mal.
No pretendo ser el hombre de tu vida.
Pero sí de los próximos años.
Calla. -(RÍE)
Bueno, y si te preocupa ser la otra...
o lo que dirán mis amigos o mi familia...,
el imperio británico es enorme.
Tiene embajadas por todo el mundo.
Elige el país que quieras.
Empezaremos de cero
tú y yo.
¿Pero puedes hacer eso?
Podemos hacerlo.
Los dos.
Solo falta que me lo pidas.
Vámonos.
Juntos.
Donde sea, pero juntos.
Tú y yo.
Te quiero.
Desde el exilio, Alejandra recibe una carta de Fernando Alcázar en la cual tantea su intención de volver a España tras la victoria de la izquierda. Charles, el amante de Leocadia, se presenta en Madrid: ha pedido el traslado a la embajada de Madrid para poder estar cerca de ella y protegerla.
El administrador de la página ha decidido no mostrar los comentarios de este contenido en cumplimiento de las Normas de participación