Sábados a las 22.00 horas
¿Cuándo vuelves a Asturias?
Todavía hay algo que tengo que resolver.
Intenté dejarlo todo, pero es más fácil dejarte a ti.
¿Por qué me tratas así, Amparo?
¿Por qué? ¿Por qué?
Eres cruel.
Un día mi madre
pagará por lo que le ha hecho a Encarna.
Dejamos a los De la Torre para ir a mejor y mira.
Alejandra heredó la finca
y parte de la fortuna de los Osuna.
Jesús dijo que no tenían un real hasta la cosecha.
Dijiste que tu hermana solo heredó la finca y es rica.
¿Qué?
Me lo ha dicho el propio don Agustín.
Me llamó León Caneda.
Presuntuoso.
Sí, señorita, pero guapo a rabiar.
(GRITA)
(AGUSTÍN) Tranquilízate.
Ya no tienes pierna. Te la cortaron.
Como si siguiese ahí, me duele.
¿Prefieres que lo haga yo?
Esta familia, tú incluido,
le debe lealtad al rey.
¿Tu hijo y tú militando
en partidos distintos?
Brindemos.
Un partido nuevo requiere financiación.
Y algunos de tus mejores clientes se vendrán con nosotros.
Me gustaría redactar el contrato cuanto antes.
Bah, es una formalidad que puede esperar a mañana.
Ahora de lo que se trata
es de celebrar como se merece.
¡Quítamelo, quítamelo de encima!
Seguro que podemos encontrar una solución
que nos convenga. -El Sr. León merece algo más digno.
Habrá que moverlo de aquí, ¿no?
¿Qué?
¿Consigues todo lo que te propones?
# Vengo casi sin aliento.
# Nuestra casa en la montaña.
# Mi amor, ¿por qué no encuentro
# nuestra casa en la montaña?
# No verás mi rostro amargo
# en nuestra casa
# en la montaña.
# Solitaria quedará
# nuestra casa
# en la montaña. #
(Llantos)
Nuestro amigo se emocionaría
al ver el homenaje que le has organizado.
Se lo merece.
Y Francisco lo hizo a lo grande.
¿Y ahora qué?
Un entierro por todo lo alto y a seguir la vida.
Lo que nos preocupa es que Renovación Española
se iba financiar con el dinero de Francisco
y ahora está muerto.
Sin ese dinero no hay nada que hacer.
Ha muerto el banquero, no el banco.
¿Por qué no se van a cumplir los compromisos de Francisco?
¿Porque no hay nada firmado?
Un detalle.
¿Algo más?
A nadie se le escapa que teniendo solo una hija
su marido Fernando coja las riendas del banco.
Y tu hijo, nuestro rival político, ¿va a concedernos el crédito?
Ahora estamos de duelo.
Cuando pase, veremos las cosas con más calma.
Espero que no sea demasiado tarde.
Tranquilícense, señores.
La vocación política de mi hijo está por encima de todo.
El banco no entra en sus planes.
¿Estás seguro?
Como que nuestro amigo Francisco
ha pasado a mejor vida.
(JORNALERO) No queda abono.
Y pronto nos quedaremos sin semillas.
¿Qué vamos a sembrar?
Pues a ver qué hacemos.
Vamos, miseria y compañía.
Mucho hablar, mucho hablar, pero luego, Jesús...
Había unos en tu parcela midiendo. Me han dicho que los manda el banco.
Tal y como están la cosas, preferí decírtelo a solas.
Mira, el pagador de los De la Torre, como cada viernes.
Tendrá sus cosas,
pero nunca le falta el dinero para los jornales.
Cuánta gente conocía al pobre Francisco.
(SUSPIRA)
Beatriz, no se mira tan fijamente a las personas.
Voy a rescatar a Mercedes.
Remedios es capaz de hablar durante horas.
La acompaño en el sentimiento.
(BEATRIZ) Gracias. (LEÓN) ¿Era muy allegado?
Me ha costado reconocerla.
Estas situaciones nos cambian a todos.
¿Ha terminado ya de leer "Emma"?
Me ha gustado mucho.
Debe ser que sigo siendo muy infantil.
No creo.
Hay personas que tienen la virtud de leer con el corazón,
no solo con los ojos.
No todos somos capaces.
Tengo que irme.
Señorita...,
parece usted mayor vestida de luto.
Pero más distinguida, si cabe.
¿Se puede?
Señor Prado, ¿se acuerda de mí?
Gutiérrez, del banco.
Lleva tres meses de retraso en las cuotas.
Eso es suficiente para que el banco ejerza sus derechos.
El banco se la ha denegado.
Le traigo la notificación de desahucio.
Una semana.
Su familia tiene dinero en la cuenta.
Salga de esta y ya se arreglará con los braceros.
Todos los propietarios lo hacen.
Una semana.
¿Cómo está Mercedes?
Ha sido un golpe muy duro.
Quién iba a pensarlo.
Ya solo te tiene a ti. Y a la familia, claro.
Todo el cariño que le demos será poco.
¿A qué te refieres?
Pensaba que los negocios no te interesaban
y que lo tuyo era la política.
Hijo...,
me alegro de que no des la espalda a tu deber.
Sabes que puedes contar conmigo.
¿No decías que su vocación política estaba por encima de todo?
Acompáñame al despacho.
No vamos a quedarnos mano sobre mano.
Te has reunido con los jornaleros. ¿Ha pasado algo?
Lo que no se suelta acaba envenenando por dentro.
Si no fuera por tu sueldo, no tendíamos ni para comer.
Qué fácil es para ellos joder a los de abajo.
(Música alegre)
¿Has ido a presentar tus respetos al banquero?
Yo solo me visto de negro para cantar.
Mi viejo amigo.
¿Vienes solo?
Para luchar contra la soledad
a veces acabamos en sitios como este.
Entonces me permitirás que te invite a una copa.
(Música alegre)
Gracias.
¿Por qué brindamos?
Eres tú la que invita.
Por el nuevo canciller.
Porque sea el hombre que devuelva a Alemania
el lugar que le corresponde.
No sabía que simpatizases con los nazis.
Cualquier alemán que se haya sentido humillado por la derrota
le dará un voto de confianza.
Ojalá en España tuviésemos un partido así.
Aquí no se ha perdido una guerra
ni hay miles de jóvenes desmovilizados sin ilusión,
sin futuro.
Pronto habrá millones
gracias a la República.
Sí. Tenía que verte antes de que entraras a trabajar.
Quería ser el primero en darte la noticia.
¿Un café?
Parte de la finca de Cabañeros será expropiada para los campesinos.
Y todo gracias a tu informe.
Sí.
Aunque bueno, si me hubiese ahorrado alguna pedrada...
(Pasos acercándose)
No salgo en ninguna de las fotografías del entierro.
Menos mal.
Señorita, ha llegado este paquete.
A ver.
No trae ninguna nota.
Pero tendrá caradura...
¿Pero sabe quién se lo ha enviado?
¿Tú quién crees?
El guapo del café.
Pues si se cree que me lo voy a leer, va listo.
Encima tuvo que verme así,
vestida de solterona.
Ya va siendo hora de que volvamos a ver la calle.
Por fin.
Mañana iremos a encargar las misas
por Francisco, que en paz descanse.
¿No irá Mercedes?
No, no está para nada.
Pensaba que te apetecería salir conmigo a dar un paseo.
Bueno, con tal de no quedarme en casa...
Estuvieron todos los que tenían que estar.
Ludi, ¿puedes venir conmigo? -Sí, señora.
Ahora, con el luto, hay que organizar el armario.
Tiene que haber alguna explicación.
Alejandra tiene razón.
Vamos a ver a Andrés.
Las cosas han cambiado para ti, no para la CNT.
Ahora eres amo.
Y para nosotros no hay ningún amo bueno.
¿Querías tierras? Pues ya las tienes.
Apechuga. No haberlas comprado.
La tierra es para el que la trabaja y no para el que la paga.
Tenemos derecho a ocuparla.
¿Y no lo es la propiedad privada?
Los De la Torre, que tanto se quejan,
a esos nunca les falta de nada. A los de siempre.
Todo a costa de nuestro sudor.
Coño, si uno levanta la cabeza, palo.
Y así toda la vida, Jesús.
Lo hemos ganado.
No es robar coger lo que es de uno.
Y además, aunque lo fuera...,
quien roba a un ladrón...
(Puerta)
Señorito, tiene una llamada.
Jesús Prado.
El Ejército ha dado la tierra a los campesinos para cultivarla.
¿Qué más quieres?
No han sido los militares.
¿Qué ha pasado entonces?
El propio ministro de Agricultura ha decidido corregir el informe.
Es una cuestión política.
Encarna sí lo entendería.
Ella sí sabía cómo funcionaba, pero tú no eres ella.
No es el momento de poner en solfa
la política agraria del Gobierno.
La reforma se ha estancado y las municipales están ya.
¿Vas a dictarle tú al Gobierno lo que tiene o no tiene que hacer?
Fernando, tú tienes los pies en la tierra.
Dile algo, por favor.
Alejandra, yo creo que puedes estar orgullosa.
Lo importante es que los campesinos tienen tierras y...
Alejandra.
¿Has descansado bien?
No tienes por qué darlas.
Tú formas parte de esta familia.
Debes sobreponerte.
Es lo que tu padre querría.
Cuanto antes recuperes tu vida normal, mejor.
¿Te habló tu padre de un crédito
que pensaba conceder a Renovación Española?
Sí.
Habrá alguna alternativa.
Puedo proponerte un nombre que no es ajeno a la familia.
¿No me ves capacitado?
Estoy convencido de que a Francisco le gustaría esta solución.
Espero que sepas lo que haces.
Y que, sea lo que sea,
cumplas la palabra de tu padre.
Entonces, ¿a quién vas a poner en el banco?
¿A un extraño?
Hay ciertas cosas que un extraño
no haría por ti.
Un extraño no perdonaría
tus maquinaciones.
Ni habría regalado la mitad de sus tierras
para alejar a la amante de tu marido.
Un extraño no te hubiese ahorrado la vergüenza
de que todos supieran cómo murió Francisco.
Es mejor que una hija no sepa ciertas cosas de su padre.
Francisco era mi amigo y un hombre de palabra.
Le debo lealtad,
incluso ahora que se ha ido.
Piénsalo.
He hecho por ti más de lo que sabes.
(Música suave)
Sí, sí, tan seguro como te lo estoy diciendo.
-Demuéstramelo. -Cuanto tú quieras.
-Ya mismo. -¿Ya mismo?
Señores, el "Alemán" está encantado de tenerlos aquí toda la noche,
pero es muy tarde, así que cada uno a su casa y Dios en la de todos.
Venga, cada mochuelo a su olivo, señores.
Vámonos.
¿Todavía sigues aquí?
No sé si cobrarte la cuenta o el alquiler.
Estaba esperando a oírte cantar.
El pianista se marchó hace tiempo.
Haz que vuelva.
Es hora de irse.
¿Ya me echas?
Hoy no voy a cantar más,
pero hay tiempo para una última copa.
Yo te la preparo.
Entonces, vamos a tomarla.
No tengo hora de vuelta.
¿Cerramos o qué?
Ya lo hago yo.
-¿Qué le pasa al cojo?
Me gustaba más cuando le daba a la morfina.
No era tan pesado.
¡Qué poco entendéis los hombres de hombres!
¡Pues anda que tú!
¿Qué piensas, adoptarlo?
No.
Ese cupo lo tengo completo contigo.
Anda, vete cuando quieras.
"¿Has disfrutado con la lectura?".
"Mañana pasaré la tarde en el café de la calle Herrara".
"Te espero".
¿Por qué brindamos hoy?
(Música de los años 30)
Por los corazones solitarios.
¿Y ese brindis?
Porque...
tú y yo estamos solos,
pero juntos.
Amparo.
No...
Me ha apetecido besarte.
Me he equivocado, lo siento.
No, no lo sientas, es que...
Bueno, hace...
-Déjalo, Hugo. -Hace mucho que no...
Cualquier cosa que digas será peor.
No pienses que no me atraes.
El consuelo es muy humillante.
Es culpa mía.
No...
Las heridas de guerra no solo...
me afectaron a la pierna.
No sabía nada.
-Lo siento, no he querido... -No. Es...
No sé si podría satisfacer a una mujer.
No digas eso.
No es verdad.
Hay muchísimas maneras de satisfacer a una mujer.
Incluso yo las prefiero.
Déjame a mí.
Gracias.
Siento su pérdida.
¿Quiere un café?
Sé quién era, nada más.
¿Sospecha que no fue por causas naturales?
¿Por qué?
(Llaman a la puerta)
Señorita, dígame cuál se va a poner y así se lo cepillo.
Ninguno, Ludi.
¡Qué tristes son!
¿No pensará salir sin abrigo?
Su madre no la va a dejar y yo tampoco.
Se me había olvidado.
-¡Qué horror! -¿El qué?
No puedo ir con mi madre.
¿Por qué?
No puedo estar en dos sitios a la vez.
¡Ay!
(Puerta abriéndose)
(Beso)
(Puerta cerrándose)
Mamá, ¿no sería mejor que te acompañase Mercedes?
Al fin y al cabo, era su padre.
Ya te dije que prefería dejarlo en mis manos.
Pero, si quieres, vamos las tres.
¡Se ha muerto el Sr. Blasco! Aquí está la esquela.
¿Quién es?
Pilar Blasco era compañera del Sagrado Corazón.
No conozco a la familia.
No era alumna de pago.
Iré a darle el pésame.
¿Justo hoy?
¿Cuándo si no?
Podrías acompañarme.
Sabes que hoy no puedo.
Puedes ir con Ludi.
Les parecerá rarísimo.
No son como nosotros.
O vas con Ludi o no vas.
Toma.
-¿Para mí? -No. Escóndelo.
Cuando me despida de mi madre, bajo y me cambio aquí.
Eh...
No saldré con estas pintas de amargada.
A la familia del pésame no le importará.
¡Qué pésame ni qué niño muerto!
¡Huy!
(RESOPLA)
¿No hemos tenido ya bastantes velatorios?
Tengo una cita, Ludi.
Una cita.
(Pasos acercándose)
¡Jesús!
Veo que ya estás totalmente restablecido.
Hacía mucho que no te veíamos por aquí.
¿Fernando? Pero ha salido.
¿Necesitáis algo?
(Pasos alejándose)
No, no pienso dar marcha atrás. Tu informe se queda como está.
Aprovechan el más mínimo paso en falso
para poner a la gente contra la República.
¿Y tú pretendes que les demos munición?
De ninguna manera.
¿Estás amenazándonos?
No te atreverás.
A partir de este momento, cesas en tus funciones en el ministerio.
Recoge tus cosas. Mañana no te quiero ver aquí.
(Rumor de conversaciones)
-Espérame aquí. -Pero...
-Veo que le ha gustado. -¿Pensaba que lo iba a leer?
Si no lo hubiera hecho hasta el final, no estaría aquí.
No creo que la historia de una mujer
que echa todo por la borda por un... simplón sea muy interesante.
Es una mujer enamorada y valiente.
Solo las mujeres así merecen la pena.
¿Es su carabina?
No. Es... Ludi.
Pues, si lo es, que nos siga.
(Rumor de conversaciones)
No debería estar aquí.
Me habéis dado la patada de Charlot,
eso pasa, para quedarte con mi puesto.
¡Menuda bicoca!
¿Crees que quiero dejar Madrid y encerrarme en casa de mis abuelos?
De verdad no sabes nada.
Pues pregúntale a tu padre.
No seas ingenuo.
Se habrá ido, pero ha dejado buenos amigos.
(LEÓN) Mi madre estaba interna en Viena cuando mi padre la sedujo.
Ella ya nunca volvió a Rusia.
Se quedó embarazara y se vinieron a España...
a vivir con el abuelo.
Yo nací durante el viaje.
Pero ¿no se casaron?
Por supuesto.
Cuando mi abuelo murió, la guerra había acabado y nos fuimos a París.
Allí mi padre dilapidó todo lo que él le había dejado.
De no ser por mi madre...
Debió de ser muy duro para usted.
¿La verdad? No.
París estaba lleno de americanos que querían vivir a todo tren.
Y así conocí a mi primer amor.
La mujer de un señor
que prestaba mucha atención a sus pozos de petróleo.
¿Qué años tenía?
Yo, 16.
Ella, casi 40.
-¡Qué horror! -¿Por qué?
Yo viví como un príncipe, Beatriz,
como un príncipe ruso, que es en realidad lo que soy.
Su vida es una novela.
No me extraña que las que leo le parezcan tontas.
Solo soy una tonta que le hace reír.
Hacer reír es uno de los mejores regalos que se pueden hacer.
Y volvamos ya o su carabina nos va a matar.
Le he hecho reír. Estamos en paz.
¿Piensa que ir a dar un pésame es como ir al Rocío, con acampada?
-Cállate. -Si yo me callo.
Bastante tendremos con lo que hablará la señora.
Sentiría mucho haberle causado problemas.
Espero que lo haya pasado bien.
Mejor que nunca.
Mañana, al mediodía, frente a su casa.
Señorita.
Ludi, no me trates como a una niña, y menos, delante de él.
Pues no se comporte como tal.
-Esta es la próxima, caballero.
¿Sabe cuántas estatuas de reyes han retirado de las calles de Madrid?
Y esta tiene que pesar lo suyo.
(Pasos acercándose)
¿Qué haces aquí?
Sí.
Eres mi hijo.
Mi deber es velar por tus intereses.
Eres joven.
Aún crees que a la política la mueven los ideales.
Te he hecho el trabajo sucio.
Villarrobledo tiene mucho que callar.
Ya está hecho. ¿Ahora qué?
¿Vas a renunciar?
Es tarde.
Si quieres, puedes dormir en mi casa.
No, gracias.
Mañana tengo un día agitado.
¿Con tus politiqueos?
¡Qué decepción, Amparo!
No comprendes la importancia de ciertos asuntos.
En España, los hombres pensáis que vais a cambiarlo todo.
Habláis y habláis, pero no hacéis nada.
¿Trabajar por este país...
te parece no hacer nada?
¿Cómo?
¿Con un partido político?
En estos tiempos, surgen como setas...
y no duran más que ellas.
Aprended de Alemania.
Renovación Española va a ser grande.
Si las cosas van bien, nos darán el espaldarazo definitivo.
¿Quién, un general gordo y aburrido?
No. Un señor delgado y divertido.
O, al menos, antes lo era.
El rey, Amparo.
El próximo mes, habrá en Niza una entrevista
entre don Alfonso y dirigentes del partido.
Si él nos apoya, y con la gente harta de tanto despropósito...
Vaya...
Veo que no solo sois de los que habláis y habláis sin más.
No.
Pero ya he hablado demasiado.
Seré una tumba.
Anda, deja eso, hija. Se te va a hacer tarde.
Ah, ¿no?
¿Así, sin más?
(Llaman a la puerta)
Buenas.
Pasa, pasa. -Vengo de la estación.
Don Vicente me dio el periódico. Hablan de Alejandra.
¿Qué dice?
Pero si no sé leer.
(AGUSTÍN) ¡Qué interesante!
Aquí hablan de una vieja conocida.
Será la petición de Cuchita Torrijos.
No.
De Alejandra Prado.
Pero la noticia es otra. -Claro.
Cómo va a traer el "ABC" el compromiso de Alejandra.
Sobre todo, si el Ministerio de Agricultura
la investiga por sospechas de corrupción.
La culpa no es de ella.
¿Qué puedes esperar si le das el poder
a quienes hasta ayer eran unos muertos de hambre?
Como tiren de la manta, aquí no se salva ninguno.
Te aseguro que yo no tengo nada que ver.
Pero ¿qué dice el periódico?
A ver...
(Música de suspense)
Es verdad que tú sola tienes el 40 % de las acciones,
pero nosotros juntos tenemos el 60 % restante.
Estamos en una época muy delicada.
Necesitamos un presidente que aporte solidez y estabilidad.
No es una cuestión de edad.
Si el señor De la Torre dirige el banco,
podríamos perder algunos de los clientes más importantes.
Querido amigo, no estoy hablando de lo que va a hacer,
sino de lo que ha hecho.
Hay personas que se han visto vilipendiadas en la prensa,
que se han sentido traicionadas por usted.
¿Sabes las veces que hemos oído decir a nuestro añorado Francisco
que tu marido no es más que un tarambana?
Estuvo a punto de dejarte.
Está bien, no removamos el pasado.
Está claro que las cosas han cambiado.
Mercedes,
perdóname.
Y usted también, señor De la Torre, nos hemos excedido.
No hemos venido a su casa para ofenderles.
Nosotros tenemos un candidato
que estoy seguro de que va a ser digno de tu aprobación.
Y también de la suya, querido amigo.
(Música de suspense)
(Campanas)
Suba. ¿Le gustan los coches?
Me encantan.
Vamos.
No puedo.
¿Por qué? Solo vamos a dar un paseo.
No puedo salir de casa así, sin más.
¿Valdría de algo hablar con sus padres?
Entonces, tendremos que despedirnos ahora.
¿Qué quiere decir?
Mañana salgo para París.
¿Mañana?
¿Y cuándo volverá?
Arranque.
Ya se lo dije, solo las mujeres valientes merecen la pena.
Lo que te han hecho no tiene nombre.
Eso hubiera sido peor.
Esta gente son como lobos.
(Teléfono)
(Teléfono)
Alejandra, yo lo siento mucho.
Todo esto y...
no haberte apoyado como esperabas.
Me equivoqué.
Y tenías razón.
La verdad importa más que la carrera de un ministro.
Deja que te ayude.
Confía en mí.
Bueno...
Pues adiós.
¿Desea tomar algo?
No creo que le vaya a gustar mucho.
Buenas tardes.
Me cago en la leche...
¿Qué coño querrá el desustanciado?
¿A qué juegas, mamarracho?
Da gracias a que no te pase por encima.
(Música de suspense)
Si la señora me pregunta abajo, digo que está arriba.
Si pregunta arriba, digo que abajo.
O si no, con su amiga la huerfanita.
¿Me quiere hacer caso? Me van a despedir.
¿Has sentido mariposas en el estómago?
¿La señorita está enamorada?
¿Y no es maravilloso?
Pero ¿enamorada de verdad?
Pero esto, Ludi, es un secreto entre nosotras.
No, yo no voy a decir nada.
Pero a ver qué hace, porque se le nota desde Oviedo.
(Pasos acercándose)
¿No eras tú el que necesitaba dinero?
¿De dónde lo has sacado?
Ya...
Para compensar la mala suerte del pagador de De la Torre.
Menudo susto se ha llevado, ¿no?
El maestro Benlliure hizo una obra exquisita, ¿no creen?
Lástima que no vaya con los tiempos.
Discúlpenme.
Soy Ricardo Dávila, del Patronato de Bellas Artes
y encargado de retirar las estatuas de los reyes que hay en la ciudad.
Señora...
¿Y qué van a hacer con las estatuas?
Tapas de alcantarilla o lo que sea, después de fundirlas.
Terrible destino les espera.
Obras de arte que valen 1000 veces más.
Pero ¿quién va a comprar hoy una estatua así?
Aunque las vendan a precio de chatarra, que es lo que hacen.
Y apenas hace 20 años que se colocó aquí.
¿Y habría algún inconveniente en que un particular comprara una?
Solo para salvarla de la barbarie.
¿Inconveniente?
Ninguno.
A los señores republicanos les da lo mismo.
Ellos solo valoran el material.
Ojalá acabaran decorando una villa o una finca. ¡Qué menos!
Pero nadie puja por ellas, por muy irrisoria que es la cifra que pido.
¿Por qué?
Porque es un despropósito.
Exageraciones.
No sé por qué le habrá dado por hacer eso.
Mucho no le va a beneficiar.
Te has retrasado.
Una llamada que no podía dejar de atender.
Han asaltado al pagador que llevaba los jornales a la finca.
¡Virgen santa!
Este país se va a pique.
En España, los delincuentes campan a sus anchas
sin que nadie les ponga freno.
Señora, la cena está lista.
Son los pagarés que dejó a deber.
Su deuda está saldada.
No lo sé.
Imagínese que ha sido su hada madrina.
Dime que has decidido votar por mí.
Me gustaría ser elegido por unanimidad.
Hay que saber perder, Mercedes.
Tú eres buena jugadora. No me decepciones.
Vamos, Mercedes, estás sola.
Los demás me apoyan.
¿Quién podría echarse atrás?
No acostumbro a cambiar mis decisiones.
Pues sabrás que esta conversación es inútil.
Te advierto que estás jugando con fuego.
Su café es excelente, amigo De la Torre,
pero ya deberíamos estar en el banco.
Os he reunido antes de la junta porque debo anunciaros
que he decidido retirar mi candidatura.
Agustín...
Lo he pensado detenidamente.
Creo que la institución necesita un presidente
que tenga todos los apoyos.
Especialmente, los del accionista mayoritario.
Nunca aceptaremos a Fernando.
¿Quién?
(Pasos)
¿Y qué te ha parecido?
No me importa.
Ha valido la pena.
Ha habido muchos militares sin corazón.
Y los tiempos cambian.
¿Quién demonios es usted?
¿Qué hace en mi casa?
Sirvo a doña Mercedes.
¿Cómo te has atrevido?
Has metido una extraña en casa.
No voy a ceder por sistema ni a vivir bajo sus órdenes en mi casa.
Y mira, mira qué miseria le han dado, con lo que vale esa tierra.
¿Qué es esto?
¿De verdad no lo sabes?
Cortesía de tu hijo.
O, mejor dicho, de los De la Torre.
O te arrepientes
de haber robado
o te vas de esta casa.
Mi madre te invita a casa.
"Ven a merendar a las 19:00".
Bienvenido.
Un honor que me haya invitado.
No sabes cuánto me gusta.
El amor es engañoso.
"Ese chico que te parece maravilloso puede no serlo".
(LUDI) Esto es una señal.
¿Y van a dejarnos entrar a nosotras ahí?
-"Imagínate, en un sitio tan elegante,
con todas esas damas,
anís del bueno, camareros finos".
¿Tiene jerez? -El mejor.
Y para usted, gratis.
Soy Mateo, me gustan las caras como la tuya. ¿Qué más quieres saber?
¡Es una redada!
¿Qué? No, yo no he hecho nada.
¡María del Pilar!
¡Ludi!
(F. ALCÁZAR) "Ya he vivido un amor a tres".
Y preferiría volver a la guerra antes que pasar otra vez por eso.
Hugo y yo vamos a salir esta noche. ¿Te unes?
¡Mercedes!
Mercedes, estás sangrando.
¡Agustín!
¡Agustín, llama al médico, por favor, rápido!
El velatorio por el padre de Mercedes se convierte en un importante acto social. Todos dan por hecho que Fernando sucederá a su suegro al frente del banco. En el velatorio, Beatriz y León se vuelven a encontrar. La insolencia de León atrae a la pequeña De La Torre tanto como para mantener un encuentro clandestino con él.